Guerra de Ucrania – Día 795

La situación en el frente continúa deteriorándose a medida que Rusia logra éxitos tácticos. Desde Rusia, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, habla de pánico en las filas ucranianas y de mantener el impulso, a la vez que el Ministerio de Defensa reclaman la captura de Novobakhmutivka. A pesar de ello, sigue resultando extremadamente difícil que Rusia logre avances en profundidad que pueda capitalizar en forma de éxitos estratégicos, al menos en las próximas semanas, a la espera del efecto que puedan tener la ayuda estadounidense y la movilización. Mientras tanto, continúan tanto las detenciones de periodistas en Rusia, como los atentados con bomba en las zonas ocupadas y, también, los ataques contra las centrales térmicas ucranianas, que han sumado casi 180 desde febrero de 2022 según el director ejecutivo de DTEK.

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En el informe de ayer hicimos una referencia a los drones «Baba Yagá», explicando que no se trataba de un modelo concreto, sino de una definición genérica empleada por los infantes rusos para denominar a cierto tipo de sistemas no tripulados ucranianos. Las siguientes líneas las dedicaremos a explicar, con un poco más de profundidad, qué son los drones «Baba yaga», qué funciones desempeñan en el campo de batalla, cuáles son sus características técnicas más comunes y, en definitiva, a aclarar algunas de las dudas que nos han planteado los usuarios en las últimas horas en referencia a estos ingenios.

«Baba Yagá», como decíamos, no es un modelo de dron, sino una designación utilizada por las fuerzas rusas para referirse a una amplia gama de vehículos aéreos no tripulados que han demostrado ser muy eficaces para las fuerzas ucranianas en el campo de batalla. Una denominación bastante acertada, por cierto, pues proviene de la temible bruja del folclore eslavo («Baba Yagá o «Baba Yagá Pata de Hueso») conocida entre otras cosas por comer niños, lo que refleja el temor y la sorpresa que estos drones han infundido en las tropas rusas.

Dicho esto, los «Baba Yaga» pertenecen son, por lo general, sistemas aéreos no tripulados multirrotor (generalmente hexacópteros u optocópteros) de «Clase I» (categoría «Small») según clasificación OTAN y de clase «C» (subcategoría «A3» para la EASA), diseñados para operaciones de reconocimiento táctico, adquisición de objetivos y ataque a tierra, actuando en comparación con otros drones como una suerte de «bombardero pesado» gracias a su capacidad de carga.

Al no ser un modelo concreto, sino una denominación genérica, en ella se engloban toda una gama de modelos producidos localmente en Ucrania o modificados a partir de diseños comerciales disponibles en el mercado. De hecho, muchos de ellos son drones cuya función original era la de emplearse en el sector agrario (en el que se utilizan para tareas que van desde la detección de plagas a la realización de levantamientos topográficos) adaptados para desempeñar una función militar.

Así las cosas, sus funciones principales incluyen misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), identificación de objetivos que golpear posteriormente con artillería y misiles y, por supuesto, misiones de ataque gracias a su capacidad de transporte y lanzamiento de granadas de mano y mortero, artefactos explosivos improvisados ​​o incluso municiones antitanque y minas terrestres. Dicho lo cual, hay que tener en cuenta que se aprovechan, gracias a su mayor número de hélices y al tamaño y potencia de sus motores una mayor capacidad de carga útil, pero también gracias a unas baterías más grandes de una mayor autonomía, en comparación con cuadricópteros más pequeños.

Com cabe suponer, después de más de dos años de guerra, han evolucionado notablemente, pasando de ser al inicio de la invasión toscas adaptaciones de drones en servicio para mejorar tanto su rendimiento como las funciones que pueden desempeñar, gracias al ingenio de los diseñadores y «makers», así como de las unidades militares ucranianos. De hecho, con el paso del tiempo se han ido implementando distintas soluciones avanzadas como cámaras termográficas, mecanismos de lanzamiento de carga mejorados, mayor alcance y capacidad de carga (se ha llegado a hablar de hasta 50 kilogramos, aunque este extremo es dudoso) e incluso algoritmos de inteligencia artificial que les permitirían continuar persiguiendo determinados objetivos incluso tras perder la comunicación con su operador.

Entre los ejemplos más conocidos de aparatos que se pueden incluir dentro de la denominación «Baba yagá» cabe citar los drones «Heavy Shot» de Gurzuf Defense –con un coste unitario de unos 10.000 dólares-, un radio de acción de hasta 15 kilómetros y una capacidad de carga útil de 40 kg. En relación con esto, si bien el coste es muy superior al de los drones tipo FPV que vemos a diario en Ucrania, hay que tener en cuenta que sigue siendo bajísimo y que, sin dejar de ser material fungible, en este casi sí se reutilizan hasta que son abatidos o caen por la razón que sea en una zona en la que no pueden ser recuperados.

