Guerra de Ucrania – Día 452

Mientras la Cumbre del G7 llega a su fin en Hiroshima sin que Zelensky llegue a reunirse con el presidente brasileño, Lula da Silva, los Estados Unidos han aprobado un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania consistente en munición de artillería y armas contracarro, entre otros equipos. Las discusiones de la jornada siguen girando, no obstante, en torno a la situación en Bakhmut y los planes ucranianos para esta ciudad, así como a la coalición destinada al envío de aviones de combate a Ucrania.

A lo largo del día el presidente ruso, Vladímir Putin, ha felicitado a los efectivos de Wagner Group por apoderarse de la ciudad de Bakhmut, un extremo que su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, negaba todavía hoy, mientras el jefe de la organización de mercenarios, Yevgueni Prigozhin sostenía que hasta el último centímetro de esta localidad obraba en su poder y que no quedaba un solo ucraniano en ella.

Lo que sería una discusión estéril, en tanto hay pruebas suficientes de que los integrantes de Wagner han llegado al extremo sudoccidental de Bakhmut, tiene en realidad más que ver con lo que ocurre en los flancos de la ciudad, en donde Ucrania sigue luchando -y hasta cierto punto, logrando avances-, que con otra cosa. Dicho de otra forma, en Ucrania consideran que la batalla por la ciudad no ha terminado y que la toma de las últimas edificaciones solo es una fase más, mientras esperan a ver qué ocurre con Wagner Group y cuáles son las tropas rusas que le toman el relevo si esta compañía militar privada (PMC) finalmente se retira de este escenario, como muchos esperan.

Entienden que Rusia, más allá del desgaste que ha sufrido Wagner, ha perdido buena parte de su capacidad combativa no ya en las luchas edificio por edificio en el centro de la ciudad, sino en las alas a norte (Kreminna-Dvorichna) y sur (Avdiívka-Vuhledar) de la misma. Ha sido allí en donde las fuerzas de maniobra rusas han sufrido varios varapalos (mañana publicaremos una artículo específico sobre Vuhledar) sin ser capaces en ningún momento de romper las líneas ucranianas a pesar del elevado número de «mobiks» rusos muertos, heridos y capturados desde el inicio de la ofensiva invernal.

Ucrania, por supuesto, ha asumido también un enorme sacrificio, aunque la impresión general es que se ha tratado de una apuesta controlada, que ha permitido aprovechar el tiempo para constituir una fuerza de maniobra compuesta por brigadas blindadas y acorazadas suficiente al menos para intentar su ofensiva en las próximas semanas o meses, que no estará exenta de dificultades. El hecho de que hayan tenido que retrasar su inicio y seguir solicitando ayuda, de hecho, nos habla muy a las claras sobre el éxito de las adaptaciones rusas, no solo introduciendo nuevas armas y tácticas o reactivando su industria de defensa, sino también cambiando radicalmente la forma en la que planteaba su logística.

Respecto a esto, y como hemos podido ver en los últimos días, Ucrania sigue realizando ataques preparatorios contra la logística rusa. Es cierto, como también hemos dicho en alguna ocasión, que no con la intensidad con la que lo hicieron por ejemplo el pasado verano, una vez llegaron los MLRS occidentales (M142 HIMARS, M270, MARS II) al país, acompañados también de un buen número de obuses autopropulsados de 155mm con municiones modernas. Sin embargo, esto se debe más a las adaptaciones llevadas a cabo por Rusia que no a la falta de municiones. Adaptaciones entre las que podríamos citar las siguientes:

