Guerra de Ucrania – Día 607

A pesar de la ausencia de cambios de relevancia en el frente, los combates se han generalizado a lo largo y ancho del mismo. Es la consecuencia, entre otros, de que Rusia haya dejado atrás sus problemas de personal, pues según la inteligencia ucraniana mantendría desplegados como parte de lo que continúan denominando «Operación Militar Especial» hasta 400.000 efectivos. En la arena internacional, y después de meses de bloqueo, El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan , ha presentado al parlamento para su ratificación un proyecto de ley para la adhesión de Suecia a la OTAN, con lo que solo quedará, si el proceso se completa, la ratificación de la díscola Hungría. Además de esto, Lavrov ha llegado a Irán, en donde estrechará más si cabe la relación entre ambos regímenes, en un día en el que se ha sabido que el volumen de comercio entre Rusia e India se ha duplicado respecto al del año anterior.

Desde el pasado otoño, y con la salvedad de los avances rusos en la zona de Bakhmut y de algún otro pequeño cambio, la guerra de Ucrania se ha convertido en una guerra de posiciones. Las cifras lo avalan. Así, por ejemplo, durante el pasado mes de septiembre, Ucrania apenas recuperó 35 kilómetros cuadrados de territorio, a pesar del esfuerzo y el sacrificio que una ganancia tan exigua requirió. Por hacernos a la idea, una capital provincial de pequeño tamaño como San Sebastián, con casi 190.000 habitantes, ocupa una superficie de 60,89 kilómetros cuadrados, comparación odiosa, pero útil.

En los últimos meses, en varios informes, hemos ido dejando retazos de las razones por las que el estancamiento se ha venido generalizando y, lo que es más importante, de los motivos por los que está llamado a convertirse en norma, salvo que la ayuda a Ucrania se incremente de forma notable, tanto en cantidad, como especialmente en su tipología, asumiendo el riesgo de escalada. Los ATACMS son, en este sentido, una ayuda inestimable, como las GLSDB o los misiles de crucero SCALP y Storm Shadow ya suministrados. Pese a lo cual, el número y las aparentes limitaciones de uso, lastran su eficacia.

Al margen de lo anterior, en las últimas horas desde la inteligencia militar ucraniana han afirmado que Rusia mantiene hasta 400.000 efectivos como parte de lo que continúan denominando una «Operación Militar Especial» y que, de facto, no es más que una fuerza de ocupación. En el fondo, esa cifra redonda constituye, en sí misma, una de las mejores explicaciones del estancamiento, a lo que debemos sumar la forma en la que el Ejército ruso, por más que con lentitud al principio, ha sido capaz de adaptarse a las innovaciones en el campo de batalla, sin ir más lejos constituyendo una incipiente industria de drones.

En relación con lo anterior, conviene tener claro que el punto de inflexión en la guerra a favor de Rusia (entiéndase esto, pues no implica ni que Rusia vaya a lograr el grueso de sus objetivos estratégicos, ni que no haya sufrido más bajas y pérdidas materiales que Ucrania) se produjo con el plan del defenestrado Surovikin (posteriormente continuado por Guerásimov), consistente, grosso modo, en los siguientes puntos:

  • Acortar el frente (de ahí la retirada de Jersón, una posición además insostenible), ganando densidad en cuanto a soldados por metro.
  • Decretar la movilización parcial, que permitió disponer de un buen número de «mobiks» para cubrir las necesidades inmediatas a la hora de contener a los ucranianos por ejemplo en Svatove, pero también reconstituir el ejército con cierta cambia.
  • Sacrificar a Wagner Group, forzando de paso a Ucrania a una batalla de desgaste en Bakhmut mientras el proceso de reconstitución del Ejército se implementaba.
  • Construir la «línea Surovikin», que no es una línea sino una serie de defensas en profundidad y que solo son verdaderamente útiles en combinación con una reserva móvil formada por tropas de primer nivel como las VDV.
  • Lanzar una campaña de ataques estratégicos contra la infraestructura energética (y particularmente contra la eléctrica) ucraniana, tanto para trasladar los costes de la guerra a la sociedad civil, como para paralizar la economía de su enemigo, como para poner sobre los aliados de Ucrania nuevas cargas, dada la necesidad de enviar sistemas antiaéreos y de aumentar la ayuda para la resiliencia y la reconstrucción.
  • Movilizar a la industria bélica rusa, decisión que se adoptó a la vez que la de la movilización parcial y que ha permitido acercar los recursos disponibles para su «Operación Militar Especial» a las exigencias del campo de batalla, llegando a cierto equilibrio.
  • «Flanquear» a Occidente, contribuyendo al estallido de crisis internacionales o aprovechándolas, en zonas como el África subsahariana u Oriente Medio, de forma que la atención de los aliados de Ucrania deba centrarse en otros escenarios.

