Guerra de Ucrania – Día 738

Hace ya un tiempo, desde Ejércitos venimos hablando de una «Revolución Militar» en ciernes. Esta, grosso modo, se habría iniciado con la llegada de las ciencias de la computación y, después de unos comienzos tímidos, se habría acelerado en los años 80 y 90 al albur del auge de la informática personal, las redes de comunicaciones, etc. De hecho, no es casualidad que la «Revolución en los Asuntos Militares de la Información», de la que tanto se habló en los años 90 del pasado siglo, coincidiese en el tiempo. Al fin y al cabo, son dos fenómenos íntimamente ligados en tanto la investigación militar alimentaba a la civil y viceversa.

Al ser un fenómeno amplio, que en realidad lleva casi un siglo en marcha (podríamos decir, aunque estábamos en el punto álgido de la revolución anterior -cinética- que los primeros efectos los vimos con el advenimiento de las comunicaciones por radio en el periodo de entreguerras), es normal que haya pasado por diversos momentos álgidos, en función de los avances de cada momento. Precisamente, esto es lo que explica que durante un tiempo se teorizase acerca de la citada «Revolución en los Asuntos Militares de la Información», como si fuese prácticamente un absoluto, sin terminar de encastrar el fenómeno en su lugar exacto en términos de innovación militar.

Uno de estos momentos álgidos, motivado por la «Second Offset Strategy» estadounidense, se relaciona con el desarrollo y difusión de las armas de precisión, posible por los avances en cuanto a guiado y comunicaciones. Claro está, el primero en desarrollar una tecnología e implementarla, logra un importante avance. En este sentido, los Estados Unidos triunfaron completamente, como se demostró durante «Tormenta del desierto». Sin embargo, los rivales aprenden y tratan de compensar durante un tiempo esa ventaja de forma asimétrica, a la espera de poder adoptar completamente las nuevas herramientas. Esto, no lo olvidemos, no implica únicamente producir en este caso armas guiadas, sino todo lo que supone desarrollar una capacidad en términos de MIRADO-I (Material, Infraestructura, Recursos humanos, Adiestramiento, Doctrina, Organización e Integración).

Este proceso de tratar de superar un gap o brecha técnico es lo que explica -obviamente de forma excesivamente resumida- buena parte de los pasos dados por potencias como Rusia o la República Popular de China en las últimas tres décadas. Es más, ha marcado sus doctrinas, su planeamiento y sus adquisiciones. En el caso chino con más éxito -aunque nunca se han validado en combate sus avances- y, en el de Rusia, con ciertas carencias, como se ha demostrado en las primeras fases de la guerra de Ucrania.

La guerra, sin embargo, ha servido para que Rusia cuente con los incentivos y medios necesarios como para avanzar rápidamente en este aspecto, quemando etapas. Después de haberse centrado durante mucho tiempo en el diseño y desarrollo de misiles muy capaces, pero también muy caros y relativamente escasos en número (aunque hablemos en total de varios millares), o de haber trabajado en el diseño de muchos sistemas y conceptos que no habían pasado a la fase de producción y no habían llegado a las unidades más que de forma puntual, han pasado a adoptar aquello que el campo de batalla ha demostrado que funciona, pudiendo prescindir de lo demás.

Un ejemplo claro de esto es el empleo dado a los drones suicidas Lancet de ZALA Aero. Por supuesto, están lejos de ser la panacea, aunque han evolucionado durante la guerra, mejorando sus características. Precisamente, lo que han conseguido es pasar a ser un producto maduro en relativamente poco tiempo, con un precio asequible y susceptible de ayudar a acercar las capacidades rusas a las ucranianas en este ámbito.

Otro caso es el de los MLRS Tornado-S, con sus cohetes guiados con alcances de hasta 120 kilómetros y que están demostrando cada vez más, según Rusia es capaz de producir municiones en cantidad, su valía. Lo mismo para los famosos kits de guiado de las bombas de aviación, tema que hemos tocado en numerosas ocasiones. Sin ser tan precisas como sus homólogas estadounidenses, lo verdaderamente relevante aquí es que están llegando a la Fuerza Aérea rusa en cantidad y que ofrecen una importante ventaja a Rusia, conjugada en parte por el despliegue de antiaéreos de largo alcance por parte ucraniana, los cuales estarían detrás de los derribos de los últimos días (sobre los que sigue habiendo polémica respecto a la cifra total).

