Las últimas horas han sido apasionantes desde el punto de vista de los Estudios Estratégicos. A las diferentes reacciones a las palabras de ayer del presidente francés, Macron, relativas al posible envío de tropas a Ucrania le han seguido todo tipo de reacciones, la mayoría de ellas contrarias, así como la aseveración, por parte de Rusia, de que tal extremo conduciría a una guerra en el continente. Sin embargo, hay más, ya que por otra parte Polonia se ha mostrado por primera vez partidaria de la «disuasión extendida» gala y las palabras del ministro francés de defensa respecto a la producción de municiones para lo que resta de año han demostrado una vez más la diferencia entre las aspiraciones de París y su capacidad militar, al menos en lo convencional. Todo en una jornada en la que el Ejército ruso ha vuelto a avanzar en el este del frente, entrando en Severne y en la que Ucrania asegura haber derribado dos bombarderos tácticos Su-34 adicionales.
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Buena parte del informe de ayer lo dedicamos a compartir y explicar las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, relativas al posible envío de tropas a Ucrania, así como su contexto y las posibilidades reales de que esto se llevase finalmente a efecto. Desde entonces, han sido muchas las declaraciones por parte de representantes de otros gobiernos no solo europeos, sino occidentales en general, negando la mayor. Comenzando por los Estados Unidos, y terminando por Alemania, España, Italia o Reino Unido, no han sido pocos los estados que han rechazado la posibilidad de enviar uniformados al país en guerra, dejando así claro que los límites de la ayuda a Ucrania y de la escalada por su parte no han cambiado.
Lo mismo es válido para Polonia y Chequia o Croacia e incluso para la Secretaría General de la OTAN, lo que demuestra que, más allá de que alguno de los asistentes a la cumbre de París del lunes pudiese poner el tema sobre la mesa, el parecer mayoritario es claro: la guerra de Ucrania debe seguir siendo un conflicto por delegación. Lo que no excluye, obviamente, que en caso de agresión rusa a otros Estados, la situación no cambie, activándose en el caso de los miembros de la OTAN el famoso artículo 5 o, en el de los que únicamente forman parte de la Unión Europea, el 42.7.
Rusia, como es lógico, ha marcado los límites advirtiendo, en boca del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, que en este caso «no es necesario hablar de probabilidad, sino de inevitabilidad». Al mismo tiempo, parecía ser también muy consciente de las dificultades de que este tipo de escalada se llevase a cabo, salvo en contextos muy específicos, como los que explicamos ayer, explicando que «Nos dimos cuenta de que realmente se discutió el tema del envío de personal militar a Ucrania, también notamos que hay una variedad muy amplia de opiniones al respecto, realmente no hay consenso. Varios países que participaron en este evento, que tuvo lugar en París, mantienen una evaluación bastante sobria de los peligros potenciales de tal acción y del peligro potencial de una participación directa en un conflicto candente».
Así las cosas, y globos sonda o no, las palabras de Macron, además de causar revuelo, han servido para que muchos se posicionen sobre una cuestión clave como son los límites del apoyo a Ucrania, que por ahora siguen fijados en lo material. Y no solo en el exterior, sino también dentro de la propia Francia. Allí, como vimos ayer, fueron varios los líderes políticos que se pronunciaron al respecto, uniéndose desde entonces varios de ellos más, condenando todos ellos una posibilidad que tachan de «locura».
Ahora bien, las palabras de Macron -que fue el primero que dijo que Francia no estaba por la labor de enviar tropas, por cierto, sino que se limitó a explicar que el debate había estado sobre la mesa y que ninguna opción podía descartarse por completo como posteriormente volvería a explicar su ministro de Defensa-, tienen más derivadas. Una de ellas, sumamente interesante, tiene que ver con la diferencia percibida por todos entre las capacidades económicas y las capacidades militares de los Estados miembros de la UE, Francia incluida.
Esto, que no es algo nuevo, quedaba meridianamente claro apenas unas horas después, el propio Lecornu mostraba su esperanza de que el país pudiese, a lo largo de este año, producir 4.000 o 5.000 disparos de 155mm al mes, una cifra a todas luces ridícula. Es más, daba otra cifra, al informar de que a lo largo de todo el presente mes de febrero, Francia había sido capaz de producir 3.000 disparos. Esto, por ponerlo en perspectiva, es aproximadamente lo que Ucrania necesitaría para entre 8 y 12 horas de combates, de poder hacer fuego al ritmo deseable, que sería de unos 6.000 – 10.000 disparos diarios de este calibre.
