Guerra de Ucrania – Día 1182

A la espera de que Rusia presente su memorando, previo a la formalización de un acuerdo de alto el fuego, se intensifican los contactos diplomáticos entre Ucrania y sus aliados europeos, incapaces pese a la aprobación de nuevas sanciones, de forzar un detención del conflicto. Los Estados Unidos, por su parte, continúan tentando, más que presionando a Rusia, vendiendo al Kremlin las ventajas de un acuerdo que acarrearía importantes beneficios económicos, pues la vista de Washington está puesta no en esta guerra, sino en un contexto mucho más amplio de competición con China. Mientras tanto, sobre el frente, la guerra no se detiene, con combates intensos en dirección a Konstyantynivka y una nueva noche de lanzamientos de drones por parte Rusia contra el interior de Ucrania.

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Las negociaciones y la diplomacia continúan su curso en relación con la guerra de Ucrania, por el momento sin avances que puedan catalogarse de sólidos. Los intentos de la Administración Trump por sentar en la misma mesa a rusos y ucranianos, así como por tentar a Moscú por la vía de la economía, más que por obligarla por la vía de la fuerza, no están dando los resultados esperados. Todo indica, que al menos hasta que no concluya la temporada más propicia a las operaciones, no se darán pasos firmes. Y, en cualquier caso, incluso aunque se concluya un alto el fuego y,. más adelante, un acuerdo de paz, dado que muchos de los factores estructurales que han llevado a la guerra siguen presentes, será una paz frágil.

Desgraciadamente, la guerra de Ucrania, por más que se haya mantenido limitada al territorio de este país (hemos hablado en muchas ocasiones sobre el control de la escalada), no es una guerra de gabinete, algo que no parece entenderse, por más que lo hayamos explicado en decenas de ocasiones a lo largo de casi 1.200 informes. La guerra de Ucrania es mucho más parecida, en realidad, a la guerra de los Siete Años (1756-1763), en el sentido de que se está librando en paralelo a conflictos como los de Oriente Medio o el de Taiwán, muy relacionados con el de Ucrania, al incluir unos y otros partes de los dos grandes bandos enfrentados.

Así, al igual que la guerra de los Siete años englobó la guerra franco-india (1754–1763), la guerra anglo-española (1761-1763) y la Guerra Fantástica (1762–1763), el actual conflicto se está dejando sentir en otras latitudes y podría terminar por pasar a una fase activa en Irán o Taiwán. Es así, porque lo que se dirime es el orden mundial y el papel hegemónico que hasta ahora ocupaba Occidente y, en particular, los Estados Unidos. De esta forma, en realidad podríamos estar apenas en la primera mitad de un conflicto mucho más largo, que podría llegar a tener varios focos activos si los actores implicados no son capaces de solventar sus diferencias por otras vías

Todo esto, en lo que atañe a los Estados Unidos, implica que Washington debe jugar muy bien sus cartas en cada escenario, sabiendo dónde ejercer más o menos presión directa, donde apostar únicamente por la diplomacia, dónde intentar cooptar aliados de su principal rival (China) o incluso, si se da la ocasión, sobre quién incidir para romper dicha alianza, del mismo modo que Rusia y China han jugado con éxito a dividir a Occidente.

En lo que aplica a Ucrania, supone que Kiev tendrá que tomar todas las medidas necesarias para aguantar una guerra larga o, en su defecto, una paz inestable y posibles reediciones futuras mientras Moscú sigue fortaleciendo sus Fuerzas Armadas y se mantiene firme en su objetivo de alistar millón y medio de efectivos en los próximos años. Siempre, al menos, que los EE. UU. no triunfen en su propósito de apartar a Rusia de China, tentándola con ganancias económicas; algo que como hemos explicado en varias ocasiones no es imposible, pero sí muy poco probable.