El problema es que, lo que vemos para el caso ruso y que viene motivado por la guerra -lo vimos antes para el ucraniano, gracias tanto a la ayuda internacional en forma de municiones guiadas, como a sus propios desarrollos en el caso de la drónica- no es una excepción. Y es que sin entrar en los términos cuantitativos, lo que tenemos es que la difusión de los avances es cada vez más rápida. Así las cosas, en la edad media se tardaban años o décadas en adaptar algunas mejoras, hoy en día esto ocurre en meses o semanas. De hecho, estamos viendo ya cómo cárteles de la droga y grupos de todo corte y pelaje emplean drones para lanzar ataques soltando granadas, o bien cohetes y misiles en el caso de que cuenten con un mínimo patrocinio.

Peor si cabe, una vez la guerra concluya y decenas de miles de makers y operadores sin experiencia, o incluso de ingenieros muy cualificados, queden en paro, viviremos una segunda ola de difusión posiblemente mucho más fuerte que la actual y ante la que no estamos en absoluto preparados. De hecho, es imperativo un cambio de mentalidad, toda vez que buena parte de la industria de defensa sigue pensando en términos -la frase el literal- de «solo nos interesa aquel dron que podemos derribar»…

Ocurra lo que ocurra con la difusión de las tecnologías que estamos viendo en Ucrania, la guerra sigue su curso, mientras se sigue haciendo recuento del número de fallecidos en el ataque de ayer a Odesa, que ha ascendido ya a nueve civiles. Además de esto, aunque ya del lado ruso, se ha producido un importante incendio en Torez, en la parte de Donetsk controlada por este país. También explosiones en Feodosia, Crimea, península en la que las autoridades rusas aseguran haber derribado hasta 38 drones ucranianos. Por último, se habrían vuelto a producir lanzamientos de drones ucranianos contra la región de Leningrado, en la que se encuentra la ciudad de San Petersburgo, a orillas del Báltico.

Dicho esto, y pasando a los combates y los movimientos, en las últimas horas se ha producido actividad tanto en la zona de Kreminna, en donde Rusia ha vuelto a presionar hacia el río Zherebets como en el área de Siversk, concretamente hacia Bilohorivka, en donde el Ejército ruso ha vuelto a lanzar una serie de ataques contra la localidad que han sido repelidos por las tropas ucranianas.

En el caso de Bakhmut, las tropas rusas han logrado entrar ya a partes céntricas de Ivanivske, mientras siguen buscando la forma de cruzar el terreno abierto que les separa de Chasiv Yar, más al norte.

En cuanto a Avdiívka, una vez los ucranianos se han retirado de la ciudad y como se esperaba (y a pesar de los problemas en sus nuevas líneas defensivas) están aprovechando el campo abierto para infligir importantes bajas a las tropas rusas. En este sentido, por dura que sea la decisión de abandonar una ciudad, desde el punto de vista militar y a pesar de la pérdida que significa, permite seguir manteniendo muy favorable una tasa de bajas que tiende a igualarse, como explicáramos en informes anteriores, cuando ambos ejércitos luchan en combate urbano. Aquí, hay que tener en cuenta que dadas las diferencias de población y producción militar entre uno y otro ejército, y una vez empeñados en una guerra de desgaste, la única posibilidad ucraniana a la espera de que el apoyo internacional mejore, pasa por mantener tasas de pérdidas muy favorables, a ser posible por encima de 1:4 o 1:5, que enjuaguen las citadas diferencias.

