Las últimas horas nos han dejado un contundente ataque ucraniano contra instalaciones militares rusas en la región de Moscú, que ha obligado a evacuar bases aéreas y a desplegar equipos antidrón en la capital. Además, la organización Anonymous ha entrado en escena, anunciando el hackeo de todos los servidores del Kremlin, exigiendo a Rusia la rendición y la retirada de Ucrania y difundiendo rumores relativos a supuestos intentos de golpe de Estado en Rusia. Más allá de esto, mientras los combates prosiguen con la misma intensidad de los últimos tiempo, a nivel internacional tenemos que la jornada dominical ha transcurrido sin apenas noticias ni declaraciones. Eso sí, vuelven a ser significativas las que se han hecho desde Moscú, como las de Peskov, quien ha afirmado que «queda mucho por hacer» antes de una cumbre entre Putin y Trump, o las de Lavrov, quien dice que están dispuestos a avanzar «si los estadounidenses están cómodos consigo mismos».
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La jornada 1341º ha dejado acciones interesantes. En primer lugar, un ataque ucraniano contra Moscú que ha obligado, a pesar del nutrido cinturón antiaéreo que rodea la ciudad, a desplegar equipos C-UAS móviles (equivalentes a los «cazadores de Shaheds») ucranianos, así como a evacuar aeronaves de distintos aeropuertos y bases aéreas en torno a la capital. Todo ello, además, coincidiendo con la posible entrada en la atmósfera sobre Moscú de un meteorito, lo que ha dejado una curiosa imagen que ha dado lugar a la especulación.
En cualquier caso, volviendo sobre el ataque contra Moscú, habría constado de decenas de drones de largo alcance, dirigidos contra instalaciones militares, depósitos de combustible y otras infraestructuras relacionadas con el esfuerzo bélico ruso, logrando algunos impactos. De hecho, hay cuentas que hablan de un ataque que habría ido mucho más allá de la capital rusa, hacia otras regiones. Y podría ser así, ya que desde distintas instancias se ha hablado de supuestos derribos de drones ucranianos. Por ejemplo, el Ministerio de Defensa ruso anunció hace unas horas la interceptación de 193 drones ucranianos durante la noche. De este total, 47 lo habrían sido sobre la región de Briansk y 40 sobre la de Moscú.
Pero es que hay más, ya que el ataque físico por parte ucraniana ha llegado acompañado de un ataque cibernético por parte de la organización Anonymous, que podría haber afectado a los servidores del Kremlin. De hecho, desde la cuenta en X de Anonymous, se asegura que han hackeado todos los servidores del Kremlin, «aplicando nuestras propias sanciones digitales a Rusia», al tiempo que exigían la rendición rusa y la retirada de todas sus tropas de Ucrania. La cosa ni siquiera ha quedado ahí, pues la misma organización ha sugerido que habría rumores de golpe de Estado en Rusia que habrían puesto en alerta a Putin, derivadas de las nuevas sanciones y el deterioro de la infraestructura petrolera, lo que habría desencadenado «el principio del fin».
Independientemente de lo que haya de verdad en todo ello, resulta interesante que esta organización haya vuelto a la palestra coincidiendo con el ataque de los drones ucranianos, con la reciente prueba rusa del misil de propulsión nuclear Burevetsnik (que, por cierto, Trump ha considerado «inapropiada», pues cree que no deberían estar probando misiles sino «poner fin a la guerra») con el incremento de las acciones rusas en la Zona Gris y con la dificultad de detener el conflicto por las razones que hemos ido desgranando las últimas semanas, muchas de ellas relacionadas con la estabilidad estratégica entre EEUU y Rusia.
