Mientras Ucrania lanza nuevos ataques con drones tanto sobre Sebastopol, como en dirección a Moscú, hoy ha sido noticia el envío de municiones desde Irán a Rusia a través del mar Caspio, en franco contraste con los problemas europeos para cumplir con los compromisos anunciados para con Ucrania. Sobre el terreno, continúan los combates en Bakhmut, al tiempo que Rusia, según la inteligencia ucraniana, ha pasado a estar a la defensiva en todo el frente salvo en dicha ciudad. Todo en un día en el que se ha hablado también sobre la frustrada campaña ucraniana de ataques masivos en el interior de Rusia, frustrada por los Estados Unidos por temor a una escalada.
La guerra de Ucrania sigue marcada por la economía y la capacidad industrial de un bando y otro, más que por los movimientos militares. Desde que hace casi un año, durante el verano de 2022, se alcanzase el punto álgido en cuanto a consumo de municiones, con tasas diarias de hasta 60.000 disparos de artillería en el caso ruso-, ha sido la disposición de esta, casi más que la de vehículos o combatientes la que ha marcado el ritmo de la contienda.
Ucrania, pese a haber abierto instalaciones para la producción de obuses de 155mm para aquellos sistemas donados por sus socios occidentales, sigue siendo en su mayor parte dependiente de los envíos de estos tanto de munición como de recambios. Es normal pues que el país exprese día sí, día también, su frustración respecto de la Unión Europea, toda vez que los 27 se comprometieron a enviar una cantidad de obuses que están lejos de poder suministrar por falta de acuerdo sobre detalles elementales. Por la misma razón, es también normal que el Alto Representante haya vuelto a salir al paso, asegurando que espera que en unos días se llegue al ansiado acuerdo, dada la extrema urgencia de la situación.
Desde Rusia, a pesar de que sus reservas de munición eran inmensas y la capacidad productiva -al menos en cuanto a proyectiles no guiados- de sus fábricas es reseñable, se han visto también obligados a recurrir a terceros para hacer acopio de obuses. Así, en los últimos meses se ha hablado tanto de Corea del Norte como de Irán como fuentes de suministro rusas.
En el caso concreto de Irán, y según fuentes estadounidenses, en los últimos seis meses buques de carga rusos habrían transportado más de 300.000 proyectiles de artillería y un millón de proyectiles de calibres menores a través del mar Caspio. Envíos que se complementarían con los que, por vía aérea y mediante aviones de transporte estratégico, han ido llegando también a Moscú, especialmente y según se cree, drones.
Estas noticias, sin ser una sorpresa, sirven para señalar una vez más el relativo agotamiento de ambos contendientes. En el caso ucraniano, dada la destrucción de su economía, cuyo Producto Interior Bruto se vio recortado el pasado año en alrededor de un 30% debido a los efectos de la guerra, dicho agotamiento es en realidad extrapolable al de sus socios, a pesar de que los envíos continúan.
Del lado ruso, aunque se ha venido defendiendo de las sanciones con notable solvencia y ha ido transformando su industria en apoyo del esfuerzo bélico con cierto éxito -si no en producción de nuevos materiales, al menos sí en cuanto a la puesta en servicio de los sistemas almacenados-, resulta obvio que tienen problemas importantes. Así, la situación de su economía podría estar detrás, más que el miedo a las protestas, de la decisión, al menos por el momento, de no lanzar una segunda ola pública de movilización -las encubiertas son otro tema-. Simplemente no están en condiciones de abastecer a su Ejército de todo lo necesario para equipar a corto plazo a una nueva tanda de «mobiks». Es decir, que si bien pueden mantener el actual esfuerzo, no cuentan con los medios, por sí mismos, para aumentarlo, dando a sus ofensivas el empuje necesario para alcanzar sus objetivos estratégicos.
Mientras tanto, Ucrania ha continuado con su campaña de lanzamiento de drones cargados de explosivos contra objetivos en la retaguardia rusa. Al respecto, la pasada noche habrían dirigido uno contra la ciudad portuaria de Sebastopol, en la península de Crimea, que ha logrado alcanzar un punto en la bahía de Striletska, en la parte occidental de la urbe que alberga la principal base naval rusa en el Mar Negro.
No ha sido el único, pues un segundo drone, concretamente un UJ-22 capaz de transportar hasta 17 kilogramos de explosivos, ha caído sobre la localidad rusa de Imeni Vorovskogo, al este de Moscú si la localización es correcta. Es decir, que desde el lugar de lanzamiento este aparato producido por la empresa ucraniana Spe Ukrjet habría recorrido alrededor de medio millar de kilómetros antes de estrellarse por razones desconocidas en una boscosa.
