La última jornada de guerra ha estado protagonizada no sólo por los sucesos acaecidos en el frente, en donde la situación en Myrhorad y Porkrovsk está adquiriendo tintes críticos, sino también por lo ocurrido a nivel internacional, tras el anuncio ruso de la prueba del dron submarino de propulsión nuclear Poseidón, que sigue a la del misiles Burevestnik. Una prueba que ha llevado a Donald Trump a dar luz verde, después de 33 años, a la reanudación de los test nucleares por parte estadounidense, sin que esto implique la ruptura de las conversaciones de alto nivel con Rusia, que se producen en un contexto tan complejo como inestable, marcado por el auge chino (se ha producido una reunión entre Trump y Xi Jinping que parece haber llevado a un cierto «consenso») y por conflictos como el ucraniano. Al respecto, el enviado especial ruso, Dmitriev, que ha visitado recientemente Washington sin que trascienda nada sobre las reuniones mantenidas, ha dicho que podría lograrse un acuerdo de paz, si bien ha extendido la horquilla para el mismo a los próximos doce meses, margen suficiente para que Rusia alcance algunos objetivos operacionales relevantes, e incluso se lance, si se dan las condiciones, a por Sloviansk y Kramatorsk, mientras los servicios de inteligencia estadounidenses consideran que Putin estaría más decidido que nunca a continuar con la guerra. Ni siquiera han sido las únicas noticias, pues la jornada nos ha dejado otras relacionadas con Francia, que ha denunciado un ataque de desinformación ruso protagonizado por el SVR o con el asesinato por parte del HUR ucraniano de un teniente coronel del OMON de la Guardia Nacional rusa.
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Trump ha ordenado al Pentágono que reanude inmediatamente las pruebas de armas nucleares, una declaración que llega justo después de que Rusia anunciase, tras la prueba del misil de crucero de propulsión nuclear Burevestnik, la del dron submarino de similar propulsión Status-6/Poseidon/Kanyon. De llevarse a cabo test de este tipo, que ahora mismo se realizan mediante simulación, gracias a los supercomputadores en servicio en instalaciones como los laboratorios nacionales Sandía, será la primera vez en 33 años que los norteamericanos realicen una prueba nuclear: un paso más en la descomposición del régimen de limitaciones y tratados que regulaban la disuasión estratégica desde la segunda mitad de la Guerra Fría y que ahora, por motivos técnicos y políticos, está en quiebra.
De fondo, dos cuestiones. Por un lado, las negociaciones estratégicas entre Estados Unidos y Rusia, país que necesita armas de tercer ataque (y en el que Putin actúa a la forma de Jruschov, por cierto) como las citadas para compensar la desventaja nuclear frente a los norteamericanos y que, entre otras cosas, ha visto cómo la Guerra de Ucrania demostraba la vulnerabilidad de plataformas que antes se creían seguras, como las plataformas de lanzamiento móviles terrestres.
Por otro, el hecho de que estamos pasando a una segunda (o tercera, según algunos autores) Era Nuclear en la que además de N actores, aumentos de la precisión, arsenales más pequeños (inestabilidad) y ojivas de potencia variable, entra en juego China, país que está multiplicando la capacidad y tamaño de sus fuerzas estratégicas y que, dada la alianza cada vez más fuerte con Rusia, podría desequilibrar por completo la situación global, al sumar más fuerzas que los estadounidenses, lo que haría ilógico que Washington aceptase tratados de limitación que involucrasen únicamente a Rusia.
Por supuesto, en todo esto hay una parte de presión, por parte del Kremlin y de la Casa Blanca, para llegar a acuerdos de alto nivel, algo en lo que hasta donde se sabe, se estaba avanzando, al menos a tenor de las declaraciones públicas de unos y otros. Sin embargo, la cuestión está viciada por muchos otros temas, desde la Guerra de Ucrania a la posible convicción por parte de rusos y chinos de que realmente se está produciendo un cambio de era, en tanto su poder, junto al de otros países que forman parte de organizaciones como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), sería suficiente para sacudirse lo que entienden como el «yugo» de la dominación estadounidense.