Así las cosas, los avances rusos son mucho menores en las últimas jornadas, a la par que han aumentado en gran medida las pérdidas materiales y humanas, como demuestran los testimonios gráficos. Lo que no obsta para que no logren avanzar, aunque eso sí, a un ritmo mucho menor, por ejemplo hacia Berdychi y Orlivka. Además de esto, también se han porducido nuevos avances rusos más al sur, hacia Heorlivka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y como corresponde al fin de semana, la actividad se ha reducido notablemente. Buena parte de las declaraciones han estado enfocadas, en realidad, en condenar los últimos ataques rusos sobre la ciudad ucraniana de Odesa, como han hecho entre otros Zelenski o su ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba.

Precisamente, y como reacción a este ataque, Zelenski ha pedido una vez más a sus socios que aceleren la entrega de sistemas antiaéreos y de municiones para los mismos, de forma que se pueda fortalecer la capacidad en este ámbito crítico de Ucrania, lo que permitiría salvar vidas, según el presidente ucraniano.

Pasando del presidente ucraniano al ruso, tenemos que Putin ha mantenido en la última jornada sendas conversaciones telefónicas, por una parte con su homólogo de bielorruso, Aleksandr Lukashenko, con quien ha hablado sobre «aspectos clave de la situación internacional» y, por otra, con el presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, con quien ha tratado temas relacionados con la cooperación bilateral.

En otro orden de cosas, y a pesar de los contactos entre ambos gobiernos, la frontera entre Ucrania y Polonia sigue cerrada, mientras continúan las protestas de los agricultores. En total, hasta el 3 de marzo unos 2.400 camiones esperaban para cruzar la frontera sumando los seis puntos de paso oficiales entre ambos países.

Cambiando de tercio, sigue coleando el asunto de las filtraciones de conversaciones de oficiales de la Fuerza Aérea alemana de las que hablamos ayer. El Ministerio de Defensa germano ha reconocido la veracidad de las filtraciones. En declaraciones del portavoz oficial: Según nuestra evaluación, se interceptó una conversación dentro de la división de la Fuerza Aérea. No podemos decir con certeza si se han realizado cambios en la versión grabada o transcrita que circula en las redes sociales ”. En cualquier caso, el canciller alemán, Olaf Scholz, a quien desde medios británicos acusan de cobardía, al igual que a las élites germanas, por no enfrentarse a Rusia, ha dicho que Alemania estaba investigando esta posible filtración «con mucho cuidado, muy a fondo y muy rápidamente».

Otro asunto relevante en las últimas horas tiene que ver con el difunto opositor ruso Alexei Navalny. Por una parte, su madre ha podido al fin visitar la tumba del finado un día después del funeral. Por otra, un artículo en Foreign Policy hablando sobre la necesidad por parte de Occidente de enfocarse no en un único opositor -alegando que esta aproximación ha funcionado mal- sino en más de uno, alentando una disidencia generalizada, ha generado cierta polémica. Como era de esperar, los defensores de Navalny han respondido entre otros a través de las redes sociales.

Siguiendo con los medios internacionales, en este caso con el Financial Times, se ha publicado una interesante entrada en la que se explica cómo Ucrania, a pesar de que ayer su primer ministro daba por superado el invierno y la amenaza a su sector energético, podría «perder la guerra energética» si no recibe más ayuda que permita reconstruir sus infraestructuras.

En cuanto a la ayuda internacional, tenemos que el Gobierno de Argentina ha hecho entrega a Ucrania de dos helicópteros de transporte Mi-171E, adquiridos en su momento a Rusia. Sería el resultado de una operación un tanto curiosa, según la cual los Estados Unidos incluirían el coste venial de estos helicópteros dentro del cálculo del posible contrato de compra de cazabombarderos F-16 que Argentina podría firmar con Dinamarca.

Para finalizar, lo hacemos con una noticia procedente de Corea del Sur, pues después de hablar hace unos días sobre los miles de contenedores -supuestamente con armas- que habrían viajado desde Corea del Norte a Rusia, en las últimas horas fuentes surcoreanas han afirmado que este tráfico se ha detenido. Así las cosas, después de haber enviado supuestamente hasta tres millones de disparos de artillería a Rusia, el tráfico ha cesado.