Guerra de Ucrania – Día 525

Rusia ha vuelto a atacar instalaciones relacionadas con el almacenamiento y exportación de granos ucranianos en Izmail, en la orilla del río Danubio y junto a la frontera de Rumanía, lo que ha generado protestas por parte del gobierno de este país. Ucrania, por su parte, además de haber retomado la totalidad de Andriívka según su Estado Mayor, ha continuado con su campaña de ataques mediante drones aéreos y navales, alcanzando objetivos en Crimea. En Rusia, mientras tanto, los gobernadores de Kursk y Bélgorod han anunciado que las «milicias populares» de autodefensa recibirán armamento para responder al riesgo de incursiones armadas desde Ucrania, a la vez que desde el Kremlin condenaban la próxima cumbre de Jeda como un intento de crear una «coalición antirusa».

Desde Ucrania muestran su preocupación por los ataques rusos con drones Shahed contra las instalaciones de almacenamiento y transporte de granos en el puerto fluvial de Izmail, situado cerca de la frontera de Rumanía y a la orilla del río Danubio. Se trata, como sabemos, de una de las pocas alternativas que Ucrania tiene a la exportación de granos por vía marítima, que pese a seguir incluso tras los ataques rusos de las pasadas semanas y las amenazas a los buques graneleros, ha disminuido considerablemente el volumen de grano transportado.

El temor, más allá de la destrucción inmediata, pasa porque Rusia pueda cambiar los objetivos de sus ataques, pasando de cargar contra silos o almacenes a hacerlo contra las escasas líneas férreas que comunican el país con los estados vecinos. Mientras tanto, únicamente en los ataques de las últimas horas habrían resultado dañadas hasta 40.000 toneladas de cereales destinados a la exportación, según ha anunciado el ministro de Infraestructuras ucraniano, Olexandr Kubrakov. Zelenski, por su parte, ha denunciado que los «terroristas rusos vuelven a atacar los puertos, los cereales y la seguridad alimentaria mundial».

No ha sido el único en protestar, por supuesto. Lo han hecho desde Rumanía, país vecino de Ucrania y receptor o punto de paso de buena parte del grano de este país. En concreto, Klaus Iohannis, el presidente rumano, ha afirmado que estos ataques -a apenas 15 kilómetros de la frontera- son «crímenes de guerra». También desde Francia, desde donde acusan a Moscú de arriesgar «deliberadamente» la seguridad alimentaria mundial «intentando impedir que uno de sus competidores exporte sus productos».

Todo al tiempo que desde Turquía el presidente Erdogan hacía un llamamiento a Putin a regresar al acuerdo de granos, algo a lo que Putin ha asegurado estar dispuesto a hacerlo si Occidente «cumple sus compromisos con Rusia», fijando cinco condiciones:

  • La reconexión de su banco agrícola, Rosselkhozbank, al sistema SWIFT.
  • La reanudación de los suministros de maquinaria agrícola, repuestos y mantenimiento.
  • El levantamiento de la prohibición de acceso a los puertos.
  • La reactivación del conducto de amoniaco Togliatti-Odesa.
  • El desbloqueo de los activos y cuentas extranjeras de las empresas rusas relacionadas con la producción y transporte de alimentos y fertilizantes.

El caso es que hay una fuerte presión para volver a algún tipo de acuerdo, mientras crece la preocupación por los precios del grano -que han ascendido hoy un 5%-, que habían descendido en un 23% mientras el Acuerdo de Granos estuvo en vigor. Además en un contexto volátil y complejo que, como vimos sin ir más lejos ayer, va mucho más allá del escenario ucraniano, profundamente interrelacionado por ejemplo con el africano.

Cambiando radicalmente de tema, en las últimas horas se ha producido una noticia que, sin tener demasiada difusión en los medios, tiene cierta importancia. Nos referimos al anuncio, por parte de los gobernadores rusos de las regiones fronterizas con Ucrania de Kursk y Bélgorod, de que armarán a las milicias populares voluntarias, de reciente creación, como forma de combatir las posibles incursiones. Recordemos que hace unos meses opositores al Kremlin armados y financiados por Ucrania llevaron a cabo raids por ambas regiones, causando un gran revuelo a la vez que campaban durante días prácticamente a sus anchas por territorio ruso, sin que la respuesta desde Moscú fuese tan inmediata como sin duda sus ciudadanos esperaban.

Lo que vemos es, una vez más, cómo Rusia lejos de actuar como un estado funcional, capaz de ostentar el monopolio de la violencia dentro de sus fronteras, termina por recurrir a actores no estatales para tratar de compensar así las carencias de un poder que, sin embargo, se presenta como monolítico. Por supuesto, no es la primera vez que vemos esto. Recientemente, a propósito del motín de Wagner Group, Putin se vio obligado a solicitar el auxilio de los hombres de Kadírov no solo por no confiar en parte de sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o en el Ministerio de Defensa, sino también por la carencia de medios y la dificultad de responder con celeridad ante ciertas situaciones.

