Guerra de Ucrania – Día 646

La guerra de Ucrania, más que nunca, es una guerra de números, como corresponde a un enfrentamiento en el que el desgaste y el estancamiento son la norma. A las cifras, sorprendentes, que algunas fuentes dan sobre la producción de drones de ataque por uno y otro bando se unen distintos anuncios que permiten augurar un conflicto largo. Así, a las noticias relativas a un aumento de las adquisiciones de municiones de todo tipo por parte ucraniana en 2024 se unen las de un incremento en la cifra de efectivos que compondrán el Ejército ruso de hasta un 15 por ciento, según ha ordenado Vladímir Putin. Noticias que llegan a la vez que otras que nos hablan de una brecha cada vez mayor entre Occidente y Rusia, excluida del Consejo, esta vez, de la Organización Marítima Internacional.

El presidente de la Federación Rusa, Vladímir V. Putin, ha firmado recientemente un decreto que ordena un aumento del 15% en el número de efectivos de sus Fuerzas Armadas. Una decisión que, según ha explicado, se debe al «aumento de las amenazas» relacionadas con la guerra de Ucrania. Traducido a cifras absolutas, este incremento supone que alrededor de 170.000 hombres engrosarán las filas de las Fuerzas Armadas de este país en los próximos meses, sin que se hayan proporcionado fechas exactas.

Según ha declarado el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú al respecto: «El aumento en el número de fuerzas armadas se debe a un aumento de las amenazas dirigidas a nuestro país y vinculadas a la realización de la operación militar especial [en Ucrania ] y la continuación de la ampliación de la OTAN. (…) Se está llevando a cabo un fortalecimiento de las Fuerzas Armadas combinadas de la Alianza cerca de las fronteras de Rusia y el despliegue de medios adicionales de defensa aérea y armas de ataque».

Así las cosas, se espera que las Fuerzas Armadas rusas crezcan desde un total de 1,15 millones de uniformados hasta los 1,32 millones, a los que se suman casi 900.000 integrantes que no son militares, para totalizar 2.209.130 integrantes, algo que será posible gracias a la importante subida presupuestaria en materia de defensa anunciada en fecha reciente.

Lo más interesante del caso, además de constatar que el anuncio de Shoigú, meses atrás, relativo a la creación de nuevas unidades, iba completamente en serio, es que no implica ningún tipo de movilización adicional a la realizada en otoño de 2022, sino que la entrada de nuevos militares se producirá gradualmente mediante el reclutamiento de nuevos voluntarios. El ministro de Defensa, si hacemos memoria, anunció ya en diciembre de 2022 que su país necesitaba alrededor de 1,5 millones de uniformados «para garantizar la seguridad de Rusia», aunque no se atrevió a fijar la fecha en la que se alcanzaría ese objetivo, que ahora parece algo más cerca.

Por otra parte, respecto al reclutamiento, cabe decir que, en Rusia, todos los varones de entre 18 y 27 años deben servir un año en las Fuerzas Armadas, aunque una gran parte logra evitar el servicio militar obligatorio por razones de salud o por estudios. De hecho, la proporción de hombres que evitan el servicio militar obligatorio es particularmente alta en Moscú y otras ciudades importantes como San Petersburgo. Para facilitar el reclutamiento, las autoridades elevaron la edad límite para el servicio obligatorio a 30 años. Por otra parte, según las cifras dadas por Dmitry Medvedev, en lo que va de año habrían logrado reclutar 425.000 efectivos, datos que, sean o no ciertos, hay que considerar al margen del flujo de voluntarios, movilizados forzosos y llegados a través de mecanismos de captación alternativos, todos los cuales toman parte en lo que siguen llamando «Operación Militar Especial».

