Guerra de Ucrania – Día 435

A pesar de que los combates continúan, hoy la actualidad del conflicto a vuelto a estar marcada por los sucesos de ayer en Moscú, los intercambios de declaraciones y las dudas acerca de la responsabilidad última, que todavía está lejos de esclarecerse. Lo que está claro es que lo ocurrido ha generado un recrudecimiento de la retórica que podría anticipar una escalada e incluso que se vuelva a sacar a colación la amenaza nuclear, por más que sin demasiado sentido. Además de esto, hoy Zelenski ha visitado La Haya, exigiendo que se persiga a los responsables de la invasión y la Unión Europea ha concedido ayuda a Moldavia y Georgia para fortalecer su industria militar.

En estas páginas hemos hablado en numerosas ocasiones sobre el concepto de escalada, o más bien sobre la gestión de la escalada, en función de cómo se han ido desarrollando los acontecimientos. Cabe recordar por ejemplo el temor tras los primeros reveses militares serios para Rusia, o cuando se cruzaron por parte ucraniana lo que se creían «líneas rojas», como el ataque al puente de Kerch, en Crimea, o contra la ciudad portuaria y base militar de Sebastopol, también en esta península ucraniana. Sin embargo, conviene aclarar, si quiera brevemente y por mor de la precisión conceptual, a qué nos referimos cuando utilizamos ambos términos.

En el primer caso, y en el contexto de los Estudios Estratégicos, se considera que la expresión «línea roja» se refiere a un límite o una frontera -no tiene que ser física, por supuesto- que un actor estatal o no estatal establece en su política exterior delineando así aquellos umbrales que no permitirá que sean sobrepasados por otros actores en términos de su comportamiento. En otras palabras, se trata de una especie de «punto de no retorno» que, si otro actor cruza, pueden (deben) desencadenar consecuencias graves o, de ser necesario, el uso de la fuerza.

Es cierto que no es un término tan conocido como el de «escalada», aunque sí íntimamente ligado a este, y del que han sido varios los autores que lo han tratado en las últimas décadas, pues es un concepto cardinal de los Estudios Estratégicos por razones obvias. Sin ir más lejos el gran Graham Allison, archiconocido por obras como «Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap?» o «Essence of Decision: Explaining the Cuban Missile Crisis» hace varias referencias en sus obras a la importancia de las líneas rojas, advirtiendo también de que el uso de este término puede ser peligroso porque puede ser malinterpretado o utilizado de forma inapropiada, por lo que aboga por una política de comunicación clara y efectiva, empleando un lenguaje que pueda ser entendido por cada una de las partes implicadas.

Esto último es, obviamente, algo en lo que Rusia evidentemente está fracasando, propiciando que pueda llegar a producirse una escalada inadvertida. No obstante, en este caso la importancia del lenguaje claro choca con la necesidad constante de desinformar como parte de la «guerra informativa», un cóctel peligroso.

La «escalada» en términos militares y estratégicos se refiere al proceso mediante el cual un conflicto o una crisis aumenta en intensidad y gravedad, a menudo a través de una serie de movimientos y contramovimientos entre dos o más actores. La escalada puede ser tanto nuclear como convencional y abarca diferentes niveles de intensidad y gravedad. Por supuesto, en las últimas décadas han sido muchos los autores que han tocado el tema. De entre los más señeros, nos quedamos con estos tres especialistas:

