Guerra de Ucrania – Día 211

En las últimas horas, además de la movilización, la forma de implementarla y sus consecuencias, otros dos temas han copado la actualidad de la guerra de Ucrania. En primer lugar, la cuestión nuclear. En segundo lugar, el papel que el mismísimo Vladimir Putin estaría jugando en la dirección de la guerra, interfiriendo en la labor del generalato.

Un día más, la guerra de Ucrania sigue con su peligrosa deriva. Convertida desde que los aliados de Ucrania se dieron cuenta de que podrían infligir una derrota militar a Rusia y un importante desgaste a bajo coste, en una guerra por delegación, no parece haber un límite claro a la escalada de unos y otros.

Tal y como explicamos ayer, ni los Estados Unidos ni sus socios europeos, convencidos de que las amenazas nucleares rusas son únicamente retórica, parecen tomar realmente en serio la posibilidad de que el Kremlin, ante la perspectiva de una derrota, decida apostar por la escalada vertical (nuclear). Sin embargo -y no tenemos ningún interés en despertar temores infundados- es una más de las opciones que está sobre la mesa de Putin en estos momentos. Por fortuna, de llegar a producirse muy probablemente seguirán un esquema del tipo:

1) Hacer una prueba nuclear en territorio ruso.

2) Hacer una detonación en una zona despoblada de Ucrania.

3) Lanzar un ataque nuclear táctico sobre Ucrania (aunque con obvias intenciones estratégicas).

Entre cada uno de estos peldaños, dejarían un espacio para la negociación. Naturalmente, aceptando que las sanciones serían mucho más brutales que hasta ahora y también la condena unánime de la comunidad internacional y un aislamiento todavía mayor al que ya se están viendo sometidos, toda vez que incluso sus socios más estrechos se están mostrando reticentes a la hora de dar apoyo al belicismo ruso. Aún así, en ciertos escenarios la cúpula rusa podría decidir que es aceptable, bien porque consideren que la supervivencia de la nación esté en juego, bien por mera supervivencia política.

No queremos decir que esto vaya a ocurrir, pero tampoco podemos caer en el error de que el uso de armas nucleares no es posible, porque sería anclarse a las premisas (irracionales) que nos han traído a este escenario al creer que una guerra convencional y de alta intensidad no era posible en Europa (a pesar de que unos meses antes se había producido una entre Azerbaiyán y Armenia) y de que el marco estratégico apuntaba al conflicto y no a una mera muestra de bravuconería por parte de Rusia.

Por otra parte, algunas declaraciones de mandatarios europeos y norteamericanos invitan a pensar que están esperando que se produzca un colapso del régimen de Putin. Más allá de la probabilidad o no de que esto ocurra, no parece un escenario deseable, pues nada garantiza que el Gobierno posterior sea más proclive a la paz. Eso por no hablar de los riesgos que implicaría una Rusia sin Gobierno. También demuestra que la incapacidad de entender la forma en que Rusia -y su élite- piensan, sigue siendo cuestionable.

Decimos todo esto no porque creamos que hay que cesar en el apoyo a Ucrania -más allá del plano moral, la UE debe demostrar a Rusia que es capaz de mantenerse firme y de responder a sus acciones- sino porque el mundo está entrando en terreno desconocido. Simple y llanamente no hay paralelismos históricos con lo que estamos viendo. Ni el apoyo a los mujahidines durante la guerra de Afganistán, ni ningún otro escenario que queramos sacar a la palestra es comparable al actual.

Por otra parte, la apuesta tampoco es la misma para los Estados Unidos (o incluso el Reino Unido) que para los Estados Miembros de la Unión Europea, que son en su mayor parte quienes están pagando las consecuencias económicas de la guerra y quiénes podrían verse afectados en caso de escalada nuclear, aunque sea indirectamente, por mor de la radiación, los refugiados, etc. Así, pese a que ahora mismo impere la unidad, es previsible que en algún momento del camino las diferencias afloren, pues por suerte o por desgracia y con y sin guerra, en la Europa continental deberemos seguir conviviendo con la realidad de la existencia rusa.

Así pues, aunque seguir prestando apoyo a Ucrania es tanto una responsabilidad moral comprensible para los gobiernos europeos e incluso podría generar beneficios a largo plazo sí se avanza en temas como la autonomía energética o la PESC, lo más importante en las próximas semanas y meses será gestionar la escalada de forma racional. Esto es, dejando a un lado las lógicas ganas de infligir una derrota total a Rusia o de acabar con el Gobierno de Putin, y llegando hasta esos objetivos -o más bien lo más cerca posible de ellos-, sin perder por el camino más de lo que se gana. Es el tiempo de la política, entendida eso sí, como «el arte de lo posible».