Del lado ucraniano, mientras tanto, Zelenski reconoce que se deben introducir cambios en el sistema de movilización, en un momento en el que el estado encuentra problemas para reclutar y a sabiendas de que más de medio millón de ucranianos en edad de luchar habían huido del país hacia otros países europeos para evitar ser alistados.

https://www.revistaejercitos.com/2023/11/30/el-futuro-portaaviones-frances-pang-porte-avions-de-nouvelle-generation/

Más allá del número de efectivos, importan a efectos de la guerra de Ucrania la disponibilidad de municiones de todo tipo, pero también de drones de ataque -que, de hecho, podrían considerarse municiones ya que sustituyen a la artillería tradicional hasta alcances de 10-15 kilómetros, por una fracción de su precio y ofreciendo una mejora notable en cuanto a precisión-.

En este sentido, el Ministerio de Defensa de Ucrania ha anunciado hace algunas horas un aumento de la producción de misiles, municiones, armas y otros equipos militares en 2024. Concretamente, según el comunicado difundido en redes sociales: «La atención principal se dedicará a la producción de equipos de defensa aérea, desde sistemas de misiles antiaéreos portátiles convencionales hasta sistemas de defensa aérea con un alcance de más de 100 kilómetros [como el sistema de defensa aérea Koral]». Información que viene a completar la suministrada por parte del viceministro de Defensa, Ivan Havrylyuk, en la que se hablaba de una inversión en este capítulo para el próximo año de unos 4.400 millones de euros.

En relación con el tema de las municiones, merece la pena hacer al menos un comentario relativo a la forma en la que se está tratando de compensar la falta de proyectiles para la artillería de tubo mediante el uso de drones, aunque por ahora el alcance sea menor. Las cifras que se publican, aunque aquí debe atenderse a las matizaciones hechas por analistas como Samuel Bendett, son impresionantes y hablan de, posiblemente, más de 5 millones de drones de pequeño tamaño a emplear en la guerra de Ucrania durante el próximo año, si la tendencia actual se mantiene. El problema, como en otros apartados, es que una vez puesta en marcha la maquinaria productiva rusa, podría superar también de largo a Ucrania en este sentido, incluso «Army of Drones» mediante.

De hecho, el tema de las adaptaciones rusas, que hemos comentado en numerosas ocasiones, debe ser sin duda una de las mayores preocupaciones no solo para Ucrania, sino para sus aliados, toda vez que la guerra le está permitiendo investigar y progresar en una serie de tecnologías que antes le resultaban totalmente ajenas y en las que podría terminar siendo líder global, como la drónica. Las últimas noticias hablan también de experimentos relacionados con los drones navales, tomando en cuenta lo que ha padecido debido a los ataques ucranianos y la posibilidad de recurrir al acervo iraní, país experto en estos temas.

Mientras tanto, en Occidente, aunque se tratan de presentar continuamente soluciones de todo tipo, la mayor parte de Estados siguen un tanto perdidos a la hora de hacer frente a la amenaza C-UAS no por falta de consciencia respecto a lo que supone, sino porque ni se destinan las cantidades adecuadas, ni se crean los ecosistemas necesarios, ni se realizan los ejercicios con la diligencia debida, esto es, planteando escenarios realistas y empleando tácticas y drones como los vistos en Ucrania, en lugar de hacer ejercicios predecibles y recurriendo a aparatos comerciales que no plantean el mismo tipo de reto.

https://www.revistaejercitos.com/2023/11/21/defensa-c-uas-i-conceptos-basicos/

Se desarrolle como se desarrollo el tema anterior, la guerra continúa. Por una parte, han continuado trascendiendo informaciones relativas al sabotaje –que cada vez más fuentes dan por cierto– no de uno, sino de dos trenes rusos en la región de Buriatia, en lo que sería un ataque ucraniano con un importante componente estratégico, por más que sus efectos vayan a ser limitados. Además, se ha hablado del lanzamiento de cohetes guiados por parte de un MLRS HIMARS ucraniano contra una supuesta base rusa en Nova Maiachka, en la parte ocupada de Jersón, así como de posibles explosiones en Berdiansk.