Además de estos dos ataques, los ucranianos también habrían conducido mediante aparatos no tripulados un tercero contra un depósito de combustible ruso en la localidad de Rovenky, en la región de Lugansk, bajo control ruso y a aproximadamente 115 kilómetros de la línea de frente.
En relación con lo anterior, hoy es obligado hablar, antes de pasar al análisis de lo ocurrido sobre el terreno, de la campaña de ataques que Ucrania planeaba llevar a cabo en el interior de Rusia, y que habría sido abortada debido a las presiones por parte de unos Estados Unidos centrados en el control de la escalada y bastante reacios a este tipo de acciones.
En concreto, habría sido el jefe de inteligencia militar ucraniano, Kyrylo Budanov, quien habría planeado, entre otros, ataques a la ciudad portuaria -y base naval- de Novorossiysk el pasado 22 de febrero, dos días antes del primer aniversario desde el inicio de la guerra. Los estadounidenses, sin embargo, habrían mantenido en todo momento un control total no solo en cuanto a inteligencia en relación con las intenciones ucranianas, sino en cuanto a estar en posesión de las herramientas necesarias para forzar a Kiev a reconsiderar su postura.
Por último, y para concluir con las acciones que no son puramente militares -entendidas estas en términos exclusivamente cinéticos-, en los últimos días Rusia ha venido redoblando su campaña de ataques cibernéticos, tal y como se esperaba, combinando distintos tipos de tácticas para golpear a objetivos sin ir más lejos en España e Italia, así como a la agencia europea encargada de gestionar el tráfico aéreo.
Respecto a las novedades sobre el terreno, en las últimas 24 horas se ha vuelto a combatir especialmente en Bakhmut y Avdiívka, sin demasiadas novedades de la zona al norte del río Donets, por no decir ninguna más allá de los bombardeos habituales. Lo único reseñable sería la toma de la estación de gas cercana a Spirne por parte de los chechenos de Kadírov, que mantienen un perfil muy bajo desde hace meses. Tanto que no está nada claro que la acción haya tenido lugar en las últimas horas.
Respecto a Bakhmut, se ha vuelto a luchar un día más en Hryhorivka, Bohdanivka, el centro de la ciudad y, ya al sur, en Ivanivske. Continúan los avances rusos en la zona nororiental de Bakhmut, con ganancias diarias de unos pocos metros pero, sin embargo, constantes.
Más al sur, al oeste de Donetsk y en torno a Avdiívka -en donde el peso de los combates recaería cada vez más en la milicia de Donetsk– se ha luchado hoy nuevamente en Novokalynove y Pervomais’ke. Además de esto, se han reportado enfrentamientos en Mariínka y Novomykhailivka, al sur de la anterior. Todo ello, en principio, sin que se haya producido cambio alguno alguno de posición respecto a los días anteriores.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Cuando se cumple un año y dos meses desde que comenzó la invasión, a nivel institucional y diplomático, y ya en la esperada primavera, el nivel de actividad ha despuntado nuevamente.
Como avanzábamos ayer, hoy está teniendo lugar la reunión de los ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo y en la han contado con la intervención por videoconferencia de su contraparte ucraniana, el ministro Dmytro Kuleba.
Kuleba ha instado a sus homólogos europeos a que aceleren la entrega de armamento y de proyectiles de artillería ya que “la seguridad de Europa ahora depende de la velocidad y volumen de los suministros”. También ha enumerado las necesidades militares a corto, medio y largo plazo insistiendo en la entrega de vehículos blindados adicionales, carros de combate, sistemas de artillería, proyectiles de artillería y municiones.
De igual modo, ha aprovechado la ocasión para manifestar que “Proporcionar a Ucrania F-16 será la mejor inversión de esta década en la seguridad del continente europeo”. Así ha expresado su convicción de que los Estados miembros de la UE podrían desempeñar un papel de liderazgo estratégico al adoptar la decisión que persiga dotar a Ucrania de aviones de combate modernos. Además, añade que “no hay argumentos racionales por los que Ucrania no deba recibir aviones de combate modernos” y se muestra convencido de que finalmente se adoptará esta decisión. Por ende, insiste en la necesidad de comenzar a entrenar a los pilotos ucranianos lo antes posible.
El Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, a colación de la intervención del ministro Kuleba, ha enfatizado que la mejor manera de detener la guerra es que “Rusia cese el derramamiento de sangre y se retire por completo del territorio de Ucrania”. Mientras eso llega ha reiterado una vez más que desde la UE “continuaremos asegurándonos de que Ucrania tenga la capacidad de defenderse de la agresión rusa”.
