Guerra de Ucrania – Día 735

Mientras se redoblan los llamamientos en la Unión Europea a «prepararse para la guerra» -se entiende que con el fin último de evitarla- y se adoptan nuevas medidas para reforzar la producción, la situación en Transnistria ha dado un nuevo giro al solicitar los secesionistas la protección de Rusia. Un clima de inestabilidad estratégica que está aumentando, además, según la situación sobre el terreno se degrada para Ucrania. Un país que ve cómo, pese a la llegada de Syrsky y los anuncios relativos a una actitud más ofensiva, por el momento continúa replegándose al oeste de Avdiívka. Allí unas posiciones defensivas frágiles están siendo superadas por un Ejército ruso que busca hacerse con una amplia zona de seguridad en torno a la capital de Donetsk antes de las elecciones de mediados de marzo.

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La seguridad en Europa no deja de degradarse. A los llamamientos constantes a la ciudadanía de cara a prepararse para una hipotética guerra -que no tiene porqué producirse- le siguen medidas que, por insuficientes, la hacen paradójicamente más probable. Además, las continuas acciones de flanqueo rusas -ahora en Transnistria-, el impulso que está tomando en el frente su ejército, que no deja de crecer en tamaño y capacidades según el reclutamiento y el incremento de la producción industrial hacen su parte y la forma en que Rusia interpreta cada movimiento en Occidente, no hacen sino contribuir a una inestabilidad creciente.

Todo en un marco que viene definido por la «ventana de vulnerabilidad» generada por los Estados miembros de la UE tras años de abandonar su defensa y por el hecho de que para Rusia la guerra de Ucrania siga siendo parte de un conflicto más amplio, lo que hace que sus incentivos para escalar horizontal o verticalmente sean mucho mayores en virtud de los puntos de Schelling. Algo que solo ahora parecen comenzar a entender en la UE, de ahí el clima de premura y el que, cada vez más, algunos políticos empiecen a recordarnos el mito de Casandra.

Los dos párrafos anteriores podrían servir para resumir una situación ciertamente preocupante, más por la falta de consenso respecto de la amenaza –derivada del hecho de que en la UE y en la OTAN existen sensibilidades muy diferentes respecto al peligro que Rusia plantea-, de firmeza en las medidas a adoptar y de estrategias de salida para el conflicto ucraniano, que por cualesquiera otros factores, incluyendo las aspiraciones rusas o sus capacidades, por más que estas no dejen de crecer a medida que reconstituyen sus Fuerzas Armadas y adoptan soluciones a las lecciones aprendidas durante la guerra.

En este sentido, en las últimas horas hemos visto cómo la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen llamaba a prepararse para una guerra, por más que dejase claro que el riesgo de la misma no debe exagerarse. Más importante si cabe, a la vez que se iban filtrando los contenidos de la futura Estrategia Industrial de Defensa de la UE -todavía sin presentarse oficialmente-, hablaba sobre la necesidad de contratación conjunta, así como de cómo «Europa debería esforzarse por desarrollar y fabricar la próxima generación de capacidades operativas para ganar batallas» lo que, a su juicio significa «impulsar nuestra capacidad industrial de defensa en los próximos cinco años». También sobre la necesidad de utilizar los beneficios de los activos rusos congelados para financiar a Ucrania.

Más allá de su interés personal por reforzar la «pata» o pilar defensivo dentro de la construcción europea, o incluso de su interés personal mientras se postula para ser reelegida, llama la atención el tema de las fechas, pues no son pocos ya los que han hecho referencia a esos próximos cinco años como claves; el tiempo que se prevé se mantenga abierta la ventana de vulnerabilidad frente a Rusia. Por el momento no se han filtrado análisis de inteligencia, por ejemplo, que hablen a las claras sobre la misma. Pero el hecho de que haya cierta confluencia entre los líderes obliga a pensar que las proyecciones -mientras intentan tomar medidas cada vez más rápidas y contundentes (el famoso paso a una «economía de guerra») van por ahí.

El problema aquí estriba en que muchos de los mensajes son, efectivamente, únicamente mensajes políticos. Ciertamente, con voluntad política, en la UE se puede hacer cualquier cosa, allanando el camino a superar los impedimentos que sean, como se ha demostrado durante la pandemia, sin ir más lejos. Pero los llamamientos y los eslóganes sin más definición, rara vez funcionan. Menos aun en el caso de la defensa, en donde las competencias no son comunitarias en la mayor parte de los casos, sino que pertenecen a los Estados y a falta de una verdadera estrategia común -y cultura estratégica común- o, como decíamos, misma percepción de las amenazas.

