La noticia más esperada del día era la publicación del Informe del Paquete de Ampliación de la Unión Europea, en el que se recoge el progreso de Ucrania en su camino hacia la adhesión, país que estaría listo para abrir tres nuevos clústeres de negociación. Por otra parte, continuamos sin avances tangibles en lo que concierne a las negociaciones de paz o al empleo de los activos rusos congelados. Además, desde Rusia se ha procedido al enviar sistemas antiaéreos a Venezuela, intentando ofrecer un respaldo, aunque sea simbólico, al régimen de Maduro. Más allá de esto, mientras los intercambios a larga distancia o las acciones en la zona gris continúan, incluyendo el cierre temporal del aeropuerto de Bruselas por el avistamiento de drones sin identificar, lo más relevante de las últimas horas ha tenido lugar en Myrhorad/Pokrovsk, en donde la situación se degrada rápidamente, con el temor a que sea imposible la evacuación de todos los militares de las AFU que siguen aun en Myrhorad.
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La jornada 1350ª de guerra llega acompañada de noticias relevantes en el ámbito internacional, como el envío de sistemas antiaéreos rusos Pantsir-S1 y Buk-M2E a Venezuela, en un intento de mantener presencia internacional y sostener a un régimen cuya pervivencia no depende de esa ayuda, sino de los planes de Washington más que de otra cosa.
En primer lugar, porque dichos sistemas, apenas cambian la relación de fuerzas, por no decir que no lo hacen en absoluto, ya que difícilmente serán útiles para un país con las capacidades SEAD/DEAD de los estadounidenses. En segundo lugar, porque cuando se hace una entrega, parte fundamental de la misma es el apoyo técnico y la capacidad del receptor para emplear en condiciones el nuevo material, algo que en el caso venezolano se puede poner en duda. En tercer lugar, porque incluso con esta adición, la defensa antiaérea venezolana sigue siendo muy deficiente.
Dicho esto, resultan todavía más relevantes las declaraciones que, desde el Kremlin, hacen referencia al posible envío de material ofensivo a Venezuela, incluidos misiles Oreshnik que, después de un año desde el anuncio, habrían entrado en producción en cadena. Ha sido el diputado de la Duma, Alexei Zhuravlev, para ser exactos, quien ha dicho que no hay ninguna limitación internacional a su envío y que Washington podía llevarse sorpresas, en lo que no deja de ser un brindis al sol.
En esta época de cambio, en la que estamos pasando de un mundo unipolar a otro bipolar imperfecto o multipolar asimétrico, vemos también cómo el neoimperialismo es una realidad, con Estados Unidos moviéndose en persecución clara de objetivos geopolíticos. Hasta el punto de que podría hablarse de una renovada «doctrina Monroe», pues busca asegurar su «patio trasero», incluyendo el Caribe, frente a cualquier injerencia extranjera, mientras se centra en Indo-Pacífico o incluso el Ártico en lugar del Atlántico. La presión sobre Groenlandia, sobre el canal de Panamá o ahora sobre Venezuela son episodios dentro de esta obra, todavía en desarrollo.
Por ello, por más que Rusia juegue un papel en la región, que lleva desempeñando desde la Guerra Fría, parece poco probable dados los equilibrios cambiantes actuales que el apoyo a Caracas pueda ser más que testimonial, ya que no es un objetivo estratégico para el Kremlin, que ya tiene notables problemas de sobreextensión y ha visto cómo era expulsado en buena medida de Siria, de Moldavia o de Armenia en los últimos tiempos.
Eso por no hablar sobre cómo el hipotético envío de misiles Oreshnik o Kalibr o cualquier otro vector que el Pentágono pueda considerar peligroso (no entramos en la dificultad de operarlo o encontrar soluciones de tiro, que es tema al margen) situaría a los Estados Unidos en la tesitura de imponer un bloqueo como el de la crisis de los misiles, que funcionó frente a una potencia un orden de magnitud más poderosa que la Rusia actual…
Estamos, pues, ante una etapa más de un conflicto mucho más amplio, del que hemos hablado en repetidas ocasiones, pero también en una casilla del tablero en la que uno de los participantes tiene una notable ventaja sobre el resto y parece haber decidido el cambio de régimen (al menos son las últimas noticias disponibles), si bien quizá no tenga del todo clara la forma de implementar esa decisión o, lo que es lo mismo, el grado de violencia a emplear para materializarla (Trump tiende a ser reacio, prefiriendo la presión política, diplomática y económica).
