Guerra de Ucrania – Día 711

Los senadores estadounidenses han llegado a un acuerdo que permitirá, de convertirse en Ley no solo reformar la política migratoria sino también suministrar a Ucrania los ansiados 61.000 millones de dólares en asistencia militar. A la espera de que se resuelvan los varios flecos pendientes, como la votación en la Cámara de Representantes (controlada por los Republicanos), la situación está volviéndose más esperanzadora para Kiev. Si finalmente la ayuda se aprueba, desde Moscú tendrán que elegir entre intentar una negociación o esperar al resultado de las elecciones estadounidenses, en la esperanza de que la llegada de Trump juegue a su favor. Al mismo tiempo, sobre el frente, el Ejército ruso trata de romper las defensas ucranianas en Avdiívka, Zelensky ha visitado el frente en Robotyne y se espera la llegada de Putin a Turquía.

El pasado 26 de enero explicábamos que la guerra de Ucrania había entrado en una fase decisiva. Como guerra por delegación que es, las posibilidades ucranianas de obtener un resultado aceptable dependían directamente de que las negociaciones tanto en el seno de la UE como en el Legislativo estadounidense llegaran a buen puerto. Finalmente el resultado de todo ello, a pesar de los innumerables problemas vividos por el camino no ha podido ser más positivo, al menos en el primer caso. En el segundo, además, comienzan a llegar señales esperanzadoras, pues Republicanos y Demócratas han llegado a un acuerdo y presentado una propuesta conjunta.

Hace escasas horas, después de meses de negociaciones y de verse sometidos a una presión extrema (reuniones con el propio Biden, continuas referencias por parte de líderes extranjeros, cancelación de la visita de Zelenski en el último momento…) los senadores republicanos y demócratas han llegado, como decíamos, a un principio de acuerdo. Esto permitirá presentar a votación -a más tardar el próximo miércoles- un nuevo proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza por valor de 118.000 millones de dólares que hará posible además proporcionar asistencia a Israel y Ucrania. Se desestima así la propuesta, unas horas antes, de votar por separado la ayuda a Israel, desligándola del resto de cuestiones.

Como suele suceder en estos casos, hay que tomar las informaciones con cierta cautela, a pesar de las celebraciones anticipadas por parte de algunos. Al fin y al cabo, hasta que la propuesta no supere la votación en ambas cámaras, no podrán utilizar los nuevos fondos para suministrar ayuda militar a Ucrania. Es aquí en donde residen los problemas, pues en los Estados Unidos el poder Legislativo se articula según el Artículo I de su Constitución en dos organismos: la Cámara de Representantes, formada por 435 congresistas y el Senado, compuesto por un centenar de senadores (2 por cada estado). Si en este último caso ya hay acuerdo, no es así en la Cámara de Representantes, dominada ahora mismo por los Republicanos, muchos de los cuales no quieren contrariar a Trump.

Se entiende por tanto que Biden haya instado a votar rápidamente la propuesta para poder convertirla en ley. Además, en términos de política interna y de cara a las próximas elecciones, la propuesta bipartidista, de convertirse en Ley, sería un importante punto a favor del propio Biden, que privaría así a su rival, Donald J. Trump de la posibilidad de utilizar la inmigración como arma o, al menos, de hacerlo en el mismo grado que hasta ahora.

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Así las cosas, de aprobarse el nuevo texto, un Biden cuestionado por su política exterior, especialmente por la respuesta a la crisis en Oriente Medio, podría suministrar no solo ayuda a Ucrania, sino también a otros de sus aliados. De hecho, el acuerdo permitiría enviar 14.100 millones de dólares en ayuda militar a Israel, de los que 2.440 millones de dólares tendrán como objetivo mejorar la situación de seguridad en el Mar Rojo, donde los rebeldes hutíes de Yemen han lanzado docenas de ataques contra el transporte marítimo comercial. Además, 4.830 millones de dólares tendrán como destino apoyar a los socios de los EE. UU. Asia, donde se han disparado las tensiones entre China. y Taiwán.