  • Diversificación de las rutas de suministro: En lugar de depender de unas pocas vías principales de comunicación y suministro, Rusia ha tratado de aumentar el número de rutas utilizadas para hacerse menos vulnerable a los ataques. Un esfuerzo que implica el uso de vías alternativas menos convencionales, incluyendo vías marítimas (dependiendo más de los puertos del mar de Azov), las fluviales (como vimos a propósito de Jersón) e incluso las aéreas cuando ha sido posible. También confiando más en los camiones que en los trenes, por más que estos últimos sigan siendo imprescindibles para transportar el grueso de los suministros. No obstante, Rusia se sabe vulnerable en puntos clave, como la carretera que va por el «pasillo terrestre» desde Rostov hasta Crimea, pasando por localidades como Mariúpol y Berdyansk que, precisamente, han sufrido ataques en los últimos días.
  • Descentralización de los centros de suministros: En lugar de tener grandes concentraciones de vehículos y suministros en lugares específicos, ha ido descentralizando estos recursos, distribuyéndolos en varias ubicaciones en busca de una mayor resiliencia en caso de que se produzcan ataques, como de hecho ha venido sucediendo.
  • Establecimiento de cadenas de suministro «Justo a tiempo»: Rusia ha reducido la cantidad de suministros almacenados en el frente esforzándose, por el contrario, por mantener un flujo constante de suministros que lleguen a la línea de batalla cuando es necesario y no antes. La consecuencia es clara: cada ataque ucraniano es menos devastador, empeorando progresivamente la relación coste/eficacia de cada intento. Es posible incluso que parte de las quejas de Wagner por la falta de suministros, más allá de los roces con el Ministerio de Defensa, tengan que ver con la aversión de este último a acumular grandes cantidades de munición cerca del frente. Al fin y al cabo, Wagner en ningún momento ha dejado de consumir municiones, lo que quiere decir que o no se han producido rupturas en las cadenas de suministro o estas han sido mínimas.
  • Mejorando las defensas activas y pasivas: En el primer caso, Rusia ha tratado de perfeccionar la defensa de sus rutas de suministro y centros logísticos desplegando más sistemas antiaéreos, mejorando y multiplicando las patrullas de seguridad, etc. En el segundo, han construido trincheras y búnkers, se ha generalizado el uso de redes de camuflaje, sistemas C-RPAS.
  • Reconocimiento y contrainteligencia: Rusia ha mejorado notablemente sus capacidades de reconocimiento y contrainteligencia para anticipar y prevenir los ataques ucranianos. Esto podría implicar el uso de drones, satélites, y otras tecnologías de vigilancia, así como esfuerzos para infiltrarse y desbaratar las operaciones de inteligencia del enemigo.
  • Engaño: Aunque no hay demasiada información al respecto y la guerra de posiciones dificulta este extremo, parece lógico que Rusia haya venido utilizando diversos métodos para confundir al enemigo y dificultar su capacidad para prever y atacar sus líneas de suministro. Esto podría implicar el uso de tácticas de despiste, falsificaciones, y otros trucos.
  • Uso de recursos locales: En fases anteriores de la guerra, especialmente al principio del conflicto, era relativamente normal ver a los militares rusos recurrir al tradicional «forrajeo» para abastecerse, incluyendo el repostaje en gasolineras ucranianas o el saqueo de supermercados. Ahora la situación es diferente y las líneas son fijas en la práctica desde hace meses. Sin embargo, está claro que el Ejército ruso se ha aprovechado al máximo de todo lo producido en los territorios bajo su control para abastecer a sus tropas, incluyendo alimentos, agua y otros suministros.
  • Búsqueda de alianzas y apoyo externo: Cualquier país en la situación de Rusia buscaría el apoyo de aliados y socios externos que puedan proporcionar suministros adicionales y apoyo logístico. Esto es exactamente lo que hemos visto a propósito de la República Popular de China, de Irán, de Corea del Norte e incluso de la República Sudafricana, como ha trascendido recientemente.

Otro apartado fundamental, que tiene que ver con la logística de base, tiene que ver con el esfuerzo económico que Rusia está realizando al redirigir su economía hacia la producción de guerra, tras entender que este iba a ser un enfrentamiento largo y a escala industrial, muy distinto de los vividos en Siria, Georgia o, incluso, en Chechenia, una vez la invasión fracasó en las primeras semanas de guerra.

Es decir, que lo que Rusia ha venido corrigiendo en la práctica no es otra cosa que los errores iniciales de falta de preparación y planificación, en la creencia de que sería un conflicto corto. Algo que, en términos generales, implicaría los siguientes pasos (entiéndase que hablamos en términos puramente teóricos y que Rusia está teniendo notables problemas en algunos de estos apartados):

