Desde los Estados Unidos el presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes ha anunciado la existencia de “una amenaza grave” que, según distintos analistas, estaría relacionada con la posibilidad de que Rusia colocase armas nucleares en el espacio. Planes que, de ser ciertos, supondrían el paso hacia un escenario mucho más inestable y amenazante desde el punto de vista estratégico. Además de esto, desde Ucrania aseguran haber hundido un nuevo buque de desembarco ruso en el mar Negro, el «Tsezar-Kounikov», mientras Syrsky admite que la situación sobre el terreno es «extremadamente difícil» para las Fuerzas Armadas ucranianas.
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En ocasiones, como ha ocurrido en las últimas horas, la guerra de Ucrania queda hasta cierto punto opacada por noticias relacionadas, pero con un impacto todavía mayor si cabe para la estabilidad estratégica. En este caso, el anuncio hecho por el el presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Turner (congresista republicano por Ohio), en relación con una «amenaza grave» (a la seguridad estadounidense) por parte de Rusia, sin especificar su naturaleza, ha logrado opacar por completo la situación en Ucrania, a la vez que ha generado numerosas especulaciones, la mayor parte de ellas relativas bien a la posibilidad de que Rusia haya desarrollado nuevas armas nucleares o vectores, bien a que haya situado armas nucleares en el espacio.
Hay que decir que, sin duda, lo ocurrido ha sido realmente grave, pues de otra forma no se explica que Turner haya solicitado la desclasificación de la información a Biden para que esté accesible tanto para el resto de congresistas, como para la Administración y los aliados. También que se trata de una amenaza importante y con un gran potencial desestabilizador, pero no inmediata, algo que han enfatizado varios de los congresistas que han tenido acceso a una información, que ha quedado disponible después de votarse favorablemente al respecto, a todos ellos. Además, en relación con esto, cabe pensar que el momento elegido no ha sido casual, pues el Congreso debe adoptar una decisión en breve sobre la ayuda a Ucrania y que se haya desclasificado esta información justo ahora, no parece fruto solo de la urgencia sino también del cálculo político, mientras crece la presión sobre los congresistas.
Antes de entrar en lo que implicaría un paso de este último tipo, conviene dedicar unas cuantas líneas a las otras posibilidades. Al fin y al cabo, durante las últimas horas se ha hablado acerca de: 1) la posible nuclearización del misil hipersónico Zirkon (empleado en su variante convencional recientemente contra Ucrania); 2) el despliegue de algún tipo de sistema de bombardeo orbital fraccionario o FOBS (Fractional Orbital Bombardent System); 3) del desarrollo de algún misil de crucero de propulsión nuclear, algo sobre lo que ya se había especulado en el pasado como parte de las armas «de tercer ataque» en las que Rusia trabajaba para compensar la superioridad estadounidense que amenazaba con hacer viable un primer ataque contra-fuerza y; 4) el establecimiento de armas nucleares en órbita, aunque sin especificarse el tipo y función.
Con el paso de las horas, distintos medios y analistas han ido «afinando» el tiro, hasta especular con que no se trataría de un arma nuclear basada en una órbita baja y capaz de golpear su objetivo en la Tierra sin apenas tiempo de preaviso, sino de un arma pensada para destruir satélites enemigos mediante mediante algún tipo de mecanismo «nuclear». Esto no implica necesariamente efectos puramente cinéticos (como los que asociamos a una explosión nuclear), sino que puede hacerse mediante la generación de una gran cantidad de energía por ejemplo en forma de rayos X susceptible de inutilizar las redes satelitales de cualquier rival (o aliadas y propias, si están al alcance de sus efectos). Todo esto, coincidiendo además con el lanzamiento de una nave de carga Soyuz por parte rusa, aunque en este caso dirigida, en principio, a la Estación Espacial Internacional. También con otro lanzamiento, el pasado día 9 de febrero, aunque en este caso de un satélite de reconocimiento óptimo Razbeg.
