Guerra de Ucrania – Día 752

Mientras prosiguen celebrándose los comicios en Rusia, con una participación según las autoridades superior al sesenta por ciento, Macron se reafirma en su postura, declarando que quizá en algún momento «tengamos que realizar operaciones sobre el terreno». Un terreno sobre el que prosiguen los ataques rusos, a la par que la campaña ucraniana sobre la red de refinerías rusas, logrando llegar cada vez más al interior de este país. Una Ucrania que sigue luchando por aguantar con la esperanza, razonable, de que en 2025 el equilibrio de fuerzas pueda dar un nuevo cambio.

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Pavel Luzin, investigador de la Jamestown Fundation, ha publicado recientemente un artículo en el que habla sobre el estado de los inventarios rusos de vehículos blindados, morteros autopropulsados, lanzacohetes, obuses y carros de combate. En él arguye que después de dos años de guerra, comienzan a estar exhaustos y que, de seguir a este ritmo, en algún momento a partir del próximo año, será cada vez más difícil para el Kremlin mantener su poder militar. Más interesante si cabe, según Luzin, Rusia habría propuesto una pausa en los combates en Ucrania a cambio de diálogo acerca de armas estratégicas y espaciales con Occidente, lo que merece no uno, sino varios comentarios.

Respecto al tema de los stocks de armamento convencional, hay que decir que, efectivamente, tienen un límite. De hecho, la mayor parte del material que sale de las fábricas de armamento rusas no son sino sistemas heredados que cuentan con algún aditamento, sean mejoras optrónicas, en cuanto a protección o de otra índole. La capacidad real de producir sistemas y plataformas de nuevo cuño es mucho menor, cifrándose en unas decenas al mes en total. Esto es algo que hay que tener claro: Rusia no produce centenares de nuevos blindados y carros, sino que los devuelve al servicio mientras intenta poner los medios para que en el futuro, pueda producir unidades nuevas a un ritmo adecuado -aunque difícilmente igual al actual-.

Así las cosas, como venimos advirtiendo desde hace meses, en algún momento de 2025 comenzará a experimentar problemas, pues se producirá un valle en la producción una vez comience a escasear el número de plataformas que pueden ser devueltas al servicio y la producción de otras nuevas no logre cubrir la diferencia. Además, la producción en Europa se habrá incrementado, al menos en cuanto a munición, aunque no solo.

Dicho esto, hay al menos tres factores más a tener en cuenta cuando hablamos de las posibilidades a futuros en relación con los problemas de escasez ucranianos. Uno, que estos no afectan únicamente a la munición o las plataformas y sistemas, sino también al personal. Este es, mientras se sigue hablando sobre una movilización, el mayor problema ucraniano ahora mismo. Dos, que el personal necesita un entrenamiento para rendir a su máximo nivel. De ahí que tan importantes como el envío de armas sigan siendo los programas de adiestramiento. Tres, que incluso con material, adiestramiento, motivación y número, los trabajos de construcción deben continuar acelerándose y perfeccionándose para que llegado el caso de una nueva ofensiva rusa, las relaciones jueguen más si cabe a favor del defensor.

En cuanto a las pausas en la guerra, más allá de lo difícil que es su concreción, sigue habiendo motivos sobrados para pensar que cualquier alto el fuego sería aprovechado por Rusia para reforzar sus capacidades, acumular material y municiones, reconstituir unidades y, en definitiva, prepararse para volver al ataque en un momento más favorable.

La otra parte, solo sugerida por Luzin, referente a que Rusia ofrecería a cambio hablar de las armas nucleares y espaciales, es todavía si cabe más peliaguda. Hay que tener en cuenta que estamos en un momento en el que, por una parte, Rusia ha podido utilizar su arsenal para la disuasión ofensiva debido, entre otras cosas, a que Occidente -y particularmente la UE- carecían de medios como para retener el control de la escalada cerrando así la ventana de oportunidad abierta al Kremlin.

