Guerra de Ucrania – Día 682

Según el Ministerio de Defensa británico, Rusia habrá sufrido medio millón de bajas antes de finalizar el presente año, una previsión que se basa en la supuesta media diaria de 300 muertos y heridos registrada durante 2023. Pese a ello, el Ejército de este país continúa aumentando su presión sobre Avdiívka, como reconoce el jefe de la administración militar local, Vitali Barabach. Al mismo tiempo, diversos ataques han dejado más de una docena de muertos civiles en distintos puntos de Ucrania, como Pokrovsk, en la región de Donetsk. Todo en una jornada en la que desde los Estados Unidos han confirmado que las negociaciones siguen estancadas.

El Ministerio de Defensa británico, como sabemos, publica cada día un escueto resumen diario proporcionado por su servicio de inteligencia militar y relativo a la guerra de Ucrania. En muchas ocasiones hemos afirmado que no es demasiado fiable, en la medida en que actúa de forma muy parcial, como herramienta de comunicación del Gobierno británico. Lo que no quiere decir, obviamente, que todos sus análisis sean erróneos, ni mucho menos; solo que es juez y parte.

En relación con esto, un par de días antes de terminar 2023, hicieron una previsión sobre la evolución de las bajas rusas, afirmando que, de continuar la tendencia actual, alcanzarían la barrera del medio millón (sumando muertos y heridos), antes de finalizar el presente 2024. El problema es que apenas hay formas de cotejar los datos ofrecidos por los británicos, que se basan a su vez en las fuentes oficiales ucranianas, también difíciles de corroborar. No decimos falsas (aunque generalmente las partes siempre hinchan sus balances para reforzar la moral de sus militares y de su población, a la vez que minimizan las propias), pero sí al menos cuestionables, ya que no vienen acompañadas de ningún tipo de documento gráfico o de otro tipo que las apoye.

Las cifras OSINT, a las que hemos hecho referencia alguna vez, como las que ofrecen Meduza o Mediazone, dan este este caso cifras diferentes. A mediados del pasado año, hablaban de 47.000 rusos menores de 50 años muertos en Ucrania, acercándose rápidamente a la cifra de fallecidos sufrida por los Estados Unidos en Vietnam, con la salvedad de que en este caso, el número se logró en casi dos décadas, lo que nos habla de un ritmo diez veces mayor en Ucrania, una auténtica barbaridad.

Y sin embargo, aunque más fiables -en tanto suelen basarse en testimonios documentales-, estas cifras también son hasta cierto punto cuestionables, no por exageradas sino, precisamente, por ser cifras a la baja y que llegan con cierto retardo. De hecho, hace apenas unas semanas, desde Mediazona publicaban que habían logrado confirmar ya la identidad de 39.000 de los militares y voluntarios rusos fallecidos en Ucrania, pues hacerse con los datos personales de los muertos es una tarea ardua y difícil de ejecutar (cuando no peligrosa en un país como Rusia).

Lo cierto es que el de las bajas es uno de los aspectos -aunque resulta un poco truculento escribir esto- más apasionantes de la guerra. No tanto por la cifra en sí, sino porque en un contexto en el que la sensorización y la retransmisión en tiempo real de muchos de los ataques está permitiendo llevar un conteo bastante exhaustivo de las pérdidas de uno y otro bando, no ocurre lo mismo con los muertos y heridos, sobre los que apenas cabe especular.

Ni siquiera declaraciones como las que en su día hiciera el difunto Prigozhin, relativas a las bajas de Wagner Group, ayudan a clarificar demasiado el asunto y, probablemente, pasarán muchos años antes de que haya un mínimo acuerdo sobre el cómputo global. De hecho, precisamente este caso es significativo, pues si bien el defenestrado magnate ruso hablaba de 20.000 muertos y 40.000 heridos en su organización, por el momento apenas han podido confirmarse alrededor de la mitad de los mismos (9.332), de los que se sabe que más de 6.500 procedían de las cárceles rusas.

