Las últimas horas nos han dejado nuevas declaraciones de Donald Trump a propósito de Vladímir Putin, sobre quien considera que «quiere hacer negocios con EEUU». También novedades sobre la próxima visita del primer ministro ruso a China, que sigue a las rondas comerciales entre Trump y Xi. Además, hay noticias relativas a las exportaciones de petróleo rusas y el efecto de las sanciones, así como sobre la última reunión del de los ministros de energía del G7, la entrega de sistemas antiaéreos Patriot de Alemania a Ucrania o sobre el trato dado en la guerra a los periodistas. Todo al tiempo que sobre el frente Ucrania sigue tratando de maximizar los costes de cada avance ruso, continúan los intercambios de salvas a larga distancia, y la guerra sigue apuntando a un invierno y una primavera de combates, mientras Kiev intenta asegurar la ayuda financiera y Moscú busca convencer a los aliados de Ucrania de la inutilidad de proseguir con su apoyo.
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Sigue la guerra, entre lanzamientos de armas de largo alcance y avances en tierra por parte rusa destinados no sólo a tomar terreno y castigar a la economía rival, sino también a minar los apoyos a Ucrania haciendo ver a sus aliados que la salida negociada y la cesión es la opción más lógica, e intentos por parte ucraniana se incrementar su resiliencia y lograr los fondos necesarios bien para continuar sine die el esfuerzo bélico, bien para lograr hacer ver al Kremlin que seguir con las operaciones no tiene sentido.
Si tuviésemos que dividir por niveles el análisis (ciñéndonos únicamente a este conflicto, pero dejando al margen el otro, mayor, que enfrenta a EEUU y Rusia e influye sobre este), diríamos que a nivel estratégico-político, el enfrentamiento se produce en relación con los apoyos. Ucrania intenta que sus aliados acuerden una serie de préstamos ligados a los activos rusos retenidos que aseguren financiación para los próximos 2 o 3 años, en lo que sería un fuerte varapalo para el Kremlin. Rusia, por su parte, busca separar a Ucrania de sus aliados y, dentro de estos, a Estados Unidos de Europa, intentando convencer a propios y extraños de que seguir apoyando a Kiev es la opción no sólo menos atractiva, sino abiertamente contraproducente y antieconómica.
En el nivel estratégico-militar, Rusia busca reconstituir y ampliar sus Fuerzas Armadas, al tiempo que mantiene el reclutamiento y la producción militar, para sostener el esfuerzo bélico en Ucrania y mantenerse a la ofensiva el tiempo que haga falta. Por de pronto, ha ido aumentando su capacidad de producción en distintas áreas, introduciendo novedades técnicas, como en drónica. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el salto no ha sido tan considerable (por ejemplo en armas de largo alcance), como para tumbar a su aliado, laminando su economía. Además, el coste humano y material de la guerra es atroz, especialmente en comparación con los magros avances. Los ucranianos, por su parte, hace mucho tiempo que mantienen una estrategia defensiva centrada en infligir el mayor número de bajas a Rusia mientras limitan las propias y en ceder terreno de forma selectiva, como ocurrirá con Pokrovsk y Myrhorad, una vez hayan cumplido con su función. Sin duda, se ven a diario sus carencias. Sin embargo, es un equilibrio entre movilización y rendimiento militar el que han alcanzado, que mantiene cierta estabilidad social (la guerra la libran hombres entrados en años en muchos casos) y económica (buena parte de los jóvenes tienen trabajos relacionados con IT lo que los hace más valiosos en la retaguardia), perdiendo sólo una parte que consideran aceptable de su capacidad militar.
En el nivel operacional, la ventaja seguirá siendo rusa, capaz de una mayor libertad en el terreno, de apoyar sus avances con bombas planeadoras, artillería, drones y misiles, país que tiene a su disposición un mayor número de efectivos y medios de todo tipo y que seguirá jugando con la orografía para «estirar» el frente, conscientes sus mandos de que cada vez que la línea se hace irregular, terminan por obtener una pequeña ventaja que finalmente capitalizan al ir rodeando asentamientos hasta forzar la retirada ucraniana, una vez la relación de bajas pasa a jugar a favor del atacante y además el riesgo de cerco se incrementa.
