Guerra de Ucrania – Día 750

En Rusia, las oficinas electorales situadas en los confines orientales del país han abierto ya sus puertas a los votantes. La actualidad de la jornada nos lleva sin embargo a París, en donde el presidente galo, Emmanuel Macron, ha querido aclarar ante las cámaras la posición francesa respecto a la guerra de Ucrania y respecto a Rusia, generando una vez más dudas en lugar de certezas. Más allá de esto, en las últimas horas han proseguido las incursiones de los voluntarios anti-Kremlin en Kursk y Bélgorod, se ha sabido que Suecia participará en la iniciativa checa para adquirir munición para Ucrania y también que la alemana Rheinmetall espera abrir al menos cuatro fábricas de munición en este país.

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Al fin, después de tanta expectación creada, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha hecho su esperada comparecencia ante las cámaras de TF1 y France 2. Un discurso en el que ha reiterado que ninguna de las opciones -incluido el envío de tropas a Ucrania- está cerrada, pero en el que también ha insistido en que no será Francia el país que lidere una escalada militar en el continente. Un discurso, más importante si cabe, en el que se ha mostrado convencido de que Rusia no parará en Ucrania si logra una victoria militar durante los próximos meses y de que, por lo tanto, estamos ante ««una guerra existencial para nuestra Europa y para Francia«.

Las palabras no son baladíes. Es, ni más ni menos, que el mismo discurso que tantas veces hemos escuchado de boca de la cúpula política rusa, con la diferencia de que, en este caso, el líder galo ha necesitado dos años y que Ucrania llegue a una situación ciertamente difícil para entenderlo. De ahí que haya quien acuse a Macron de estar haciendo electoralismo -a pesar de que las únicas elecciones a la vista son las del Parlamento Europeo-, algo de lo que se ha defendido ante las cámaras.

Y es que como hemos venido explicando, Macron, que durante los primeros compases del conflicto trató de hacer de mediador, buscando una salida diplomática, ha cambiado radicalmente de posición desde entonces. Es más, incluso aunque Francia ha sido un país que se ha mostrado tradicionalmente remiso a enviar ayuda militar a Ucrania, siendo bastante escaso el apoyo prestado en este ámbito, en los últimos meses incluso ha pasado a liderar algunas de las coaliciones ad hoc, como la de artillería. Es más, en este sentido ha llegado a dar una cifra: Francia producirá 75 obuses autopropulsados CAESAR este año, todos los cuales tendrán como destino Ucrania, en lo que es una colaboración significativa, aunque no se trate de una donación sino de una venta financiada por terceros como Dinamarca.

Ahora bien, no es Macron el único líder europeo que parece haber abierto los ojos ante el tipo de amenaza que representa Rusia, no solo para Ucrania sino para todo el continente si no se logra en algún punto restablecer el equilibrio estratégico: Josep Borrell, el Alto Representante de la Unión Europeo, quien ha estado de visita en Washington, ha sido también claro al afirmar que: «Los próximos meses serán decisivos » y que si Putin «gana esta guerra y conquista Ucrania y establece un régimen títere en Kiev, como el que ya vemos en Bielorrusia, la cosa no se detendrá ahí […]. Esto tendrá enormes repercusiones para Estados Unidos y para los sistemas de alianzas construidos alrededor de Estados Unidos y Europa». Un Borrell que, por cierto, también ha sufrido su propia evolución en este sentido.

Dicho todo lo anterior, sigue habiendo una distancia entre las palabras de Macron y su discurso, que algunos han tildado de «churchilliano» y la realidad de los hechos y las posibilidades galas. El presidente galo, si bien reconoce el grado de amenaza que Rusia representa y si bien concluye que una victoria rusa en Ucrania únicamente sería la antesala de nuevos problemas en el continente, también ha querido aclarar –ha contestado «personalmente» a las preguntas de los ciudadanos a través de la red social X (anteriormente conocida como Twitter)– que ni Francia está en guerra con Rusia, ni será el país que inicie ningún tipo de escalada. De hecho, en referencia al envío de tropas ha vuelto a refugiarse en su calculada «ambigüedad estratégica», alegando que «hemos puesto demasiados límites a nuestro vocabulario».

En última instancia, lo que Macron parece tener claro es que, de una forma u otra si Ucrania sufre una derrota clara en los próximos meses, el resto de socios del continente se verán enfangados en un conflicto con Rusia y que, ante esta posibilidad, lo que no se puede hacer es «decidir hoy que no responderemos», pues eso equivaldría a «aceptar ya la derrota». También que «si Rusia gana esta guerra, la credibilidad de Europa se reducirá a cero».

