Guerra de Ucrania – Día 259

El Ministro de Defensa ruso, Shoigú, junto al general al cargo de las tropas rusas, Surovikin, han anunciado el repliegue ruso al sur del Dniéper, en una decisión seguramente decidida en la reunión que ayer mantuvo la cúpula militar rusa, pero que plantea muchos interrogantes y está levantando algunas sospechas. En su retirada, muy escenificada en algunos puntos, las tropas rusas han dinamitado la mayor parte de puentes en las zonas hasta ahora controladas, para ralentizar un avance ucraniano que a la hora de escribir estas líneas ya había alcanzado tres localidades en la región, incluyendo la fundamental Snihurivka.

A lo largo de la Guerra de Ucrania han sido muchos los momentos de confusión, en los que realizar un análisis de lo que estaba ocurriendo y por venir era realmente complicado. Hoy es, de entre todos, quizá el día más exigente, pues cuesta interpretar algunas de las señales contradictorias enviadas por Rusia, máxime cuando uno quiere basarse en pruebas tangibles y no en pálpitos, apriorismos, afinidades o ideologías.

En las últimas semanas hemos venido defendiendo que, con las pruebas en la mano, parecía poco probable una retirada repentina de Rusia de la zona al norte del Dniéper. No se había visto el trasiego de vehículos y unidades en dirección sur (más bien lo contrario), se estaba fortificando la ribera sur y preparando posiciones para la artillería. Además, el movimiento tenía cierta lógica si Rusia pretendía mantener cierta profundidad operacional de cara a futuras ofensivas en Zaporiyia.

Ahora, sin embargo, nos encontramos con una retirada que ha sido casi teatralizada y que supone ceder a Ucrania sin derramamiento de sangre 4.600 kilómetros cuadrados más. Sin duda no es la primera vez en esta guerra que Rusia se retira y cambia de planes. Lo vimos tras el fiasco inicial, lo hemos visto en Járkov y lo vemos ahora en Jersón. El problema estriba en determinar las intenciones o las motivaciones reales, habiendo división de opiniones sobre las explicaciones a la retirada, que básicamente se agrupan en las opciones que exponemos a continuación.

Acuerdo político (puede que a expensas de Ucrania)

Hay quien interpreta que esta decisión es fruto de un acuerdo político de alto nivel -entre los EEUU y Rusia- que se ha venido negociando en las últimas semanas, una vez quedó claro que la amenaza nuclear no surtía el efecto deseado, algo que ya hemos explicado. Rusia dejaría que la gran barrera natural que es el Dniéper hiciese su labor por sí misma, mientras concentra sus tropas en Zaporiyia, Donetsk y Lugansk.

Sin embargo, cuesta ver cómo Zelensky podría vender a su población un sacrificio semejante y en qué grado se habría negociado a sus espaldas. No es ni mucho menos una opción imposible. En primer lugar, porque es una guerra por delegación casi desde el inicio. En segundo lugar, porque se pueden ofrecer a Ucrania incentivos de cara a la reconstrucción. En tercer lugar, porque satisface algunos de los dilemas de seguridad rusos sin que tenga una gran repercusión para la OTAN en la medida en que ha quedado claro que las Fuerzas Armadas rusas no son el tipo de amenaza que se pensaba que eran.

En este sentido, la retirada rusa debería ser entendida como un gesto de buena voluntad o así lo intentará vender el Kremlin aunque solo sea como argumento de consumo interno, ya que la situación desde el punto de vista militar era precaria, lo que nos lleva a la segunda explicación.

Ahora bien, pese a todo, cuesta creer que no se haya informado en absoluto a Ucrania. Además, se siguen suministrando armamento con normalidad, se está valorando ofrecer apoyo financiero por parte de la UE y no parece lógico que la Administración Biden, que justamente hoy se jugaba mucho en el MidTerm, negocie un acuerdo crucial sin saber si después va a tener los apoyos necesarios para mantener esa política.

Rusia busca congelar el conflicto

En vista de que la situación a medio plazo era insostenible al norte del Dniéper, Surovikin ha cumplido con lo que venía anunciando sobre «decisiones difíciles» y ha logrado imponer su punto de vista, salvando todo lo posible y acortando plazos. De esta forma tendría vía libre para concentrarse en otras zonas del frente, que ahora podrá defender con muchos más hombres, a la vez que se retoma la campaña de bombardeos estratégicos sobre Ucrania y se espera a la llegada del resto de movilizados para reemprender las operaciones ofensivas en el Este, si no se ha logrado una salida negociada antes. En este contexto, la escenificación de la retirada, tan exagerada, buscaría limitar el grado de violencia ejercido por Ucrania -que no tendría motivos para asumir ningún desgaste toda vez que Rusia se va a retirar igualmente (algo dudoso, ya que a Ucrania le compensaría buscar una bolsa rusa)- mientras las tropas rusas se retiran, evitando además una desbandada y el caos durante la implementación de la orden.