A nivel táctico, las cosas están mucho más igualadas que al inicio de la guerra. Ucrania sigue manteniendo una cierta superioridad, gracias a la excelencia de sus unidades. Sin embargo, la práctica de crear brigadas nuevas una vez las anteriores quedan laminadas y su potencia de combate ha decaído a niveles extremos, en lugar de refrescarlas y rellenarlas de medios y efectivos, manteniendo el saber hacer y el espíritu de cuerpo, pasa factura. En el caso ruso, aunque siguen tirando de carne de cañón, en muchos casos han demostrado que sus tácticas son efectivas y que han sabido hacer buen uso de las lecciones aprendidas, como vemos con los DRGs… por más que el coste humano y material sea brutal.
En cuanto al nivel técnico, lo cierto es que también ha tendido a igualarse a lo largo de la guerra, de forma que la ventaja ucraniana inicial en materia de drónica, de sistemas de gestión del campo de batalla o de comunicaciones se ha ido diluyendo y es mucho menor ahora que hace por ejemplo dos años. En todo lo cual (y esto afecta a todos los niveles) ha tenido mucho que ver la entrada en liza del ministro de Defensa ruso, Belousov, que habría imprimido un nuevo rumbo a esta institución y a la industria de defensa, permitiendo un notable cambio que veremos si dura una vez la guerra llegue a su fin.
Explicado lo anterior, muy a vuelapluma, la guerra sigue con lanzamientos de largo alcance; intercambios de golpes de una guerra de salvas que no cesa. Así, las últimas horas han dejado ataques rusos contra Dnipró, contra Samar, donde han muerto cuatro personas, incluyendo dos niños, contra Zhytomir, a donde habrían sido lanzados hasta tres misiles pseudo-hipersónicos Khinzal y nuevamente Izmail, en la región de Odesa.
Además, han sido empleadas en buen número las bombas planeadoras, que se han utilizado contra Járkov, incluyendo su distrito industrial; contra Dnipró, en donde ha fallecido un civil; contra Zaporiyia, en donde como consecuencia se ha registrado un apagón; y contra Kramatorsk o Sloviansk, provocando los ataques además un apagón en buena parte de la región de Donetsk.
Los ucranianos, como es habitual, tampoco han estado quietos. Así, la pasada jornada ha sido testigo de ataques contra un depósito de combustible en Shaktharsk, en la región de Lugansk, o de un ataque con drones contra la capital de esta región, ocupada por Rusia.
Además, más allá de las fronteras de la Ucrania pre-2014, las AFU han seguido atacando subestaciones eléctricas rusas, por ejemplo en Lipetsk, además de refinerías, como la de Saratov, que ha vuelto a ser alcanzada.
Al margen de todo esto, también ha sido noticia el avistamiento de una embarcación del FSB ruso en la frontera con Estonia ondeando una bandera de la PMC Wagner Group, que tanto protagonismo tuviera en fases anteriores de la guerra, tanto por su papel en la toma de Bakhmut, como por el pronunciamiento de Prigozhin, que finalmente le llevó a la muerte.
En cuanto a la actividad sobre el frente, mientras seguimos viendo ejemplos cada vez más elaborados de blindaje/camuflaje destinado a limitar la efectividad de los FPVs filoguiados, las últimas horas nos han dejado pocos cambios en relación con la jornada previa.
En el sector del Oskil, comenzamos por el extremo norte, pues se habría producido un pequeño avance ruso al noroeste de Kamianka. Además, ya en Kupiansk, hay fuentes que dan el centro urbano como tomado por una Rusia que, además, estaría avanzando desde hace 48 horas desde el noreste, por la orilla oriental del río.