En cuanto a la guerra de Ucrania, que es la parte de este conflicto global que nos ocupa, las últimas horas han dejado el lanzamiento por parte rusa de un misil balístico hacia Odesa o un muerto y once heridos tras un ataque sobre Pavlohrad, así como otro fallecido y cinco heridos más en Sumy. En total, los vectores de largo alcance habrían sido 137, según el Estado Mayor ucranainos, incluyendo 130 drones Shahed y Gerbera y un misil balístico Iskander. De este total, aseguran haber derribado o neutralizado 92 drones.
Además, las bombas planeadoras han causado daños en diversos puntos de la región de Dnipropetrovsk, como ha ocurrido en Vasylivka. A propósito, por dar cifras concretas, según los ucranianos durante el pasado mes de octubre se habrían empleado un total de 5328 de estos ingenios, lo que supone una media de 171 lanzamientos diarios.
Del lado contrario, mientras fuentes oficiales ucranianas confirman los recientes ataques contra la refinería de Nizhny Novdorod y contra la planta petroquímica de Sterlitamak, en la república de Bashkortostán, los lanzamientos han proseguido, escuchándose explosiones por ejemplo en Oriol, aunque por el momento se desconoce el objetivo atacado por los ucranianos (se habla de la planta térmica) que también habrían ido a por una subestación eléctrica en Vladímir. Además, la refinería de Kstovo ha tenido que hacer una quema de emergencia, después de los últimos ataques ucranianos, para evitar males mayores.
Todo lo anterior ocurre mientras en el mar se siguen librando las «drone wars» entre medios aéreos no tripulados rusos y medios navales autónomos ucranianos, algo sobre lo que no trasciende demasiada información, pero que se produce en realidad con bastante frecuencia.
También mientras en Bélgica se han visto obligados a cerrar el aeropuerto de la capital, el de Zaventem, tras el avistamiento de drones, que sigue a los que en los últimos días han sobrevolado bases aéreas en el país, como hemos ido relatando puntualmente. No deja de ser notable que el país que alberga (precisamente, junto al aeropuerto) el Cuartel General de la OTAN (amén de otras instalaciones en Mons) o las sedes de las instituciones europeas más relevantes, sea también uno de los peor preparados para hacer frente a cualquier tipo de incidencia…
En cuanto a la situación sobre el frente, las principales novedades, son las siguientes:
En el sector del Oskil, más allá de la situación en Kupiansk, en donde no se ha sabido apenas nada por el momento de la supuesta contraofensiva de la que hablaba Zelenski, destacan los ataques rusos en dirección a Borova, más al sur, que les han llevado a ganar terreno entre Zelenyi Hai y Borivska, incluyendo la toma de esta última localidad.
En dirección a Limán, se habría producido un intento de alcanzar las defensas en torno a esta ciudad desde Zarichne. Además, se ha reportado un ataque ruso en la zona de Karpova.
En Konstyantynivka, se vive una situación que comienza a recordar a la de la vecina Pokrovsk, si bien con matices, ya que la resistencia ucraniana al sur y al oeste es enconada, por lo que no hay riesgo de cerco, pero sí de infiltración por parte de los DRGs que, de hecho, ya han llegado en varias ocasiones a puntos al sureste de la ciudad, aunque por ahora son neutralizados por los infantes ucranianos y las unidades de droneros, sin conseguir asentarse.
En cuanto a Myrhorad/Pokrovsk, la situación continúa agravándose y, a pesar de que desde Ucrania insisten en que no hay ningún cerco en la zona, la salida de los militares que siguen en Myrhorad es como poco extremadamente complicada, ya que la retirada debe hacerse por el norte (de ahí el papel de Rondins’ke, que los ucranianos intentan retomar), dado el control ruso bien físico, bien por el fuego, de la ruta de salida hacia el oeste. Además, según afirman desde la propia Ucrania, las líneas de frente, tras la infiltración de los DRGs rusos, a los que asignan el control del 60% de Pokrovsk, habría desaparecido. De hecho, los militares rusos han sido avistados en zonas muy norteñas de esta ciudad, lo que junto a los drones sería el mayor obstáculo a cualquier evacuación por la ruta oriental (hay quien habla de catástrofe) y lo que también tendría que ver con los intentos, un tanto desesperados, de utilizar unidades especiales del GUR para asegurar la salida probablemente de mandos ucranianos atrapados en la zona industrial. En cualquier caso, la caída de ambas ciudades parece cuestión de días, más que de semanas, con lo que previsiblemente el frente se aplanará en la zona, máxime si Rusia consigue también a posteriori la toma de Konstyanytinivka, a donde reconducirá unidades con toda seguridad.