En cuanto a la Unión Europea… lo único que puede hacer es lo que ya está haciendo: seguir la estela de los Estados Unidos, aceptando que debe incrementar sustancialmente la inversión en defensa, pero dejando que sea la OTAN la que se encargue del planeamiento (NDPP) en detrimento de unos instrumentos europeos, como el CDP, que se han demostrado incapaces. En cualquier caso, serán los Estados los que continúen llevando la voz cantante y todo apunta a que esto no cambiará salvo en el hipotético caso de que una guerra abierta ofrezca tal motivación para superar las reticencias nacionales que estas, efectivamente, desaparezcan en favor de la Comisión. Un extremo al que no se debería llegar si la disuasión funciona, para lo que antes deberán corregir las fallas actuales, como las relativas a la disuasión estratégica subnuclear y el reducido tamaño de las Fuerzas Armadas de los Estados miembros.

Y, en relación con la guerra, dada la incapacidad demostrada a la hora de intentar reunir una fuerza de interposición, así como de ofrecer a Ucrania el tipo de capacidades que los EEUU ofrecieron al menos durante un tiempo bajo la Administración Biden, seguir presionando por la vía de las sanciones (luego hablaremos de ello) y del envío de material de bajo nivel, pero también necesario, como blindados o disparos de artillería, así como también, puntualmente, del reducido número de armas inteligentes que los Estados miembros son capaces de suministrar.

Explicado lo anterior, pasamos a lo ocurrido en las últimas horas, comenzando por los ataques rusos a larga distancia, que han totalizado, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, 108 lanzamientos de drones, de los cuales aseguran haber derribado 35, mientras que 58 más habrían cedido a la acción de los medios de guerra electrónica, desviándose de su rumbo, o bien a los problemas técnicos.

Una jornada más, pese a las cifras anteriores, los datos sobre explosiones son muy limitados, lo que apunta nuevamente a que Kiev está imponiendo un severo control de la información, más que a la falta de objetivos alcanzados por Rusia. También a que, posiblemente, buena parte de estos objetivos ya no sean tanto las ciudades, como instalaciones militares o infraestructuras, lo que limita las posibilidades de que los ciudadanos de a pie tomen capturas que luego puedan compartir en redes sociales.

Así, se ha conocido la muerte de dos civiles de 33 y 59 años tras un bombardeo ruso sobre Yunakivka, en Sumy. También un ataque contra un almacén en Synelnykove, en la región de Dnipró. Además, se ha informado del impacto de un misil balístico en Shostka, también en la región de Sumy, afirmando los rusos que se trataba de un campo de entrenamiento, en una acción que habría dejado seis muertos y diez heridos, todos ellos militares. También ha trascendido, más allá de lo anterior, un ataque ruso con un dron FPV contra un autobús urbano en Jersón que ha dejado cinco heridos.

Del lado de Rusia, no hay reportes de objetivos alcanzados por Ucrania en el interior del país. Eso sí, se ha hablado de un ciberataque que ha dejado a cerca de cuatro millones de usuarios sin poder enviar o recibir documentos, ni tampoco firmar contratos, al haber sido afectado el SBIS, un sistema de gestión de la documentación electrónica muy común en el país.

Por otra parte, desde el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa aseguran haber derribado hasta 159 drones ucranianos durante las últimas 12 horas, si sumamos las dos notas que han publicado por separado.

En cuanto a los combates y los movimientos, mientras los ucranianos copian esas tácticas rusas que tanta hilaridad provocan entre ciertos grupos en las Redes Sociales, pero que se han demostrado efectivas, las noticias son un día más relativamente escasas. No por falta de acción, sino porque la mayoría de la misma, o al menos la más relevante, se está concentrando entre Toretsk y Pokrovsk, como hemos venido advirtiendo en las últimas semanas.

Comenzamos en cualquier caso por el sector de Sumy, toda vez que las fuerzas rusas han superado Basivka y entrado de nuevo en Loknya, al norte de esta región ucraniana, sin que las AFU hayan podido evitarlo, limitando al parecer la defensa de la zona a la acción de los drones.

En el sector del Oskil, aunque se han producido ataques en diversas direcciones, lo más significativo son los progresos rusos entre Makíivka y Novomykhailivka.

En el sector de Siversk, por su parte, no se han producido novedades en relación con la situación de Verkh’okam’yans’ke. Sí noticias sobre bombardeos rusos al norte de Hryhorivka, en el «bosque infinito», de Kreminna.

En Toretsk, se han registrado intentos por parte del Ejército ruso de avanzar desde Kryms’ke en dirección a Kleban-Byk y Katerynivka.