A partir de aquí, y a la espera de que la propuesta bipartidista supere todos los trámites que tiene por delante, la guerra de Ucrania debería dar un nuevo vuelco, aunque esto es algo que merece ser situado en sus coordenadas exactas, para que no de lugar a equívocos. Todo ello, entendiendo que entramos en el terreno de la especulación y que son muchos los imprevistos que pueden darse.

Dicho esto, lo que se abre no es la posibilidad, a corto plazo (es decir, en los próximos 6-12 meses) de que se produzca una victoria militar ucraniana que pase por recuperar todo el territorio perdido. Más bien se abre la posibilidad de que Ucrania acepte con ciertas garantías el órdago ruso, que pasa por la guerra de desgaste, como sabemos, algo que sin la ayuda militar estadounidense y a pesar de los esfuerzos industriales ucranianos y del incremento de ayuda por parte de la UE y sus Estados miembros, se antojaba difícil.

No obstante, no hay que perder la perspectiva, pues desgraciadamente para los intereses de Kiev, incluso aunque la propuesta bipartidista supere los trámites que restan con éxito, es difícil que Ucrania vuelva a recibir el mismo nivel de ayuda militar que en el pasado. Al fin y al cabo, esta no depende únicamente de la llegada de fondos, sino de la disponibilidad de armas, sistemas y municiones, un aspecto en el que sus socios todavía tienen mucho trabajo que realizar.

En cualquier caso, un panorama que hace un mes era mucho más sombrío, se ha dulcificado notablemente para Ucrania en cuestión de una semana. Rusia, por su parte, se mantendrá a la espera no solo de lo que ocurra con la propuesta bipartidista -que enviaría una señal clarísima al Kremlin- sino especialmente de la evolución de la política interna estadounidense, pues su atención sigue fija en las próximas elecciones y en la posibilidad de que Trump retorne a la Casa Blanca, algo que no está tan claro como podía parecer a tenor de las últimas encuestas.

Al margen de lo anterior, y pasando a las novedades sobre el terreno, nos encontramos con que la última jornada de guerra ha sido relativamente tranquila, al menos en lo concerniente a los ataques con drones y misiles. De hecho, en Ucrania no han publicado datos oficiales sobre los lanzamientos rusos. Sí se ha sabido, que después de los de la jornada anterior, el suministro eléctrico ha sido restituido en Krivói Rog, localidad visitada por Zelenski, quien ha hablado sobre la necesidad de proteger la infraestructura crítica, fortalecer los grupos móviles de defensa aérea, la defensa aérea y la guerra electrónica y las capacidades energéticas, entre otros temas.

Del lado contrario, nos encontramos con que un dron ucraniano habría dañado la infraestructura de comunicaciones rusa en la región fronteriza de Kursk. También nuevos apagones en Bélgorod después de un ataque ucraniano, aparentemente también con drones.

En cuanto a los movimientos, la situación no es muy diferente a la de las jornadas previas. En términos generales, han sido prácticamente nulos una semana más, a pesar nuevamente de las enormes bajas acumuladas, especialmente del lado ruso. Lo que no quita para que las fuerzas rusas continúen logrando pequeños y constantes avances en las principales zonas en disputa, desde Bakhmut a Avdiívka y Mariínka.

Comenzando por el norte del frente, tenemos nuevos ataques rusos en dirección al río Zherebets desde Kreminna, concretamente hacia Yampolivka.

En el caso de Bakhmut, los combates se han ceñido a la localidad de Klischiívka, en donde los ucranianos han recuperado algunas de las dachas perdidas anteriormente al norte de la localidad, así como al este.

Al oeste de la ciudad de Donetsk, la situación continúa complicándose día a día para los ucranianos en Avdiívka, aunque todavía mantienen posiciones clave en la ciudad y sus alrededores. Pese a ello, el Ejército ruso ha vuelto a intensificar sus ataques, tanto al norte como al sur de la ciudad, tratando de forzar una retirada ucraniana ante el riesgo de cerco.