Pero es que hay más, y es que en los últimos días Macron también se ha referido a la posibilidad de un «nuclear sharing» europeo, en el que Francia, como única potencia nuclear de la UE, sería el proveedor del armamento. También de cierta disuasión extendida sobre aquellos Estados que no tuviesen armas en régimen de doble llave, que serían la mayoría, obviamente. Una idea que no es en absoluto nueva, pero que por primera vez desde que hay noticias un país tan proatlantista como Polonia parece ver con buenos ojos.
Recordemos que precisamente Polonia -antes de su cambio de Gobierno- había solicitado a los Estados Unidos que basara en su territorio armas nucleares para aumentar el grado de disuasión frente a Rusia. También que todo este debate se produce en un momento en el que son cada vez más los Estados que se plantean, dentro de la UE, la necesidad de contar con una disuasión nuclear que, en última instancia, contribuya a restablecer el equilibrio estratégico y cerrar esa famosa «ventana de vulnerabilidad» a la que hemos hecho referencia en otros tantos informes y artículos.
En relación con esto, y aunque lo que Francia pudiese aportar a través de su limitado arsenal (tanto a nivel cuantitativo como cualitativo, ya que ni siquiera posee una triada completa) pueda hacer posible que la UE cuente con una pequeña capacidad de disuasión nuclear «del débil al fuerte», no hay que perder de vista, como hemos explicado en alguna ocasión, el momento exacto en el que estamos en términos de proliferación. Esto es, un momento en el que esta es más posible que nunca, y también más racional, de forma que para cada vez más actores el contar con armas nucleares es tanto más atractivo. También en un momento de profundo cambio técnico e incluso doctrinal. Por supuesto, en un momento en el que los cálculos no serían entre diadas nucleares, sino entre triadas o más, con todo lo que ello implica.
De ahí que consideremos, como hemos pedido en alguna ocasión, que el «melón nuclear» se abra en condiciones, no de forma bilateral, sino para el conjunto de los Veintisiete y de forma que puedan tratarse abiertamente desde el principio cuestiones clave, como el tipo de arsenal que es más adecuado a los intereses comunitarios, el régimen del mismo o los tipos de vectores a adquirir o desarrollar, entre muchos otros asuntos.
Pasando, una vez más, del plano estratégico a las realidades sobre el terreno, tenemos una vez más que Rusia ha lanzado una nueva oleada de drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) contra el territorio ucraniano. Así, según el Ministerio de Defensa de este último país, un total de diez de estos ingenios, así como un misil S-300 habrían sido utilizados en su contra, siendo neutralizados los drones kamikazes sobre Odesa, entre otros puntos.
Del lado ruso, y una jornada más, han denunciado distintos intentos de ataque ucranianos con drones supuestamente sobre las regiones de Bélgorod y Briansk, al parecer sin causar daños.
Además de esto, una vez más desde Ucrania aseguran haber derribado otro bombardero táctico Su-34 (de hecho, las fuentes oficiales hablan hasta de dos) con lo que, de ser ciertas las cifras ofrecidas por este país -no hay confirmación de todos los derribos, como ya explicamos-, serían una decena los aparatos derribados en la segunda mitad de febrero.
En cuanto a los combates, continúan concentrándose especialmente en las áreas de Bakhmut (de donde han trascendido imágenes de la ejecución de militares ucranianos y en donde se ha producido un contraataque de las AFU), Avdiívka y Mariínka, como en jornadas anteriores. Además, se ha hablado de nuevas tácticas de asalto por parte rusa, en este caso recurriendo al uso de buggies en lugar de a blindados para llegar hasta las trincheras ucranianas. Aprovecharían así su rapidez, maniobrabilidad y menor silueta, todo lo cual sería una ayuda frente a la acción de los drones FPV.
Lo más relevante, en cualquier caso, sigue produciéndose en Avdiívka, toda vez que el Ejército ruso continúa aprovechando las oportunidades de explotación que está dejando la retirada ucraniana para seguir avanzando a poniente de la ciudad a la espera de que el frente se estabilice en algún punto. Por el momento habrían logrado entrar en Severne y Stepove, mientras continúa dudándose de la solidez de las líneas defensivas ucranianas y, más exactamente, de sus posiciones fijas. De hecho, hay quien ha pedido que Ucrania haga un esfuerzo por equilibrar sus Fuerzas Armadas concediendo más importancia a las capacidades aportadas por las unidades de ingenieros, entre otros.