Pese a lo cual, Macron ha vuelto a dejar más dudas que certezas, algo que tiene derivadas peligrosas cuando hablamos de Moscú, ya que en el Kremlin se entienden mucho mejor las posturas claras que las ambiguas, ya que estas últimas suelen ser interpretadas -máxime cuando hablamos de una potencia como Francia, con una disuasión nuclear del débil al fuerte y sin apenas capacidades convencionales- como debilidad, lo que a su vez podría favorecer la posibilidad de una escalada vertical. Así las cosas, si por ejemplo la decisión de los Estados Unidos de desplegar armas nucleares tácticas en el Reino Unido favorece la estabilidad, al responder de forma lógica y predecible al despliegue ruso de este tipo de ingenios en Bielorrusia, las palabras de Macron, que no vienen acompañadas de hechos y no ayudan a clarificar realmente la postura gala, suponen todo lo contrario.

En conclusión, para terminar con esta parte del informe, podemos decir que el esperado discurso del presidente galo no ha servido para clarificar en nada la situación, a la espera de lo que, en cuestión de horas, pueda hablar con sus homólogos polaco y alemán. Con este último, además, totalmente reacio a asumir cualquier tipo de escalada, Macron ha mantenido una relación pésima desde su llegada al cargo, lo que se ha dejado notar en diversos ámbitos y un hecho que difícilmente Tusk, el primer ministro polaco, podrá remediar. Otro problema añadido, pues las palabras de Macron y su búsqueda de cierto liderazgo a nivel europeo se quedan en nada y son más contraproducentes si cabe si no cuenta con el respaldo de sus principales socios.

Pasando de la retórica a la práctica, tenemos en las últimas horas que Rusia habría lanzado sobre Ucrania hasta 7 misiles S-300 en función secundaria de ataque a tierra, 1 misiles Kh-59 y 27 drones suicidas tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2). De estos, según las autoridades ucranianas, habrían logrado neutralizar antes de alcanzar su destino los 27 drones. Sin embargo, las noticias son contradictorias, pues se ha hablado de al menos un muerto y cuatro heridos por la acción de un dron en la región ucraniana de Vinnytsia.

Del lado contrario, las defensas antiaéreas rusas han estado activas por ejemplo en Kaluga o Bélgorod, entre otros. Además de esto, por tercer día han continuado adelante los enfrentamientos tanto en esta región como en la vecina Kursk, óblast ambos en los que los grupos anti-Putin siguen con sus incursiones y prosiguen los combates y en las que las autoridades locales han ordenado evacuar algunas zonas. En relación con esto, se ha llegado a hablar de residentes abandonado Graivoron en dirección a Bélgorod a través de un corredor preparado por los voluntarios rusos anti-Kremlin, mientras se espera que los milicianos patrocinados por Ucrania ataquen en nuevos ejes.

Por otra parte, se ha producido un incendio en el aeropuerto ruso de Sochi, aunque no parece tener nada que ver con la guerra. Lo citamos, pues al igual que otras acciones como el reciente accidente de un Il-76 de transporte estratégico en Ivanovo, cerca de Moscú, en muchos casos se intentan relacionar con la guerra, cuando no hay prueba alguna de ello, de ahí que normalmente omitamos este tipo de incidentes en los informes.

Dicho esto, y siguiendo en este caso con la zona de Kreminna, tenemos que Rusia ha logrado algunos avances en dirección a la localidad de Terny, a la orilla del río Zherebets, entre contraataques ucranianos.

Sin novedades procedentes de Bakhmut, el siguiente punto de interés está en Avdiívka, en donde el Ejército ruso intenta romper la línea ucraniana Berdychi-Semenivka-Tonenke desde hace semanas, por el momento sin demasiado éxito. Los únicos avances registrados se habrían producido entre la primera y la segunda localidad, llegando los rusos al cauce río Durna, en realidad un pequeño caudal de agua acompañado de una línea de árboles.

Por último, en la región de Zaporiyia, concretamente en el antiguo eje de Orijiv, tenemos que las tropas rusas han aumentado su grado de control sobre la localidad de Robotyne, a la vez que intentan seguir avanzando desde el norte de Verbove.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Pasando ya al apartado internacional, ha sido una jornada relativamente falta de novedades. Comenzando por Ucrania, tenemos que su presidente, Volodímir Zelenski, ha mantenido una reunión telefónica con el canciller alemán, Olaf Scholz, en la que ha agradecido tanto el apoyo como la firma del reciente acuerdo de seguridad entre ambos países.

Además de esto, han hablado acerca de la cooperación en material industrial militar, pues Alemania es uno de los países, especialmente a través de la empresa Rheinmetall -curiosamente su capital está en buena medida en manos de fondos estadounidenses-, que más se está moviendo para implantarse en Ucrania y para aumentar su capacidad de producción de municiones. Hasta el punto de que la empresa germana espera ser capaz de producir por sí sola un millón de disparos de artillería para 2027 y de que tendrían planes encaminados a abrir al menos cuatro fábricas de munición en territorio ucraniano en los próximos años, colaborando para ello con socios locales.