Por otro lado, el reciente ataque ucraniano contra Crimea, del que hablamos por encima en el informe de ayer, ya que no había más datos, ha alcanzado entre otros la base aérea de Belbek, dañando o destruyendo un radar ruso P-18, un buque de patrulla de la clase Raptor, un sistema antiaére0 S-400 que custodiaba la propia base aérea y un radar Nebo-U
Además de esto, por finalizar con Rusia, tenemos por un lado que un dron ucraniano ha impactado contra un bloque de viviendas de Donetsk. Por otro, que en Bélgorod habría fallecido, según el gobernador regional, un civil, mientras que veintitrés más habrían sufrido heridas, como consecuencia de los ataques ucranianos. Ataques que incluirían los que han vuelto a llevarse a cabo contra la presa de Bélgorod, incluyendo el empleo de HIMARS. Una infraestructura que, recordemos, ya ayer estaba perdiendo un volumen importante de agua, y que seguiría vaciándose tras la destrucción de algunas de sus compuertas.
Del lado contrario, que para variar en esta ocasión es el ucraniano, las noticias son muy escasas. Todavía, a la hora de redacción de este informe, no se ha publicado información oficial sobre el número de ataques rusos. Sí acerca de las víctimas en Kiev provocadas por los de la jornada anterior, que finalmente habrían ascendido hasta los tres muertos y treinta y dos heridos.
Además, desde Sumy se habla de una decena de heridos, incluyendo dos menores de edad, tras un ataque ruso con drone que habría alcanzado a un autobús de pasajeros. También, por supuesto, los múltiples daños causados, como cada jornada, por las bombas planeadoras rusas.
Por último, para terminar con este tema, Zelenski ha hecho recuento del número de drones y misiles empleados por Rusia contra Ucrania durante la última semana, que habría ascendido a «casi 1.200 drones y 50 misiles de diversos tipos, en su mayoría balísticos», aprovechando sus declaraciones para reclamar nueva ayuda internacional con la que hacer frente a la amenaza de las armas de largo alcance rusas.
Sobre el frente, mientras drones ucranianos destruyen un nuevo sistema antiaéreo Buk ruso, las noticias son muy escasas. Algo en lo que también colabora el hecho de que los dos últimos informes saliesen algo más tarde de lo habitual (estamos de preparativos para un evento personal de gran importancia…).
Así las cosas, no hay apenas novedades de Sumy/Kursk, Járkov o el sector del Oskil, aunque sí al sur de este, así como en el vecino de Siversk, en donde se habla de nuevos ataques rusos al sur de los bosques de Kreminna, pero también de un contraataque ucraniano hacia Zarichne y Tors’ke, después de los últimos avances rusos en la zona.
En dirección a Dobropillia, donde la situación continúa sin estar clara, los ucranianos siguen con sus operaciones encaminadas a eliminar el saliente ruso, pero también, más al sur, a contener cualquier posible avance en dirección a Rodinske, que plantea la mayor amenaza sobre Myrhorad y Pokrovsk, como se ha explicado recientemente. De hecho, en las últimas horas, en esta zona los ucranianos habrían retomado el control de la aldea de Zatyshok, al noreste de Rondinske.
En dirección al Dniéper, en el sector del Vovcha, las tropas rusas habrían retomado la pequeña localidad de Novoselivka, mientras que más al sur, en el sector de Orijiv, habrían reanudado los ataques en dirección a Mala Tokmachka.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Al igual que la jornada anterior, el domingo ha transcurrido sin apenas actividad pública en el plano internacional y diplomático. Siguen siendo notables las declaraciones de Rusia, pues entre otros, el portavoz del Kremlin ha comentado que queda mucho trabajo por hacer antes de una posible cumbre entre los presidentes Putin y Trump. Todo ello mientras Kiev apenas ha declarado nada durante el fin de semana, aunque cabe esperar que la actividad diplomática se intensifique a medida que avance la próxima semana en vistas de que continuará la coordinación entre los socios.
Comenzando así del lado de Rusia, Kirill Dmitriev denunciaba que están “presenciando intentos titánicos de socavar cualquier diálogo entre Rusia y Estados Unidos”. En esta línea enfatizaba que “estamos dispuestos a un diálogo constructivo y a comunicar con claridad la postura de Rusia sobre diversos temas”, pues “Rusia desea una solución pacífica”. Ahora bien, ha reiterado que el respeto a los intereses rusos, así como la eliminación de las causas profundas de la crisis ucraniana deben servir de base para soluciones justas.