En dirección a Limán, continúan las discusiones relativas a la situación en Yampil, hasta donde habrían llegado en los días previos varios DRGs rusos, lo que llevó a muchos a interpretar que la población había caído, si bien por el momento sigue bajo control ucraniano. De hecho, como explicamos ayer, después de las penetraciones rusas, las AFU habrían lanzado una contra en la zona, asegurando el control de esta localidad.
En Konstyantynivka, la única novedad sería un ligero avance ruso durante los últimos días del mes de octubre al este de Ivanopillia.
En dirección a Dobropillia, los ucranianos habrían culminado la liberación de Nova Shakove, con lo que prácticamente habrían finiquitado el antiguo saliente ruso, restableciendo la situación en esta zona, al tiempo que habrían hecho lo propio más al sur, en Rodinske. Ambas acciones son ejemplos claros de cómo las AFU utilizan la ofensiva de forma muy selectiva, para limitar los avances rusos y aumentar los costes, siguiendo las enseñanzas más clásicas desde Clausewitz hasta Dupuy.
En Myrhorad/Pokrovsk, la posición ucraniana continúa debilitándose, siendo notables las diferencias en cuanto a la evaluación que hacen del grado de control de unos y otros, las diferentes cuentas de mappers y demás analistas. En cualquier caso, incluso las más conservadoras aceptan importantes progresos rusos en el casco urbano y la existencia de una amplia zona gris, que es una forma de reconocer que el control ucraniano es mínimo. Además, se ha vuelto a criticar la decisión de Syrskyi de recurrir a Budanov en lugar de reagrupar las unidades desplegadas en el sector. Ucrania, en cualquier caso, mientras intenta ralentizar e imponer costes humanos y materiales a los avances rusos, trabaja en la siguiente línea defensiva, pensada para que el frente vuelva a acortarse y estabilizarse.
En dirección al Dniéper, sigue la presión rusa más allá del río Yanchur, con la vista puesta como explicamos en informes previos en tomar el espacio entre la línea actual del frente y la carretera Pokrovske-Gualiaipolé.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada dominical ha transcurrido, al igual que la anterior, sin apenas noticias en el plano internacional, si bien con el inicio de la próxima semana cabría esperar que la actividad diplomática comenzase a despuntar.
Comenzamos con las últimas declaraciones del presidente Trump, quien decía una nueva entrevista que cree que Putin quiere comerciar con nosotros y generar mucho dinero para Rusia, y me parece estupendo. Eso es lo que me gusta. Creo que lo vamos a lograr, sí. Creo que realmente quiere hacer negocios con EE. UU.”. Asimismo, cuando le preguntaban quién era más difícil de tratar si Putin o Xi Jinping, Trump respondió que “no se debe jugar con esta gente. Hay que tomarlos muy en serio”. Además, comentaba que el enfoque que ha seguido con otros países basado en la imposición de aranceles no aplica a Rusia, ya que, para empezar, “no hacemos negocios con Rusia”.
A colación de la cuestión comercial, tras la reunión de los presidentes Trump y Xi Jinping, ahora es el turno de la visita de Rusia a China. Más concretamente, será el primer ministro ruso, Mikhail Misustin, quien viajará al país durante dos días para participar en la 30º reunión ordinaria de primeros ministros de ambos países, -a la que le seguirá una con el presidente chino-, y discutir sobre el desarrollo de la cooperación comercial y económica, la conectividad logística y la cooperación industrial, el fortalecimiento de la alianza energética y la ampliación de la cooperación en los campos de la alta tecnología y la agricultura.
Por otro lado, desde Viena y en el marco de la Conferencia General del organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el secretario de Energía de EE. UU. Chris Wright, declaraba que las pruebas de armamento nuclear ordenadas por el presidente Trump tras una pausa de 33 años no implicarán explosiones nucleares en estos momentos. El secretario aclaraba así que las explosiones “de las que estamos hablando ahora mismo son pruebas de sistemas” y lo que “llamamos explosiones no críticas”, si bien sí implican todas las demás partes de un arma nuclear para asegurarse de su correcto funcionamiento.
