Guerra de Ucrania – Día 859

Jornada, una vez más, de intercambio de golpes entre Rusia y Ucrania, con lanzamiento de misiles y drones e intentos de desarticular la logística del contrario. Jornada también de declaraciones políticas, con un Zelenski que poco a poco va rebajando su discurso y que parece haber perdido la esperanza de que su país acceda a la OTAN a corto plazo. Al mismo tiempo, Finlandia, país que sí ha accedido recientemente a la Alianza, ha firmado un acuerdo de seguridad con los Estados Unidos que permitirá a este país utilizar hasta quince bases militares dentro del territorio finés, así como preposicionar material.

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La ofensiva rusa de 2024 habría fracasado. Así lo creen analistas como Mick Ryan, quien sostiene –exponemos aquí sus argumentos principales en términos muy resumidos– que este país ha desaprovechado su mejor oportunidad de alcanzar objetivos estratégicos en el interior de Ucrania dado que:

  • Rusia no ha sido capaz de neutralizar las capacidades de ataque estratégico ucranianas;

  • Solo ha logrado degradar el mando y control (C2) o las reservas tácticas y operativas ucranianas de forma parcial;

  • Los logros territoriales alcanzados por Rusia suponen victorias tácticas e incluso operacionales, pero no con impacto estratégico;

  • No está siendo capaz de reducir el número de ataques ucranianos contra la península de Crimea;

  • No ha logrado imponerse por completo en la batalla por el relato.

Es, en lo sustancial y a nuestro juicio, una evaluación correcta. Rusia –si bien las cifras de bajas que el ex militar australiano aporta no son del todo creíbles, por basarse mayormente en fuentes oficiales ucranianas-, no parece ahora mismo estar siendo capaz de acumular fuerza de maniobra suficiente en paralelo a las acciones ofensivas que está llevando a cabo en Ucrania, lo que implica que no podrá tampoco lanzar grandes ofensivas en los próximos meses; esto, a su vez, es una muestra de agotamiento lógica tras las enormes pérdidas acumuladas, si bien conviene afinar aquí el análisis.

Decimos esto, porque el hecho de que Rusia no haya alcanzado ningún objetivo estratégico «tangible» desde finales de 2023 -cuando comenzó a presionar con fuerza sobre una Ucrania que había dilapidado en sus intentos meridionales y en Bakhmut su iniciativa estratégica- no quiere decir que no haya mejorado su posición. Lo ha hecho y la prueba fehaciente de ello es el cambio en el discurso que se ha ido constatando por parte Ucraniana, pese a que nominalmente sus objetivos sigan siendo de máximos, esto es, buscando expulsar a Rusia de todo el territorio internacionalmente reconocido como Ucraniano, península de Crimea incluida.

De hecho, dentro del plan ruso, esto es, de la «teoría de la victoria» de Putin -que, recordemos, ha ido evolucionando a lo largo de la guerra, especialmente después de que en marzo/abril de 2022 recortasen por completo sus objetivos-, el nivel de desgaste actual es aceptable si con ello logran agotar a Ucrania y a sus aliados y crear una «zona de amortiguación» alrededor de las fronteras rusas. También porque, si bien Rusia no es invencible, está en una posición mejor que Ucrania en términos económicos, humanos y materiales, especialmente si incluimos en la ecuación la preocupante perspectiva que la política interna en algunos de sus principales socios (sostén último de sus capacidades militares) presenta.

Así las cosas, en términos muy generales, la guerra sigue condenada al estancamiento -con avances rusos constantes pero demasiado exiguos y alguna posible contraofensiva ucraniana limitada- y a una salida negociada para la que las partes poco a poco se van preparando, de ahí los cambios en el discurso a los que hacíamos referencia y que se resumen, de forma muy somera, en:

  • Ambos parecen dispuestos a tomar parte en una futura nueva Cumbre de Paz, si bien intentan mejorar su posición a toda costa, recabando todos los argumentos posibles para lograr una salida que consideren aceptable.