De ser cierto lo anterior –aunque podría ser muchas otras cosas, por más que incluya el término nuclear– supondría como decimos, un paso extremadamente grave, abriendo una importante crisis pues su potencial desestabilizador superaría con creces al que en su día tuvo el despliegue de otros armamentos, provocando episodios como la crisis de los Euromisiles en los años 80. Por poner un ejemplo asequible al gran público, aunque sin representar una amenaza tan inmediata, estaríamos hablando de un paso de un calado similar a la decisión, por parte de Khrushchev, de desplegar misiles en Cuba, algo que dejaba a los Estados Unidos sin tiempo de reacción y que provocó la crisis de los misiles de Cuba y, con ello, el momento de mayor tensión durante la Guerra Fría, junto con la crisis de Berlín.
El problema, al menos para los analistas, es que a falta de más información es difícil por el momento valorar en su justa medida la entidad de la amenaza. Más allá de saber si realmente lo que Rusia pretende es desplegar armas ASAT nucleares en órbita, habría que tener más datos sobre la tipología exacta, el tipo de órbita en el que serían desplegados (y por tanto el tipo de satélites contra el que se dirigirían), etcétera. Al fin y al cabo, la disuasión desde el espacio, y la guerra espacial en general son asuntos extremadamente complejos, no solo desde el punto de vista teórico, sino también desde el técnico.
En relación con esto, Rusia ha realizado pruebas ASAT en el pasado de distinto tipo. Operaciones que son gestionadas por las Fuerzas Espaciales de la Federación Rusa, reactivadas en agosto de 2015, como mando dependiente de la VKS o Fuerzas Aeroespaciales Rusas. Entre otros sistemas ofensivos, cuentan con el sistema Núdol, desarrollado a en base a algunas de las tecnologías empleadas en los sistemas ABM A-135/A-235 soviéticos, pero montado sobre un chasis de camión para dotarlo de movilidad. El problema de este interceptor cinético radica en el alcance, pues al estar pensado en origen para interceptar misiles balísticos, este es limitado, permitiendo únicamente llegar a órbitas bajas de hasta un millar de kilómetros (muy lejos de los 20.000 kilómetros a los que nos sobrevuelan los satélites de la red GPS). Este sistema se probó por última vez en 2018, sin que interceptase ningún satélite, constituyendo la sexta prueba del sistema en cuatro años. Tres años antes, en 2017, del interior del satélite Kosmos 2519 salió un segundo objeto (Kosmos 2521) y de este un tercero (Kosmos 2523). No abundaremos en estos sistemas, porque no hay nada que añadir al magnífico trabajo hecho por Daniel Marín a través de su blog Naukas, en el que cuenta este y otros incidentes con todo lujo de detalles. Lo importante para el caso que nos ocupa, es que Rusia demostró su capacidad de acercarse a los satélites espía norteamericanos a voluntad, dejando caer que, en su caso, podría destruirlos.
Sin embargo, el despliegue de armamento nuclear en el espacio, aunque no estuviese dirigido contra la Tierra sino contra los satélites, supone escalar en varios grados respecto a cualquier tipo de prueba o sistema anterior. De hecho, en ningún momento de la Guerra Fría se llegaron a desplegar armas nucleares en órbita, pues no estamos hablando de un misil ASAT con cabeza nuclear, sino de que un arma nuclear estaría permanentemente en órbita, algo muy diferente. Desgraciadamente, pese a que de llegar a desplegarse este sistema, supondría una violación inequívoca del Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967, del que son partes tanto Estados Unidos como Rusia, los tratados al respecto, además de poseer lagunas, sirven de poco. En este sentido, son muy agradables para los leguleyos y sus debates, pero como casi todos los textos legales, terminan convertidos instantáneamente en papel mojado cuando la situación estratégica cambia y chocan con los intereses de una potencia, en este caso Rusia (en donde parecen, además, haberse mofado del tema).
A la espera de que vayan apareciendo datos, pues no hay apenas información fidedigna y, por lo tanto, conviene tomar cualquier especulación con cautela. Desde los Estados Unidos se verían obligados a responder. Con el problema, eso sí, de que cualquier acción dirigida contra los satélites occidentales tendría un impacto mucho mayor sobre la sociedad, la economía y las fuerzas armadas que una acción occidental contra las redes rusas, lo que obligará a buscar formas no exactamente simétricas a la hora de restablecer la estabilidad estratégica.