Sea o no, pues no esto no es en absoluto evidente en tiempos de rearme de los aliados de Estados Unidos, pero también de fuerte tensión por la forma que tiene Trump de abordar la política internacional y las propias alianzas (sanciones económicas, retirada de tropas de algunos puntos, como Rumanía), lo que vemos es que Washington lucha, entre avisos a navegantes, negociaciones y acuerdos, por mantenerse como polo central de la economía mundial; todo lo cual está implicando una vuelta a un nuevo imperialismo de fuerte raíz geopolítica (Interés en Venezuela, Panamá, Groenlandia…) y, en definitiva, el paso a una situación que implica una mayor inestabilidad estratégica, posibilidad de errores y escaladas inadvertidas. T
Y todo ello mientras unos y otros dan pasos claramente prebélicos, como ocurre con una China que está haciendo un fuerte acopio de hidrocarburos por lo que pueda pasar (lo que obsta para que se haya producido una cumbre entre Trump y Xi en Corea del Sur y se haya alcanzado un cierto «consenso» sobre temas en disputa) y mientras se siguen multiplicando las acciones en la zona gris, como los sobrevuelos de drones o los ataques informativos, que se han vuelto a dar en las últimas horas.
Eso sí, el lector no debe pensar que una guerra abierta entre Occidente y el resto del mundo es inevitable, o entre Estados Unidos y China en el Mar de la China Meridional. El futuro nunca está escrito ni hay determinismos. Pero sí una situación muy compleja, con demasiados flecos por resolver y en la que los incentivos para seguir probándose son muy altos. Al fin y al cabo, como hemos explicado en alguna ocasión en estas páginas, lo que vivimos es una suerte de reedición moderna de la Guerra de los Siete Años, lo que implica que seguramente se produzcan, más allá de Ucrania, nuevos focos de guerra, como la que ha asolado y sigue asolando Oriente Medio.
Dicho esto, pasamos muy rápidamente a resumir la situación en Ucrania, país que habría recibido en las últimas horas, según los datos oficiales, hasta 126 vectores de largo alcance rusos, de los que afirman haber derribado 93, siendo en todos los casos drones. Eso sí, a la hora de redacción de este informe, los ataques rusos estarían recrudeciéndose, con el añadido de misiles de crucero.
Entre los objetivos atacados, cabe citar Járkov, en donde ha sido alcanzado un hospital, algo denunciado por Zelenski. Lo mismo que Burshtyn, en la región de Ivano-Frankivsk, así como Kolomya, en la misma región. También la vecina región de Khmelnitsky u Odesa, donde un hombre ha resultado herido, han sido alcanzadas. Además, más recientemente se ha hablado del lanzamiento de misiles de crucero por ejemplo contra Poltava.
Por otra parte, las bombas planeadoras se han cebado con puntos como Dnipropetrovsk y particularmente, Zaporiyia, alcanzada tanto por estas como por drones o cohetes. En esta última, los ataques rusos han provocado la destrucción de varias viviendas, dejando un saldo de, al menos, cuatro heridos entre la población civil, que se suman a otros dos en Bilenkivska, algo más al sur.
Rusia, por supuesto, también ha sido objeto de los ataques ucranianos y, tras los varios objetivos alcanzados ayer, se ha hablado de daños en una subestación eléctrica en Vygonichi, en la región de Briansk.
Pasamos ahora a vuelapluma al análisis de los combates y los movimientos en otra jornada intensa.
Comenzamos por Kupiansk, en donde las tropas rusas han seguido acumulando pequeños avances, o más bien afianzando posiciones, en las partes centrales de la localidad.
En Siversk, el Ejército ruso se habría hecho definitivamente con la zona minera al norte de esta ciudad, al tiempo que han avanzado en otros puntos como el sur de Novoselivka o el norte de Vyimka, llegando también desde Pereizne a la más septentrional Zvanizka, en donde tendrían ya presencia.