En el sector del Vovcha, para finalizar, lo más reciente son los pequeños progresos rusos desde Novoukrainka hacia Dachne y Fliya, en la orilla norte de este río, que tienen muchas dificultades para cruzar dada la orografía, pero también la construcción de posiciones defensivas sólidas por parte ucraniana; de ahí que hayan optado por esta opción.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada internacional ha estado marcada por la publicación del informe anual del Paquete de Ampliación y el progreso reconocido en el camino hacia la adhesión de Ucrania, pero también por el posible incremento de la ayuda financiera de Berlín a Kiev. Sin embargo, en cuanto a los esfuerzos de paz y las garantías de seguridad, se desconoce en el momento de escribir estas líneas si realmente la reunión de la Coalición de Voluntarios a nivel de directores generales ha tenido lugar finalmente en Madrid.
Comenzando pues por la UE y Ucrania, el anuncio esperado de la jornada era el relativo al informe anual 2025 del Paquete de Ampliación en el que se analiza el progreso hacia la adhesión de los actuales países candidatos, es decir, Montenegro, Albania, Ucrania, Moldavia, Serbia, Macedonia del Norte, Bosnia y Herzegovina, Georgia, y el eterno candidato, Turquía, pero también se incluye Kosovo como potencial candidato.
En el caso de Ucrania, se reconoce el compromiso del país en guerra en su camino hacia la UE, avanzando en reformas clave. No obstante, la propia comisaria de Ampliación, Marta Kos, señalaba que “será fundamental mantener este impulso y evitar cualquier riesgo de retroceso, en particular en materia de lucha contra la corrupción”.
Al respecto, la primera ministra ucraniana, Yuliia Svyrydenko, recibió el informe de manos de la Embajadora de la UE en Ucrania, Katarína Mathernová, y señalaba que “en los últimos tres años, Ucrania ha recibido su máxima calificación de progreso en el camino hacia la integración europea” –calificado como una “prioridad estratégica inquebrantable, a pesar de todos los desafíos que enfrenta Ucrania”. Además, Svyrydenko decía que lo que es más importante todavía es que Ucrania “nunca ha recibido una evaluación negativa de ‘retroceso’”.
Por su parte, el presidente Zelenski destacaba que el país está listo para abrir los clústeres 1, 2 y 6, es decir, fundamentos, mercado interior y política exterior, y mostraba su deseo de que la UE “actúe con decisión para superar todos los obstáculos artificiales que impiden una Europa fuerte y unida”.
Así pues, ha pedido al líder de Hungría, Viktor Orbán, que apoye la adhesión de Ucrania a la UE o, al menos, que no bloquee el proceso, ya que se requiere el acuerdo unánime de los 27 Estados miembros. Igualmente, Zelenski decía “no creo tener nada que ofrecerle a Viktor Orbán. Creo que Viktor Orbán tiene algo que ofrecerle a Ucrania, que actualmente está protegiendo a toda Europa de Rusia”. No obstante, el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, declaraba que “el pueblo húngaro ha dejado absolutamente claro que no quiere que Ucrania sea miembro de la Unión Europea”.
En el caso de Serbia, el presidente Aleksandr Vucic, ha declarado que ni reconocerá la independencia de Kosovo ni, -y más importante para el tema que aquí nos ocupa-, impondrá sanciones a Rusia para acelerar su proceso de integración eurpea.
Pasando a la actividad del presidente Zelenski, esta ha estado fuertemente marcada por su visita a las tropas para entregar condecoraciones y discutir con ellos, entre otras, cuestiones sobre la situación en el frente, especialmente en el área de Pokrovsk, asuntos logísticos, rotación de las tropas, el desarrollo de las capacidades de los drones, la formación, la digitalización de procesos en el ejército y la futura transición a un ejército basado en contratos.