Según el máximo responsable de la empresa, Armin Papperger, «Ucrania es ahora un socio importante para nosotros, vemos allí un potencial de entre dos y tres mil millones de euros al año«. No en vano, es seguramente la compañía europea que más se ha beneficiado de la llegada de la guerra a Ucrania, alcanzando una facturación de 7.200 millones de euros en 2023 que esperan crezca hasta alrededor de 10.000 millones a lo largo de este año. Cifras que van en paralelo a los aumentos de capacidad productiva, pues si antes de la invasión producían 70.000 disparos de 155mm, este año producirán 500.000 y, en tres años más, volverán a doblar esa cifra.

Para terminar con el tema de las municiones, cabe decir que se ha sabido que Suecia apoyará la iniciativa de la República Checa, encaminada a adquirir fuera de la Unión Europea hasta 800.000 disparos de 105 y 155mm, donando para ello 30 millones de euros o, lo que es lo mismo, 755 millones de coronas suecas.

Además de esto, también se ha sabido que Bulgaria ha entregado ya alrededor de un centenar de vehículos blindados de transporte de tropas a Ucrania, cumpliendo así con lo prometido el pasado verano. O, al menos, así lo ha anunciado el ministro búlgaro de Defensa, Todor Tagarev. Finaliza así una operación que comenzó el pasado 29 de enero y que ha permitido que, desde el pasado 7 de marzo, hayan entrado en Ucrania distintos convoyes cargados de vehículos hasta completar la cifra.

En otro orden de cosas, a la espera de que el grueso de los votantes se pronuncie el próximo domingo, los colegios electorales de las zonas más remotas de Rusia ya han comenzado a abrir -en realidad algunos llevan ya un tiempo abiertos, aunque se trataba de casos excepcionales por razón de su aislamiento-. Mientras tanto, Putin se reunía con los miembros del Ejecutivo ruso, encabezados por el primer ministro, Mikhail Mishustin, con quienes ha hablado sobre la implementación de todas aquellas medidas anunciadas por Putin en su último discurso, de las que habláramos en su día.

Por cierto, que respecto a las elecciones rusas se han pronunciado desde el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, haciendo referencia a que las que se lleven a cabo en las zonas ocupadas serán nulas y carecerán de valor, afirmando además que es ilegal obligar a ocho millones de ciudadanos ucranianos que viven en dichas regiones a participar en los comicios.

Siguiendo con Ucrania, y a falta de otras noticias, se ha mantenido activo en las últimas horas el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, quien ha tenido una conversación telefónica con Péter Szijjártó, ministro de Asuntos Exteriores y Comercio de Hungría. Entre otras cosas, acordaron celebrar la próxima semana una reunión bilateral entre los equipos a nivel gubernamental y destacaron la importancia del contacto personal y la esperanza de encontrar soluciones a los múltiples problemas que salpican la agenda bilateral. Además, Yermak se ha reunido con el embajador extraordinario de India en Ucrania, Harsh Kumar Jain, con quien ha hablado sobre cómo alcanzar una paz justa para el país.

Pasando a Bielorrusia,

El Gobierno de Bielorrusia, el gobierno de este país habría prohibido la importación de varios tipos de mercancías procedentes de Lituania, en represalia por el cierre de los pasos fronterizos. Esta prohibición afectaría a diversos productos alimenticios, bebidas espirituosas, varias categorías de electrodomésticos y productos de construcción, prendas de vestir e incluso piezas de repuesto para vehículos.

Cambiando de tema, en las últimas horas se ha venido hablando nuevamente de la «Flota gris» o «flota oscura» rusa, es decir, de aquellos buques de transporte de hidrocarburos a través de los cuales Rusia exporta su producción saltándose las sanciones internacionales. El motivo, en este caso, estriba en el hecho de que muchos o todos estos buques carecerían de seguro que cubriese, en caso de accidente o derrame, los costes de la limpieza y recogida del crudo.

Por último, cerramos con una noticia curiosa: La señal GPS del avión que transportaba al secretario de Defensa británico, Grant Shapps, de regreso de Polonia el pasado miércoles, habría quedado bloqueada durante alrededor de media hora mientras sobrevolaba el Báltico cerca del enclave ruso de Kaliningrado. No es, ni mucho menos, la primera vez que se registran este tipo de sucesos, de los que generalmente se acusa a Rusia. De hecho, son bastante frecuentes. En esta ocasión, sin embargo, ha llamado la atención al verse afectado el político británico.