Dicho esto, determinar cuándo estas negociaciones pueden terminar de materializarse es harina de otro costal, pues pese al agotamiento evidente en ambos bandos, tienen también razones para seguir persiguiendo «una última oportunidad». Así las cosas, Rusia además de estrechar lazos con sus aliados, disfrutar de una situación económica mucho mejor de lo esperable a estas alturas (máxime viendo la cantidad de sanciones impuestas en su contra) y estar logrando aumentar su producción de material bélico, confía en que la presión constante y los cambios en la situación política fuera de Ucrania terminen por mejorar su posición. No es descartable que veamos nuevos intentos como el de Járkov e incluso más contundentes, si bien su dirección militar -al menos en los niveles más altos- deja mucho que desear y lo más factible es que sigan con la estrategia actual, quemando medios y hombres para lograr ganancias limitadas.

Ucrania, por su parte, no ha agotado el fondo estadounidense de 61.000 millones de dólares, ni mucho menos y ha firmado varios acuerdos que comprometen a sus aliados durante una década en su apoyo, con lo que tiene cierto margen de maniobra y, dados los reveses de los últimos seis meses, muchos incentivos para hacer un «último» intento de mejorar su posición de cara a unas negociaciones.

Elementos todos ellos que siguen situándonos, salvo sorpresa, en el horizonte de 2025, desgraciadamente.

Cambiando de lo político-militar a la actualidad sobre el terreno, las últimas horas han sido intensas en términos de intercambios de golpes. Ucrania, que lleva días sin publicar información actualizada sobre el número de ataques rusos, ha sufrido en las últimas horas varios ataques sobre su territorio, incluyendo nuevamente sobre Dnipró, o sobre la base aérea de Myrhorod, en el interior del país (región de Poltava), en el que es el segundo ataque contra esta instalación en relativamente poco tiempo. Más preocupante si cabe, Rusia ha podido llevar hasta allí sus drones de reconocimiento (tema que tocamos hace poco), obteniendo así la inteligencia suficiente para un posterior ataque con misiles. Además, se han registrado víctimas civiles en Ukrainsk, en la región de Donetsk.

Los ucranianos, por su parte, han vuelto a alcanzar la región de Bélgorod, en donde se han producido cortes eléctricos y también en el suministro de agua corriente, según el alcalde de la capital regional, Valentin Demidov. Situación extensible, además, a otros puntos de esta región, según ha explicado el gobernador, Vyacheslav Gladkov. Dicho esto, Ucrania ha alcanzado Nova Kakhovka, bajo control ruso, Makiívka, en la región de Donetsk y también bajo control ruso, y también Fiolent, muy cerca de Sebastopol.

En cuanto a los combates y los movimientos, durante la última jornada no se han producido cambios dignos de mención -aunque sí enfrentamientos- en el sector de Járkov, por lo que pasamos directamente a la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, pues allí, las fuerzas rusas reclaman haber tomado el control de Stepova Novoselivka, pequeña aldea situada al sureste de Kupiansk. Además, también se han producido novedades más al sur, entre Svatove y Kreminna, pues las fuerzas rusas han lanzado un ataque en dirección a Makiívka logrando ganar unos metros y alcanzar por el sureste dicha localidad después de tomar distintas posiciones defensivas de las AFU en la zona.

En el sector de Bakhmut, por su parte, se han registrado renovados ataques rusos en dirección al canal de agua dulce por el espacio boscoso entre Kalinina, al norte y el «Microdistrito del canal» (perteneciente a Chasiv Yar), al sur. Según fuentes ucranianas, por cierto, en este sector el Ejército ruso podría haber perdido más de 5.000 infantes únicamente durante el mes de junio, si bien son cifras imposibles de confirmar.

Dicho esto, una jornada más lo más relevante a nivel táctico ha vuelto a ocurrir en el sector de Avdiívka, en donde las tropas rusas continúan ensanchando el área bajo su control y reclaman la toma de Novopokrovske al tiempo que continúan presionando más al norte, en dirección a Sokil y también al sur, hacia Karlivka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional vuelve a presentarse tranquilo, a la espera de cómo se desarrolle la situación en Francia de cara a la segunda vuelta de las elecciones legislativas y de cómo afecte en Estados Unidos a la campaña la reciente decisión del Tribunal Supremo sobre Donald Trump, sobre quien no se pronunciarán antes de pasadas las elecciones, algo que ha sido rápidamente criticado por Joe Biden, a quien algunos medios, en referencia a su insistencia en mantenerse como candidato demócrata, acusan de «negar la realidad» y Kamala Harris se presenta como la candidata más probable si llega el momento del reemplazo.