Respecto al frente sur, si bien no hay novedades relativas a movimientos, sí merece la pena señalar que en las últimas horas han sido testigos de la visita de Zelenski a lo que era el eje de Orijiv. Según han informado desde instancias oficiales, el presidente ucraniano se habría desplazado hasta las cercanías de Robotyne para conocer de primera mano la situación en la zona y alentar a sus tropas.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y más allá de lo que ocurra en los Estados Unidos, de lo que ya hemos hablado, han sido escasas las noticias relacionadas con la guerra de Ucrania, como corresponde al fin de semana.

Las más importantes tienen que ver con las negociaciones de cara a la firma de nuevos acuerdos de seguridad entre Ucrania y sus aliados. Así, si en días anteriores hemos visto cómo delegados franceses visitaban Ucrania para negociar las garantías de seguridad, en las últimas horas se ha publicado acerca de esto mismo y en referencia a Canadá. En este sentido, la ministra de Exteriores canadiense, Melanie Joly, quien acaba de visitar Ucrania, ha expresado su esperanza de que un acuerdo pueda ser firmado en las próximas semanas.

Más allá de esto, ya a nivel interno ucraniano, el Gobierno adoptó una resolución destinada a mejorar el mecanismo de apoyo estatal a los grandes proyectos de inversión. Según ha anunciado el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal: “Una de las tareas clave en el ámbito económico para este año es aumentar la inversión extranjera en Ucrania. Estamos trabajando con nuestros socios para lograrlo. Para ello hemos introducido un seguro contra riesgos de guerra. Estamos constantemente mejorando las condiciones para los proyectos de inversión”. La idea es que todas aquellas empresas, tanto ucranianas como extranjeras, que estén dispuestas a realizar inversiones superiores a los 12 millones de euros, cuenten con facilidades y protección extra respecto al resto.

Por otra parte, Shmyhal también se refirió a la ayuda militar proporcionada por la Unión Europea. Así, además de hablar sobre la reciente aprobación de la iniciativa «A New Ukraine Facility», Shmyhal habló sobre un nuevo instrumento separado para Ucrania dentro del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz que permitiría suministrar 20.000 millones de euros en ayuda militar durante los próximos cuatro años.

Pasando Alemania, ha sido noticia la dimisión del asesor de un diputado alemán del partido ultraderechista AfD tras ser acusado de trabajar como «agente de influencia» para Rusia, pues al parecer mantenía correspondencia con un agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso.

De Alemania pasamos a Francia, pues se ha anunciado desde País que el embajador ruso en Francia, Alexeï Mechkov, «será convocado» el lunes al Ministerio francés de Asuntos Exteriores para reiterar la condena de los ataques rusos que mataron a dos trabajadores humanitarios franceses en Ucrania la semana pasada. Todo en el marco de una serie de disputas que han hecho que el Elíseo hable de una «campaña de desinformación» por parte de Rusia, dirigida contra Francia.

Pasando a Rusia, desde los medios de este país siguen hablando sobre la posible destitución del general Zeluzhnyi, jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, un tema que está sirviendo a Rusia para afianzar su relato de una próxima derrota ucraniana pues le permite incidir sobre la idea de que hay importantes problemas internos en Ucrania. De hecho, han sido varias las cabeceras que han hecho referencia a algunas de las declaraciones más recientes de Zelenski, por ejemplo a propósito del estancamiento en las entregas de armas y en el propio frente.

Siguiendo con este país, más importante es si cabe la próxima visita de Putin a Ucrania. En relación con esto, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, ha confirmado hace unas horas la próxima llegada del presidente ruso, aunque sin confirmar la fecha. Según Fidan, «La visita del señor Putin estaba planeada. Debería haber sucedido antes. Esta visita nos dará la oportunidad de abordar muchos temas”. De hecho, se había hablado sobre esta visita ya a finales de enero y será la primera a un país OTAN desde el inicio de la guerra. Se espera que la visita sirva para tratar temas como la propia guerra, la cooperación energética o las exportaciones de granos por parte de Ucrania, mientras este país lucha por aislar a Rusia en el Mar Negro.

Por último, una jornada más ha sido noticia la situación de los alrededor de 700.000 menores ucranianos actualmente en Rusia. En este caso, por el temor que genera el hecho de que puedan estar siendo reeducados, de forma que olviden su identidad ucraniana.