Guerra de Ucrania – Día 705

El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha elogiado el “carácter constructivo” de la reunión con Péter Szijjarto, su homólogo húngaro. Hungría, en cualquier caso, sigue soportando la presión del resto de Estados miembros de la UE, quizá con la excepción de Eslovaquia, de cara a levantar el veto que ha impuesto sobre la ayuda a Kiev. Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se ha reunido en Washington con diversos políticos estadounidenses, para intentar también desbloquear el trámite de la ayuda a Ucrania. La política pues, más que cualquier otra cosa, sigue marcando el devenir de la guerra de Ucrania, en una jornada en la que, además, la Comisión Electoral rusa ha registrado la candidatura de un Putin que no tiene oposición posible.

Hace unos días comentábamos que la guerra de Ucrania ha entrado en una fase, posiblemente, decisiva. El hecho de que las negociaciones en la Unión Europea y en el seno de los Estados Unidos, destinadas a proveer ayuda militar y financiera a Ucrania se hayan ido postergando hasta terminar posiblemente por coincidir en el tiempo su desenlace, hace que lo que se dedica estos días, vaya a marcar las posibilidades ucranianas de cara al futuro. Las señales son desiguales.

En el caso europeo, tras la visita del ministro de Exteriores húngaro a Ucrania de las últimas horas, el ambiente es más positivo que antes de que se produjese este viaje. Lo que no obsta, lógicamente, para que Hungría siga sometida a una presión ingente por parte de la mayor parte de Estados miembros de la UE para que renuncie a su derecho de veto, al que dicho sea de paso está intentando sacar el mejor partido. Hasta el punto de que en este país resuena una y otra vez la palabra «chantaje», para referirse a la actitud de Bruselas, aunque hay que decir que esta es una expresión que también hemos escuchado en muchos funcionarios europeos a propósito de la posición húngara.

En cualquier caso, se han dado señales por parte de su ministro de Exteriores, Péter Szijjarto, del cambio de actitud húngaro, lo que hace pensar que apostarán posiblemente por la abstención constructiva, quizá como en ocasiones anteriores con Víktor Orban abandonando la sala en el momento de la votación para poder decir a sus votantes que Hungría no apoya el envío de más ayuda a Ucrania.

Es muy factible, por lo tanto, que antes de que concluya la semana los Veintisiete hayan logrado aprobar, aunque sea con meses de retraso, la iniciativa «A new Ukraine facility», mediante la cual se suministrarán entre 2024 y 2027 un total de 50.000 millones de euros a Kiev de forma que se asegure la estabilidad financiera de Ucrania durante este periodo en forma de subvenciones y préstamos. Una iniciativa que, según los documentos oficiales, tiene como objeto «la recuperación, la reconstrucción y la modernización de Ucrania», pero que en realidad tiene un componente estratégico fundamental.

Al fin y al cabo, y más allá de que la provisión de estos fondos vaya a servir para apuntalar la economía ucraniana, lo que se intenta lanzar desde Bruselas es un mensaje claro a Rusia de compromiso con Ucrania. Y es que en Moscú, en Washington y en Bruselas, todos saben por igual que el «centro de gravedad» de esta guerra, ahora mismo, es el apoyo de los aliados a Ucrania o, más exactamente, la voluntad de estos para continuar prestando dicho apoyo. De ahí que los medios rusos estén tan atentos a cualquier indicio de que este pueda terminar.

Mensaje que, claro está, para ser totalmente efectivo, debería ir acompañado de nuevos anuncios de ayuda militar, aunque esto es más difícil si cabe, dada la situación en cuanto a política interna de algunos de los socios más importantes de la UE, la capacidad de sus fábricas y el estado de los arsenales (lo que no ha evitado que las exportaciones de armas de los Estados Unidos hayan aumentado en un cincuenta por ciento durante el pasado año, ocupando de paso buena parte del vacío dejado por Rusia en este aspecto).

En relación con esto, los últimos anuncios relativos al envío de municiones para la artillería ucraniana, que es quizá el elemento más importante ahora mismo para que este país pueda defenderse con garantías, no han sido precisamente buenos. El Reino Unido, que estaba trabajando en un acuerdo con Japón para que el país nipón le enviase disparos de 155mm de forma que los británicos enviasen de sus propios arsenales munición a Ucrania, parece haber fracasado en su intento. O, al menos, que las negociaciones se han estancado, mientras la coalición para la artillería liderada por Francia no termina de arrancar en tanto las cifras que se manejan no son nada halagüeñas, al menos si se comparan con las necesidades ucranianas, que se cifran en miles de disparos diarios.