Del lado contrario, se habrían vuelto a lanzar drones Shahed contra el territorio ucraniano, manteniendo ocupadas a las defensas antiaéreas, que hablan del derribo de 18 drones de este tipo y de un misil KH-54.

En cuanto a los combates, aunque se siguen produciendo –y según los ucranianos con una cifra de bajas rusas diaria prácticamente inusitada-, no están suponiendo cambios de posiciones de consideración. De hecho, los datos referentes a todo el mes de noviembre nos hablan de un estancamiento casi absoluto y, en las últimas horas, de novedades mínimas. Respecto a las bajas rusas constatables, por cierto, Mediazona ha actualizado su contador, que se basa en el número de uniformados rusos identificados con nombres y apellidos que se sabe han muerto en Ucrania, elevándolo hasta los 38.261.

Sin nuevas informaciones de importancia procedentes ni de la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, ni tampoco de Bakhmut, más allá de que se sigue luchando, la atención sigue centrándose en la región de Donetsk. Tanto en Avdiívka, en donde el Ejército ruso se mantiene al ataque al norte, en la zona entre Krasnohorivka y Stepove, como de Mariínka, en donde estaría logrando avances en el centro de la extinta urbe.

Sin novedad en el sur, ni en Zaporiyia ni en Jersón.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, comenzamos hoy por Rusia, país que no ha logrado ser reelegido para el consejo de gobierno de la Organización Marítima Internacional, esto es, la agencia marítima de las Naciones Unidas, que tiene un papel fundamental en todo lo relacionado con el tráfico y la seguridad navales. Al no reunir los votos suficientes, igual que le ocurriese el año pasado con la Agencia Internacional de Aviación Civil, ha quedado excluida del organismo de mando de esta institución. Una decisión que, como cabe esperar, ha sido celebrada por Ucrania, haciendo referencia a la misma Zelenski en su discurso diario.

No ha sido el único varapalo reciente para Rusia. Como hemos visto estos días en el Consejo ministerial de la OSCE, han sido varios los estados que han boicoteado su presencia, algo que el ministro de Exteriores ruso, Lavrov, criticaba alegando que la organización se había convertido en un «apéndice de la OTAN». El contrapunto lo ponía además el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, quien ha recordado en las redes sociales que no solo la mayoría de participantes habían apoyado a Ucrania, sino que además 43 de los miembros de la OSCE se habían sumado a la declaración conjunta con motivo del 90ª aniversario del Holodomor.

Algo parecido le ocurría al aliado más estrecho de Rusia, Bielorrusia, en este caso en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) celebrada en Dubái. Allí el presidente de Lituania y los líderes de Polonia y Letonia se negaron a tomarse una fotografía con el líder bielorruso, alegando que «sería hipócrita estar hombro con hombro con el líder de un país que se ha convertido en un escenario para la agresión de Rusia contra Ucrania», en palabras de Gitanas Nausèda, presidente lituano.

Además de esto, Rusia enfrenta nuevas sanciones por parte estadounidense. En concreto, la Oficina de Control de Activos Extranjeros ha impuesto nuevas sanciones a tres entidades transnacionales involucradas en la violación del límite de precios del Departamento del Tesoro que deben afectar a las ventas de petróleo ruso. Según Wally Adeyemo, funcionario de dicho departamento: «Al atacar a estas empresas y sus barcos, estamos defendiendo el doble objetivo del límite de precios al restringir las ganancias de Rusia derivadas del petróleo y al mismo tiempo promover mercados energéticos globales estables».

Terminando con este país, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, ha agradecido a Suiza, país neutral pero que en el caso de la guerra de Ucrania ha accedido a algunas de las demandas de los aliados de este país, que mantenga congelados 8.800 millones de dólares en activos rusos. Además, ha recordado que están trabajando en la forma de que puedan ser empleados de cara a la recuperación de Ucrania.

