Guerra de Ucrania – Día 716

Tanto el canciller alemán, Olaf Scholz, como el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, han redoblado en las últimas horas su presión sobre el legislativo estadounidense, para que este libere «muy rápidamente» fondos para sostener a Ucrania. Desde este país, se habla de que, a pesar de haber movilizado a un millón de hombres, apenas entre 200.000 y 300.000 estarían en el campo de batalla, mientras se intenta hacer frente a los importantes problemas de personal. Todo ello en una jornada en la que nuevos ataques rusos con drones han dejado varios muertos por toda Ucrania e imágenes de destrucción en localidades como Járkov y Kiev, y en la que Ucrania ha reivindicado el ataque a dos refinerías rusas.

La situación de escasez que vive Ucrania en términos de armamento y suministros de todo tipo es de sobra conocida. A la falta de disparos para su artillería de campaña, que está provocando notables problemas para defenderse en zonas como Bakhmut o Avdiívka, se unen también carencias en cuanto a los misiles necesarios para alimentar a su artillería antiaérea, presionada constantemente por los lanzamientos rusos de misiles y drones.

Según algunas fuentes, apenas tendría, de no recibir nuevos misiles antiaéreos, medios como para un mes de combates, al menos de mantener Rusia el ritmo actual de los ataques (y eso sabiendo que este no es, ni mucho menos, el esperado antes del invierno). Sus aliados, por supuesto, continúan haciendo llegar tanto sistemas completos, como municiones para los mismos, siendo el último caso Noruega, que trabaja en el envío de más componentes para los NASAMs.

Sin embargo, estos países se enfrentan a problemas parecidos a los de la propia Ucrania, de ahí la presión constante para incrementar el ritmo de la producción y el clima que se respira en algunos de ellos. En este sentido, el secretario general de la OTAN ha explicado hace unas horas que: «Debemos reconstruir y desarrollar más rápidamente nuestra base industrial para poder aumentar los suministros a Ucrania y reponer nuestras propias existencias. […] Esto significa pasar de una producción lenta en tiempos de paz a una producción rápida en tiempos de conflicto ”.

Más interesante si cabe, ha admitido –tal y como hemos explicado en alguna ocasión recientemente– que «no existe ninguna amenaza inminente contra ningún aliado de la OTAN». Eso sí, también ha apuntado que «debemos prepararnos para un enfrentamiento que podría durar décadas», lo que implica admitir que las razones del enfrentamiento entre Rusia y Occidente van mucho más allá de la propia Ucrania, son estructurales y deben seguir gestionándose incluso aunque este conflicto llegue a su fin. Para ello, una vez más, insistimos en que será necesaria una nueva arquitectura de seguridad para Europa y, también, mejorar la capacidad de disuasión de los socios europeos de la Alianza, demasiado dependientes de los Estados Unidos.

Siguiendo con los problemas de Ucrania, que la llegada de Syrsky, al menos sin aprobar medidas adicionales, no va a cambiar, nos encontramos con el del personal. En este sentido, según Mikhailo Podoliak, asesor especial del presidente ucraniano Zelenski, el nuevo comandante en jefe del ejército ucraniano deberá realizar una auditoría de las fuerzas ucranianas presentes en el campo de batalla para determinar «qué personas han sido movilizadas, dónde están y qué están haciendo». Todo para determinar cuántas personas se necesitan para defenderse con garantías en los próximos meses.

Todo esto viene a colación de las discusiones, en la propia Ucrania, relativas a la necesidad de reclutar hasta a medio millón de efectivos o una cifra interior, los problemas de todo tipo que una medida así acarrearía, tanto en términos políticos como incluso económicos y las formas de evitar una movilización semejante simplemente mejorando los mecanismos de control. Al fin y al cabo, muchos de los movilizados parecen no haber llegado a tomar parte en los combates y muchos de los que podrían ser llamados a filas, no han vuelto al país, un tema del que hemos hablado en varios informes anteriormente.

De una forma u otra, Ucrania deberá encontrar la forma de hacer frente a la creciente escasez de efectivos, pues incluso habiendo pasado a la defensiva estratégica y buscando minimizar las bajas propias y maximizar las ajenas, en el marco de una guerra de desgaste y de larga duración, el diferencia de recursos humanos con Rusia se está dejando notar.

Al fin y al cabo, ya mucho antes de la guerra, Ucrania vivía un dramático declive de su población, que a pesar de la inmigración recibida procedente de otras zonas de la antigua URSS tras el colapso soviético, no sirvió para evitar la pérdida demográfica. Esta, provocada tanto por las bajas tasas de natalidad como por la alta mortalidad y la emigración, llegó a citarse en una disminución de hasta 300.000 ciudadanos por año desde 1993, pasando de una población de 52 millones en 1993 a 41 millones en 2021 y alrededor de 37 millones en la actualidad.

Descendiendo hasta el nivel del terreno, en las últimas horas la Federación de Rusia ha continuado con sus ataques con drones contra distintos puntos de Ucrania. Así, en un plazo de alrededor de 36 horas se han registrado hasta 47 lanzamientos de drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) de los que Ucrania habría logrado derribar, según las fuentes de este país, un total de 33 unidades (día 9, noche del 9 al 10).