En dirección a Konstyantynivka, la situación es complicada, nuevamente con fuertes bombardeos rusos, así como misiones de distintos DRGs hacia la parte sudoriental de la urbe.
En dirección a Dobropillia, los ucranianos habrían retomado en los últimos dos días la localidad de Dorozhnye. Lo relevante, en este caso, es que están siendo capaces de contener e incluso de hacer retroceder, lo que es relevante para el sector vecino, el de Myrhorad/Pokrovsk. Otra cosa es lo que pueda pasar una vez las ciudades gemelas caigan y Rusia mire con más fijación la propia Dobropillia,
Pasando precisamente a Myrhorad/Pokrovsk la situación allí ha adquirido ya tintes críticos, mientras las tropas rusas continúan infiltrándose en áreas al norte de la segunda de estas ciudades, sobrepasando ampliamente el trazado ferroviario en diferentes puntos, apoyándose para ello en el el lanzamiento de FABs. Además, avanzan también al este y norte de Myrhorad un día más. Todo, mientras se ven nuevos casos de ejecuciones de prisioneros ucranianos heridos por parte de soldados rusos y mientras las AFU, a pesar de que públicamente el mensaje es el habitual, estarían manteniendo la presencia en Pokrovsk únicamente para asegurar una retirada ordenada de Myrhorad, que previsiblemente se completará en los próximos días para evitar un cerco completo, mientras se establece una nueva línea defensiva.
En dirección al Dniéper, los cambios más recientes han tenido lugar en trono al río Yanchui. Allí, además de nuevos ataques contra Krasnohirske, se han producido incursiones más al norte, hacia Novooleksandrivka. Además, se confirma la toma, por parte rusa, de la localidad de Vishneve, tras la publicación de las correspondientes fotos con bandera, aunque se daba por hecha horas atrás.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Comenzamos el repaso de la actualidad internacional con las últimas declaraciones de Kirill Dmitriev, enviado especial del presidente Putin, pues ha declarado en una conferencia de inversión en Riad que “estamos convencidos de que estamos en el camino hacia la paz y, como artífices de la paz, debemos hacerla realidad”. Además, cuando se le preguntó si la paz en Ucrania era posible en un año, Dmitriev respondió: “Creo que sí”.
Estas declaraciones son curiosas precisamente porque fue Dmitriev quien hace apenas unos días comentaba desde EE. UU. que cree que están muy cerca de una solución diplomática al conflicto. A colación de su visita a Washington hay que decir que es relevante que finalmente no se haya filtrado información sobre las reuniones mantenidas allí con funcionarios de la administración Trump.
Siguiendo con EE. UU. hay que tener en cuenta que en las últimas horas (debido a la diferencia horaria) los presidentes Trump y Xi Jinping se han dado cita en Corea del Sur para discutir sobre cuestiones de índole comercial reportándose un “consenso”, incluido sobre las tierras raras, pero también se esperaba que aborden la guerra en Ucrania. No obstante, en el momento de escribir estas líneas todavía no se conocen los posibles resultados de esta conversación.
Al respecto, Mijaílo Podolyak, asesor de Zelenski, comentaba en una entrevista que la reunión entre Xi Jinping y Trump podría ayudar a presionar a Moscú y poner fin a la guerra en Ucrania, sosteniendo que estas negociaciones son “clave” y podrían influir, directa o indirectamente tanto en el curso como en el resultado del conflicto.
Asimismo, Podolyak defiende que Trump tiene herramientas a su disposición para presionar ya que Rusia obtiene beneficios de China y la considera como “no independiente” pese a que digan que lo son y llega a describirla como un “estado vasallo”.
Asimismo, son varias las noticias del día que tienen que ver con distintos servicios de inteligencia. Por un lado, los servicios de inteligencia de EE. UU. no ven indicios de que Moscú esté dispuesto a ceder en cuanto a Ucrania mientras Trump intenta mediar en las conversaciones de paz, sino más bien consideran que Putin está más decidido que nunca a continuar con la guerra y prevalecer en el campo de batalla. Además, la evaluación realizada por los servicios de inteligencia reveló que debido al alto número de pérdidas en el campo de batalla y los reveses económicos, Rusia está comprometida a asegurar el territorio ucraniano y a expandir la influencia rusa para justificar el costo humano y financiero -es decir, algo que hemos venido repitiendo en nuestros informes en no pocas ocasiones.

