La última jornada de guerra en Ucrania viene marcada por la visita del ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, a Kiev, en donde ha prometido 1.900 millones de euros adicionales en ayuda militar. También por la reunión del grupo Weimar+, en donde se ha insistido en la necesidad de reforzar las sanciones contra Rusia para forzar a este país a negociar sobre la salida al conflicto. Sobre el frente, mientras tanto, el Ejército ruso continúa progresando especialmente en Kurajove y Velika Novosilka. Todo ello en una jornada en la que la guerra de Ucrania ha quedado completamente opacada por la operación «León ascendente» israelí, que ha eliminado a buena parte de la cúpula militar iraní, ha alcanzado distintas instalaciones relacionadas con el programa nuclear de este país y que a la espera de las previsibles represalias, dificulta la salida negociada a este conflicto.
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La última jornada ha dejado un saldo, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, de apenas 63 lanzamientos de drones por parte rusa, de los que afirman haber derribado por medios cinéticos 28 aparatos, mientras que otros 21 habrían sucumbido supuestamente a la acción de los medios de guerra electrónica o bien habrían tenido algún problema técnico.
A pesar de estas cifras inusualmente bajas, son varios los ataques reseñables. En primer lugar, en Járkov, las explosiones de las últimas horas han dejado un saldo de 17 heridos. Además, se han registrado nuevos ataques contra Odesa, concretamente contra Vylkove. Más allá de esto, el Servicio de Seguridad de Ucrania asegura haber frustrado un ataque de operativos del FSB ruso que pretendía al parecer detonar un artefacto en un parte de Ivano-Frankivsk. Además, un civil resultó herido como resultado de un ataque con un dron táctico por parte rusa contra Seredyna-Buda, en Sumy. Por último, las bombas planeadoras han dejado al menos 2 muertos y 6 heridos en la región de Donetsk, en distintos ataques.
Del lado contrario, apenas hemos tenido noticia de una acción: las Fuerzas Armadas ucranianas se han atribuido durante esta jornada 1.205ª de guerra un ataque contra la planta electrónica Resonit, situada en la región de Moscú. Se trata de una instalación centrada en la producción de componentes como circuitos electrónicos, destinados a la fabricación de armamento. Sigue pues Ucrania centrándose en minar las capacidades rusas relacionadas con su industria militar.
Antes de pasar al análisis de lo ocurrido sobre el terreno, cabe al menos citar la carta de despedida, en forma de mensaje en la red social Facebook, de Mykhailo Drapatyi, quien recientemente habría renunciado a su puesto como comandante de las Fuerzas Terrestres ucranianas y en el que dice que, cuando asumió el cargo, se encontró con “una atmósfera de miedo, falta de iniciativa, falta de voluntad para aceptar retroalimentación, indiferencia hacia las cuestiones de personal, pretensión de disciplina y una profunda brecha entre el cuartel general y las unidades”. Algo que, afirma, habría estado intentando cambiar.
También los datos oficiales ucranianos relativos a las bajas y pérdidas materiales rusas, que casi nunca citamos, como tampoco los rusos, porque están evidentemente inflados. En cualquier caso, según el Estado Mayor ucraniano, Rusia habría superado ya la barrera del millón de bajas entre sus uniformados en lo que va de guerra, incluyendo muertos y heridos. Una cifra que estaría lejos de las evaluaciones independientes, que hablan de aproximadamente el 50-60%.
En cuanto a los combates y los movimientos, las noticias un día más son relativamente pocas. Comenzando por el sector del Oskil, ya que no hay noticias relevantes procedentes de Sumy/Kursk o Járkov, se ha hablado de combates en al sur de Kupiansk, en el saliente de Pischanne, en donde los ucranianos habrían lanzado un contraataque en Lozova con cierto éxito. Las tropas rusas, por el contrario, habrían ganado terreno al norte de Kupiansk, en torno a Dvorichna, expandiéndose hacia Dovhen’ke y Doroshivka, siguiendo el trazado de la P-79.
En el sector de Siversk, continúa tras los bombardeos de los últimos días, hablándose de avances rusos al oeste de Hryhorivka, por el momento sin terminar de confirmarse.
En el sector de Toretsk, continúan los ataques rusos en dirección noroeste hacia Dylivka al norte y, también, hacia Nelipivka, Kleban-Byk y Novospaske. Todo ello mientras en dirección a Konstyantynivka continúa el esfuerzo ruso por avanzar tanto a caballo de la T0504 como de la carretera que lleva a esta localidad desde Romanivka.
Más al sur, en el sector de Kurajove, las cuentas prorrusas hablan de colapso del frente en dirección a Komar, tras los cambios de los últimos días y los rápidos progresos rusos, que habrían completado la toma de Bahatyr y llegado a Novoukrainka. Sea o no, pues los ucranianos podrían estar -algo extraño en ellos- cediendo espacio a cambio de tiempo y vidas, para presentar además una defensa más fuerte en posiciones más occidentales, lo cierto es que Rusia se ha hecho con una fracción considerable de terreno en pocas jornadas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La actualidad internacional comienza hoy no por Ucrania, sino por Irán, pues el país ha sido objeto de una operación por parte de las Fuerzas de Autodefensa de Israel (bautizada como «León Ascendente») que ha constado por el momento de al menos dos oleadas de ataques aéreos gracias a los cuales habrían eliminado a buena parte de la cúpula militar, así como del personal relacionado con el programa nuclear iraní, destruido el reactor de Natanz y alcanzado media docena de bases militares.