Por el momento, como sabemos, la apuesta de Moscú ha sido hacer «signalling» nuclear, mientras se decanta por la escalada horizontal, decretando una movilización parcial, que ya está en marcha.
Hasta donde se sabe, se está realizando con relativa normalidad. Es cierto que se han producido protestas en diversas partes de Rusia y como consecuencia, detenciones. También que las salidas por tierra y aire de Rusia han estado en muchos casos colapsadas, por ejemplo en dirección a Georgia o Turquía. No parece en cualquier caso que sean protestas masivas ni que esté en riesgo el régimen a corto plazo por ellas.

Respecto a los llamados a filas, proceden en su mayoría del medio rural y en primer término seguramente se trate de personal capaz de cubrir puestos específicos como ya explicamos ayer, mientras persisten las dudas acerca del papel que jugarán los militares de contrato a los que se ha extendido automáticamente la duración del mismo.

Sobre el resto, es decir, aquellos que tienen que conformar la masa de las nuevas unidades rusas, el Gobierno ha prometido que recibirán entrenamiento adecuado antes de ir al frente. No obstante, es difícil que sea comparable a lo que se estila en Occidente, en donde un soldado profesional recibe entre 16 y 24 semanas de formación antes de ser destinado a su unidad y sin contar los conocimientos específicos que recibe una vez allí.

En relación con el material, ya han podido verse las primeras imágenes de carros de combate y blindados extraídos de los depósitos y llevados a tercer escalón para su revisión y puesta en funcionamiento. Las imágenes nos hablan de carros de combate T-62 y blindados BMP-2 y análogos. Será pues interesante ver el rendimiento de unas plataformas cada vez más antiguas, contra el material moderno que está recibiendo Ucrania.

En concreto, es ahora mismo una incógnita la cuestión de si el material más antiguo tendrá un rendimiento un poco peor que el de los T-90/80/72, BMD-4/3, etcétera, o si por el contrario se verá una caída radical en el rendimiento, al no contar con visores, equipos de comunicaciones o sistemas de control de tiro aceptables.

También será importante observar cómo Rusia emplea sus nuevas fuerzas, cómo organiza sus escalones, la entidad de las unidades, la logística, sí se les dota únicamente de material antiguo o la industria rusa es capaz de recoger el guante lanzado ayer por el Presidente ruso, al exigirles aumentar la producción.
Todo esto nos lleva una y otra vez a Putin, pues hoy han aparecido noticias -aunque la fuente original de todas ellas sería la evaluación hecha por miembros de la inteligencia estado, relativas al control directo que el mandatario tendría sobre las operaciones.

Más allá de que Putin ni tenga ni la experiencia ni la formación requeridas para dar consejos sobre temas estrictamente militares a su Estado Mayor (fue teniente coronel de la KGB, no del Ejército Rojo), la microgestión siempre es un error. Lo es además por muchas razones. Para empezar porque los objetivos políticos ocupan siempre el primer plano, obviando que la guerra tiene diferentes niveles con sus propios ritmos, necesidades y jerarquía. También porque al dictar órdenes, se elimina cualquier posibilidad de análisis independiente o debate entre los oficiales. Además, la política tiene unos tiempos que no son los de la guerra y cómo hemos visto, pretender alcanzar en un corto tiempo y sin los medios adecuados unos fines demasiado ambiciosos, está detrás del fracaso ruso, tanto como la ayuda occidental a Ucrania. Medios, modos y fines.

Situación en torno a Limán. Autor – @DefMon3.

Pasando ya al análisis de lo ocurrido sobre el terreno en las últimas horas, al noreste del país se sigue librando una batalla por Limán con avances ucranianos en los alrededores de la localidad y rumores sobre la retirada de alguna de las unidades rusas implicadas en su defensa. También se habrían vuelto a producir combates en dirección a Kupyansk, en donde las tropas rusas intentan que las ucranianas pierdan su cabeza de puente y el Oskil se convierta en una línea sólida. En el caso de Limán, las tropas ucranianas habrían tomado Khymy y Oleksandrivka, al noroeste de dicha ciudad, con lo que seguirían progresando en su flanqueo desde el norte. Además, se han escuchado rumores sobre la salida de algunas unidades rusas de posiciones cercanas a Limán.