Siguiendo con la cuestión energética, según Reuters las mayor refinería de petróleo de Turquía están reduciendo sus compras de petróleo ruso y recurriendo a proveedores alternativos, tras el anuncio de las sanciones de EE. UU. contra Lukoil y Rosneft. En particular, la refinería SOCAR Turkey Aegean (STAR), propiedad de la petrolera estatal de Azerbaiyán, ha asegurado recientemente cuatro envíos de crudo procedentes de Irak, Kazajistán y otros productores no rusos para su entrega en diciembre; compras que ascienden a entre 77.000 y 129.000 barriles diarios de suministro no ruso.

Además, durante el fin de semana ha tenido lugar la reunión de ministros de Energía del G7 en la que los socios han reiterado, entre otros, su apoyo inquebrantable a Ucrania y han pedido asistencia continua para la restauración de la infraestructura energética de Ucrania, incluso a través de los mecanismos del Grupo de Coordinación Energética de Ucrania del G7+ y el Fondo de Apoyo Energético de Ucrania. Del mismo modo, el G7 ha subrayado la importancia de unir esfuerzos y aumentar la presión sobre el agresor, en particular a través de sanciones contra empresas energéticas rusas y la eliminación de la flota fantasma rusa.
Para Ucrania, además, los resultados de la reunión han sido unirse oficialmente a las iniciativas del G7 sobre el desarrollo de minerales críticos, la expansión de la infraestructura energética digital y las innovaciones basadas en IA, la mejora de la seguridad energética y el desarrollo de innovaciones para construir sistemas energéticos resilientes y seguros.
Mientras estas conversaciones tenían lugar en Toronto, lo cierto es que más de 11.400 personas continuaban sin electricidad tras el ataque en la madrugada del sábado al domingo en la región de Zaporiyia, si bien hay que tener en cuenta que la cifra inicial era de 58.000.
Cambiando de tercio, el presidente Zelenski ha anunciado en su discurso diario que los sistemas de defensa aérea Patriot han sido “reforzados” gracias a Alemania, aunque sin ofrecer más detalles al respecto más allá de decir que “los acuerdos alcanzados ya se han puesto en práctica”. Hay que tener en cuenta que el 29 de septiembre el ministro de Defensa, Boris Pistorius, anunció que Berlín había proporcionado tres sistemas Patriot y que suministraría otros dos para finales de año con el apoyo de Noruega.
Asimismo, Zelenski subrayaba que continúan las conversaciones sobre nuevas medidas conjuntas para fortalecer la defensa aérea, tanto a nivel gubernamental como directamente con los fabricantes de los sistemas que necesitan.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, declaraba en redes sociales que las capacidades “relevantes” de Ucrania están creciente rápidamente, así como que “el número de ataques exitosos contra objetivos militares legítimos en Rusia aumenta cada semana”. En esta línea, defiende que es “una campaña bien calculada, precisa e inteligente para debilitar la maquinaria bélica rusa y obligar a Moscú a ponerle fin a la guerra cuanto antes”. Según Sybiha, además, el arsenal de largo alcance de Ucrania servirá como elemento disuasorio en el futuro y como garantía contra cualquier nueva agresión rusa. No obstante, para que esto sea posible piden más inversiones para ampliar su capacidad de producción, y el lanzamiento de nuevos proyectos conjuntos con los socios en el marco de “Construir con Ucrania” y “Construir en Ucrania”.
Para concluir, con ocasión del Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas, las autoridades ucranianas han denunciado que al menos 26 trabajadores de medios de comunicación ucranianos y un profesional de los medios que se unió a las Fuerzas Armadas permanecen cautivos en Rusia. Igualmente, destacaban que al menos 124 periodistas han sido asesinados desde 2014 por parte de Rusia. En consecuencia, el Ministerio de Exteriores ucraniano defiende que Rusia debe rendir cuentas “por el secuestro, la tortura y el asesinato de periodistas”, y exige que los que permanecen en cautiverio regresen a sus hogares.

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