Israel, que tenía en su favor las recientes conclusiones del OIEA a propósito de los intentos iraníes por fabricar armas nucleares, ha decidido lanzar pues un ataque preventivo, argumentando que su enemigo podría haber llegado a fabricar hasta una quincena de dispositivos nucleares «en cuestión de días», de no haber lanzado los hebreos su ataque.
Curiosamente, hace unas horas, durante la presentación de los libros 3º y 4º sobre la guerra de Ucrania en el Parlamento Europeo, intentábamos explicar a los asistentes algo que hemos ido diciendo en los informes: que esta guerra no es sino una parte de un conflicto mucho mayor, que recuerda a la guerra de los Siete Años y que tiene focos en Oriente Medio e Indo-Pacífico. En este caso, la posibilidad de un enfrentamiento abierto entre Irán e Israel, a la espera de ver cuál es la represalia por parte iraní, encaja perfectamente en el marco anterior.
Por el momento, hasta donde se sabe, Israel habría dejado muy tocado el entramado de Mando y Control iraní, al eliminar a militares y funcionarios de alta graduación. Hay mucha menos información, sin embargo, respecto al grado de daño causado a las instalaciones relacionadas con el programa nuclear al margen de Natanz, muchas de las cuales están soterradas y han sido pensadas para soportar ataques directos.
También se dice que los Estados Unidos, que como vimos en el informe de ayer habían comenzado a evacuar a parte de su personal diplomático de Oriente Medio por el riesgo de que el ataque israelí fuese inminente, habrían apoyado a Israel a través de datos de reconocimiento y de labores de coordinación llevadas a cabo por sus aviadores. Eso sí, desde Washington niegan esta información, al tiempo que insisten en que persiguen una solución negociada que, en cualquier caso, pasaría por la renuncia expresa de Irán al desarrollo de armas nucleares, ya que los EEUU pretenden que se repita un escenario como el de Corea del Norte.
En cualquier caso, aunque se escapa del tema de los informes sobre la guerra de Ucrania, seguiremos incluyendo las novedades más relevantes en los próximos días, en función de cómo se desarrolle la crisis y de si se produce o no una escalada o bien todo queda limitado a intercambios de ataques aéreos y salvas, pero de forma controlada.
Pasando ahora sí a Ucrania, se ha producido un nuevo intercambio de prisioneros, del que una vez más no han trascendido las cifras exactas, aunque las imágenes vuelven a mostrar números particularmente reducidos. Ucrania, además, ha pedido a Rusia que no retrase los intercambios pendientes, pactados recientemente en la segunda ronda de conversaciones que tuvo lugar en la ciudad turca de Estambul.
Las noticias más relevantes de la jornada tienen que ver, en cualquier caso, con Alemania, ya que el ministro de Defensa de este país, Boris Pistorius, ha realizado la que sería su quinta visita a Ucrania desde que asumiera el puesto. El germano ha sido recibido por Zelenski, con quien ha hablado sobre defensa aérea, diplomacia o inversiones adicionales en la industria de defensa ucraniana.
Eso sí, aunque el teutón ha prometido nueva ayuda, anunciando la próxima liberación de 1.900 millones de euros adicionales y la entrega de nuevos sistemas antiaéreos, de forma que en total durante 2025 los alemanes proporcionarán a Ucrania unos 9.000 millones de euros, se han negado una vez más a suministrar misiles Taurus. De hecho, Pistorius ha dicho que su país nos se planea ese extremo, una posición muy diferente a la que mantenía Merz durante la campaña electoral.
También ha estado activo durante esta jornada Sybiha, quien ha tomado parte en la reunión del grupo Weimar+ celebrada en Roma, reuniéndose entre otros con Kaja Kallas y con su homólogo italiano, Tajani. Al italiano le ha agradecido su hospitalidad y el haber organizado la cumbre del grupo Weimar+. Además, han podido hablar sobre las relaciones bilaterales, la preparación de la próxima Conferencia de Recuperación para Ucrania en Roma y, también, sobre la integración de Ucrania en la UE. También se ha reunido Sybiha con el alemán Wadephul, a quien ha agradecido su apoyo a Ucrania o con el británico Doughty.
En cuanto a la Alta Representante, Kaja Kallas, quien ha tomado parte en la reunión del grupo Weimar+, esta ha incidido una vez más sobre la necesidad de cortar los ingresos procedentes de la venta de hidrocarburos, particularmente de petróleo, tal y como se contempla en la propuesta del 18º paquete de sanciones, del que hablamos en el informe anterior.