Estas declaraciones, al igual que las reportadas desde el viernes, las ha realizado desde EE. UU. donde se está reuniendo con miembros de la administración Trump. Sin embargo y por el momento, las reuniones se están llevando a cabo con la máxima discreción posible, hasta el punto de que no se ha filtrado ningún detalle.
Por otro lado, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha afirmado en una entrevista para un canal húngaro de YouTube que no ha “abordado al cuestión” de una nueva reunión con Washington “porque toda la iniciativa fue de Estados Unidos. Sin embargo, añadía “estaríamos dispuestos a avanzar si los estadounidenses se sintieran cómodos consigo mismos” y en cuanto a la cumbre Trump-Putin decía que “depende de quienes iniciaron el proceso”. Sobre esto comentaba que son gente educada y que cuando les invitan dicen “sí, acordamos cómo, dónde y cuándo”, luego se canceló la invitación y, posteriormente dijeron que “cancelar” significa “posponer”. Asimismo, Lavrov confirmaba que la llamada con el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, “fue tan positiva que, por el momento, no necesitamos ninguna reunión”.

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, comentaba que queda mucho por hacer antes de acordar la agenda de una posible reunión entre Putin y Trump, alegando que era incorrecto hablar de una cancelación y que “los presidentes no pueden reunirse solo por reunirse, no pueden perder el tiempo, y lo dicen abiertamente”. En este sentido, comentaba que “por eso encargaron a Lavrov y a Rubio que preparan este proceso. Es un proceso difícil”. Así, confirmaba que “hasta el momento, no existen tales requisitos previos”, y defendía que “los ucranianos no quieren ningún proceso de paz” estando “su reticencia motivada por los europeos, la Unión Europea”.
Igualmente, Peskov calificó las sanciones de EE. UU. contra Lukoil y Rosneft como un “paso hostil” y acciones “inamistosas”, aunque añadió que “a pesar de los diversos matices expresados por el presidente de EE. UU., debemos seguir orientándonos hacia nuestros intereses” y aunque hayan perjudicado las perspectivas de reactivar las relaciones bilaterales ello no significa que “debamos abandonar estas aspiraciones”. De este modo, reiteraba que el interés de Rusia es el de “construir buenas relaciones con todos los países, incluido Estados Unidos”.
En el caso de Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, este se centraba en felicitar en redes sociales “a todos los amigos de Rusia por la exitosa prueba del misil de crucero de alcance ilimitado Burevestnik con motor nuclear y ojiva”. A este respecto, hay que tener en cuenta lo explicado en nuestro informe anterior, pues Putin anunció el final de las pruebas de este misil de crucero de propulsión nuclear y que tendría su impacto sobre la estabilidad estratégica.
Moviéndonos hasta Kiev, el presidente Zelenski denunciaba los últimos ataques rusos subrayando que “en tan solo una semana, los rusos han atacado Ucrania con casi 1.200 drones y 50 misiles de diversos tipos, en su mayoría balísticos”, pidiendo un esfuerzo conjunto para obtener protección y destacando que “ninguna nación del mundo debería quedar sola ante esto”.
Andriy Yermak, jefe del gabinete de Zelenski, por su parte decía que Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE. UU., “lo clava”: 1) Dmitriev = propagandista; 2) las sanciones sí funcionan; y 3) más sufrimiento económico para Rusia = una Rusia menos belicosa”. Así añade que es exactamente la estrategia de paz mediante la fuerza que Trump persigue y da las gracias por ello.
Para concluir, el líder ucraniano agradecía especialmente en su discurso diario el apoyo militar recibido por parte de Francia y el Reino Unido. En particular, a París por la decisión de proporcionar Mirage adicionales y misiles de defensa aérea, y a Londres por seguir ayudando a Kiev mediante el suministro de misiles y la producción de drones interceptores. Además, ponía en valor las decisiones de Finlandia y España de unirse a la iniciativa PURL, y señalaba que están preparando más acuerdos con los socios, en particular, de producción conjunta de armas.

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