Obviamente, muchos de los ítems no se han cumplido, gracias al esfuerzo ucraniano y aliado, tal y como Rusia hubiese deseado. El empleo masivo de misiles contra las infraestructuras ucranianas fue compensado rápidamente por la afluencia de un gran número de sistemas antiaéreos y de material para reparaciones, lo que motivó a su vez el recurso a los drones Shahed.

Del mismo modo, la movilización de la industria rusa y la economía rusas, aunque ha dado sus frutos, no ha servido para evitar que los almacenes sigan vaciándose, obligando a recurrir a Corea del Norte o Irán. Las crisis internacionales, de una forma u otra, se van también solucionando y el apoyo a Ucrania no ha disminuido de forma ostensible, siendo la política interna de los aliados de Ucrania (sobre la que Rusia pretende influir) más relevante en este aspecto.

Sin embargo, Rusia sí ha alcanzado su objetivo principal de detener la hemorragia en la que se había convertido la guerra y de conservar una porción sustancial del territorio ucraniano que es, en última instancia, a lo que se aferran de cara a unas negociaciones que Ucrania, por razones lógicas, no acepta. Así las cosas, la guerra supone para el Kremlin un enorme gasto (Rusia podría haber gastado alrededor de 167.000 millones de dólares en la guerra entre febrero de 2022 y agosto de 2023), pero un gasto asumible, al fin y al cabo, entre otras cosas por la efectividad, más que cuestionable, de las sanciones.

https://www.revistaejercitos.com/2023/10/23/la-construccion-naval-en-la-federacion-rusa-ii/

Dicho lo anterior, y como quiera que la guerra al final donde se deja sentir es sobre el terreno, pasamos a la actualidad en este ámbito. En las últimas horas se han registrado nuevos ataques rusos con misiles y drones sobre Ucrania, asegurando las defensas antiaéreas de este último país haber derribado 14 drones Shahed y 1 misil Kh-59, estando activas sobre Odesa o Kirovohrad entre otras regiones. Como resultado de los ataques, además de las instalaciones portuarias en Odesa, una central térmica resultó dañada, según ha anunciado la principal empresa privada de energía de Ucrania, DTEK, en un comunicado.

Del otro lado, se habrían registrado explosiones en distintos puntos de la parte de la región de Zaporiyia controlada por Rusia, como Berdiansk o Tokmak, además de en Crimea. Las autoridades rusas han hablado, en este último caso, de un intento ucraniano por atacar Sebastopol mediante un «sabotaje submarino», sin dar más explicaciones.

En cuanto a los combates, al norte del frente, en la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna se han vuelto a producir diversos ataques rusos en dirección a Sin’kivka e Ivanivka, así como al sur de Kreminna, en dirección a Serebryanka, así como a Bilohorivka. En ningún caso se han producido cambios de posiciones.

En el área de Bakhmut, a pesar de un ataque ruso al norte, desde Berkhivka, los combates siguen concentrándose al sur de la urbe, entre Klischiívka y Kurdyumivka, con los ucranianos manteniéndose a la ofensiva y los intentos por cruzar la línea férrea.

Al oeste de la ciudad de Donetsk continúan los esfuerzos rusos por rodear Avdiívka, con renovados ataques desde Krasnohorivka, al norte, y hacia la propia ciudad, Severne, Tonenke y Pervomaiske al sur, por el momento sin excesivo éxito más allá de algunos avances al norte, pero sí con un gran coste material y humano.

En cuanto al sur, Rusia ha vuelto a pasar a la ofensiva (entiéndase ofensiva como parte de la estrategia defensiva general) en el eje de Velyka-Novosilka, con constantes ataques contra las posiciones ucranianas al norte de Novodonetske y Pryiutne, así como en Staromaiorske y Urozhaine, pero sin ganar con ello terreno. En el de Orijiv, por su parte, la situación es idéntica a la de días anteriores, con ataques rusos sobre Kopani y hacia la zona entre Novoprokopivka y Verbove, entre continuos contraataques rusos. En cualquier caso son todas ellas acciones de pequeña entidad que difícilmente van a cambiar la situación en la zona y que son propias de una guerra de desgaste. En cuanto al este del Dniéper, las tropas rusas habrían logrado hacer retroceder en parte a las ucranianas, aunque estas parecen mantener una presencia firme en la zona.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En cuanto al apartado internacional, la noticia más relevante de la jornada, aunque no afecta directamente al resultado de la guerra de Ucrania, tiene que ver con el hecho de que el presidente turco se haya decidido a presentar oficialmente al Parlamento turco la solicitud de Suecia de ser miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tras diecisiete meses de bloqueo. Se espera que el trámite sea cumplido con cierta premura, tras lo que únicamente restará Hungría por ratificar la entrada del país nórdico en la Alianza. Como no podía ser de otra forma, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha celebrado el anuncio turco, asegurando que espera una votación rápida, dando la bienvenida a Suecia y afirmando que su entrada hará que la Alianza «sea más fuerte y segura».