  • Movilizaciónde la economía: En tiempos de guerra, los países suelen orientar su economía hacia la producción de bienes de guerra, en un proceso conocido como «economía de guerra» o «movilización total». Esto implica reorientar las fábricas, los recursos y la mano de obra hacia la producción militar, incluso si eso significa reducir la producción de bienes de consumo. En el caso ruso no se ha llegado a tal extremo, pero sí se han dado pasos en esta dirección.
  • Inversión en infraestructura y tecnología: Incrementar la producción a menudo requiere mejoras en la infraestructura y la tecnología. Esto puede implicar la construcción de nuevas fábricas, la mejora de las existentes, la adquisición de maquinaria avanzada y la inversión en investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia y la capacidad de producción. De ahí que buena parte del esfuerzo occidental, en forma de sanciones, se encamine a evitar que puedan abastecerse de suministros clave como componentes de alta tecnología.
  • Ampliación de la fuerza laboral: Aumentar la producción puede requerir más trabajadores. Esto puede implicar el reclutamiento de trabajadores adicionales, la formación de la fuerza laboral existente para realizar nuevas tareas, y quizás la implementación de políticas para movilizar a segmentos de la población que tradicionalmente no participan en la fuerza laboral, como las mujeres o los ancianos. Nuevamente aquí Rusia no ha llegado a los extremos de los conflictos mundiales, pero sí que ha establecido nuevos turnos de trabajo en algunas fábricas y, en general, ha tratado de reclutar cuantos trabajadores ha podido para aumentar la producción.
  • Racionamiento y control de precios: Para asegurar que los recursos se dirijan hacia la producción de guerra, los gobiernos suelen implementar medidas como el racionamiento (para asegurar que los recursos esenciales no se agoten) y el control de precios (para evitar la inflación y asegurar la asequibilidad de los bienes esenciales). Rusia ha seguido funcionando en lo básico como una economía de mercado, aunque el Estado ha intervenido algunos sectores buscando precisamente hacer que el ciudadano de a pie no note en demasía las consecuencias de la guerra, limitando así las posibilidades de que el descontento degenere en protestas.
  • Propaganda y moral: Mantener alta la moral y el apoyo público para el esfuerzo de guerra es esencial, lo que implica un uso masivo de la propaganda para motivar a la población y mantener el apoyo a la guerra. En el caso ruso huelga profundizar en ello, pues es evidente que desde las omnipresentes «Z» al control de los medios, los actos multitudinarios y muchas otras acciones han estado encaminadas en este sentido.
  • Eficiencia y gestión de la producción: Aumentar la producción no se trata sólo de añadir más recursos, sino también de gestionarlos eficientemente. Esto puede implicar la implementación de técnicas de gestión de la producción como la producción en cadena, la mejora continua, y la gestión de la calidad total, aspectos en los que Rusia está teniendo importantes problemas, pero en los que incluso así es capaz de mejorar, como las cifras que compartíamos ayer sobre la producción de misiles así atestiguan.

En definitiva, aunque Ucrania cuente con un importantísimo apoyo occidental, el tipo de guerra que se libra en esta fase de la contienda es muy diferente del que se libraba en marzo de 2022 o incluso en septiembre, en tanto ambos bandos han tenido tiempo para movilizar sus economías y su industria y adaptarse a muchas de las formas de proceder del contrario, pero solo una de ellas depende de terceros para proseguir la guerra.

Pasando ya al análisis de lo ocurrido hoy sobre el terreno, se han vuelto a registrar enfrentamientos al norte, en dirección a Masyutivka, en la región de Lugansk, aunque no se han reportado cambios de posición.

En torno a la ciudad de Bakhmut y aunque la batalla por el centro urbano ha terminado, como ya explicáramos ayer, se han seguido produciendo todo tipo de acciones, especialmente en los flancos. En primer lugar, las ucranianas, encaminadas a retirarse del suroeste de la localidad salvando lo posible y dirigiéndose hacia Ivanisvke y Chasiv-Yar, a poniente. En segundo lugar, las tareas de afianzamiento y limpieza en el caso ruso, buscando consolidar su control sobre los últimos edificios de Bakhmut. No olvidemos que no han conseguido rodear la localidad y, por lo tanto, no tienen ningún espacio de seguridad. Más allá de esto, las Fuerzas Armadas ucranianas han atacado hoy al norte de la urbe en dirección a Dubovo-Vasylivka y a Berkhivka, mientras que al sur lo hacían en dirección a Klischiívka y Andriívka.

Posible nueva línea defensiva ucraniana al oeste de Bakhmut. Fuente - @Majakovks73.
En morado la posible nueva línea defensiva ucraniana al oeste de Bakhmut. Fuente – @Majakovks73.

Ya más al sur, se ha vuelto a combatir en dirección a Bila Hora y Novokalynove, así como al sur de la ciudad de Avdiivka (que podría ser un punto crucial para la ofensiva ucraniana) y en la vecina Severne. También en Marinka y Novomykhailivka.

Además de lo anterior, es importante recalcar que Ucrania ha aumentado en las últimas horas su campaña de ataques sobre las localidades clave del sur de Zaporiyia, incluyendo Mariúpol y Berdyansk, aunque no han sido las únicas, pues también se han registrado explosiones en Mospyne, al sureste de la ciudad de Donetsk.

Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 21 de mayo de 2023. Fuente - @War_Mapper.
Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 21 de mayo de 2023. Fuente – @War_Mapper.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional es obligado comenzar un día más por la Cumbre del G7 que ha tenido lugar estos días en Hiroshima (Japón) y que ha llegado a su fin hace unas horas. Allí, el Presidente ucraniano Zelenski ha aprovechado la jornada para reunirse uno a uno y de forma bilateral con sus homólogos de Corea del Sur, Canadá (que podría sumarse al entrenamiento de pilotos ucranianos), Indonesia o Japón, toda vez que además de los representantes de los países que componen el grupo, había otros países invitados.

Sin embargo, los intentos del presidente ucraniano por seguir ganando apoyos han chocado con la resistencia del líder brasileño, Lula da Silva, quien finalmente no se encontró con él. Muy reacio a condenar la invasión rusa, Lula se situó el pasado mes en el centro de la polémica al declarar que Estados Unidos debía dejar de “alentar la guerra” en Ucrania.

En referencia a la Cumbre del G7, el Gobierno ucraniano ha publicado una nota de prensa en la que se recoge lo fundamental de las declaraciones de Zelenski, entre las que cabe seleccionar las siguientes:

«Ahora estamos en el camino de eliminar la brecha de capacidad. Cuando nuestros pilotos conozcan el F16 y cuando estos aviones aparezcan en nuestros cielos, no solo importará para Ucrania. Este será un momento histórico para toda la arquitectura de seguridad en Europa y el mundo».

Y es que según Zelenski, cada decisión tomada para proteger a Ucrania durante los 15 meses que dura la guerra garantiza la preservación del orden internacional basado en normas. Además, ha hecho un llamamiento a la paz, recalcando la necesidad de que la guerra de Ucrania sea la última guerra, convirtiendo de hecho a Rusia en «el último agresor».

En relación con esto, ha propuesto celebrar una «Cumbre de la Fórmula de Paz» durante el próximo mes de julio de este año, coincidiendo con las fechas en las que se alcanzarán los 500 días de guerra, un momento que considera simbólico.

La reunión bilateral más importante de todas las mantenidas, sin duda, ha sido la que han tenido hoy Zelenski y Biden, aprovechando el primero para agradecer al segundo el apoyo prestado, mientras discutían también el refuerzo en la cooperación de cara a la implementación de la Fórmula de Paz ucraniana. También han aprovechado para intercambiar opiniones sobre la reconstrucción de Ucrania o sobre temas más controvertidos como la hipotética entrada en la OTAN de este país, aunque no han trascendido los contenidos exactos.

Lo que sí ha trascendido, pues ha sido anunciado por los Estados Unidos, es el contenido de un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 375 millones de dólares y en el que se incluyen, además de municiones y armas contracarro, más lanzapuentes (cruciales para la ofensiva) y también cohetes guiados.

Con este paquete, son ya 38.000 millones de dólares los que los Estados Unidos han comprometido en ayuda militar desde la llegada de Biden al poder, de los cuales más de 37.300 lo han sido desde que comenzara la invasión por parte de Rusia el pasado 24 de febrero de 2023.

Sin salir de lo relativo a la Cumbre del G7, aunque en signo muy distinto, también se ha pronunciado al respecto el presidente ruso, Vladímir Putin. El líder ruso considera que lo que ha tenido lugar en Hiroshima ha sido un «espectáculo de propaganda», en tanto durante el encuentro no solo se ha contado con la presencia de Zelenski, que no es parte del grupo, sino que se han lanzado mensajes contra Rusia y China.

También crítica con la actitud occidental se ha mostrado la portavoz rusa, María Zakharova, quien ha asegurado que Washington, Londres y Bruselas estarían inmersas en un «estado de locura» al presionar a todos los países sin excepción para que se sumen a las sanciones impuestas contra Rusia, tanto a nivel público como privado.

En otro orden de cosas, aunque sin salir de Moscú, el Comité de Investigación de Rusia ha acusado en rebeldía al fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) que emitió una orden de arresto del presidente ruso Vladimir Putin y la defensora de los derechos de los niños rusa Maria Lvova-Belova dada su implicación en el traslado forzoso de menores ucranianos a Rusia.

Más allá de esto, durante el próximo mes de julio, según se ha conocido hoy, tendrá lugar en Londres una conferencia organizada por el Reino Unido y Ucrania destinada a captar fondos para la reconstrucción y recuperación de este último país. Desde Kiev esperan lograr la participación no solo de un buen número de estados, sino también de organizaciones internacionales, fondos de inversión y organizaciones civiles.

Por último, conviene echar un ojo a la situación en Moldavia, en donde hoy ha tenido lugar una manifestación en la capital del país en la que se han congregado más de 70.000 personas según las autoridades del país, bajo el lema «Moldavia es Europa, Europa es Moldavia», reclamando así que la pequeña república se integre en la Unión Europea.


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