Por otro, la inteligencia militar ucraniana (HUR) ha confirmado la “eliminación” -o “castigo justo”- de Veniamin Mazzherin, teniente coronel del OMON, unidad especial de la Guardia Nacional rusa, acusado de crímenes de guerra en 2022 en la región de Kiev. En particular, Mazzherin murió el pasado 25 de octubre tras explotar el coche que conducía en el sur de Siberia. De hecho, el HUR finalizaba su comunicado trasladando el siguiente mensaje: “El Servicio de Inteligencia Militar del Ministerio de Defensa de Ucrania recuerda que habrá un castigo ejemplar por cada crimen de guerra cometido contra el pueblo ucraniano”.
Adicionalmente, desde París el Ministère des Armées ha denunciado un ataque de desinformación ruso, después de que el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) publicase un comunicado titulado “Napoleón, Carlos XII, Macron: La trayectoria de la caída” en el que afirman que Francia se prepara para enviar tropas a Ucrania y, principalmente, la Legión Extranjera Francesa que ya estarían recibiendo entrenamiento en Polonia.
Además, no solo el SVR publicó el comunicado que se ha difundido por medios como Tass, sino que el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, también comentó las afirmaciones diciendo que la información del SVR es “alarmante”, “aunque, por otro lado, nuestras fuerzas armadas escuchan constantemente comunicaciones en otros idiomas a través de sus radios a lo largo de la línea de contacto”. Por supuesto, tanto el comunicado como las posteriores declaraciones comenzaron a circular rápidamente por canales de Telegram y difundidos entre círculos prorrusos y defensores de teorías conspirativas.
Cambiando de tercio, Lituania ha anunciado el cierre de su frontera con Bielorrusia hasta el 30 de noviembre como medida de represalia tras la intrusión de globos de contrabando bielorrusos en su territorio. Así, la primera ministra lituana, Inga Ruginiene decía a la prensa que “No podemos permanecer en silencio ante un ataque híbrido contra Lituania”, así como que el cierre de la frontera podría extenderse.
De hecho, tras idas y venidas entre los Estados miembros, la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, ha emitido una declaración en nombre de la Unión “sobre las acciones híbridas de Bielorrusia en la frontera exterior de la UE” en la que condena las “acciones persistentes y provocadoras de Bielorrusia contra la UE y sus Estados miembros, acciones inaceptables que contradicen las declaraciones previas de Lukashenko sobre la mejora de las relaciones con la UE”. Además, señala que estos globos “o son meros instrumentos de tráfico ilícito de personas, sino que se enmarcan en una campaña híbrida más amplia y selectiva, junto con otras acciones que incluyen el tráfico ilícito de migrantes patrocinado por el Estado”. En consecuencia, la jefa de la diplomacia europea pide el cese inmediato de todas estas acciones y exige al régimen bielorruso que adopte sin más demora medidas eficaces para controlar su espacio aéreo, su frontera estatal y su territorio.
Para concluir, el Ministerio de Defensa de Rumanía ha anunciado la reducción de la presencia militar estadounidense en el país, en una decisión que califican de previsible. En particular, entre 1.000 y 1.200 soldados estadounidenses fueron relevados hace un mes y no serán reemplazados, lo que significa que “la decisión estadounidense es detener la rotación en Europa de una brigada que tenía elementos en varios países de la OTAN”.
Desde la OTAN, un funcionario ha declarado que se trata de un “ajuste”, así como que “incluso con este ajuste, la presencia de fuerzas estadounidenses en Europa sigue siendo mayor que en muchos a años, con un número significativamente mayor de efectivos estadounidenses en el continente que antes de 2022”.

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