Al otro lado del Atlántico, la situación no es muy diferente, aunque en este caso es el veto republicano el que continúa impidiendo que los Estados Unidos proporcionen nueva ayuda militar y financiera a Ucrania. Hasta allí se ha dirigido, en las últimas horas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para aumentar un punto más si cabe la presión sobre los legisladores republicanos, de forma que estos cedan y aprueben los nuevos fondos, mientras se reunía con el secretario de Defensa, Lloyd Austin III para evaluar el progreso en la implementación de las decisiones adoptadas durante la pasada Cumbre de Vilnius.

En este sentido, y en relación con la guerra de Ucrania, como comentábamos también días atrás ya nadie parece esconder que lo que ocurra en este escenario será interpretado por otros regímenes como «Irán, Corea del Norte y China», en palabras del propio Stoltenberg, quien considera que el apoyo a Ucrania «no es caridad; Es una inversión en nuestra propia seguridad, porque el mundo se volverá aún más peligroso si el presidente Putin gana en Ucrania».

Mientras las negociaciones continúan produciéndose, Rusia sigue lanzando contra Ucrania pequeñas pero sostenidas cantidades de drones y misiles, con los que continuar presionando a las defensas antiaéreas de este país y trasladando costes a sus aliados a un precio razonable. En las últimas horas se ha hablado de ocho drones Shahed 131/136 (Geran-1/2), todos los cuales habrían sido neutralizados, no así tres misiles S-300. Así, las defensas aéreas habrían estado activas sobre Kiev y también sobre Krivói Rog.

Del lado contrario, y según el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, se habrían vuelto a producir ataques ucranianos contra su territorio, en esta ocasión en forma de lanzamiento de cohetes sobre Bélgorod -algunos de los cuales habrían sido destruidos en vuelo- y de un dron sobre Briansk.

Dicho esto, y pasando a los movimientos y los combates, que siguen arrojando enormes cifras de pérdidas especialmente para el bando ruso, tenemos al norte del frente nuevos ataques rusos en el entorno de Kupiansk, al norte. Allí, se sigue discutiendo acerca del grado de control real que Rusia ejerce sobre la pequeña localidad de Tabaivka, que fuentes de este país aseguran que está en manos de su ejército, mientras los ucranianos lo niegan, a la vez que siguen contraatacando en la zona. No es, en cualquier caso, la única parte de este sector del frente en la que se lucha, pues también se han registrado intentos rusos más al sur, en dirección a Terny, a la altura de Kreminna.

Pasando a la zona de Bakhmut, aunque la situación prosigue siendo en lo fundamental estática y Rusia no parece tener fuerzas suficientes ni capacidad de lograr avances en campo abierto, siguen lanzando ataques en los alrededores de Klischiívka, al sur de la ciudad, aunque sin cambios en las últimas horas.

Las acciones más importantes, una jornada más, continúan produciéndose al oeste de la ciudad de Donetsk, concretamente en Avdiívka. Y dentro de este escenario, es al sur de la ciudad en donde se están librando los combates más intensos, algo a lo que ha hecho referencias incluso el mismo Zelenski, asegurando que a Rusia no le importa el número de bajas. Así, después de que las tropas rusas lograsen avanzar por el famoso túnel hace unas jornadas y de los últimos contraataques y bombardeos ucranianos tratando de restablecer la situación, se han vuelto a producir ataques rusos hacia la misma zona. Al fin y al cabo, aplica aquí lo mismo que decíamos a propósito de Bakhmut y que hemos señalado en numerosas ocasiones, y es que si no es de edificio a edificio, lo que permite cierta cobertura, los avances se hacen imposibles, de ahí el empeño ruso por la zona de Tsarskaya Okhota.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y mientras buena parte de la atención mundial se concentra en Oriente Medio y en la posible (obligada) respuesta estadounidense a los últimos ataques sobre sus tropas, tras los cuales está la mano de Irán, continúan produciéndose encuentros vitales para el futuro de Ucrania, tal y como hemos explicado en la primera parte del informe de hoy.