  • Herman Kahn, un destacado teórico en estrategia nuclear, abordó el concepto de escalada en su obra «On Escalation: Metaphors and Scenarios» (1965). Kahn describió la escalada como una «escalera» con 44 escalones, que van desde la paz hasta la guerra nuclear total. Según Kahn, la escalada es un proceso dinámico en el cual los actores toman decisiones basadas en cálculos de costos, beneficios y riesgos. Para prevenir la escalada, Kahn sugirió la importancia de la comunicación y la comprensión entre los actores, así como la necesidad de mantener opciones flexibles y escalonadas de respuesta.
  • Lawrence Freedman, otro experto en estrategia, abordó el tema de la escalada desde una perspectiva más amplia en su libro «The Evolution of Nuclear Strategy» (1981). Freedman argumentó que la escalada puede ser el resultado de acciones deliberadas o involuntarias y que el control de la escalada es un elemento clave de la estrategia militar. Para Freedman, el control de la escalada implica mantener la capacidad de moderar el nivel de violencia y los objetivos en un conflicto, a fin de evitar una escalada involuntaria hacia una guerra total.
  • Barry Buzan, en su obra «People, States, and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post-Cold War Era» (1991), considera que la escalada puede ser una manifestación de inseguridad entre los actores en el sistema internacional. Buzan sostiene que la escalada puede ser un resultado de las interacciones entre las percepciones, las capacidades y las intenciones de los actores. La escalada puede ocurrir tanto en contextos nucleares como convencionales, y puede incluir acciones como el aumento del gasto militar, la expansión de alianzas y la adopción de posturas militares más agresivas.

En resumen, la «escalada» en términos militares y estratégicos se refiere al aumento en intensidad y gravedad de un conflicto o crisis, ya sea nuclear o convencional, lo que nos lleva directamente a lo ocurrido ayer en Moscú, sobre lo que prácticamente nadie se pone de acuerdo por el momento, mientras continúan los cruces de declaraciones.

Así, sigue habiendo argumentos que hacen pensar que Ucrania está detrás del ataque al Kremlin, como el hecho de que los medios rusos oficialistas hayan medido mucho la información que ofrecen sobre el mismo, quizá tratando de evitar al máximo lo que podría ser un ridículo importante para el Gobierno y las Fuerzas Armadas del país, incapaces de evitar la entrada en su sancta sanctorum, de dos drones de bajo coste. Quizá por eso Rusia se ha reservado el derecho a tomar represalias, sin por el momento adoptar ninguna medida contundente.

Por supuesto, hay también motivos para creer que Rusia, en una situación complicada y a la espera de la ofensiva, está inmersa en una nueva operación de desinformación, incluso agitando el fantasma nuclear como antes de la pérdida de Jersón, para forzar una negociación. Esta sería, aunque lógica atendiendo a las necesidades rusas, una actitud muy irresponsable, como también lo sería la supuesta colocación de cargas explosivas en la central nuclear de Zaporiyia, de confirmarse.

En cualquier caso, como ya ocurriera meses atrás, no cabe esperar que Occidente (o más bien la OTAN) dé ningún paso visible, como sí podría suceder en otros casos (despliegue de submarinos y bombarderos estratégicos, multiplicación de vuelos para obtención de inteligencia…), precisamente para no contribuir a la escalada, en un momento en el que Rusia no deja de lanzar acusaciones sobre la responsabilidad de Londres, Washington y la OTAN. Al fin y al cabo, nada ha cambiado desde que Borrell -aunque no solo- dejase claro que la respuesta a un ataque nuclear sobre Ucrania sería convencional y limitada a las tropas rusas desplegadas en el territorio de este país, las cuales serían «aniquiladas».

https://www.revistaejercitos.com/2022/09/30/guerra-nuclear-en-ucrania/

Mientras tanto, lo que sí prosigue es la campaña de ataques ucranianos sobre las líneas logísticas rusas, con una importante particularidad respecto a lo visto en verano: el papel de las municiones GMLRS lanzadas por los M-142 HIMARS o M-270 está siendo ocupado por los drones. Es así no por capricho, sino como respuesta a las adaptaciones hechas por Rusia, un país que ha retrasado su logística respecto de la línea de frente, precisamente para evitar en lo posible la letalidad de unas municiones capaces de alcanzar distancias de unos 70 kilómetros.