Nada de esto quiere decir que las costuras del Estado ruso vayan a saltar inmediatamente, colapsando por completo. Sin embargo, sí son muchos los indicios de que algo «no marcha». A pesar de los planes para aumentar notablemente el tamaño de sus fuerzas armadas, los problemas para reclutar efectivos son notables. La presidencia rusa, sin embargo, no ha tardado demasiado en fortalecer a la Guardia Nacional, incluso pese a la necesidad que el Ejército pudiese tener de determinados medios, como los carros de combate, con tal de garantizar su seguridad en un ambiente mucho más voluble que el anterior a febrero de 2022.

Es todo parte del proceso de feudalización de Rusia, al que hemos hecho referencia en varias ocasiones y que, después de unos años de relativa bonanza, apoyados por la estabilidad interna y externa y la afluencia de divisas procedentes de la exportación de hidrocarburos y materias primeras, parece haber finalizado. Curiosamente, el régimen de Putin vuelve al punto de partida, pues cuando recogió el testigo de Yeltsin eran los chechenos quienes hacían incursiones en otras regiones rusas, siendo las milicias populares las que presentaban resistencia…

Pasando al análisis de lo ocurrido sobre el terreno, más allá del ataque a Izmail, ya comentado, Ucrania asegura haber derribado 23 drones Shahed de un total de 37, según Zelenski. Rusia, por su parte, afirmó ayer que sus fuerzas habrían destruido varios drones navales y aéreos ucranianos que se dirigían contra bases navales y buques. No obstante, se ha informado de explosiones en la localidad de Hvardiyske, cercana a Simferopol, en Crimea.

Además de lo anterior, y respecto a los combates, seguimos sin noticias de Kupiansk o del oeste de Svatove, en donde Rusia seguiría llevando a cabo su pequeña ofensiva, buscando que Ucrania retire tropas de otros sectores del frente. No así del área de Kreminna, en donde han vuelto a atacar en dirección a Torske, al oeste, así como a Serebrianka al sur y a Bilohorivka, aunque no se han registrado cambios.

Más interesante si cabe es la situación al sur de Bakhmut. Allí el Estado Mayor ucraniano asegura haber desalojado a las tropas rusas que todavía resistían en algunas partes de la aldea de Andriívka, mientras continúan presionando desde Klischiívka y hacia Zelenopillia y Kurdyumivka.

Al oeste de la ciudad de Donetsk, se ha seguido luchando en Nevels’ke y Pervomais’ke, con los ucranianos haciendo retroceder a las tropas rusas unas decenas de metros hacia Pisky, mientras los rusos lo hacen hacia Severne. También en Novomykhailivka, al sur de Mariínka, así como en esta localidad. Los cambios, en todos los casos, son mínimos.

Al sur del país, en primer lugar, los ucranianos habrían atacado en dirección Mykils’ke. Respecto al eje de Velyka-Novosilka, mientras Ucrania continúa tratando de expulsar a las tropas rusas de Urozhaine, estos buscan retomar Staromaiorske. Además de esto, los ucranianos han intensificado sus ataques artilleros sobre Staromlynivka, más al sur, en preparación de futuras acciones ofensivas. No hay cambios. Respecto al eje de Orijiv, aunque no hay novedades en cuanto a movimientos, sí que se ha constatado la actividad de la aviación rusa de ala rotatoria, que continúa operando por cierto, en el sur de Ucrania, desde la base de Berdyansk.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

A nivel internacional hay que subrayar como se ha explicado en la sección anterior que los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdoğan, respectivamente, han conversado durante la jornada de hoy.

Esto es precisamente una prueba más de que Ankara no se rinde en sus esfuerzos por reavivar la Iniciativa de Granos del Mar Negro, acciones apoyadas por la comunidad internacional en general. Prueba de esto último pueden ser las declaraciones que recogimos hace unos días de los líderes africanos en la Cumbre Rusia-África debido a la preocupación que supone precisamente para estos países el aumento de la seguridad alimentaria, así como de los precios de los alimentos. Además, en ocasiones, países que no han condenado la agresión de Rusia contra Ucrania.

No obstante, y como también se ha destacado anteriormente, Rusia exige una serie de condiciones para volver a participar en la Iniciativa. De hecho, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha declarado hoy ante la prensa:

“Rusia y el presidente Vladímir Putin ya lo repitió cien veces, está lista para volver rápidamente al acuerdo propiamente dicho. No solo a las conversaciones, sino al acuerdo en sí mismo. [Está] lista para hacer [esto] inmediatamente. El acuerdo debería implementarse simplemente en parte en relación con Rusia. Esto no se ha hecho hasta ahora”.