Por otra parte, y aunque en un primer momento se limitaron a las operaciones diurnas, los grupos de droneros y empresas ucranianas han ido desarrollando «Baba Yagá» con capacidad nocturna según se han ido abaratando y mejorando sensores electroópticos todo-tiempo, pasando de ser drones relativamente sencillos a sofisticadas plataformas que realizan ataques de precisión y causan daños importantes a las fuerzas rusas. Entre las mejoras, además, es importante hacer referencia al guiado mediante Starlink, extremadamente difícil de interferir tanto porque la antena se sitúa en la parte superior del dron y apunta hacia los satélites y no hacia tierra, como por la frecuencia que emplea.

Además de esto, en los últimos tiempos los diseñadores y fabricantes se han concentrado en mejorar su furtividad, especialmente rebajando su firma sonora, ya que los modelos en servicio hasta el momento, aunque rara vez eran localizados visualmente -especialmente por el hecho de operar de noche-, sí solían desvelar su llegada gracias a su sonido -que muchos comparaban al de una motosierra- y que permitía, como vimos ayer, a los tiradores rusos tratar de neutralizarlos, lográndolo en algunos casos.

Cambiando ya de tercio, para pasar a lo ocurrido sobre el terreno en las últimas horas, tenemos que han proseguido los ataques rusos contra Ucrania con drones y misiles, aunque no hay recuento oficial por el momento. Mientras tanto, continúan evaluando los efectos de los ataques de la jornada pasada, en la que se cebaron como explicamos con las centrales térmicas de la empresa privada DTEK. Al respecto, uno de los directivos de esta compañía ucraniana ha asegurado que, desde el inicio de la invasión, las instalaciones de la empresa han sido atacadas en casi 180 ocasiones, lo que ha provocado numerosos daños y problemas de suministro.

En el caso de Rusia, después de los ataques ucranianos contra bases, refinerías y depósitos, apenas han denunciado la destrucción de un drone sobre la región de Bélgorod, además de la caída de restos de drones sobre un depósito de almacenamiento de combustible en Lyudinovo, en la región de Kaluga, que según el gobernador de la misma no habría causado «ni víctimas ni daños».

Dicho esto, y pasando a la actualidad en el frente, tenemos que según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, el «pánico» estaría llegando a las unidades ucranianas después de los últimos logros rusos, aunque a tenor de lo visto en los mapas, esta no parece ser la situación exacta, ni tampoco parece posible un desmoronamiento rápido de los defensores, por más pérdidas tácticas que hayan acumulado en los últimos días.

Así pues, comenzando por el norte del frente, en este caso por el área de Kreminna, tenemos que contraataques ucranianos han logrado aumentar ligeramente la zona de buffer al este de Yampolivka.

Más al sur, en el sector de Bakhmut, aunque los ataques rusos contra Chasiv Yar continúan produciéndose –por el momento sin éxito-, hay que decir que han reducido notablemente su intensidad y contundencia, como explicamos por la necesidad de concentrar fuerzas en el sector de Avdiívka, en donde es más factible la explotación. Todo lo cual nos dice que, a pesar de la superioridad numérica y material rusa –de la que ha vuelto a hablar Syrsky, así como del deterioro de la situación en el frente-, su acumulación de fuerzas no es suficiente para lanzarse con garantías contra dos objetivos importantes a un tiempo. Además, como se puede ver en mapas como los de Clément Molin, las fortificaciones ucranianas en torno a Chasiv Yar son considerablemente más densas que las que los rusos han logrado superar en Ocheretyne, lo que hace más sencillo el avance en esta zona.

Pasando precisamente al sector de Avdiívka, nos encontramos con que las tropas rusas continúan ganando terreno, pero no exactamente avanzando, sino más bien consolidando las posiciones logradas en jornadas anteriores, seguramente mientras reúnen fuerza para lanzarse a superar lo que era la línea entre Berdychi, Semenivka, Umanske y Pervomaiske hacia la otra que va de Novooleksandrivka a Yevhenivka, Mezhove y Svyato-Bohoyavlenskyy. No será sencillo, en cualquier caso, pues las tropas rusas se enfrentan para ello al campo abierto, con todo lo que esto supone en términos de bajas tanto por la acción de la artillería como, especialmente, de los drones ucranianos, que siguen cobrándose la mayor parte de las bajas, que siguen estando muy descompensadas a favor de las AFU.

Mientras tanto, en cualquier caso, el Ministerio de Defensa ruso ha anunciado que ha completado la toma de Novobakhmutivka, inmediatamente al sur de Ocheretyne, localidad sobre la cual los ucranianos actúan con su artillería. Además, ha logrado entrar en Netaylove desde Pervomaiske, aprovechando aquí sí la continuidad de las construcciones entre una y otra localidades.