Además de esto, Denys Shmyhal, ha hablado en las últimas horassobre el apoyo a las familias con bajos ingresos, posible en buena medida gracias a la labor de UNICEF, que el político ucraniano ha agradecido. En concreto, se ha referido al apoyo prestado a las familias con muchos hijos que perciben las que residen en los distritos fronterizos de las regiones de Dnipró, Zaporiyia y Járkov, así como a las pensiones, para las que se ha establecido un complemento de diferente cuantía en función de la edad del receptor.

También sobre energía, explicando que Ucrania podrá importar de la Unión Europea hasta 1.700 MW durante el invierno, lo que supone una capacidad adicional de 500 MW respecto a la cantidad inicialmente prevista, lo que ayudará a compensar cualquier déficit que los medios de generación del país puedan sufrir, contribuyendo a hacer frente a la campaña de ataques rusos, sobre la que los expertos se muestran preocupados.

Siguiendo con Ucrania, pero trasladándonos a Boryspil, allí ha tenido lugar un encuentro, concretamente en su aeropuerto, que ha reunido al jefe de Gabinete de Zelenski, Andriy Yermak, con representantes del cuerpo diplomático acreditados en Ucrania, incluyendo al embajador español en este país, Ricardo López-Aranda. Ochenta y seis participantes, entre ellos representantes de 83 estados extranjeros y tres organizaciones internacionales, se sumaron al debate. El motivo de la cita pasaba por tratar acerca de la aplicación de la «Fórmula de Paz» de Zelenski. La elección del lugar, por su parte, era simbólica, ya que el aeropuerto de Boryspil fue el primero en ser cerrado al inicio de la guerra.

Para cerrar con Ucrania, hacemos referencia a dos temas diferentes. Por una parte, Zelenski ha hablado en las últimas horas de las más de 110.000 violaciones de las leyes y costumbres de la guerra que habrían sido contabilizadas por parte de las autoridades ucranianas en lo que va de guerra. Sus palabras coincidían con la celebración del «Día de los Fiscales» en el país, a los que ha agradecido su trabajo y, en algunos casos, condecorado. Por otra, destacan las palabras de la primera dama ucraniana, Olena Zelenska, quien ha manifestado al medio estadounidense The Economist que no quiere que su marido concurra a un segundo mandato, sino que espera que su familia cambie de vida en el futuro.

Volviendo sobre Rusia, y para terminar, toca hablar una vez más de la forma en que Putin está afianzando su control, cada vez más absoluto, sobre los medios y sobre la población. En primer lugar, se ha sabido que Un tribunal de Kazán ha vuelto a prorrogar por dos meses el viernes la prisión preventiva de la periodista ruso-estadounidense Alsu Kurmasheva, arrestada en Rusia el 18 de octubre. La periodista está acusada de violaciones relacionadas con su inscripción en el registro de “agentes extranjeros”, mientras se dedicaba a “la recopilación intencionada de información sobre actividades militares” que podrían ser perjudiciales para “la seguridad de la Federación de Rusia, según a la justicia rusa. Se enfrenta a hasta cinco años de prisión.

En segundo lugar, Rusia habría iniciado un nuevo procedimiento contra Alexei Navalny, según ha anunciado el opositor, que ya cumple una condena de diecinueve años de prisión. Detenido en enero de 2021 a su regreso al país, Navalny, de 47 años, ha sido condenado desde entonces a duras penas, la última de las cuales, en agosto, fue de diecinueve años de prisión por “extremismo”.

En tercer lugar, el Ministerio de Justicia ruso ha vuelto a designar como «agente extranjero» al medio TV Rain. Este, que ya había sido catalogado como tal en 2021, se había vuelto a inscribir con una nueva personalidad jurídica en el registro de medios ruso. Ahora, según el comunicado emitido en relación a este caso por dicho ministerio: «El otro grupo de personas que opera bajo el nombre de TV Rain es una plataforma pública para agentes extranjeros y representantes de organizaciones que figuran en la lista de organizaciones no gubernamentales extranjeras e internacionales, cuyas actividades se consideraron indeseables en el territorio de la Federación de Rusia».


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