En dirección a Bakhmut, hemos podido ver imágenes de la voladura de uno de los puentes al este de la localidad, desde donde provienen los ataques directos rusos, mientras intentan poco a poco el estrangulamiento de la ciudad y el flanqueo de los defensores por el sur. En este sentido, en las últimas hora habrían tratado de alcanzar Zaitseve, Odradivka y la entrada de Ozarianivka, ya más allá de la T0513.

En el caso de Donetsk, se ha vuelto a producir un ataque ucraniano con tan mala fortuna que ha impactado sobre un autobús lleno de civiles, dejando imágenes dantescas. Respecto a los ataques, únicamente han trascendido al sur, en dirección a Novomykhailivka, sin resultados prácticos más allá de las bajas.

Al sur, la primera noticia reseñable es la aparición de un vehículo no tripulado de superficie (USV por sus siglas en inglés) cerca de la entrada a la bahía de Sebastopol, en donde atraca buena parte de la Flota del Mar Negro rusa. Si bien es una información de ayer, hoy se han sabido más detalles sobre un ingenio que podría haber sido suministrado por los Estados Unidos como parte de la ayuda oficial a Ucrania y que habría fallado en su cometido al funcionar a modo de brulote. Además de esto, se confirma que Rusia ha logrado montar más puntos de paso sobre el dañado puente de Nova Kakhovka.

Mapa actualizado a 22 de septiembre de 2022. Autor – Andrew Perpetua.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

A nivel institucional y diplomático debemos comenzar haciendo referencia al discurso del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU).

En particular, Zelenski ha centrado su discurso en la presentación de lo que desde Ucrania denominan los elementos de su “fórmula de paz”: 

  • Castigo por agresión: proponen e instan a la comunidad internacional a la creación de un Tribunal Especial destinado a enjuiciar los crímenes cometidos en Ucrania.
  • Protección de la vida: Se ha referido a los enterramientos en la localidad de Izium y ha subrayando que para proteger a sus ciudadanos y liberar su territorio, si para ello se necesitan armas o proyectiles, “deben ser proporcionados” al igual que la ayuda financiera o la inteligencia. Subraya también que lo que “no hace falta son mentiras”.
  • Restauración de la seguridad e integridad territorial: En referencia a la necesidad de lograr la seguridad marítima, alimentaria, radiológica, energética, así como la seguridad frente a armas de destrucción masiva.
  • Determinación para defenderse: Subraya que los ucranianos tienen la determinación de luchar, pero también destaca la determinación de los socios para ayudar a Ucrania “y también a ellos mismos”. Por ende, señala que “esta es la determinación del Mundo de unirse en torno a quien lucha contra la agresión armada y de llamar al orden a quien amenaza a todos”. 

Cabe señalar además que el líder ucraniano ha sido sumamente claro al afirmar que en su fórmula no está incluida la “neutralidad”, lo que da una idea de las aspiraciones de Ucrania después de más de 200 días de guerra.

Además, Zelenski ha agradecido a aquellos países que votaron a favor para que pudiese dirigirse al resto de líderes mundiales en remoto, subrayando que “era el voto sobre los principios” y que únicamente siete países votaron en contra: Bielorrusia, Cuba, Corea del Norte, Eritrea, Nicaragua, Rusia y Siria. Sobre estos países ha afirmado: “Siete. Siete que tienen miedo de un discurso emitido por vídeo. Siete que responden a los principios pulsando un botón ojo. Solo siete”. 

Por parte del Kremlin, el presidente Vladímir Putin anoche insistió en lo siguiente: 

“Lucharemos por nuestra Patria, por nuestra Patria, la única que tenemos, por nuestra libertad, independencia y soberanía, por nuestra cultura y tradiciones. Las defenderemos y protegeremos en nombre de nuestros antepasados ​​y de nuestra descendencia, por el bien de Rusia, su gran historia y su gran futuro. (…) Nuestra civilización es original, tiene su propio camino, y no hay ni una pizca de arrogancia ni sentido de superioridad en esto. Esta civilización es nuestra, eso es lo más importante para nosotros”. 

De otro lado, ante el anuncio de movilización parcial realizado ayer por el presidente Vladímir Putin, el Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, convocó una reunión extraordinaria de los ministros de Exteriores de la UE al margen de la AGNU. El líder de la diplomacia europea comentó a la prensa que “está claro que Putin está tratando de destruir Ucrania”. 

De hecho, los Estados miembros ya han acordado preparar nuevas sanciones contra Rusia -sería el octavo paquete- y aumentar las entregas de armas a Kiev teniendo en cuenta que el último y cuatro tramo de ayuda militar se acordó el pasado 23 de mayo. Sin embargo, por el momento se desconocen más detalles acerca qué podría contener el nuevo paquete de sanciones. 