Dicho esto, la noticia del día en relación con la seguridad en Europa nos lleva a Finlandia, país que ha cerrado un acuerdo de seguridad bilateral con los Estados Unidos en virtud del cual este último podrá utilizar hasta una quincena de bases militares en este estado nórdico, así como preposicionar material de todo tipo para el caso de un conflicto y mantener efectivos en su territorio. Además, no es la única noticia relativa a la presencia estadounidense en Europa, ya que acaba de anunciarse que las bases militares norteamericanas en el continente han aumentado su grado de alerta «debido a una combinación de factores y no a una sola amenaza».

Pasando a Ucrania, desde este país, y dado que Hungría ha asumido la presidencia de turno de la Unión Europea, su ministro de Exteriores ha expresado su deseo de que este país tenga éxito a la hora de promover «el avance de prioridades compartidas que fortalecerán a la UE». Además, ha declarado que desde Ucrania están «interesados ​​en una cooperación constructiva y la unidad de la UE para proteger la paz y la estabilidad en Europa mediante un apoyo fiable a Ucrania».

Todo al mismo tiempo que celebraba la última derrota diplomática rusa, país que no ha logrado ser elegido miembro del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de las Naciones Unidas, órgano encargado de promover las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.

Siguiendo con la diplomacia ucraniana, la viceministra de Relaciones Exteriores de Ucrania, Iryna Borovets, ha mantenido una serie de reuniones con los líderes de la República del Paraguay -entre ellos el Presidente Santiago Peña-, en el marco del Durante el 54º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, que está teniendo lugar en Asunción, a donde Ucrania ha sido invitada como observadora.

En el caso de Zelenski, se ha reunido con una delegación bipartidista de la Cámara de Representantes estadounidense, a cuyos miembros ha informado sobre la situación en el frente y con quienes ha hablado sobre distintas áreas relativas a la asistencia a Ucrania, incluyendo como es habitual el tema de la defensa aérea y la llegada de sistemas Patriot. Un tema, además, que ha tratado en su discurso diario, al igual que otros como las medidas que Ucrania va a tomar de cara a avanzar en su acceso a la Unión Europea o, también, de cara a la firma de nuevos acuerdos de seguridad bilaterales.

Una reunión que ha tenido lugar en vísperas de la que mantendrán el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, y el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin en el Pentágono, fijada para el 2 de julio y que tendrá como tema central cooperación de defensa bilateral y la seguridad regional, con el objetivo de fortalecer la asociación de defensa entre las dos naciones, según se ha anunciado.

En otro orden de cosas, desde Ucrania han denunciado un nuevo supuesto intento de golpe de Estado apoyado por Rusia, tras una operación de las fuerzas de seguridad que ha llevado a la captura de varias personas. Al parecer, pretendían aprovechar una manifestación en la capital ucraniana, Kiev, para aprovechando la confusión, tomar la Rada Suprema.

Pasando a Canadá, que celebraba su día nacional, Rusia ha prohibido la entrada a 99 ciudadanos de esta nacionalidad como medida de represalia tras «otra serie de oleadas de sanciones antirrusas que el régimen de Justin Trudeau en Canadá anuncia cada vez que quiere sumar puntos con Washington y ofrecer ‘apoyo moral’ a las autoridades pronazis de Kiev» según han declarado desde el Ministerio de Exteriores de la Federación rusa.

En cuanto al apartado humanitario, desde Ucrania han anunciado que, desde que la iniciativa «Granos de Ucrania» fuera lanzada, 221.410 toneladas de alimentos han salido de este país con dirección a las naciones (generalmente africanas), más necesitadas. Es, recordemos, una forma no solo de dar salida a las exportaciones ucranianas sino, especialmente, de combatir la presencia rusa en África a través de la diplomacia. De hecho, si hacemos repaso, en los últimos dos años Ucrania ha retomado o iniciado relaciones con numerosos estados africanos, siendo el último en unirse a esta lista Gambia, después de una pausa de dos décadas en sus relaciones, asunto sobre el que se ha pronunciado Zelenski.


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