El primero y más importante de las últimas horas, que ya hemos adelantado, es el que ha reunido al ministro de Exteriores y Comercio de Hungría, Péter Szijjártó, con su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba y también con el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak quien, a tenor de las fotografías, parecería haber hecho de intermediario entre los dos diplomáticos.

Durante el encuentro, que parece haber sido bastante cordial, han aprovechado para visitar un memorial dedicado a los ucranianos caídos. En cualquier caso, el motivo fundamental de la visita pasaba por desbloquear el veto húngaro a la iniciativa «A new Ukraine Facility», algo que parece que se ha conseguido, a falta de que se confirme en los próximos días.

Al menos es lo que se desprende de las declaraciones del asesor presidencial húngaro, Balazs Orban, quien ha afirmado que su país está abierto a desbloquear la ayuda europea a Ucrania, permitiendo incluso que esta se gestione a través del presupuesto, siempre que se añadan algunas salvedades. Eso sí, al tiempo que denunciaba, como hemos adelantado en la primera parte del informe, el chantaje que a su juicio sufre su país por parte de Bruselas.

Además de esto, en las últimas horas Zelenski ha mantenido una conversación telefónica con el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, con quien ha hablado por ehemplo sobre la próxima Cumbre de Paz Global, sobre la segunda cumbre entre Ucrania y los Balcanes y, especialmente, sobre la importancia de desbloquear la ayuda a su país y las necesidades militares de este. Añade así Zelenski un punto más de presión a Atenas, después de que desde los Estados Unidos enviasen una carta días atrás solicitando el envío de más ayuda.

Todo esto, por cierto, entre fuertes rumores en las últimas horas relativos a una posible destitución del jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, el general Zaluzhny, algo que finalmente parece no haberse concretado. O, al menos, Zelenski no ha hecho ninguna referencia por el momento al tema, aunque sí ha hablado sobre drones y sobre la necesidad, por parte ucraniana, de mantener la delantera en este aspecto sobre Rusia.

El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, por su parte, mantuvo también una conversación telefónica, en este caso con su homólogo luxemburgués, Luc Frieden. Durante la misma, además de hablar sobre la integración europea de Ucrania, Shmyhal agradeció el liderazgo de este pequeño país durante la creación de una coalición para telecomunicaciones y en todo lo referente al envío de F-16 a Ucrania.

Por otra parte, el país que sí ha dado un nuevo paso adelante en su apoyo a Ucrania es Estonia, pues se ha anunciado que comenzará a entrenar a reclutas ucranianos en el marco de la operación «Interflex». Este sigue siendo el mayor programa internacional de formación para reclutas ucranianos. Participan 12 países del mundo, en particular los países escandinavos y bálticos, así como Australia y Canadá.

Saltando de Europa a América, también ha sido noticia la nueva ronda de negociaciones celebrada entre Ucrania y Canadá, de cara a que este último país firme un acuerdo bilateral mediante el cual ofrezca garantías de seguridad a Kiev, tal y como ya han hecho otros estados como el Reino Unido en las últimas semanas.

En otro orden de cosas, el Consejo Europeo ha añadido a su lista de rusos sancionados a cuatro nuevas personas y una entidad. Según el anuncio, difundido a través de las redes sociales, «la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha amplificado la represión interna en Rusia, limitando drásticamente la libertad de opinión y expresión y la libertad de prensa» en este país.

Curiosamente, este anuncio llega en un día en el que la familia y los partidarios del opositor ruso Vladimir Kara-Mourza han denunciado que este habría desaparecido de la colonia penitenciaria IK-6 de Omsk, Siberia, donde estaba encarcelado. Al parecer, tras intentar contactar con él el activista y periodista Alexander Podrabinek, la carta le habría sido devuelta con una indicación de que Kara-Mourza ya no estaba en dicho penal. Ahora bien, hay que tener en cuenta que en Rusia, y más tratándose de opositores al régimen, los traslados son algo habitual.

También, en el día en el que la Comisión Electoral rusa ha registrado la candidatura de Vladímir Putin para el cargo de presidente, después de revisar las 315.000 firmas recogidas por su equipo en las 89 regiones de Rusia, superando así las 300.000 exigidas por este órgano. En cualquier caso, y dado que la oposición en Rusia es ya algo testimonial, lo que vemos no es más que un gesto más destinado a mantener apariencia democrática por parte del régimen, ya que nadie duda de la victoria del actual presidente.