En cuanto a área de Konstyantinivka, tras el análisis que hicimos ayer, han sido más los observadores que han compartido visiones más o menos parecidas, sobre lo que podría pasar allí en las próximas semanas. Por el momento, los bombardeos rusos se suceden en torno a la localidad de Nova Poltavka, bajo poder ruso (lo que adelanta futuros asaltos), mientras el Ejército de este país continúa tomando espacios en dirección a Yelyzavetivka, al sur de la T0504 y de Malynivka, así como entre Zelene Pole y Kalynove.

En el sector de Pokrovsk, se ha hablado de avances rusos al sur de Troitske, en Bohdanivka, así como al oeste de Uspenivka.

En el sector de Kurajove, además de continuar los bombardeos rusos sobre Bahatyr, hay mappers que hablan de un posible nuevo asalto ruso que habría al menos concluido con la toma de algunas posiciones en el interior de esta localidad ucraniana.

En el sector de Velika Novosilka, por último, se confirma la llegada de las tropas rusas a Zelene Pole, así como ataques en la zona de Novosilka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

La noticia de la jornada, a falta de avances en las negociaciones, tiene que ver con la adopción del que es el 17º paquete de sanciones aprobado por la Unión Europea hasta la fecha contra Rusia. En este caso, entre otros, se añaden a la lista de sancionados 200 nuevos buques que forman parte de la «flota fantasma rusa»; aquella que Moscú emplea para continuar exportando hidrocarburos. Las nuevas medidas han sido anunciadas por la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, quien ha dicho además que los 27 trabajan en un paquete adicional, que han pedido países como Lituania y, obviamente y aunque no forma parte del bloque, Ucrania.

No ha sido la única noticia que ha protagonizado Kallas, pues la Alta Representante de la Unión Europea ha anunciado que el Servicio de Acción Exterior (SEAE) reducirá en alrededor de un centenar de personas su plantilla, para poder redirigir así fondos a cuestiones que se consideran prioritarias, como la «colaboración con los gobiernos que tienen influencia en la aplicación de las sanciones de la UE contra Rusia». De esta forma, «las delegaciones en países cruciales para la aplicación de las sanciones —como las que proporcionan banderas a los buques rusos de la «flota sombra»— podrían ver un aumento de personal, según una de las personas al tanto de los planes». Todo ello, mientras desde las páginas de Foreign Affairs se pide a la UE que incaute los activos rusos congelados, dando un paso más en la presión sobre el Kremlin.

Volviendo sobre las nuevas sanciones aprobadas en Bruselas, estas han sido secundadas, además, por el Reino Unido. El país liderado por Starmer ha añadido un centenar de nuevas sanciones al listado, incluyendo las que se dirigen contra 46 instituciones financieras que ayudan a Rusia a evadir las sanciones, así como a la Casa de Cambio de San Petersburgo y a la Agencia Rusa de Seguro de Depósitos. Además, han incluido en la lista de sancionados a 18 nuevos buques parte de la «flota fantasma», así como a varios ciudadanos, incluyendo alguno británico, que participa de la misma.

Finalizando con el tema, desde Ucrania han anunciado una vez más que pedirán, en la próxima cumbre del G7, nuevas sanciones más contundentes contra Rusia. La reunión, que tendrá lugar en Ottawa, en Canadá, contará con la presencia de una delegación ucraniana, en lo que desde el gobierno canadiense consideran una señal «muy fuerte». Sin embargo, no está del todo claro que las peticiones ucranianas puedan prosperar, toda vez que los Estados Unidos por el momento están manteniendo una posición bastante ambigua respecto a las sanciones, centrándose de hecho como hemos explicado en la primera parte del informe en tentar a Rusia con la promesa de grandes acuerdos comerciales.