Cambiando de tercio, durante el día ha tenido lugar la cumbre de la Fuerza Expedicionaria Conjunta (JEF) en Noruega, a la que ha asistido el ministro de Defensa ucraniano, Denys Shmyhal. Una ocasión en la que ha aprovechado para reunirse con sus homólogos de Noruega, Reino Unido, Lituania, Letonia, Finlandia, Suecia, Países Bajos, Dinamarca, Estonia e Islandia. Durante su encuentro con el ministro de defensa anfitrión, Tore O. Sandvik, han discutido sobre las necesidades prioritarias de las Fuerzas Armadas de Ucrania y el fortalecimiento de la defensa aérea. Además, Shmyhal no vuelve a Kiev con las manos vacías ya que su homólogo noruego ha anunciado que el país destinará 7.000 millones de dólares el próximo año a necesidades de defensa. Pero, esto no es todo, ya que Ucrania y Noruega han firmado un memorando sobre estándares de calidad unificados para los productos de defensa fabricados o suministrados bajo sus acuerdos, pero también un memorando entre empresas ucranianas y noruegas para establecer una empresa conjunta de defensa en Ucrania.
Por otro lado, Shmyhal también se ha visto por separado con los ministros de Finlandia y Países Bajos. De un lado, con su homólogo finlandés, ha conversado sobre cómo Ucrania puede fortalecer las capacidades de defensa de toda Europa y, en particular, las antidrón, aunque Shmyhal también le ha trasladado la necesidad de acelerar los trabajos para “confiscar” los activos rusos congelados. De otro, con el ministro neerlandés ha discutido sobre el fortalecimiento de la defensa aérea, la cooperación entre sus industrias de defensa y los acuerdos firmados que se implementarán para finales de año -en especial, Shmyhal sostiene que la producción de conjunta de drones y, en particular, de interceptores, es prometedora.
Más allá de estas novedades, comienzan los rumores acerca de la ayuda militar que Alemania estaría planificando para Ucrania en 2026. Según Reuters, Berlín tiene previsto aumentar la asistencia financiera a Ucrania en aproximadamente 3.000 millones de euros el próximo año para cubrir el coste de la artillería, los drones, los vehículos blindados y el reemplazo de dos sistemas Patriot. El mismo medio informa, además, que el canciller, Friedrich Merz, apoya estos planes, si bien todavía deben ser aprobados.
Del lado de Rusia, el presidente Putin ha declarado con motivo del Día de la Unidad Nacional que Moscú busca la amistad y la cooperación con todas las naciones del mundo. Al mismo tiempo comentaba que el desarrollo del misil Burevestnik y el UUV Poseidón es de “importancia histórica para nuestro pueblo, para garantizar la seguridad y la paridad estratégica durante las próximas décadas, y podemos afirmar con seguridad que durante todo el siglo XXI”.
Por su parte, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, comentaba a la prensa que espera que Washington explique las declaraciones realizadas por el presidente Trump acerca de la realización de pruebas nucleares. Sobre este asunto, añade, que “tanto Moscú como Pekín insisten en que todos los países cumplan con sus compromisos en virtud del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares”.
Asimismo, desde el Kremlin se han pronunciado sobre una posible confiscación de los activos rusos congelados por parte de la UE. En particular, el viceministro de Exteriores, Alexander Grushko, ha dicho que Rusia cuenta “con un arsenal suficiente de capacidades para una respuesta política y económica adecuada” y advierte que “la UE sentirá nuestra respuesta”. No obstante, la confiscación de los activos no está entre las medidas que se están discutiendo, pero sí el uso de su valor para respaldar el ya conocido Préstamo de Reparación de 140.000 millones para Ucrania sobre el que todavía no hay acuerdo por parte de los líderes de la UE. Sobre esto último, son interesantes las declaraciones del Comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, pues comentaba en las últimas horas que puede que la UE tenga que encontrar una “solución puente” para mantener financiada a Ucrania a principios del próximo año si no se logra un acuerdo sobre el préstamo.
Para concluir y cambiando diametralmente de tema, el Ministerio de Exteriores de Ucrania calificaba de “fracaso total” la oferta del presidente Putin sobre el establecimiento de un “pasillo” para que los medios pudieran acceder a las zonas de Kupiansk, Pokrovsk o Myrnohrad. De este modo, según las autoridades ucranianas más de 150 periodistas aparentemente ignoraron o rechazaron la oferta del líder ruso y destacaban que, “sin duda, Moscú intentará una vez más manipular la narrativa sobre los medios de comunicación que ‘se niegan a decir la verdad’”, añadiendo que, “en realidad, nadie se traga las mentiras rusas”.

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