Al mismo tiempo, y por otra, a pesar de los anuncios desde Rusia en los que aseguran que su triada nuclear es la más moderna y capaz del mundo, sabemos también que este país está en riesgo desde hace tiempo de quedarse atrás en este aspecto frente a los Estados Unidos y China. De ahí el paso hacia una cuarta ola en la evolución de su estrategia nuclear.

Paso que se ha traducido en la apuesta, desde hace un tiempo, por el desarrollo de sistemas de tercer ataque: simple y llanamente no confían en qué, llegado el caso, únicamente con su arsenal de segundo ataque sea suficiente para mantener la disuasión frente a un ataque contrafuerza estadounidense basado en plataformas y misiles furtivos y ojivas cada vez más precisas. Recordemos que Dmitry Rogozin, viceprimer ministro y una personalidad muy influyente en asuntos de seguridad en Rusia, afirmó ya en 2013 que las simulaciones indicaban que un ataque con el grueso de los misiles de crucero norteamericanos (unos 3.000-4.000 y solo con ojivas convencionales), podría destruir entre el 80-90% del potencial nuclear ruso

En el caso de las armas espaciales, si lo que se ha venido publicando sobre un hipotético programa ASAT nuclear es cierto, estamos en un caso parecido: ante la imposibilidad de hacer frente a los adelantos e inversiones de sus rivales de forma simétrica, habrían optado por dar un paso peligroso pero a todas luces comprensible, apostando por introducir elementos asimétricos.

Las dos apuestas, vistas en conjunto, y relacionadas con el órdago lanzado por Rusia a la OTAN semanas antes del inicio de la invasión, cuadran con la idea de un país que realmente considera que está ante una amenaza existencial pues no deja de ceder terreno relativo en muchos aspectos frente a sus rivales directos. Lo que no quiere decir, como explicáramos en su día en el artículo enlazado, ni que no tuviese posibilidad de infligir golpes, ni que fuese un proceso totalmente irreversible. De hecho, esto es lo que vuelve a Rusia tan peligrosa y a la situación en general tan inestable.

Lo que no está tan claro es que Rusia esté realmente dispuesta a hablar sobre estos temas, en vista de los pasos dados -como la salida de diversos tratados- y de la creencia entre sus élites de la imposibilidad de restablecer los equilibrios en base a negociaciones, algo que merecería una serie de artículos, pues queda muy lejos de lo posible en un informe de este tipo.

Dicho todo lo anterior, y pasando al análisis de lo ocurrido en el terreno, un día más los drones y misiles rusos han tenido como objetivo Ucrania, con las autoridades de este país hablando de 5 misiles S-300, 2 misiles Kh-59 y 16 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados, de los que habrían derribado 14 drones. Entre otros puntos atacados, cabría destacar Sumy, en donde tres personas han fallecido por el impacto y explosión de un dron Shahed.

En el caso contrario, nos encontramos un día más con ataques ucranianos sobre las infraestructuras rusas relacionadas con el refino de hidrocarburos, algo que está afectando ya a la economía de este país. Después de los ataques sobre Sysran y Novokuibyshevsky, en las últimas horas ha sido también pasto de las llamas la refinería de Slavyansk-na-Kubani. Lo más interesante para Ucrania es que, dado que los ataques se producen cada vez a más profundidad, aumenta el área en la que es posible llevar a cabo dichos ataques y, por lo tanto, se dificulta más si cabe la cobertura de una superficie creciente por parte de las defensas antiaéreas rusas. Por otra parte, drones ucranianos habrían logrado alcanzar también el aeropuerto moscovita de Domodedovo, causando daños materiales y provocando la paralización del tráfico aéreo.

En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por el norte volvemos a encontrarnos con intentos, por parte del Ejército ruso, de avanzar sobre Terny, aunque por el momento las ganancias siguen siendo marginales.

Más al sur, en el área de Avdiívka, mientras Ucrania contraataca en Berdychi, el Ejército ruso ha logrado completar la toma de Tonenke, aunque el avance campo a través en dirección a Umns’ke, al oeste, será más complicado pues cualquier movimiento ruso queda, en principio, al alcance no solo de la artillería, sino también de los drones. Respecto a la artillería, por cierto, Ucrania ha introducido cambios en su logística supuestamente al pasar a priorizar aquellos sectores en los que es más probable un ataque ruso de cierta entidad, en lugar de repartirla uniformemente por el frente o de enviarla en función de la necesidad inmediata.

