Guerra de Ucrania – Día 723

Las Fuerzas Armadas ucranianas han hecho oficial la retirada de Avdiívka, justificada según el Estado Mayor «para evitar el cerco y preservar la vida y la salud de los militares». Si bien las tropas rusas todavía no han completado la toma de esta ciudad, en las últimas horas se ha acelerado un repliegue que seguramente lleve a las AFU a situarse sobre la línea Semenivka-Orlivka-Tonen’ke-Pervomais’ke, quizá aguantando en un primer momento en Lastochkyne. No ha sido, sin embargo, la única noticia en una jornada intensa en la que desde Rusia han comunicado la muerte en prisión del opositor Alekséi Navalni, y Ucrania y Francia han firmado el esperado acuerdo bilateral de seguridad.

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Tal y como era de esperar, Ucrania ha terminado por hacer oficial la decisión de retirar a sus tropas del núcleo urbano de Avdiívka. La enorme superioridad rusa en cuanto a efectivos, pero especialmente en cuanto a poder de fuego, ha terminado por imponerse, aconsejando a Syrsky el repliegue a una línea más defendible y el apostar por la conservación de sus fuerzas a la espera de que la ayuda internacional vuelva a afluir.

El Kremlin obtiene así su deseada victoria antes de las elecciones presidenciales de marzo de este año, lo que sin duda supondrá un notable impulso a la campaña de Putin -que en cualquier caso no tenía rival, pero que como en todo régimen iliberal necesita de cierto grado de apoyo popular. Además, la noticia de la entrada de las tropas rusas en Avdiívka ha coincidido con el anuncio de la muerte del opositor Alekséi Navalni, en extrañas circunstancias, lo que ha hecho que numerosos políticos y líderes internacionales, así como la familia del fallecido, hayan cargado contra Putin, aun sin conocerse los resultados de una autopsia en la que nadie parece confiar. Así las cosas, Putin no solo se anota un tanto en el campo de batalla, sino también otro en el político, al consolidar más si cabe su poder, toda vez que el opositor que más popularidad ha logrado reunir en los últimos años, ha desaparecido.

Pese a todo, y aunque el Kremlin se esfuerce en vender la idea de que la guerra está ya sentenciada, Ucrania sigue firmando acuerdos de seguridad con distintos países, continúan creándose nuevas coaliciones para suministrar a este país equipos concretos y, a la luz de las últimas revelaciones relativas a los planes rusos para situar supuestas armas ASAT nucleares en órbita, no dejan de crecer los incentivos para que los republicanos y demócratas estadounidenses superen sus diferencias. Entre la ciudadanía norteamericana, por cierto, la percepción de que esta guerra es importante para sus intereses se mantiene alta, a pesar del «cansancio de guerra» al que hemos hecho referencia en alguna ocasión.

Pasando a la situación general en el frente, cada día se hace más evidente el diferencial de poderío militar entre Rusia y Ucrania, algo que era esperable desde el momento en el que la guerra pasó a ser de desgaste y a largo plazo. A la espera de que pueda ser revertida en base al apoyo internacional y a la recepción por parte ucraniana de material más capaz, por el momento la única posibilidad de este país pasa por continuar infligiendo bajas a una Rusia que continuaría teniendo material sobrado para sostener su esfuerzo durante bastante tiempo, a pesar de las pérdidas asumidas hasta ahora. También recursos humanos, pues aunque haya fuentes que hablen de 315.000 rusos muertos y heridos en lo que va de guerra, no solo están cubriendo las bajas sin excesivos problemas sino que, una vez los mecanismos de reclutamiento y entrenamiento se han perfeccionado, la formación de sus militares ha mejorado notablemente respecto a etapas previas.

El problema aquí para Ucrania es que, a pesar de que retiradas como la de Avdiíka constituyan la decisión correcta, mientras Rusia mantenga un volumen de fuerzas mayor podrá amenazar, a pesar de la dificultad que suponen las líneas exteriores, con emplearlas en otros puntos del frente. Esto es, en última instancia, lo que ha provocado que, lejos de concentrar esfuerzos únicamente en Donetsk, Ucrania haya tenido que mantener acantonadas en otras zonas del frente numerosas unidades. Lo que es peor, incluso a pesar de que la retirada de Avdiívka, como los repliegues en Bakhmut, permitirán acortar ligeramente las líneas, por el momento la relación de fuerzas sigue sin cambiar, pese al esfuerzo ucraniano por reconstituir unidades y ofrecerles una formación más adecuada.