Entre otros puntos, se han registrado daños en la ciudad de Járkov, en donde al menos siete personas han fallecido (entre ellas, tres menores de edad), a consecuencia de las explosiones y los incendios posteriores.

Del lado contrario, se han registrado explosiones en la región de Bélgorod, hablando el Ministerio de Defensa ruso de hasta 19 drones ucranianos interceptados sobre Kursk, Briansk, Oryol y Krasnodar. Los drones habrían llegado, incluso, a Nizhniy Novgorod, en el interior de Rusia. Además, los ucranianos se habrían atribuido la responsabilidad de un ataque con drones contra dos refinerías en Rusia durante la noche del jueves al viernes.

Pasando a los combates, se mantiene la tónica de días anteriores. Así, a pesar de algunos contraataques ucranianos recientes en diversos puntos, Rusia se mantiene a la ofensiva logrando ganar terreno al norte en Bilohorivka, en la zona del Terrikon, con fuentes que hablan incluso del control completo sobre la planta de filtrado de Zakhidna.

En cuanto a Bakhmut, la llegada de refuerzos habría permitido a Rusia avanzar nuevamente en la zona de Bohdanivka y de Khromove.

Es en Avdiívka donde la situación es más comprometida para las Fuerzas Armadas ucranianas, con la aviación rusa lanzando bombas planeadoras durante la tarde noche, como preparación para los asaltos posteriores llevados a cabo por la infantería. En las últimas horas, el control ucranianos de esta urbe ha seguido deteriorándose, tras lograr los rusos avanzar desde el norte y amenazar seriamente con el corte de las últimas vías de salida para las tropas al este de la ciudad.

También más al sur, en Novomykhailivka, la situación se ha revertido después de los últimos contraataques ucranianos.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y mientras el nuevo comandante de las Fuerzas Armadas ucranianas ha expresado cuáles son sus prioridades, la actualidad pasa en primer lugar, por los Estados Unidos, sin cuya ayuda difícilmente podrán implementar los ucranianos los nuevos planes.

Hasta allí se ha dirigido el canciller alemán, Olaf Scholz, quien ha viajado a los Estados Unidos para intentar que este país ofrezca una señal clara respecto al futuro de la ayuda a Ucrania. Todo mientras los senadores continúan trabajando en la forma de sacar adelante la última propuesta, por valor de 95.000 millones de euros, que permitiría ayudar tanto a Ucrania como a Israel.

Además de esto, funcionarios del Pentágono hablaban también sobre la necesidad de continuar ayudando a Ucrania y de cómo la ayuda proporcionada servía a los intereses estadounidenses.

La presión ha llegado a los legisladores estadounidenses desde tres direcciones, pues Zelenski recibía a su vez a una delegación de la Cámara de Representantes con quienes ha podido hablar sobre las necesidades más urgentes del país. Además, en ha publicado un discurso grabado en el que se dirigía específicamente al público estadounidense, en un intento de compensar el impacto que haya podido tener la entrevista de Tucker Carlson a Putin, publicada ayer y que sigue siendo motivo de controversia.

Además de esto, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, ha mantenido una conversación telefónica con el jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor de los Estados Unidos, el general de cuatro estrellas Charles Brown, con quien ha hablado también sobre las prioridades ucranianas y los próximos pasos a dar.

Desde Rusia, mientras tanto, y a la vez que el Ministro de Defensa continúa con sus visitas a fábricas de armamento y sus planes de expansión de la producción bélica, han solicitado una investigación internacional que aclare lo sucedido con el Il-76 derribado días atrás y del que, diarios estadounidenses, han responsabilizado como vimos ayer a una batería Patriot proporcionada a Ucrania por un país europeo.

Por otra parte, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Mijaíl Galuzin, ha asegurado que Ucrania se ha privado a sí misma de la oportunidad de una solución negociada «hace mucho tiempo, imponiendo una prohibición absurda de las conversaciones con los dirigentes rusos», en referencia a la supuesta negativa por parte de Zelenski, desde septiembre de 2022, a mantener conversaciones.

Cambiando de tercio, el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, se ha referido, a la necesidad estratégica de «consagrar un régimen de libre comercio entre Ucrania y la UE en el Acuerdo de Asociación. Estamos trabajando en esto. También estamos negociando con la UE la ampliación del «régimen sin visados ​​de transporte […]. Las empresas ucranianas deberían tener derecho a seguir transportando mercancías sin permisos adicionales”. Todo mientras los agricultores polacos han vuelto a bloquear los pasos fronterizos con Ucrania ante la afluencia de productos procedentes de este país.

Cerrando con la ayuda militar, en las últimas horas han sido finlandeses y noruegos, además de lituanos, los que han hecho anuncios en este sentido. En el caso de noruega, al que ya hemos hecho referencia en la primera parte del informe, el Gobierno ha propuesto al Parlamento la adquisición a la empresa Kongsberg Defence and Aerospace de diez lanzadores y cuatro puestos de mando del sistema antiaéreo NASAMS.

En el de Finlandia, se ha anunciado el que sería el 22º paquete de ayuda, por valor de unos 190 millones de euros en esta ocasión, aunque no se han especificado los materiales y servicios que pueda incluir.

Lituania, por último, ha aprobado un nuevo paquete de ayuda consistente en ropa de abrigo y equipación destinada a combatir el frío. Según el Ministerio de Defensa del país báltico, la equipación ya ha llegado a Ucrania.