Por último, han vuelto a registrarse avances rusos al noroeste de Verbove, en el antiguo eje de Orijiv. Pese a ello, Ucrania está logrando defenderse en esta zona con bastante solvencia, por ejemplo recurriendo al lanzamiento de municiones DPICM. En relación con esto, Rustem Umerov, el ministro de Defensa de Ucrania, ha visitado en las últimas horas precisamente la región de Zaporiyia, controlando así la construcción de posiciones defensivas en la zona. Según sus palabras: «Debes saber que cuando hablamos de fortificaciones se trata de un proceso constante, no estamos hablando de unos kilómetros o no de unos cientos de kilómetros, sino de más de 1.000 kilómetros de construcción. Es, por tanto, una tarea muy compleja».

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional y como es habitual durante los fines de semana, la actividad se ha reducido sustancialmente frente a los días de labor. La mayor parte de las noticias, en realidad, han girado en torno a las elecciones rusas, que siguen en marcha entre llamadas a la protesta con escaso impacto en Rusia dado el control que ejercen las autoridades y en las que la participación habría superado ya el 60 por ciento, según las fuentes oficiales de este país. Cabe recordar que debido al tamaño y a los problemas de infraestructuras que sufre el país, en lugar de llevarse a cabo en un día, los comicios se celebran durante tres jornadas, ocupando las del viernes, sábado y domingo.

Otro foco de atención sigue estando en Francia o, más exactamente, en el presidente galo, Emmanuel Macron, quien ante los reporteros de Le Parisien ha vuelto a reafirmar lo dicho anteriormente respecto a la posibilidad, de cara al futuro, de tener que enviar hombres a Ucrania. Así pues, Macron ha dicho, después de explicar que Alemania y Francia deben jugar con sus complementariedades que: «Quizás en algún momento –no lo quiero, no tomaré la iniciativa– será necesario realizar operaciones sobre el terreno, cualesquiera que sean, para contrarrestar a las fuerzas rusas. La fuerza de Francia es que podemos hacerlo». Palabras con las que parece referirse, si leemos la entrevista completa, a que Francia, gracias a su arsenal nuclear, contarían con un respaldo del que las tropas alemanas carecerían en caso de desplegarse en Ucrania.

Además de lo anterior, Macron, que en unas semanas visitará Kiev, ha prometido llevar viajar a la capital ucraniana con «soluciones específicas» para la guerra. Así, según Macron, «Cuando llegue físicamente, significará que habrá un mensaje fuerte y nuevas direcciones de cooperación». No ha aclarado, sin embargo, a qué se refería exactamente.

Por otra parte, Macron, quien habría propuesto una tregua durante las próximas olimpiadas, ha obtenido respuesta por parte de la portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, quien ha cargado contra el presidente galo y ha hecho su particular contraoferta ante los periodistas: «Aquí tiene mi contrapropuesta a Macron, que deje de enviar armas que matan a civiles y deje de patrocinar el terrorismo»

En otro orden de cosas, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha mantenido una reunión telefónica con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. Durante la misma, además de agradecer Kuleba al norteamericano el último paquete de ayuda militar, concedido hace un par de días, ha vuelto a hablar sobre la necesidad de seguir manteniendo este apoyo y sobre lo que cabe esperar de cara a la futura cumbre de la OTAN en Washington, que tendrá lugar en unos meses.

En cuanto a la diplomacia cultural, la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, se ha dirigido a los participantes en la Bienal de Malta, con motivo de la inauguración del pabellón de Ucrania. Se trata de una exposición internacional de arte contemporáneo que comenzó el pasado 13 de marzo y que se extenderá hasta el 31 de mayo, siendo organizada por Heritage Malta, el Arts Council Malta y el Museo Nacional de Arte MUŻA, todo ello bajo el patrocinio de la UNESCO.