Así las cosas, y dado que Rusia también evita grandes concentraciones de tropas, Ucrania se está centrando estos últimos días en atacar los trenes de transporte de hidrocarburos, las refinerías y los depósitos de almacenamiento de combustible que Rusia posee en los alrededores de Ucrania, habiéndose registrado recientemente al menos seis ataques.

Sin embargo, y aun asumiendo que muchos de los lanzamientos hechos por los HIMARS y similares no están trascendiendo en todos los casos –aunque sin duda se producen a diario-, por el momento no parece, a tenor de los datos, que Ucrania esté inmersa en una campaña de «ablandamiento» y de ataque a segundos y terceros escalones como la que precedió a las ofensivas de otoño, algo reseñable.

Respecto a lo ocurrido sobre el terreno, comenzando como hacemos habitualmente por el sector más septentrional del frente, cabe hacer una referencia a lo ocurrido en las últimas horas en la localidad de Bilohorivka, controlada por las tropas ucranianas. Al parecer, después de rumores en los canales más proclives a Rusia, sobre avances de las fuerzas de este país hacia esta población, lo que parece que ha ocurrido es que una retirada táctica ucraniana ha concluido con un número indeterminado –se habla de hasta un centenar- de rusos (también se dice que podrían ser chechenos)– atrapados, en tanto las vías por las que podrían retirarse están bajo continuo fuego artillero ucraniano.

Pasando al área de Bakhmut, hoy no son demasiadas las novedades en la ciudad. Ucrania sigue intentando recuperar algunas posiciones y asegurar la carretera que une esta localidad con Ivanivske.

Al oeste de Donetsk, la de hoy ha sido una jornada intensa, nuevamente con combates en la zona de Niu-York, en Severne, en Mariínka y en Novomyhkhailivka. Ya más al sur, los canales rusos hablan de varias posiciones perdidas en la zona de Vuhledar, en donde hace días que se viene rumoreando sobre ataques ucranianos.

Además de lo anterior, se ha producido un caso de fuego amigo en Kiev, en donde un drone ucraniano, posiblemente un Corsair, ha sido derribado por las defensas antiaéreas repartidas por la ciudad. Un fallo normal en una situación de constante tensión, toda vez que durante la noche se ha registrado la llegada de una nueva oleada de drones rusos sobre Ucrania, asegurando los ucranianos haber derribado la práctica mayoría de ellos.

Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 4 de abril de 2023. Fuente - @Majakovsk73
Mapa de situación de la guerra de Ucrania actualizado a 4 de abril de 2023. Fuente – @Majakovsk73

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Durante la jornada de hoy pese a que no se han dado noticias trascendentales a nivel institucional y diplomático, sí se ha producido una visita destacable; la del presidente Zelenski a La Haya. Allí además, de insistir en la necesidad de que se provea a Ucrania de asistencia militar adicional, también ha pedido nuevamente la creación de un tribunal especial para el crimen de agresión contra Ucrania. 

Durante su visita a Países Bajos, Zelenski se ha reunido con el rey Guillermo Alejandro, y se ha dirigido al Parlamento neerlandés, pero además, se ha dado cita no solo con el primer ministro del país, Mark Rutte, sino también con el de Bélgica, Alexander De Croo. El presidente Zelenski ha señalado que el asunto principal ahora mismo es la velocidad de entrega de las armas prometidas. Así las cosas, ha realizado un llamamiento a los dirigentes de Países Bajos y Bélgica para que faciliten la implementación de los acuerdos relacionados con la entrega de armamento lo más rápido posible. 

A colación, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha vuelto a referirse hoy a la necesidad de que se proporcionen aviones de combate F-16 a Ucrania, pero ofreciendo una argumentación un tanto distinta a la habitual. En concreto, señala que entregar estos aparatos a Kiev ayudará también a restaurar la seguridad alimentaria mundial. 