Hay que recordar que el motivo principal para retirarse del Acuerdo de Estambul es que ha considerado casi desde el inicio de su firma el 22 de julio de 2022 que Rusia no ha visto satisfechos los compromisos que se asumían por las otras partes. Más concretamente, Naciones Unidas y Turquía como mediadoras del acuerdo previeron que Rusia podría exportar sus productos agrícolas y fertilizantes a terceros países sin trabas, pero constantemente han expresado que esto no ha sido posible debido en gran medida a las sanciones impuestas por países Occidentales. En el caso de la UE se ha repetido en no pocas ocasiones que al adoptar las medidas restrictivas contra Rusia se ha tenido en cuenta la situación de sus exportaciones y que estas no van dirigidas expresamente contra sus productos alimentarios ni fertilizantes. Un debate distinto es, por ejemplo, el relativo a cómo podrían cobrar sus bienes exportados si los principales bancos rusos están desconectados del sistema internacional de pagos SWIFT.

Continuando con las declaraciones de Putin sobre África hoy, el líder ruso ha comentado en una reunión con su gabinete de ministros que tienen que “traducir el nivel de confianza política [entre los países africanos y Rusia] en cooperación económica” dado que “sienten que Rusia es un amigo y nosotros [Rusia] también tratamos a los países africanos como amigos”. Por otro lado, ha enfatizado que los países de la Unión Económica Euroasiática están redactando acuerdos relativos a una zona de libre comercio con Egipto, Marruecos, Túnez y Argelia indicando: “Es todo el norte de África. Hay muchos más puntos críticos de desarrollo allí, en ese continente, y hay países muy interesantes. Por lo tanto, en ningún caso podemos perdernos otras regiones”.

Del lado de Ucrania, el presidente Volodímir Zelenski, se ha dirigido a todos los jefes de las misiones diplomáticas de Ucrania. Durante su discurso ha puesto de manifiesto que ahora comienzan los 6 meses más importantes pues además comienza una nueva temporada política en los países socios en un mes y “debería volverse tan pro-ucraniana como las temporadas políticas anteriores”. De este modo, ha enfatizado que necesitan “soluciones por el bien de Ucrania”, incluidas las victorias en el campo de batalla, pero también en las relaciones internacionales. Sí especifica que una de las tareas de los diplomáticos ucranianos es atraer la producción de defensa a Ucrania, equipos, artillería, proyectiles, ampliar las misiones de entrenamiento para sus soldados, y asegurar el suministro de aviones de combate F-16 y misiles de largo alcance.

Por otro lado, tienen encomendada la misión de lograr decisiones políticas a favor de Ucrania refiriéndose a los próximos eventos a nivel internacional que serán el marco perfecto para ello: la Plataforma de Crimea, la Asamblea General de la ONU, la Cumbre de las Primeras Damas y Caballeros, la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y la Cumbre de Paz Global que están preparando en estos momentos e invitando al mayor número de países posible. Asimismo, a esto se añade el deseo de Ucrania de abrir las negociaciones de adhesión a la UE este año y de prepararse más en sus relaciones con la OTAN.

No obstante, el foco hoy ha estado puesto en el último ataque de Rusia contra Ucrania, aunque es cierto que ninguna persona ha resultado herida. Como se ha explicado ya, los impactos se han contado en las áreas del sur como Odesa y sus puertos del Danubio.

A nivel de la UE ha sido Josep Borrell, Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, quien se ha pronunciado en su perfil de Twitter condenando los ataques en Kiev, Odesa y en los puertos ucranianos del Danubio. Así, ha reiterado que “Estos ataques dirigidos a la infraestructura de granos de Ucrania agravan la inseguridad alimentaria mundial, poniendo en riesgo a millones de los más vulnerables en riesgo”. Lo más llamativo no es que Borrell haya condenado nuevamente los ataques, sino que es el único en nombre de la UE que lo está haciendo desde hace semanas cuando meses atrás Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Charles Michel -aunque siempre en menor medida, presidente del Consejo Europeo, hacían lo mismo.

También debemos hacer una referencia a la ayuda militar, pero en esta ocasión a la que ha recibido Moldavia por parte de Estados Unidos. En particular, la Embajada de EE. UU. en el país ha señalado que durante los últimos 31 años el gobierno estadounidense a través del Mando Europeo de los Estados Unidos ha proporcionado más de 123 millones de dólares en asistencia militar, entrenamiento y educación y más de 36 millones en asistencia humanitaria a petición del gobierno moldavo actual, pero también del anterior.

Aunque no se ha precisado el contenido de este nuevo paquete de ayuda, sí se ha indicado que forma parte del proceso de modernización del Ejército moldavo y del aumento de las capacidades de defensa del país. Asimismo, ha indicado que se recepcionará en Chisináu y que es una de las entregas rutinarias que han venido efectuándose desde 2019.

Para concluir, el medio de comunicación ruso Meduza ha informado que ha habido al menos 28 intentos de incendiar oficinas de alistamiento militar y edificios del Ministerio de Defensa en Rusia y Crimea en los últimos cinco días. En particular, la mayoría de los incendios provocados han tenido lugar en Moscú, San Petersburgo, Kazan, y en Podolsk la misma oficina de alistamiento militar fue incendiada dos veces. Lo más curioso de todo es que muchos de los detenidos como presuntos responsables de los incendios alegaron que creían que al incendiar las oficinas estaban ayudando a atrapar a verdaderos delincuentes, destacando que fueron engañados por estafadores que se presentaron como oficiales del FSB.


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