Además, desde los Estados Unidos reconocen estar a la espera con cierta expectación de la propuesta que haga Rusia en los próximos días, de cara a un alto el fuego. Así, el secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado que «En algún momento, bastante rápido, tal vez en unos días, tal vez esta semana, la parte rusa presentará los términos que les gustaría ver (por parte ucraniana, se entiende)». Según Rubio, una vez se tengan estas condiciones generales por parte Rusia, se podrá avanzar hacia un alto el fuego y, de ahí, hacia negociaciones detalladas que pongan fin al conflicto. Eso sí, de sus declaraciones se desprende cierta cautela, ya que, según ha afirmado «Creemos que la hoja de ruta que elaboren los rusos nos revelará mucho sobre sus verdaderas intenciones. Si es una hoja de ruta realista y podemos desarrollarla, eso es una cosa. Si contiene demandas que sabemos que no son realistas, creo que eso será revelador». Por de pronto, desde Rusia, Medvedev ya ha avisado de que ve «un largo camino por recorrer» antes de firmar el memorando con Ucrania ya que, según considera, «la tarea más difícil ahora es llenar este memorando con el contenido necesario».

En otro orden de cosas, pero sin abandonar la potencia norteamericana, tenemos que en los Estados Unidos, un grupo bipartidista de senadores ha presentado una resolución en la que se pide que no se concluya ningún acuerdo de paz con Rusia, si antes no se ha producido el regreso de los menores ucranianos ilegalmente deportados a su país de origen, Ucrania. Una decisión que ha sido celebrada por miembros del ejecutivo ucraniano, como el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak.

Seguimos ahora con Ucrania, pues por una parte, su presidente, Zelenski, ha hablado con Macron, con quien habría mantenido una conversación «muy sustanciosa» en relación con la «coalición de voluntarios», que estaría trabajando ya en propuestas «más prácticas». Además, hablaron también «a fondo sobre las relaciones y la coordinación con Estados Unidos». Lo mismo habría hecho, además, con el primer ministro británico, Starmer, con quien parece estar de acuerdo en que sólo la «coerción funcionará» a la hora de llevar a Rusia a la mesa de negociaciones. No han sido las únicas reuniones telemáticas de Zelenski, quien también ha hablado de los mismos temas con el primer ministro noruego y con el nuevo canciller alemán, Merz, con quien además de los temas relativos a la salida al conflicto, ha tratado sobre la reconstrucción de Ucrania tras la guerra. En su discurso diario, además, Zelenski (que ha mantenido durante la jornada más conversaciones que las que aquí recogemos) explicó que «Es a Estados Unidos a quien Rusia teme, y es la influencia estadounidense la que puede salvar muchas vidas», pidiendo más contundencia por parte de Washington.

Por otra, su ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, se ha reunido entre otros con Kaja Kallas, en el marco de la 3ª Reunión Ministerial UE-Unión Africana, a la que el ucraniano ha sido invitado. No ha sido el único encuentro que ha mantenido, toda vez que se ha visto también con varios colegas de la UE, con su homólogo argelino, con el nuevo jefe de la diplomacia teutona y, también, con el ministro de Exteriores belga, con quien ha hablado sobre ayuda militar, tanto relativa a los F-16, como a la inversión en la industria de defensa ucraniana por parte de la industria de este caótico país a medio camino entre Francia y los Países Bajos.

Otro que ha estado también activo ha sido el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien se ha visto con su homólogo checo, Petr Fiala, junto al que ha rendido homenaje a Tomáš Masaryk, ha hablado sobre las relaciones bilaterales, la cooperación y la ayuda en materia de defensa, y de quien ha recibido confirmación de que Ucrania recibirá, a lo largo del año, otros 400.000 disparos de artillería como parte de la iniciativa checa.

Cambiando de tercio, hacia un tema completamente diferente, en las últimas horas se ha sabido que la Unión Europea entregará una donación de emergencia de cinco millones y medio de euros a la Fundación Europea para la Democracia, que da soporte a Radio Free Europe, de forma que esta pueda continuar con su actividad, en peligro tras los recortes ordenados por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Por último, cerramos con Polonia, país que juzgará a un ciudadano acusado de participar en un complot destinado a terminar con la vida del presidente ucraniano, Zelenski. Según el comunicado de prensa de la Fiscalía polaca, «Paweł K. fue arrestado el 17 de abril de 2024 en Polonia. A petición del fiscal, el Tribunal de Distrito de la capital, Varsovia, le aplicó una medida preventiva en forma de arresto temporal […]. Según las conclusiones de los investigadores, Pavel K. declaró su disposición a actuar para la inteligencia militar de la Federación Rusa y estableció contactos con ciudadanos de la Federación Rusa que estaban directamente involucrados en la guerra en Ucrania».


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