Esto implica que después de Avdiívka, los ataques rusos por ejemplo en dirección al Oskil, al norte, o en el área de Robotyne o Vuhledar, al sur, son más y no menos probables. Todo mientras Rusia no solo disfruta de una superioridad apabullante en cuanto a artillería, dada la escasez de municiones del lado ucraniano, sino que ha logrado que su Fuerza Aérea, después de demostrar un pésimo rendimiento durante más de año y medio, haya logrado volver a operar con garantías, gracias a la disponibilidad de bombas planeadoras por una parte, y a la presión a la que han sido sometidas las defensas antiaéreas ucranianas mediante el lanzamiento constante de drones y, en menor medida, misiles.

Dicho esto, y a la espera de que Ucrania y sus Fuerzas Armadas, ahora bajo la batuta de Syrsky, lancen contraataques en algún momento -algo que cabe esperar de este general-, la situación no deja de deteriorarse para Kiev. Algo que, en contra de lo que muchos aseguran desde el bando ruso, no implica necesariamente que el Ejército de este país vaya a poder lograr penetraciones rápidas ni victorias decisivas en las próximas semanas o meses. De hecho, lo más factible es que los avances sigan siendo lentos, constituyendo el principal objetivo sobre el terreno de Rusia, ahora mismo, ampliar esa zona de seguridad en torno a la ciudad de Donetsk, lo que hace previsible que continúen presionando hacia Pervomais’ke, en Novomykhailivka o al oeste de Mariínka.

Dicho lo anterior, y aunque se ha seguido combatiendo en otros sectores del frente, hoy toca centrarse en Avdiívka. A pesar de la decisión del alto mando ucraniano, la retirada no se ha completado por el momento. De hecho, aunque hay numerosos vídeos de tropas rusas y de la autoproclamada república de Donetsk entrando y colocando banderas en diversos puntos, no parece que se haya producido ninguna desbandada.

Es más, parece que la retirada ucraniana esta está siendo relativamente ordenada, lo que no evitará que las tropas rusas logren capturar grupos de ucranianos que, o bien no podrían abandonar por sus propios medios las zonas asignadas, o bien habrían sido utilizados para retardar al Ejército ruso mientras el grueso de las tropas se repliegan. Dicho esto, como en toda retirada más o menos ordenada, mientras unas unidades se repliegan, otras deben presionar en otros sitios y ofrecer cobertura y apoyo a las que están efectuando el movimiento retrógrado. De ahí que en los últimos días la 3ª Brigada de Asalto haya sido enviada a la zona, mientras el Ejército ruso intenta completar un embolsamiento que hasta ahora no ha conseguido.

A partir de aquí, dado que la toma de Avdiívka sirve en buena medida a los objetivos de Rusia de ampliar la zona de seguridad en torno a la ciudad de Donetsk, toca pensar cuáles serán los siguientes pasos. En primer lugar, y aunque Rusia seguirá presionando hacia el Oskil, en Bakhmut o al sur, en Robotyne, la acumulación de tropas en la región de Donetsk hace pensar que el esfuerzo principal seguirán realizándolo en esta zona. Los ucranianos, en Avdiívka, seguramente se replieguen a una línea Semenivka-Orlivka-Tonen’ke-Pervomais’ke. Esta debería permitir dejar espacio abierto entre la ciudad y las líneas rusas lo que, a pesar de la escasez de artillería, permite al menos el empleo de los drones tipo FPV contra las unidades rusas en su avance.

Más allá de esto, y además de tratar de seguir progresando al oeste de Mariínka, Rusia tendría que buscar tanto la toma de Novomykhailivka como, si lo consigue, volcarse sobre Vuhledar. Por supuesto, hay muchas otras posibilidades, pero al menos de aquí al verano, esto parece lo más razonable, mientras emplean fuerzas al mismo tiempo para presionar a los ucranianos en los dos extremos del frente, tanto en la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, por un lado, como en el área de Robotyne por otro.

Donetsk y Avdiívka. El círculo rojo, que se ha situado a unos 30 kilómetros del centro de Donetsk y de modo meramente orientativo, sirve para que el lector tenga una idea aproximada de lo que sería una zona buffer o de seguridad en torno a Donetsk aceptable para Rusia, al dejar a la ciudad a salvo de los ataques con la artillería ucraniana de menor alcance. Fuente – Modificado a partir de un mapa de @Majakovsk73.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

La actualidad internacional, por su parte, viene marcada como es lógico por las reacciones a la muerte a los 47 del opositor ruso Alexei Navalni, hecho que ha copado las principales portadas nacionales e internacionales.

Desde el presidente estadounidense, Joe Biden, a la presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, han sido muchos los que han acusado a Putin de lo que consideran un asesinato. También Macron, el presidente de la República Francesa, quien ha hablado sobre el «endurecimiento del régimen del Kremlin» además de alertar acerca de que «Rusia ha entrado en una nueva fase y debemos ser lúcidos a este respecto».