Así las cosas, todavía a día de hoy cada organización y cada medio hace su propia estimación. Por ejemplo, desde la Organización del Tratado del Atlántico Norte, su secretario general hablaba, en los últimos meses de 2023, de 300.000 bajas totales, mientras que desde la inteligencia estadounidense, ya en diciembre (se entiende que son las mismas fuentes), elevaban el total hasta los 315.000 muertos y heridos, haciendo referencia a que esto suponía alrededor del noventa por ciento personal disponible antes de la invasión. Unos meses antes, en agosto de 2023 (por comparar) hablaban ya de casi 300.000 bajas de las que 120.000 eran muertos.

Y lo mismo que vemos para Rusia, sucede en Ucrania. Conocemos, en su caso, los problemas de personal que están sufriendo y las carencias que tienen a la hora de cubrir bajas y poner en pie de guerra un ejército de tamaño suficiente como luchar con garantías durante los próximos meses. Desde fuentes oficiales apenas se ofrece ningún tipo de información relativa a las bajas, habiendo sido el secreto máximo en este sentido. Y las organizaciones cívicas, por su parte, dan números que no parecen corresponderse del todo con las dificultades experimentadas para mantener un volumen de fuerzas como el que pretenden, hablando de 30.000 fallecidos y 100.000 heridos entre febrero de 2022 y noviembre de 2023 y que, de hecho, están más en la línea con las estimaciones hechas por los EE. UU. Desde Rusia, por supuesto, ofrecen una visión muy diferente, y hablaban, hace apenas unos días, de más 383.000 ucranianos muertos y heridos, aunque por las mismas razones por las que las cifras aportadas por Ucrania no resultan demasiado fiables, las rusas lo son, si cabe, menos.

Por supuesto, en algún punto intermedio estará la verdad. No hemos escrito esta parte del informe de hoy con la intención de ofrecer balance propio alguno, sino más bien con la de llamar al lector a cuestionarse siempre cada estimación, atendiendo a quién y con qué intereses la ofrece. Es bastante factible que las cifras más generalistas ofrecidas por los EE. UU. sean acertadas y que el número total de bajas entre ambos bandos, sumando muertos y heridos, sí sobrepase ya el medio millón. Con todo, ni siquiera esto ayuda en demasía, pues para juzgar el impacto de las bajas hacen falta muchos más datos, como la proporción de muertos y heridos en uno y otro bando, que podría ser radicalmente diferente.

Dicho todo lo anterior, tenemos que en las últimas horas se han registrado oficialmente escasos lanzamientos de drones por parte de Rusia sobre Ucrania, sobrevolando ciudades como Dnipró. Concretamente, dos, que habrían sido neutralizados por las defensas antiaéreas ucranianas. Sin embargo, se han producido víctimas a causa de otros tipos de ataques, incluyendo once fallecidos civiles -cinco de ellos niños- en Prokovsk, Donetsk.

En cuanto a los movimientos, siguen la tónica de ayer en la zona más septentrional del frente, con nuevos ataques rusos sobre Sinkiv’ka, en donde Ucrania continúa resistiendo, así como en dirección a Ivanivka. Lo mismo más al sur, en el área de Kreminna, en este caso sonnre Makiívka.

Sin novedades relevantes procedentes del área de Bakhmut, la siguiente zona en la que sí se ha registrado una importante actividad es la que está al oeste de la ciudad de Donetsk, concretamente la de Avdiívka, en donde las autoridades ucranianas hablan de un importante recrudecimiento de la ofensiva rusa, aunque aseguran que la situación continúa bajo control y que hasta un millar de civiles continúan residiendo en esta localidad, aunque se espera que sean evacuados en breve.

Allí continúan los ataques rusos generalizados tanto al norte como al este y al sur de Avdiívka, pero también contra Mariínka. Precisamente es en esta localidad en donde habrían logrado los mayores avances, al noroeste y este, como señalan prácticamente todos los analistas OSINT.