Sin embargo, y como él mismo ha admitido, aún persisten los desacuerdos en torno a la compra de 1 millón de proyectiles de artillería para satisfacer las necesidades ucranianas. También ha confirmado que sí se ha recibido una solicitud de reembolso por un importe de 600 millones de euros, pero sin ofrecer más detalles sobre qué munición se brindará gracias a esta suma ni en qué etapa del proceso están en estos momentos.
En paralelo han abordado otras cuestiones, pero en lo que concierne al tema que nos ocupa la más interesante es la creación de una misión civil para reforzar la resiliencia del sector de la seguridad en Moldavia. Asimismo, tampoco hay que infravalorar que el Consejo ha acordado establecer relaciones convencionales con Ucrania en el marco del Convenio de La Haya sobre el Reconocimiento y la Ejecución de Resoluciones Judiciales Extranjeras en materia civil o mercantil de 2019. En virtud de este acuerdo, desaparecerán los obstáculos para el reconocimiento mutuo de sentencias y la UE también hará cumplir las resoluciones emitidas por las autoridades ucranianas y viceversa.
Por otro lado, la semana comienza con nuevas declaraciones sobre la posición de China respecto de Ucrania y otras ex repúblicas soviéticas. Ante las recientes declaraciones del embajador de China en Francia, Lu Shaye, en las que defendía que dichos estados no cuentan con un estatus efectivo en el derecho internacional dado que no existe un acuerdo internacional para concretar su estatus como país soberano, la Embajada de China en Francia y el Ministerio de Exteriores chino han estimado oportuno pronunciarse al respecto. Todo ello también tras las llamadas a consultas de embajadores chinos por varias capitales europeas.
De un lado, la Embajada de China en Francia en la declaración que se muestra a continuación ha expresado que se trata del “punto de vista personal” del embajador Shaye y no de Beijing. De otro, el Ministerio de Exteriores ha subrayado que China respecta el estatus de los países de la antigua URSS como naciones soberanas.
En nombre de la UE, el Alto Representante Borrell ha manifestado que estas aclaraciones son “buenas noticias” pues “Pekín se ha distanciado de los comentarios inaceptables de su embajador”.
Desde la cumbre del Mar del Norte en Ostende o también conocida como de la energía eólica marina, el presidente Emmanuel Macron ha comentado que “no cree que sea el lugar de un diplomático emplear este tipo de lenguaje” y que “entonces, plena solidaridad con los países que han sido agredidos en la lectura de su historia y de sus fronteras”.
Mientras tanto en el óblast Zhytomyr han recibido a la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, tras la reciente formación del nuevo gobierno del país. Un lugar simbólico. además, ya que Tallin está centrando sus esfuerzos de reconstrucción en esta región.
La primera ministra estonia ha dejado claro que ha ido a Ucrania con un “mensaje de firme convicción”: “creo en la victoria de Ucrania y creo en Ucrania como una próspera democracia liberal que pertenece a la familia euroatlántica”. Sobre esto ha añadido que para lograr la paz en Europa necesitamos a una Ucrania que pertenezca tanto a la UE como a la OTAN, y que así reza en la declaración conjunta que firma hoy con el presidente Zelenski.
Por supuesto, en la agenda la necesidad de enviar munición de manera más rápida a Ucrania `pr arte de sus socios, pero también el respaldo de Estonia para garantizar que no haya impunidad ni inmunidad por los crímenes de Rusia cometidos en Ucrania, incluido el de agresión. Así defiende que hace medio año “la mayoría no estaba lista para apoyar públicamente la idea de un tribunal especial para el crimen de agresión” y que hace un año era inimaginable que el presidente Putin estuviese bajo una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional, pero “ahora hemos llegado a este punto también”.
Zelenski, además, ha condecorado a la dirigente estonia por considerarla una “verdadera líder y defensora de nuestra libertad europea común”, destacando que “Si cada uno de los líderes y cada uno de los estados hubieran sido tan conscientes de proteger nuestra libertad común en el continente, la agresión de Rusia ya habría sufrido una derrota obvia”.
El líder ucraniano tampoco ha dudado en señalar -y agradecer- la ayuda militar de Estonia, pues en términos del porcentaje del PIB sigue a la cabeza de los principales donantes y ha adoptado decisiones significativas como la de transferir todos sus obuses de 122 mm y de 155 mm a Ucrania.
Por último, la dirigente estonia ha visitado la localidad de Bucha para rendir homenaje a las víctimas. En el caso de los prisioneros ucranianos, el presidente Zelenski también ha comentado hoy que están trabajando en la liberación tanto de militares como de civiles del cautiverio ruso, insistiendo en que por el momento 2238 personas ya han vuelto a sus hogares.
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