Desde este país, sin embargo, se han defendido argumentando que todavía no se dispone de datos de los exámenes médicos forenses, criticando a Occidente por su premura a la hora de sacar «conclusiones». Es más, el embajador ruso en los Estados Unidos hablaba, incluso, de un nuevo intento de injerencia en la política interna rusa.

Respecto a Navalni, y a la espera de más datos, lo último que se había sabido era que apenas unas horas antes había aparecido sonriente durante una audiencia judicial hecha a través de medios telemáticos, lo que obviamente no excluye que su muerte se haya podido deber a causas naturales, aunque son pocos los que confían en ello. La maquinaria mediática del Kremlin se ha referido a él como «bloquero» y no como opositor, difundiendo la explicación oficial, según la cual falleció tras sentirse indispuesto después de un paseo. Curiosamente, se afirma que «Navalny no tenía problemas de salud y sus familiares no le hicieron solicitudes médicas antes del incidente», a pesar de que incluso organizaciones como Amnistía Internacional habían mostrado su preocupación respecto al estado de salud del reo.

Desde Ucrania, a pesar de que podría esperarse lo contrario, no han sido demasiadas las referencias al fallecimiento de Navalni. De hecho, el único alto cargo en hacer un comentario al respecto ha sido el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, quien ha unido el nombre del finado a los de Politkovskaya, Litvinenko, Magnitsky y Nemtsov asegurando que «son sólo algunos de los nombres más conocidos de la larga lista de críticos asesinados por Putin». Todo mientras culpó a los líderes del resto del mundo de animar a Putin a seguir asesinando opositores al no tomar medidas tras cada muerte.

Como quiera que son demasiadas las incógnitas y que no ha sido la única noticia del día, toca pasar a Ucrania y el acuerdo de seguridad firmado con Francia, que sigue al formalizado, unas horas antes, con Alemania. El texto, oficializado por Zelenski y Macron en París establece una serie de «herramientas prácticas para fortalecer las capacidades de combate de Ucrania», según el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak.

Al respecto, Macron ha afirmado que: «Nuestro apoyo no es sólo a largo plazo sino también colectivo, ya que el Reino Unido y Alemania ya firmaron un acuerdo de este tipo» mientras que, Zelenski, por su parte, se mostró satisfecho alegando que «Hemos firmado un acuerdo muy ambicioso. Se trata de 3.000 millones de euros en ayuda militar este año y apoyo total a nuestras aspiraciones de la UE y la OTAN».

Así las cosas, son ya tres los acuerdos de seguridad firmados por Kiev, pues al alemán y al francés hay que sumar el que se formalizó semanas atrás con el Reino Unido. Todo lo cual nos habla del creciente compromiso que las capitales europeas están tomando respecto de la defensa ucraniana, mientras en los Estados Unidos continúan sin despejarse las dudas relativas al paquete de ayuda militar y hay incluso quien se interroga si la aproximación de la Casa Blanca a la crisis de Ucrania es la adecuada o si deberían reconsiderarla en vista del caos en el Congreso.

En relación con esto, desde el Departamento de Defensa de los Estados Unidos han publicado una nota de prensa bastante contundente, en la que aseguran, citando a un alto funcionario sin identificar, que: «A pesar del generoso apoyo militar a Ucrania por parte de aliados y socios, a menos que el Congreso apruebe la solicitud de financiación suplementaria del Departamento de Defensa, Ucrania no podrá defenderse de la agresión rusa». A lo que añaden: «Si Ucrania fracasa porque no le proporcionamos asistencia de seguridad, los costos serán altos para Europa, Estados Unidos y el mundo: más altos que el costo de la asistencia de seguridad actual».

Por otra parte, y a la espera de la próxima reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G7, que tendrá lugar en horas, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, quien ha tomado parte en la Conferencia de Seguridad de Múnich, se ha visto con el ministro Chino Wang Yi, con quien ha tenido la oportunidad de hablar, entre otros temas, de la guerra de Ucrania, aunque no han trascendido más detalles.

Para finalizar, y también en relación también con la Conferencia de Seguridad de Múnich, el primer ministro ucraniano, Zelenski, ha asegurado en su discurso que «Ucrania solo está limitada por falta de munición y misiles de largo alcance», solicitando más apoyo pues, según afirma: «Ucrania ha demostrado que puede obligar a Rusia a retirarse y que es capaz de restaurar las reglas. Podemos recuperar nuestra tierra y (el presidente ruso, Vladímir) Putin puede perder, esto ya ha ocurrido más de una vez en el campo de batalla”. Una reunión en la que, entre otros, Zelenski se reunirá con Kamala Harris, vicepresidenta estadounidense.