En este sentido, no está del todo claro que hablar de «economía de guerra», por ejemplo, sea lo adecuado. No si no son capaces de poner negro sobre blanco a qué se denomina «economía de guerra». Al fin y al cabo, los ejemplos históricos de la misma nos hablan de verdadera multiplicación en la producción, recortes inmediatos en cualquier capítulo de gasto público que no tenga que ver con la defensa, movilización de la masa de trabajo en favor de la producción bélica e incluso racionamientos. Por supuesto, la «economía de guerra» siempre fue ligada a la movilización y a un recorte en las libertades… precisamente porque era consecuencia de una situación de guerra y no un estado a adoptar ex ante, aunque haya también ejemplos de estados que se hayan preparado para la guerra adoptando algunas medidas homologables, como el Tercer Reich.

El asunto aquí es que los líderes europeos están introduciendo un importante grado de confusión tanto en su población como seguramente en la propia Rusia tanto con las declaraciones –recordemos las de Macron unas horas atrás– como con sus hechos, pues al mismo tiempo demuestran falta de unidad y una ausencia en la definición de los objetivos proverbial, toda vez que nadie tiene clara cuál es la estrategia de salida al conflicto ucraniano.

De hecho, hay quien interpreta que el «globo sonda» de Macron hablando sobre el posible despliegue de tropas en Ucrania en el futuro no estaría, en realidad, relacionado con la convicción, según el clima se va degradando, de que llegado el caso sería mucho mejor enfrentarse a Rusia en Ucrania, que no en los Bálticos o en otro lugar. Al fin y al cabo, las ambiciones rusas van más allá de Ucrania, como hemos venido repitiendo una y otra vez y, salvo que se restaure de la forma que sea el equilibrio estratégico, sus incentivos para ir más allá seguirán creciendo incluso aunque se alcanzase un alto el fuego temporal. El problema aquí es que, para que una intervención europea directa fuese posible, limitándose incluso en ese escenario la guerra a lo puramente convencional, el respaldo estratégico debería ser mucho más fuerte que el actual, de forma que Rusia perdiese cualquier incentivo a escalar verticalmente. Por el momento, aunque ayer vimos algunos movimientos en esa dirección, estamos muy lejos de esa situación. Y mientras tanto, la imagen que dan las Fuerzas Armadas de los países miembros, dista mucho de ser la mejor.

En medio de este ambiente tan inestable, en las últimas horas se ha abierto un nuevo frente -aunque nada inesperado- al solicitar los miembros del Congreso de la región separatista moldava de Transnistria el apoyo a la Duma rusa para protegerse de la «creciente presión» que dicen sufrir por parte del Gobierno de Moldavia. Este último país, candidato a entrar en la UE, impuso nuevos aranceles aduaneros el 1 de enero de 2024 a las importaciones y exportaciones desde Transnistria, región que no está reconocida como país por ningún otro estado. Por el momento sigue pareciendo difícil que se produzca una intervención directa del Kremlin -aunque Rusia mantiene tropas en la zona, por lo que desde Ucrania han vuelto a pedir su retirada-. Sin embargo, no es del todo descartable y, en cualquier caso, volver a agitar esta zona se enmarcaría dentro de las acciones de flanqueo que Rusia viene implementando desde hace un tiempo y que hemos visto por ejemplo en África u Oriente Medio.

Y todo ello a la espera del inmediato discurso de un Putin que se presenta a las elecciones sin oposición alguna y que se espera que siga su línea habitual, trate de imponer su relato y adelante algunas de las líneas básicas de la política rusa, tanto interna como externa, para los próximos seis años. Mañana hablaremos de ello…

Pasando al apartado puramente militar, en las últimas horas nos encontramos por primera vez en mucho tiempo sin informaciones relativas al lanzamiento de drones rusos sobre Ucrania. Sí, según este último país con el derribo de un nuevo bombardero táctico Su-34, lo que elevaría, de ser cierto, la cuenta de aparatos rusos abatidos en las dos últimas semanas a once unidades.

Del lado contrario, se han emitido los partes habituales relativos al supuesto derribo de drones tanto sobre la región de Bélgorod como sobre la de Kursk.

En cuanto a los combates y movimientos, que como puede verse en el tuit sobre estas líneas, son intensos a tenor del número de pérdidas. En las últimas horas han afectado al oeste de Bakhmut, tanto al área de Bohdanivska como a Ivanivske. Lo más preocupante para los ucranianos es que al gran número de ataques artilleros y bombardeos aéreos rusos no parecen corresponderle apenas respuestas por parte de la artillería ucraniana (ver puntos rojos y amarillos en el siguiente mapa).