Dicho todo esto, y aunque la noticia del día haya merecido un espacio especial en este informe diario sobre la guerra de Ucrania, no ha sido ni mucho menos la última. En cuanto a lo ocurrido sobre el terreno, tenemos que los ucranianos habría logrado hundir al sur de Crimea el buque de desembarco ruso «Tsezar-Kounikov», que se uniría a la larga lista de bajas navales sufridas por Rusia. La acción, responsabilidad del «Grupo 13» de la Inteligencia Militar ucraniana, ha sido llevada a cabo mediante buques no tripulados de superficie Magura V5. Tras producirse, ha sido celebrada por el propio presidente ucraniano, Zelenski, quien ha felicitado a sus hombres a través de las redes sociales.
Por otra parte, ha sido otra jornada de ataques rusos mediante misiles y drones contra distintos puntos de Ucrania, estando las defensas antiaéreas activas sobre Kiev, Khmelnitsky, Dnipró o Leópolis entre otros puntos.
Además de todo lo anterior, se ha producido un importante incendio en un depósito de petróleo ruso en Kursk, tras ser alcanzado por un dron ucraniano. También en unas instalaciones de la localidad de Kreminna, ocupada por Rusia, supuestamente utilizadas para la reparación de blindados por parte del Ejército ruso. Además, en este caso, con la particularidad de que podrían haber sido alcanzadas con una munición GLSDB lanzada por un M142 HIMARS / M270.
En cuanto a los combates, que siguen arrojando importantes cifras de bajas, pero con una relación muy diferente de la de 13:1 que comentáramos ayer, tenemos que se concentran especialmente en dos puntos, a pesar de algunas acciones al norte, hacia Kupiansk.
Por una parte, en Bakhmut, en donde las tropas rusas amenazan ya la localidad de Ivanivske, a poniente de la ciudad. De hecho, los últimos avances se han producido a través de la carretera T0504, que comunica ambas localidades, dejando a las tropas rusas a las puertas de esta villa.
Por otra, en Abdiívka. Allí la situación continúa degradándose para los defensores. La única carretera bajo control ucraniano que conduce al interior de la ciudad ha quedado completamente destruida por los bombardeos rusos, según ha anunciado Vadim Filashkin, jefe de la administración militar de la provincia de Donetsk. A pesar de las ingentes pérdidas, no parece que Rusia esté teniendo problemas para continuar generando fuerzas a ritmo suficiente como para reemplazarlas, lo que plantea un enorme problema a Ucrania, obligada a tomar una decisión ante el riesgo cada vez mayor de embolsamiento.
Todo mientras Syrsky admite que la situación operacional es «extremadamente difícil y tensa» pues “Los ocupantes rusos continúan aumentando sus esfuerzos y tienen una ventaja en términos de mano de obra. No cuentan sus pérdidas y continúan usando la táctica de la ‘picadora de carne’ ” y mientras Avdiívka sigue sometida a ataques aéreos y artilleros rusos que allanan el camino a las tropas rusas, las cuales han logrado atravesar el casco urbano y alcanzar la primera pista de tierra al suroeste del mismo.
Por último, también en el área de Mariínka se están produciendo avances rusos en dirección a poniente, concretamente hacia Heorlivka, desde el sur de la ciudad.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Más allá de las especulaciones sobre Rusia y sus supuestos planes de desplegar armas nucleares en el espacio –y a la espera de la ministerial de la OTAN que se celebrará en Bruselas en cuestión de horas-, han ocurrido varias cosas interesantes a nivel internacional.
En primer lugar, un curioso intercambio de declaraciones entre Putin, quien considera que Trump es mucho más impredecible que Biden como presidente (quien «tiene más experiencia, es más predecible, es un político de la vieja escuela») y el propio Trump, quien ha considerado las palabras del ruso como «un cumplido», a la vez que ha asegurado que Biden entregaría «en bandeja» Ucrania a Rusia, curiosamente.