Sin embargo, esta opción aun siendo muy plausible, tiene también lagunas. De retomar el norte de Jersón, liberará unidades para seguir la ofensiva en Járkov, a la vez que para reforzar también en Zaporiyia y Donetsk. No parece que la amenaza procedente de Bielorrusia pueda evitar esto y es evidente que si retoman 4.600 kilómetros cuadrados en horas supondrá una nueva inyección de moral y más incentivos a Ucrania para presentarse a cualquier negociación buscando un acuerdo de máximos.

Además, hay un segundo aspecto importante que se ve en la siguiente imagen: controlar la orilla norte del Dniéper concede a Ucrania y sus MLRS (HIMARS, M270 y MARS 2) y artillería de tubo, en todos los casos con municiones guiadas, la posibilidad de atacar prácticamente todos los puntos de paso entre Crimea y Zaporiyia, complicado sobremanera la logística rusa.

Alcance oficial de los cohetes guiados GMLRS (70km) desde la línea de frente si Ucrania recupera el norte de Jersón. Téngase en cuenta que el alcance real de los cohetes GMLRS es mayor de lo oficialmente admitido, lo que pondría en un grave aprieto la logística rusa. Autor – DefMon3.

Se trata de una treta

Esta es la opinión por ejemplo de Podolyak, asesor de Zelensky, quien afirma lo mismo que hemos venido diciendo en las últimas semanas, esto es, que no hay pruebas tangibles de que la retirada sea real. Es decir, que puede haber un repliegue a zonas más cercanas a Jersón y Nova Kakhovka, pero no se ha apreciado el gran trasiego entre una orilla y otra del Dniéper que cabría esperar. Hay quien opina que Rusia estaría intentando atraer a Ucrania en un avance prematuro, para castigarle después en combate urbano y mediante la artillería desde el lado sur del río. El problema es que se antoja difícil que los ucranianos caigan en la trampa en estos momentos, pues la opinión dentro del gabinete de Zelensky parece ser similar a la de Podolyak.

Por otra parte, desde Estados Unidos opinan lo contrario y sí toman en serio la retirada rusa. Además, en las últimas horas han comenzado a aparecer algunos indicios claros de la misma, desde la voladura de puentes a la disposición de algunas barcazas o incluso la excavación de trincheras en Crimea, que es muy sugerente. Además, en las últimas horas han aparecido más pruebas que apoyan esta teoría.

Sumado a lo anterior, en la propia Rusia no parecen muy contentos con la decisión. Por ejemplo, el antiguo asesor del Kremlin Serguéi Markov asegura que la derrota en Jersón supone la mayor pérdida geopolítica para Rusia desde la caída de la Unión Soviética. Más allá de que se comparta o no la opinión, que personajes con cierta ascendencia tomen en serio la retirada, es un indicativo de que es real.

Además, la decisión contaría incluso con el visto bueno de Kadyrov y Prigozhin, dos de los avales de Surovikin, enfrentados a Shoigú y generalmente muy beligerantes. En este sentido, que la retirada tenga el apoyo de ambos implicaría que Rusia atacará en otra zona -pues no aceptarían una retirada sin promesas de futuras ganancias- y posiblemente augure un redoblamiento en los ataques con drones y misiles sobre las infraestructuras ucranianas. Ocurra lo que ocurra, está claro que nos encontramos ante un momento crucial en el conflicto.

Dicho todo lo anterior, y aunque el repaso a los movimientos hoy será somero, merece la pena comentar que se han producido enfrentamientos en todas las zonas habituales, desde Bilohorivka en Lugansk a Bakhmut, Bakhmuts’ke, Soledar, Opytne y Klischivka en la zona de Bakhmut. En el caso de Donetsk, se han concentrado en la zona de Pisky y también al sur, en donde Rusia sigue atacando en la zona de Pavlivka y Vuhledar. En ningún caso se han registrado avances importantes.

En donde sí ha habido algunos cambios, algo lógico, ha sido en Jersón. Allí Ucrania ha retomado la estratégica Snihurivka, así como Kalynivske y Pradyvne. Además se han registrado bombardeos nuevamente sobre Nova Kakhovka.

Mapa de situación actualizado a 9 de noviembre de 2022. Fuente – @Majakovsk73.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Hoy las miradas sin duda han estado puestas especialmente sobre el terreno al conocerse la retirada de Jersón por parte de Rusia. Pese a ello, a nivel institucional y diplomático también ha habido algún que otro anuncio y confirmación de ayuda militar enviada a Ucrania, así como declaraciones cruzadas nuevamente sobre las negociaciones entre Ucrania y Rusia. 

Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, ha enfatizado que Rusia nunca se ha negado a llevar a cabo negociaciones con Ucrania y están listos para negociar “por supuesto, teniendo en cuenta las realidades que se están gestando en este momento”. Una declaración críptica que ha acompañado de críticas hacia Alemania por suministrar armas a Ucrania en lugar de empujar a Kiev a la mesa de negociaciones; ayuda de la que hablaremos en las próximas líneas.

Respecto de la situación en Jersón y de manera complementaria a lo expuesto en la sección anterior, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante su visita al Reino Unido ha comentado que “Es alentador ver cómo las valientes fuerzas ucranianas pueden liberar más territorio ucraniano”. A esto ha añadido: 

“Las victorias, los logros de las fuerzas armadas ucranianas pertenecen a los valientes soldados ucranianos, pero, por supuesto, el apoyo que reciben del Reino Unido, de los aliados y socios de la OTAN también es esencial”. 

A raíz del encuentro de Stoltenberg con el nuevo primer ministro Rishi Sunak y el secretario de Defensa, Ben Wallace, Londres ha anunciado que entregará kits de equipos de invierno cruciales para las fuerzas ucranianas. Más concretamente, enviarán otros 12.000 kits para dormir y 150 tiendas de campaña con calefacción, pero también están listos para entregar más de 25.000 kits para clima extremo. A esta última cifra se suman los más de 7.000 kits que se han distribuido a los soldados que forman parte de la Operación Interflex, el programa de entrenamiento dirigido por el Reino Unido. 

Desde Berlín también ha habido novedades pues el Bundestag ha actualizado la lista de ayuda militar ya entregada a Ucrania. Las novedades respecto de la semana pasada incluirían la entrega de:

Según informan las autoridades alemanas, el valor total de las licencias individuales emitidas por el Gobierno Federal para la exportación de material militar desde el 1 de enero de 2022 al 7 de noviembre de 2022 asciende a 1.539.564.615 euros. 

De otro lado, el presidente Zelenski ha hablado con el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, sobre una mayor cooperación para la defensa de Ucrania, especialmente en lo que respecta a la protección del cielo, así como para la reconstrucción de la infraestructura crítica energética. De igual modo, Rutte ha mostrado su apoyo en la continuación de la Iniciativa de Granos. 

A colación, hoy han partido tres buques cargados con 21.600 toneladas de aceite de los puertos de Odesa, Chornomorsk y Pivdennyi. Otros 9 barcos estarían transitando hoy por el corredor marítimo hacia los puertos ucranianos. Desde que comenzase a implementarse el acuerdo sobre las exportaciones, se ha logrado dar salida a 10.100.000 toneladas de productos agrícolas ucranianos en 435 barcos. 

A nivel de la UE, aunque ya se conocía la noticia desde hace varios días, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha anunciado de manera oficial que la Comisión Europea propone un paquete de ayuda financiera a Ucrania por valor de 18.000 millones para 2023. El objetivo sería entregar una media de 1.500 millones de euros al mes para ayudar a cubrir una parte significativa de las necesidades de financiación a corto plazo de Ucrania. Cabe recordar que las autoridades ucranianas y el Fondo Monetario Internacional estiman que el país necesitará entre 3.000 y 4.000 millones de euros al mes.

Conviene también hacer una aclaración pues toda la ayuda que se prevé, adopta y envía a Ucrania no siempre es incondicional o gratuita. De hecho, a través de este instrumento de Asistencia Macrofinanciera+ (MFA+) se proporcionarán los fondos a través de préstamos en condiciones muy favorables que se reembolsarán en un transcurso máximo de 35 años, a partir de 2033.

No obstante, el anuncio ha sido bien recibido por el primer ministro Shymhal, así como por el propio Zelenski. 

Por parte del asesor de la presidencia de Ucrania, Mikhailo Podolyak, contamos hoy con otras declaraciones más allá de las relacionadas con las negociaciones. Considera que el “Kremlin está agotado” y que los recursos de Rusia “están cerca del límite” lo que según el estaría tras las “histéricas peticiones de pausa (“negociaciones”)”. Otra de las razones que aporta es la visita de Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, a Teherán: “buscando la manera de continuar la guerra, conseguir misiles/drones, arreglar su falta de misiles. Ahora es el momento de duplicar la ayuda a Ucrania”. 

De otro lado, el ministro de Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, ha viajado a Moscú para reunirse con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Como resultado de este encuentro: seguirán ampliando los lazos económicos e India continuará comprando petróleo a Moscú. 

Sobre la ayuda que estaría recibiendo Rusia, el ejército de Bielorrusia ha hecho entrega a las tropas rusas de lo que consideran “asistencia fraternal”, esto es, botiquines de primeros auxilios, chalecos portaequipos y otro equipamiento. 

Por último, el Embajador de la República de Moldavia ante la Federación Rusa ha sido declarado persona non grata como contramedida a la expulsión de un empleado de la Embajada de Rusia en Chisináu.


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