Dicho esto, lo más relevante continúa sucediendo, como en los dos últimos meses, en la región en torno Avdiívka, en donde el impulso ruso está sirviendo para superar las líneas defensivas ucranianas antes de lo esperado. En este sentido, después de tomar Severne y Lastochkyne, se han adentrado en Orlivka y llegado a Tonen’ke, Semenivka y Berdychi, que podrían caer en las próximas horas o días, tanto porque las posiciones ucranianas, como hemos visto en los últimos días, parecían no estar tan preparadas como debían, como porque el Estado Mayor (Syrsky está en la zona) haya considerado juicioso el repliegue progresivo a las alturas y barreras geográficas más al oeste (línea amarilla en el mapa).

De hecho, es más que posible que Rusia continúe empujando con fuerza en la zona hasta mediados de marzo, con las elecciones rusas en mente, buscando Putin anotarse un importantísimo tanto al ampliar la zona de seguridad en torno a la ciudad de Donetsk. Es más, podría ser que ya con el mandato renovado y con algunos de sus objetivos alcanzados, se abriese una ventana para las negociaciones, lo que no quiere decir en ningún caso que Rusia renuncie a objetivos estratégicos más amplios, (a los que hemos hecho referencia en la primera parte del informe).

Además de al oeste de Avdiívka, el Ejército ruso continúa presionando también al sur de esta ciudad, en la zona de Nevels’ke, así como en los alrededores de Mariínka, en donde de hecho ha logrado avances.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

A nivel internacional la jornada ha estado centrada principalmente en los acontecimientos en Estrasburgo, donde continúa el Pleno del Parlamento Europeo, y en Tirana, donde ha tenido lugar la segunda Cumbre Ucrania – Sudeste de Europa.

Durante la sesión, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha desplazado a Estrasburgo para dirigirse a los eurodiputados, no siendo este el caso del Alto Representante y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell, quien por problemas de salud no ha podido acudir.

En su intervención, Von der Leyen, ha anunciado que la UE abrirá una Oficina para la Innovación en Defensa en Kiev con el objetivo de que ello acerque aún más a Ucrania a Europa y permita a los Estados miembros de la UE aprovechar la experiencia de Ucrania en el campo de batalla, así como sus conocimientos en innovación en defensa.

De otro lado, uno de los puntos más significativos de su intervención ha sido el relacionado con la publicación de la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS) y el Programa Europeo de Innovación en Defensa (EDIP). De este modo, la presidenta subrayaba que el principal objetivo de la estrategia será el de priorizar la adquisición conjunta de equipos de defensa. Sin embargo, pese a que ambos documentos tengan previsto ver la luz el próximo 5 de marzo, tras haberse pospuesto la fecha anunciada inicialmente fijada en el 27 de febrero, lo cierto es que el texto tanto de EDIS como EDIP se filtró a inicios de esta semana. No obstante, las negociaciones continúan para seguir ultimando los detalles de estos nuevos hitos en el marco de la Defensa europea.

Durante la sesión parlamentaria los eurodiputados también han contado con la viuda de Alexei Navaly, Yulia Navalnaya, quien durante su discurso ha subrayado que “No se puede dañar a Putin con otra resolución u otro conjunto de sanciones que no sean diferentes de las anteriores”. Por tanto, invita a la UE a que sea “innovadora” si de verdad quiere derrotar a Putin.

Asimismo, el Parlamento Europeo ha dado su aprobación del Fondo de Ucrania dotado con 50.000 millones de euros de cuatro años. Igualmente, el Consejo de la UE ha finalizado la revisión intermedia del presupuesto europeo para 2021-2027, incluyendo este apoyo a Ucrania basado en 17.000 millones de euros en subvenciones y 33.000 millones en préstamos.

Por otro lado, Ucrania ha recibido 760 millones de dólares por parte de Japón y Noruega (465 millones de dólares y 295 millones, respectivamente) en forma de una segunda subvención en el marco del proyecto PEACE del Banco Mundial. Estos fondos se emplearán para compensar parcialmente los gastos no relacionados con la seguridad y la defensa del presupuesto ucraniano, incluido los pagos de pensiones, de empleados del Servicio Estatal de Emergencias y de docentes.

En cuanto a la ayuda a Ucrania, el ministro de Defensa de Bulgaria, Todor Tagarev, ha confirmado que la entrega de 100 vehículos blindados de transporte de personal se producirá “en unos pocos días”, tras haber logrado la aprobación de su Parlamento en diciembre. Por su parte, Bélgica destinará 200 millones de euros a la iniciativa liderada por Chequia para adquirir proyectiles de artillería.

De otro lado, hay que recordar que en los últimos días Países Bajos ha encargado también a Chequia nueve obuses autopropulsados DITA para enviarlos a Ucrania.