Por último, si hace un par de días veíamos cómo los ucranianos habían logrado ampliar su zona de control en torno a Krynky, al sur del Dniéper a la altura de Jersón, recientemente se ha tenido noticia de la entrada de operativos de las AFU en la isla de Nestryga, en la desembocadura del gran río.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En cuanto a la actividad internacional relacionada con la guerra de Ucrania, hay que decir que como es habitual durante las jornadas dominicales, ha sido mínima, lo que no obsta para que haya algunas noticias que comentar.

Comenzando por Zelenski, este ha dedicado parte del discurso que a diario ofrece a la ciudadanía ucraniana a informar sobre los avances en la organización de la Cumbre de Paz Global que se celebrará en poco más de mes y medio en Suiza. Según el presidente ucraniano, se está trabajando en que sea una cumbre «verdaderamente global», pudiendo decir que «estarán representados países de todos los continentes, de diversas partes del mundo y con diferentes perspectivas sobre el desarrollo global. Sin embargo, todos están de acuerdo en que la Carta de las Naciones Unidas y las convenciones internacionales fundacionales son documentos vinculantes para todos los países, incluidos países como Rusia, donde reina la locura».

Además de hablar ante las cámaras, Zelenski ha mantenido una llamada con el líder de los demócratas en el Congreso estadounidense, Hakeem Jeffries, a quien ha agradecido la ayuda prestada en las negociaciones que han conducido al desbloqueo de la situación política, pero a quien ha informado también sobre la urgente necesidad de sistemas antiaéreos Patriot con los que defender las ciudades, la economía y la infraestructura crítica ucranianas.

En cuanto al primer ministro, Denys Shmyhal, que ayer visitaba las obras de protección de algunas subestaciones eléctricas, también aprovechó en la misma jornada para supervisar la construcción de defensas en la región de Volyn. Lo más interesante de la nota de prensa son sin duda las imágenes de las propias construcciones, de hormigón armado y reforzadas tanto con hesco bastions y taludes de tierra sobre las mismas. Es decir, muy diferentes de muchas de las trincheras de tierra y madera todavía tan comunes en muchas zonas del frente, aunque estas se siguen viendo y manteniendo su utilidad.

Para finalizar con este país, haremos referencia a dos noticias que se han publicado en medios internacionales en relación con el reclutamiento. En primer lugar, una referente a las medidas adoptadas por Ucrania para hacer que sus nacionales en el extranjero en edad de empuñar las armas regresen al país a combatir. En segundo lugar, otra en la que se habla entre otras cosas sobre cómo algunos ucranianos han ido esquivando estas medidas hasta el momento.

Saltando de Ucrania al Reino Unido, recientemente se ha pronunciado acerca de la guerra el ex ministro de Defensa, James Heappey, quien considera que un congelamiento de la misma o una derrota ucraniana darían paso a una «nueva Guerra Fría que duraría décadas» y que, además, costaría billones a los contribuyentes del resto de Europa.

Pasando a Rusia, tenemos por una parte que un nuevo periodista, Sergei Karelin, ha sido detenido tras ser acusado de «extremismo», en tanto participó en la creación de diversos vídeos para el equipo del difunto opositor Alexey Navalny. Su detención se suma a la de Kosntantin Gabov, que tuvo lugar el pasado sábado por motivos similares.

Por otra parte, desde el Gobierno ruso se ha prorrogado el decreto que marca los requisitos relativos a los controles de capital mediante los que se busca sostener el valor del rublo en los mercados internacionales. De esta forma, se exigirá a las principales empresas exportadoras que continúen realizando sus ventas al exterior en rublos, deshaciéndose así de las divisas extranjeras y respaldando el valor de la moneda nacional.

Hablando de empresas, se ha publicado que los mayores bancos occidentales que mantienen su actividad en Rusia, a pesar de haber hecho promesas relativas a una menor exposición y presencia futura en este mercado, pagaron el pasado año 800 millones de dólares en impuestos a las arcas rusas. Además, los siete principales bancos europeos por activos en Rusia (Raiffeisen Bank International, UniCredit, ING, Commerzbank, Deutsche Bank, Intesa Sanpaolo y OTP) informaron de ganancias combinadas de más de 3.000 millones de dólares en el mismo periodo.

Además de esto, Mediazone ha elevado el número de militares rusos muertos que ha logrado identificar con nombres y apellidos hasta los 51.679 desde el inicio de la guerra, añadiendo durante las últimas semanas 1.208 identificaciones a su listado. De todos ellos, al menos 10.500 eran presidiarios que habían aceptado servir para intentar reducir su condena.


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