Sin novedades del sur.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Las noticias durante el día 6 de enero han sido mínimas, pero sí son indicios de cuestiones que aparecerán nuevamente en próximas declaraciones de las autoridades ucranianas y europeas.

Comenzando por la primera de ellas, el presidente Volodímir Zelenski ha declarado en su perfil de X que los activos rusos en estos momentos en el extranjero suman alrededor de 300.000 millones de dólares y que considera que “deben utilizarse en apoyo de Ucrania”. Una petición que no es novedosa pues lleva insistiéndose en ella desde hace más de un año y en la que no se han producido demasiados avances, entre otras cosas, por las restricciones e implicaciones políticas y legales. No obstante, por ejemplo, Bélgica sí ha determinado que los intereses que generen los activos rusos congelados se destinarán a apoyar a Ucrania.

El líder ucraniano ha subrayado que esta “es una oportunidad histórica para hacer que el Estado terrorista pague por su terror”, ya que “a la élite y los dirigentes rusos no les importan las vidas humanas, pero sí les importa el dinero por encima de todo”. De llevarse a cabo estas medidas, Ucrania considera que se enviará el mensaje correcto a todos los posibles agresores en todo el mundo basado en que “atacar a otro Estado no vale al apena; hace que el agresor pague”. De este modo, ha instado a los socios de Ucrania a “avanzar rápidamente en los marcos legales” para que este año se logren avances tangibles, confiando para ello especialmente en el liderazgo del G7.

Mientras tanto en Alemania, vuelve a reanudarse el debate sobre la entrega de misiles Taurus a Ucrania. Según la portavoz del grupo parlamentario de los verdes, Sara Nanni, ha indicado que “El suministro de misiles Taurus a Ucrania debería haberse realizado hace mucho tiempo”. Por su parte, la diputada Marie-Agnes Strack-Zimmerman, ha criticado que prometer ayudar a Ucrania durante el tiempo que sea necesario “parece cínico cuando Europa” cumple “sin duda los suficiente para no perder, pero no lo suficiente para liberar todo su territorio”. De otro lado, Markus Söder, líder del CSU y ministro presidente de Baviera, ha pedido la entrega de estos misiles, ya que con este armamento Ucrania “podrá repeler constantes ataques con drones y misiles”. Según Söder, es “la única oportunidad para que Ucrania encuentre nuevo coraje y para que los rusos no ganen”.

Sobre la ayuda, aunque no de este tipo, la Guardia Nacional ha confirmado que Países Bajos ha donado ya en total 8 hospitales de campaña modernos equipados con suministro autónomo de energía, agua y saneamiento. Asimismo, están diseñados para albergar entre 26 y 50 camas.

Por último, el gobierno de Polonia ha logrado antes de que finalizase la jornada un acuerdo con los agricultores para suspender el bloqueo en el cruce fronterizo en el cruce Shehyni-Medyka que llevaba en marcha desde noviembre de 2023. Realizaron un receso de sus protestas entre el 24 de diciembre y 4 de enero, pero la cuestión seguía abierta. Los camioneros polacos consideran que se han visto afectados por la liberalización de las normas de tránsito de la UE para los camioneros ucranianos y, para ello, exigían al Ministerio de Agricultora de Polonia las siguientes demandas: 1) lanzamiento de subsidios al maíz por valor de 1.000 millones zlotys; 2) Aumento de los préstamos de liquidez en 2.500 millones de zlotys y; 3) el mantenimiento de los impuestos agrícolas en el nivel de 2023. Estas demandas que el Ministerio polaco aceptó anoche ahora deben ser aceptadas por la Comisión Europea. No obstante, los agricultores polacos en paralelo también están pidiendo ampliar la prohibición de importar productos agrícolas ucranianos a productos como azúcar, huevos y aves.


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