“Con un escuadrón de F-16 bien equipados, Ucrania podrá mantener a los buques de guerra y aviones rusos alejados del corredor de granos del Mar Negro, asegurando así su ruta para un flujo ininterrumpido de buques de grano”. 

De Croo ha destacado que tiene la intención de usar los intereses devengados por los activos rusos congelados en territorio belga para la reconstrucción de Ucrania. Unos activos que ascienden en la actualidad a 180.000 millones de euros. Sobre la reconstrucción, Zelenski ha reiterado que Ucrania necesitará al menos 363.000 millones de euros para recuperarse de las pérdidas sufridas como consecuencia de la invasión. Cifra que como hemos recogido en informes anteriores se basa en las estimaciones ofrecidas por el Banco Mundial. 

Por otro lado, durante su discurso en la Corte Penal Internacional (CPI), el líder ucraniano ha expresado su confianza en que el presidente Putin se enfrentará a la justicia por los crímenes de guerra cometidos contra Ucrania. Además, hasta La Haya no solo se ha desplazado el presidente Zelenski, sino también el fiscal general de Ucrania, Andriy Kostin, para reunirse con su homólogo de la CPI, Karim Khan. Kostin ha señalado que Rusia está cometido cada día nuevos delitos, haciendo especial referencia al reciente bombardeo masivo de Jersón que se ha cobrado la vida de 16 personas. 

Relacionado con esto último, ha sido el presidente Zelenski quien ha insistido en que ya son 36 países los que se han unido al “Core Group” (contando la reciente incorporación de Moldavia) que está promoviendo el establecimiento de un tribunal especial para Ucrania. Al respecto, ha comentado: 

«Trabajaremos sin formatos híbridos, trabajaremos en un tribunal específico para garantizar la rendición de cuentas por sus crímenes, asesinatos y torturas. Entendemos quién dio las órdenes. Esta gente no debe ser intocable. Esto es muy importante para nosotros, esto es uno de los temas fundamentales».

Asimismo, a nivel humanitario es destacable que la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE) ha lanzado una misión en el marco del Mecanismo de Moscú tras la invocación del mismo por 45 Estados miembros de la misma. Misión dirigida a informar sobre las violaciones y abusos del Derecho internacional humanitario, los derechos humanos y los crímenes de guerra. Dentro de esta nueva misión queda incluido también la cuestión de las deportaciones forzosas de menores ucranianos a Rusia. En palabras de la viceministra de Exteriores ucraniana, Emine Dzheppar, esta decisión supone “otro paso para garantizar que los criminales de guerra rusos rindan cuentas”.

Del lado de Rusia, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zakharova, ha acusado a Occidente de estar detrás de lo ocurrido ayer en el Kremlin, asegurando que:

“Son principalmente los creadores (también conocidos como titiriteros) y manipuladores del régimen de Kiev en Washington, Londres y la OTAN en general quienes deben rendir cuentas por las acciones terroristas de Kiev”. 

Cambiando de tercio, el Consejo de la UE ha adoptado medidas de asistencia para apoyar el sector de la defensa tanto en Moldavia como en Georgia. En particular, las medidas se implementarán mediante el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (European Peace Facility, EPF) ambas durante un periodo de 36 meses. En concreto, se prevé la financiación de equipos, suministros y servicios no letales para las unidades de las Fuerzas Armadas de la República de Moldavia y para las Fuerzas de Defensa de Georgia, incluida la formación técnica cuando se solicite. Asimismo, el equipamiento homologado incluirá equipos de vigilancia aérea, movilidad, transporte, logística, mando y control, y ciberdefensa. Aunque el alcance de las medidas sea el mismo en ambos casos, no lo es la cuantía de la asistencia. Mientras que en el caso de Moldavia se fija en 40 millones de euros, en el de Georgia asciende a 30 millones. 

En palabras de Josep Borrell, Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, este tercer paquete de asistencia a través del EPF subraya el compromiso inquebrantable de la UE con la seguridad y la estabilidad de la región.


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