Al menos de cara a la galería, los políticos europeos parecen seguir convencidos de que la presión económica (pues en el apartado militar, tienen mucho menos margen), será suficiente para obligar a Rusia a negociar una salida a la guerra. Sin embargo, como sabemos, la economía rusa se ha mostrado muy resiliente a unas sanciones que, por lo demás, han sido demasiado espaciadas y graduales, concediendo tiempo de adaptación al Kremlin, que ha podido tomar con cierta calma medidas paliativas. Dicho esto, según la declaración pública tras la reunión:
«Con ese fin, reiteramos nuestra disposición a intensificar la presión sobre Rusia, ya que sigue negándose a asumir compromisos serios y creíbles, incluso mediante nuevas sanciones y la lucha contra su elusión. También estamos dispuestos a adoptar con celeridad nuevas medidas (en particular en los sectores energético y bancario) destinadas a socavar la capacidad de Rusia para continuar su guerra de agresión y a garantizar que Ucrania se encuentre en la mejor posición posible para lograr una paz justa y duradera. Estamos decididos a mantener inmovilizados los activos soberanos rusos en nuestras jurisdicciones hasta que Rusia cese su agresión y pague por el daño causado.
Una paz justa y duradera debe incluir garantías de seguridad adecuadas para Ucrania, comenzando por un ejército y una industria de defensa fuertes. Con este fin, y partiendo de la unidad transatlántica, colaboraremos con Ucrania en iniciativas para fortalecer las fuerzas armadas ucranianas; estamos dispuestos a intensificar nuestro apoyo, incluso mejorando la cooperación industrial de defensa con Ucrania y explorando nuevas formas de cooperación en seguridad y defensa, en consonancia con nuestro apoyo a la integración euroatlántica de Ucrania».
Pese a este tipo de declaraciones, y a que Zelenski ha pedido nuevamente que se incrementen las sanciones, en la confianza de que «debe haber un límite claro a la capacidad de adaptación de Rusia: una presión que no pueda soportar. Eso marcará el punto de inflexión en la guerra, más allá del cual es posible una paz estable», los ucranianos no parecen confiar tanto como antaño ni en la ayuda de sus socios (Zelenski espera reunirse en breve con Trump en paralelo a la próxima cumbre del G7), ni en la presión internacional, ni en las sanciones, ni en sus posibilidades militares. De hecho, en las últimas declaraciones de su ministro de Exteriores, Sybiha, se ha apreciado un cambio de discurso, afirmando ahora que su país quiere poner fin a la guerra «este año», lo que sin duda, de ser cierto, implicará cesiones a Rusia; eso por no hablar de que al no demostrar la misma voluntad de resistir cuanto tiempo sea necesario, dan incentivos al Kremlin para seguir incrementando la presión diplomática y militar hasta lograr sus objetivos estratégicos.
En otro orden de cosas, pero siguiendo con los Veintisiete, durante la última jornada se ha sabido que la UE ha nombrado a un nuevo enviado especial para ocuparse de los refugiados ucranianos. Concretamente se trata de Yiva Johansson, ex Comisaria Europea de Asuntos de Interior, quien supervisará la estrategia a largo plazo para los refugiados ucranianos en el bloque.
Para terminar con la UE, tenemos que desde Bruselas han aprobado definitivamente la imposición gradual de impuestos a los fertilizantes rusos a partir de julio. La Unión Europea (UE) quiere acabar con su dependencia de los fertilizantes rusos y privar a Moscú de una ganancia inesperada que contribuye a financiar la guerra en Ucrania. La UE importó 6,2 millones de toneladas de fertilizantes rusos en 2024 y ya ha importado casi 3 millones de toneladas desde principios de 2025, una cuarta parte de sus importaciones en este ámbito.
Explicado todo esto, del lado ruso ha sido una jornada muy parca en noticias, hasta el punto de que han sido casi inexistentes en relación con la guerra de Ucrania. Los medios de este país han estado centrados en temas como el accidente aéreo en India o el ataque de Israel a Irán. No obstante, sí han hablado sobre cómo el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, habría reafirmado su deseo de dialogar con Moscú tras felicitar al país en su día, que ha celebrado precisamente hoy, el 12 de junio, en un mensaje que ha sido criticado por parte ucraniana y en las redes sociales, pero que en realidad ha sido mucho más neutro de lo que cabría suponer y ha hecho referencias a la búsqueda de paz en Ucrania:
En nombre del pueblo estadounidense, quiero felicitar al pueblo ruso en el Día de Rusia.
Estados Unidos mantiene su compromiso de apoyar al pueblo ruso en su camino hacia un futuro mejor. Aprovechamos también esta oportunidad para reafirmar el deseo de Estados Unidos de mantener un diálogo constructivo con la Federación Rusa para lograr una paz duradera entre Rusia y Ucrania. Esperamos que la paz fomente unas relaciones más mutuamente beneficiosas entre nuestros países.
Cerramos el informe con una noticia positiva, ya que gracias a la iniciativa Bring Kids Back UA, un número indeterminado de menores ucranianos ha podido regresar a su país, según han anunciado desde Kiev.
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