No ha sido, sin embargo, la única noticia de un día en el que la Unión Europea ha hecho llegar a Ucrania un nuevo tramo de 1.500 millones de euros del fondo de asistencia financiera por valor de 18.000 millones. La ayuda militar, sin embargo, continúa bloqueada y sin solución por el momento de salir adelante, debido al bloqueo ejercido, también en este caso, por Hungría. Este país de Europa del Este, no lo olvidemos, está dirigido por un gobernante como Víktor Orban que es totalmente ajeno a los valores de la UE y que recientemente ha llegado a comparar la pertenencia a la organización con la ocupación soviética de Hungría.

Continuando con los Veintisiete, en las últimas horas el Alto Representante de la UE ha hablado con el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba sobre la situación tanto en el país, como en Oriente Medio, en donde Israel habría comenzado ya a hacer pequeñas incursiones en Gaza previas a la entrada masiva por tierra, en un clima de fuerte crisis política y bajo amenaza de que los proxies iraníes extiendan el conflicto. Además de esto, han hablado sobre la progresión que está haciendo Ucrania de cara a cumplir con lo exigido por la UE para su entrada.

En otro orden de cosas, hoy ha dado comienzo la Segunda Cumbre Parlamentaria de la Plataforma Internacional de Crimea, anuncio que Zelenski ha incluido en su última aparición. Una reunión que se celebra en Praga y que tiene una duración prevista de 48 horas en la que, además de los países miembros de la UE, confirmaron su asistencia políticos de Reino Unido, Canadá o Sierra Leona entre otros.

No ha sido la única actividad de Zelenski en las últimas horas, pues ha mantenido una conversación telefónica con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman (quien controla el país con mano de hierro desde hace años a pesar de no ser todavía monarca) en la que han explorado formas de aumentar la colaboración entre ambos países y en la que ha aprovechado para agradecer al árabe sus esfuerzos para que la reunión de la «Fórmula de paz» de Jeddah fuera un éxito.

En otro orden de cosas, en las últimas horas se ha conocido que dos nuevas ambulancias blindadas, de un total de trece adquiridas y fabricadas en Canadá, han llegado a Ucrania. Precisamente en relación con Canadá, el presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk, se ha mantenido un encuentro con la portavoz del senado canadiense, en la que ha agradecido el apoyo prestado a Ucrania y han hablado, entre otros temas, de la forma de proceder con los bienes confiscados a Rusia y sobre cómo utilizarlos para la reconstrucción de Ucrania.

Hablando de bienes confiscados, a lo largo de la jornada han vuelto a ser noticia los intentos por parte de las autoridades estadounidenses de cara a la confiscación de un superyate valorado en 300 millones de dólares y que sería propiedad del oligarca ruso Suleiman Kerimov. El yate fue incautado en Fiji en mayo del pasado año, está atracado en San Diego, siendo el caso llevado por un tribunal de Manhattan.

Pasando a Rusia, y como sabemos pues ya lo adelantamos en el informe de ayer, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov se encuentra en Teherán (Irán), en donde ha tratado con el primer ministro de este país diversos temas, incluyendo por supuesto la colaboración en materia armamentística o la situación tanto en Nagorno-Karabaj como en Israel. Según las declaraciones del veterano político ruso:

«La actual agenda bilateral fue discutida a fondo, con énfasis en el desarrollo futuro de todo el complejo de la asociación multifacética ruso-iraní de acuerdo con los acuerdos alcanzados entre el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente iraní Ebrahim Raisi».

Para cerrar el informe de hoy, nuevamente con Rusia, es obligado destacar que acaba de conocerse que la cifra de comercio entre este país e India se ha duplicado en los ocho primeros meses de 2023 en relación con el mismo periodo del año anterior. Así las cosas, la cifra se situaría ahora en 44.000 millones de dólares, según el medio ruso RIA Novosti, citado por The Kiev Independent.

Es el resultado lógico, dados los descuentos con los que India compra hidrocarburos a Rusia, pero también el resto de ventajas que se están concediendo al gigante asiático, dado que Moscú necesita dar salida a su producción, afectada por las sanciones. De hecho, durante el pasado año las importaciones por parte de India procedentes de Rusia llegaron a aumentar en un 400% lo que, de paso, ha desequilibrado totalmente la balanza comercial entre ambos estados.


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