Sobre las entregas de munición y otros equipos ha discutido por teléfono el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, con su homólogo francés, Stéphane Séjourne. En particular, han conversado sobre los resultados de la Cumbre de París y la decisión adoptada que prevé más entregas de municiones de artillería, así como la formación de una coalición de capacidades de largo alcance. El ministro ucraniano, subraya, no obstante, que se necesitan “decisiones firmes y rápidas” para permitir la victoria de Ucrania.

Mientras tanto, el presidente ucraniano ha asistido a la segunda cumbre Ucrania – Sudeste de Europa, siendo su primera visita a Albania desde que comenzó la invasión. Durante esta ocasión, el presidente de Ucrania y el primer ministro de Albania, Edi Rama, se han reunido y, como fruto de su encuentro, han firmado un “Tratado de Amistad y Cooperación” en varios ámbitos tales como comercio, cultura, educación, medio ambiente, sanidad, medios de comunicación, deportes y turismo. Asimismo, el Tratado prevé la cooperación entre ambos países para combatir el crimen organizado, el terrorismo, el contrabando y la trata. En paralelo, además, Dmytro Kuleba se ha reunido con su homólogo albanés, Igli Hasani, con quien ha identificado vías para fortalecer la cooperación en materia de defensa y, en particular, en el ámbito de la munición.

Sin embargo, este no ha sido el único acuerdo del día pues el presidente ucraniano y el primer ministro de Macedonia del Norte, Talat Xhaferi, han firmado la Declaración Conjunta sobre la integración Euroatlántica de Ucrania en la OTAN. Por tanto, otro país se suma al apoyo a las aspiraciones de Ucrania y la invitación para que se adhiera a la Alianza cuando se reúnan las condiciones necesarias para ello.

Durante la cumbre, el presidente ucraniano incidió en que “no debe haber una Europa de diferentes dignidades” y subraya que hay alrededor de 500 empresas de defensa operando en Ucrania, pero no las suficientes como para “ganarle a Putin”. De este modo, en su discurso de apertura señala que han constatado los problemas con el suministro de municiones y ha propuesto la celebración de un foro especial de defensa que reúna a Ucrania y los Balcanes, ya sea en Kiev o en alguna capital de estos países.

Al margen de la reunión principal, Volodímir Zelenski también se ha reunido con representantes de Croacia, Montenegro, Macedonia del Norte, Macedonia, Serbia, y Bosnia y Herzegovina. Como resultado de la Cumbre y de los encuentros bilaterales mantenidos, todos los líderes reunidos en la Cumbre Ucrania – Sudeste de Europa han firmado una declaración conjunta en apoyo a Kiev denunciando la agresión rusa y calificándola como “la mayor amenaza para la seguridad europea y la paz internacional”.

Al tiempo que se han llevado a cabo todos los encuentros anteriores en Tirana, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, ha reafirmado que su país está listo para albergar nuevas conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, como ya se hiciese en 2022.

Por otro lado, los presidentes de veintitrés Cámaras parlamentarias europeas han dirigido una carta en inglés a su homólogo estadounidense, el republicano Mike Johnson, solicitándole que libere los 60.000 millones de dólares de ayuda a Ucrania. Así pues, los representantes de Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Francia, Alemania, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Moldavia, Países Bajos, Macedonia del Norte, Polonia, Portugal , España y Ucrania le han pedido a Johnson que garantice que “Ucrania tenga los fondos necesarios para continuar su lucha”, incidiendo en el impacto de la agresión rusa en la seguridad en el mundo, así como las “acciones criminales del Kremlin”.

Mientras tanto, la embajada de Rusia en Estocolmo afirmó que el Kremlin adoptará contramedidas de carácter político y técnico-militar en respuesta a la entrada de Suecia en la OTAN, respecto de lo que consideran lo siguiente:

“(…) la entrada del país en una alianza militar hostil a Rusia tendrá consecuencias negativas para la estabilidad en el norte de Europa y alrededor del Mar Báltico, que sigue siendo nuestra zona común y nunca se convertirá en un «mar de la OTAN», a pesar de lo que diga Suecia.”

No obstante, la propia embajada concreta que las medidas adoptar para minimizar las amenazas a su seguridad nacional dependerán de las condiciones y alcance de la integración de Suecia en la OTAN, incluyendo el posible despliegue en este país de tropas, equipos de combate y armas de la Alianza.

Por último, desde el Ministerio de Comunidades, Territorios y Desarrollo de Infraestructura de Ucrania, el viceprimer ministro Oleksandr Kubrakov ha negado los rumores sobre las supuestas negociaciones en curso con el gobierno de Ucrania sobre el cierre de la frontera con Polonia. Ha precisado que para Ucrania una frontera establece es una cuestión de supervivencia frente al agresor y que esperan que Polonia adopte las medidas necesarias teniendo en cuenta las soluciones ofrecidas por Ucrania y las medidas adoptadas para aliviar la tensión en la frontera.