Recordemos que hasta el momento los Estados miembros de la UE han alimentado el Fondo Europeo de Ayuda a la Paz (European Peace Facility, EPF) con 2.500 millones de euros para suministrar material letal y no letal a Ucrania. No obstante, desconocemos en términos generales las cantidades aportadas por cada país, ya que además, todos están contribuyendo a través de la OTAN, a nivel bilateral y mediante otros formatos -como Ramstein- para coordinar y adquirir armamento para Kiev. 

Pese a lo anterior, en el caso de España sí se ha confirmado en la última sesión del Congreso que ha aportado un total de 238 millones de euros.

Por otro lado, en la AGNU continúan los discursos, siendo hoy el turno, entre otros, de la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss. Concretamente, ha insistido en la intención del Reino Unido de “mantener su posición como el principal actor de seguridad en Europa” invirtiendo el 3 por ciento del PIB en defensa para 2030. Así pues, también ha reiterado lo que ya anticipó, que el Reino Unido seguirá apoyando a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario” y que no descansarán “hasta que prevalezca Ucrania”. 

Del mismo modo, la ayuda no se reduce -ni reducirá- únicamente a la militar y ayer Truss en su reunión con el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, anunció que Londres proporcionará a Kiev 500 millones de euros a través del Banco Mundial para que puedan adquirir más gas natural.

A colación de lo anterior, el Banco Mundial ha asignado hoy los primeros fondos por un total de 200 millones de dólares estadounidenses para inversores desde que comenzó la invasión a través del fondo fiduciario administrado por Horizon Capital, una empresa de inversión estadounidense-ucraniana. El primer propósito sería invertir en “tecnologías de crecimiento rápido”, así como en empresas orientadas a la exportación que operan principalmente en Ucrania y Moldavia”.

Al margen de la AGNU, el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba también se ha reunido con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y le ha presentado el “concepto del Pacto de Seguridad de Kiev, que se convertirá en una herramienta para garantizar la seguridad de Ucrania hasta que se convierta en miembro de la OTAN”. Recordemos igualmente que el borrador de las garantías de seguridad se presentó el 13 de septiembre y levantó revuelo por la parte rusa. Entre otras cosas, por considerar que las recomendaciones equivaldrían en definitiva a aplicar el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte a Ucrania. 

Moviéndonos a Zaporiyia, Polonia está preocupada por los combates que siguen sucediéndose alrededor de la planta nuclear y ha comenzado a distribuir tabletas de yodo a los departamentos de bomberos regionales para que se las den a la población en caso de exposición a la radiación por las razones que fueran.

Otro tema que podemos comentar es que finalmente en Finlandia, gracias también al debate ciudadano, se están dando pasos para bloquear el turismo ruso y unirse así al bloque de los países bálticos y Polonia. Además, no solo los Estados de la UE siguen moviéndose para adoptar medidas restrictiva contra Rusia y en cualquier formato. De hecho, las embajadas de Kirguistán, Kazajstán y Uzbekistán en Moscú han emitido declaraciones separadas en las que se prohíbe a sus ciudadanos en Rusia participar en la guerra en Ucrania.

En otro orden de cosas, se ha confirmado por parte del gobierno ucraniano el intercambio de prisioneros con Rusia, un tema que ha levantado una importante polémica entre los sectores más radicales dentro de la Federación al incluir a miembros del regimiento extremista «Azov». Concretamente, 215 prisioneros han sido liberados: De ellos, 188 habían formado parte de los defensores de Azovstal y Mariúpol, entre los que se incluían 108 “guerreros de Azov”,  y otras formaciones de la Guardia Nacional de Ucrania. También había militares de las Fuerzas Terrestres y Navales y miembros las unidades de Defensa Territorial o el Servicio Estatal de Guardia de Fronteras, así como policías, empleados del Servicio de Seguridad, del Servicio Estatal de Transportes Especiales y del Servicio Estatal de Aduanas.

A cambio, Ucrania ha liberado al político prorruso Víktor Volodimirovich Medvedchuk, a quienes las autoridades ucranianas consideran un traidor además de un amigo cercano de Putin. 

Por último, Rusia ha dado su aprobación diplomática formal al nombramiento de Lynne Tracy como nueva embajadora de Estados Unidos en Moscú. La solicitud se realizó “hace un tiempo” y anunciaron que ella era la nominada para el puesto y finalmente han dado luz verde al acuerdo. 


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