Así las cosas, el Ejército ruso está ya en la primera línea que se esperaba que Ucrania tratase de utilizar en la zona, mientras se sigue especulando sobre dónde se situarían las siguientes, en caso de que esta caiga, algo que hemos explicado en días anteriores. Además, se han registrado también ataques rusos
Además de lo anterior, y en este caso en el área de Mariínka, se han producido también renovados ataques rusos contra Novomykhailivka, aunque a costa una vez más de perder decenas de blindados pues han vuelto a tratar de avanzar en campo abierto y en columna, una táctica que desde que comenzara la guerra y gracias a la monitorización del campo de batalla, siempre arroja el mismo resultado.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, y dejando de lado las palabras de Macron y las reacciones a las mismas, que ya hemos abordado en la primera parte del informe, tenemos que, en los Estados Unidos, el presidente del Congreso, Mike Johnson, quien se ha reunido con Biden en las últimas horas, ha vuelto a dejar claro que la política migratoria está por delante de la ayuda a Ucrania. Mantiene pues el bloqueo respecto al paquete de ayuda a este país, siguiendo los dictados del previsible candidato electoral del Partido Republicano, quien ha dado un paso más en su carrera hacia las elecciones de octubre al imponerse en Michigan mientras Biden hacía lo propio dentro del Partido Demócrata.
Pasando a la Unión Europea, los eurodiputados, reunidos en Estrasburgo, han dado luz verde en el pleno a la ayuda económica a Ucrania que, por valor de 50.000 millones de euros, permitirá asegurar la estabilidad macrofinanciera de este país durante el próximo año. Un trámite que se ha cumplido con 536 votos a favor, 40 en contra y 39 abstenciones y que permitirá comenzar a implementar unos fondos que habían sido acordadaos a nivel político semanas atrás. En cualquier caso, la decisión ha sido agradecida entre otros por el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, a través de las redes sociales.
Pasando a la diplomacia, y en el caso de Ucrania, en las últimas horas el foco ha estado puesto en Arabia Saudita, hasta donde han viajado tanto Zelenski como buena parte del gobierno ucraniano para reunirse entre otros con el príncipe Mohammed bin Salman, quien ostenta el poder. Con él han podido discutir acerca de temas como la provisión de ayuda a Ucrania o la implementación de la «Fórmula de paz» de Zelenski. Según este último, «El liderazgo de Arabia Saudita puede ayudar a encontrar soluciones equitativas», razón por la cual el país árabe ha sido invitado a la Cumbre de Paz que se celebrará en los próximos meses en Suiza.
Otro punto de interés continúa estando en los activos rusos confiscados en buena parte del mundo y la forma de utilizarlos para financiar así la reconstrucción de Ucrania. Así, mientras van encontrándose algunas vías legales, como hemos visto en informes recientes, caso de la utilización no de los propios activos, sino de sus intereses, para ser transferidos a Ucrania, la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos ha instado a los líderes de otros países a desbloquear estos fondos transfiriéndolos a Ucrania. Una cuestión a la que también se ha referido el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien ha dicho que Ucrania junto con sus socios busca desarrollar un marco legal unificado para la confiscación de activos rusos.
En otro orden de cosas, los agricultores polacos han vuelto a manifestarse contra las políticas de la Unión Europea y contra la llegada de productos agrícolas ucranianos, en esta ocasión en Varsovia, en donde se han dirigido tanto al Parlamento como a la sede de la Cancillería. Unas protestas que han provocado que finalmente el gobierno polaco ceda, acordando satisfacer sus demandas, lo que sin duda tensará las relaciones con Ucrania, a pesar de que ambos países son aliados estrechos.
Cerramos el informe de hoy con dos noticias. Una referente a la producción de municiones de artillería en Corea del Norte (como sabemos, suministrador de Rusia), cuyas fábricas estarían trabajando a plena capacidad, según fuentes surcoreanas, con la intención de abastecer a su socio obteniendo alimentos como compensación. Es más, han llegado a dar cifras concretas, afirmando que entre el país juche y Rusia se han movido 6.700 contenedores desde que se produjese el encuentro entre Putin y Kim Jong-un en septiembre, lo que podría significar la llegada a Rusia en este tiempo de hasta 3 millones de disparos de 152 mm.
La otra, en relación con el derribo del Il-76 ruso hace unas semanas, pues según el investigador principal designado por este país habrían logrado identificar a los ucranianos responsables de dar la orden de abatir el aparato, aunque no ha ofrecido ninguna prueba por el momento.