Al margen de lo anterior, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, celebró el miércoles los resultados de la decimonovena reunión del Grupo de Contacto para la Defensade Ucrania, durante la cual Francia y Alemania anunciaron la creación de una «Coalición de apoyo a la defensa aérea» del país a la que se han sumado una quincena de países. Además, ha hecho también una referencia a la «Coalición de drones», que se ha lanzado oficialmente hace unas horas y que contará con la participación de Suecia, Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania, Lituania, Estonia, Países Bajos y Letonia, país este último que ostenta el liderazgo del grupo.
Com consecuencia de la reunión, además, Canadá ha anunciado la concesión de un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, valorado en sesenta millones de dólares. Estos serán destinados a la «Coalición de Entrenamiento» que proporciona adiestramiento a los pilotos ucranianos en el manejo de F-16, así como al personal en tierra que debe ofrecer el apoyo y mantenimiento a los mismos.
Por otra parte, la «Coalición para las Tecnologías de la Información» (TI Coalition), compuesta por una decena de naciones europeas, ha firmado un nuevo acuerdo de cooperación destinado a reforzar las capacidades ucranianas en materia de tecnologías de la información, comunicaciones y ciberseguridad, según ha anunciado el Ministerio de Defensa de Ucrania. En virtud de este acuerdo de cooperación los aliados se comprometen a apoyar la infraestructura de comunicaciones del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas de Ucrania durante los próximos seis años.
Siguiendo con el tema militar, Zelenski se ha reunido en las últimas horas con representantes del Gobierno, las Fuerzas Armadas y la industria de defensa, en una cita que estaba pensada para coordinar esfuerzos y buscar soluciones a diversos problemas, como la efectividad de los drones rusos y sus equipos de guerra electrónica, entre otros.
Horas atrás, aunque en este caso en Rusia, Putin, hizo algo parecido al presidir una nueva reunión del Consejo de Seguridad de Rusia a la que han acudido el primer ministro, Mikhail Mishushin, el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, el Vicepresidente del Consejo de Seguridad Dmitri Medvedev , el Jefe de Gabinete de la Oficina Ejecutiva Presidencial Antón Vaino , el Secretario del Consejo de Seguridad Nikolai Patrushev , el Ministro del Interior Vladimir Kolokoltsev , Asuntos Exteriores El Ministro Sergei Lavrov , el Ministro de Defensa Sergei Shoigu , el Director del Servicio Federal de Seguridad, Alexander Bortnikov , el Director del Servicio de Inteligencia Exterior, Sergei Naryshkin , el Representante Presidencial Especial para la Protección del Medio Ambiente, la Ecología y el Transporte, Sergei Ivanov , y el Ministro de Justicia, Konstantin Chuychenko. No ha trascendido el conjunto de temas tratados.
Sí, cambiando de tercio, que Rusia está dispuesta a proporcionar a los expertos internacionales pruebas que demuestren la participación de Washington en el derribo del avión Il-76, según ha asegurado Konstantin Gavrilov, un diplomático ruso de alto rango en la sesión plenaria del Foro de Cooperación en Seguridad (FSC) de la OSCE.
Pasando de nuevo a Ucrania, el ministro de Exteriores de Ucrania ha mantenido una conversación telefónica con su homólogo estonio, con quien ha hablado sobre los pasos a dar para hacer uso de los activos rusos congelados, la forma de reforzar las sanciones de la UE a Rusia o sobre la herramienta European Peace Facility, entre otros temas.
El primer ministro, Denys Shmyhal, por su parte, ha presidido la octava reunión del Comité Directivo de la Plataforma de Donantes, que ha recibido como socios a Noruega, Países Bajos y Corea del Sur. Tal y como ha anunciado, las prioridades para este año pasan por apoyar la estabilidad financiera ucraniana, atraer a nuevos donantes y, también, al sector privado.
Finalizando con las sanciones, desde los Estados Unidos han impuesto otras adicionales que afectarán a las exportaciones de diamantes no industriales por parte de Rusia, bien se trate de diamantes en bruto o de joyas realizadas a partir de estos. Las nuevas sanciones entrarán en vigor el próximo día 1 de marzo.