Ambos bandos están haciendo un notable esfuerzo por incrementar la presión sobre el contrario y llegar a la segunda ronda de negociaciones en una posición de fuerza, extremo que se deja sentir en el incremento de los ataques rusos a larga distancia, pero también en los intentos ucranianos por lograr que se aprueben nuevas sanciones contra Rusia y, en general, que aumente la presión internacional. Por el momento, una vez finalizado el gran intercambio de prisioneros, el mundo queda a la espera de que Rusia entregue a los ucranianos su memorando, con las condiciones de partida para la discusión de un alto el fuego. Todo mientras el presidente Trump considera que Putin ha perdido la cabeza, dada la violencia de los ataques con drones y misiles contra Ucrania, pero sin que esto se traduzca, por el momento, en un cambio de actitud estadounidense, que sigue probando con una aproximación que podríamos catalogar de «comercial» o «económica» para tratar con Rusia. Y todo ello, a la espera de que, de fracasar la siguiente ronda de negociaciones, para la que no hay fecha, ambos bandos lancen sus respectivas ofensivas estivales.
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Ha seguido, una jornada más y con la misma intensidad, la campaña de bombardeos estratégicos por parte de Rusia contra el interior de Ucrania, lo que ha motivado incluso declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, asegurando que Putin parece haberse «vuelto loco». En total, el número de vectores lanzados por Rusia sumaría, una jornada más, varios cientos, dejando un saldo de decenas de muertos y heridos, incluyendo más de treinta de estos últimos únicamente en Kiev.
En última instancia, como venimos diciendo, los dos bandos (y eso incluye tanto a los participantes directos como a sus aliados), están haciendo una apuesta fuerte por llegar a la mesa de negociaciones en una posición de ventaja. Rusia, como hemos venido viendo, ha incrementado el grado de violencia de sus ataques a larga distancia y, también, la campaña informativa destinada a convencer al resto de que puede luchar durante años. Eso al tiempo que continúa su ofensiva, pese al enorme número de bajas sufrido hasta el momento, con ya casi 110.000 militares fallecidos identificados con nombres y apellidos, lo que hace creíble que el número total de bajas acumulado durante la guerra pueda rondar el medio millón.
En el caso de los aliados de Ucrania, que son básicamente europeos y norteamericanos, tenemos importantes diferencias entre la Administración Trump que ha intentado una vía «comercial», tentando a Rusia con la reanudación de los acuerdos comerciales y el levantamiento de las sanciones y los gobiernos europeos, que han hecho exactamente lo contrario, anunciando que a partir de 2027 no volverán a adquirir gas ruso (a sabiendas de que es uno de los puntos críticos para una Rusia que, pese a todo, prefiere diversificar su clientela y seguir exportando a Europa).
Hace unas semanas, como los lectores saben, publicamos un artículo explicando que, en términos industriales y tecnológicos relacionados con la defensa, los europeos tenían muy malas cartas en una competición que es más amplia y que incluye también a los Estados Unidos y China y no solo a Rusia. Está en proceso una segunda parte que hablará sobre la cuestión energética, pues buena parte de esa competición girará en torno a la capacidad de suministrar energía barata, sostenible y sostenida (y son dos aspectos hasta cierto punto incompatibles, salvo que se acometan inversiones importantes en almacenamiento y otros equipos de estabilización de la red, como ha demostrado en España el reciente apagón) a los centros de datos y, en general, a todo lo que tenga que ver con computación, cada vez más demandante hasta el punto de que, para países como Irlanda supone ya alrededor de un 20% de todo su consumo energético.
Un aspecto, el de la energía (y, por extensión, todo el económico), que será interesante seguir y relacionarlo tanto con los aspectos puramente securitarios del conflicto, como con los ideológicos e históricos para ver, en la compleja y complicada ecuación de salida a esta guerra, qué papel ocupa cada uno de ellos y cuál es su nivel de importancia respecto a los demás.

Dicho lo anterior, en el momento de redacción de este informe los ucranianos todavía no habían publicado datos sobre el número de lanzamientos ruso en la última jornada. Sí de las dos últimas, que totalizarían 83 misiles de distintos tipos y 548 drones de largo alcance.
Entre los puntos más castigados, nuevamente Kiev, una persona murió y cuatro más resultaron heridas en Makariv, sumándose así a los cuatro muertos y más de una decena de heridos que se produjeron horas antes en la capital. Además de esto, tres niños de 8, 12 y 17 años murieron como consecuencia de un ataque con misiles en la región de Zhytomyr. También se han registrado ataques en Kremenchuk, una vez más, en Dnipró, en Zaporiyia, o en Odesa, así como en Járkov. Y, por supuesto, el empleo habitual de las bombas guiadas, por parte de la aviación rusa.
Del lado contrario, han sido también varias las acciones ucranianas contra territorio ruso. Por ejemplo, un sabotaje contra un tren en Novooskolsky, en la región de Bélgorod, que habría consistido en la colocación de un explosivo en la vía, resultando en daños a la misma y en cortes en el flujo de trenes temporales, pero sin causar heridos. Los ucranianos, además, han vuelto a lanzar ataques contra la región de Moscú, provocando una vez más restricciones en los vuelos de la aviación civil y cayendo restos de drones seguramente neutralizados por la defensa aérea por ejemplo en Bronnitsy. Por otra parte, al menos un dron ucraniano ha hecho impacto en una planta química en Ivanovo. Según el Ministerio de Defensa ruso, habrían sido un total de 51 los aparatos derribados en las últimas 24 horas.
En cuanto a los combates y los movimientos, continúa la tónica de los últimos días. Los enfrentamientos son constantes, pese a lo cual, son escasos los puntos del frente que parecen tener verdadero interés para Rusia, a la espera de ver si finalmente se consuma su ofensiva y la creación de una zona de seguridad en torno a Kursk y las demás regiones fronterizas rusas o si únicamente es un movimiento destinado a distraer a Ucrania antes de que este país lance su propia operación.
Así las cosas, comenzando hoy también, como ayer, por la región de Sumy, tenemos que a lo recogido en el informe anterior, se habría sumado la toma completa de la pequeña localidad de Bilovody por parte de las Fuerzas Armadas rusas.
Por otra parte, se ha hablado también de nuevos ataques y ganancias rusas en Vovchansk, un punto que ha estado estable hasta las últimas semanas y en el que estas acciones se encuadrarían dentro de los planes rusos de emplear su superioridad numérica para obligar a los ucranianos a mover tropas constantemente. Es curioso en este sentido ver cómo, después de la retirada rusa de Jersón y la práctica desactivación de los sectores de Jersón y Zaporiyia, a Ucrania las líneas interiores le aportan ya una ventaja mínima, que queda compensada por la ventaja numérica rusa.
El siguiente punto de interés nos lleva ya directamente a los sectores de Toretsk y de Pokrovsk. Lo más interesante lo hemos visto a propósito del espacio entre estos sectores, en donde Rusia busca amenazar Konstyantinivka y en donde ha conseguido poner en una situación crítica el antiguo saliente ucraniano, logrando prácticamente cercar a las AFU al llegar a Zorya. Sin embargo, resulta difícil que puedan hacerse más que, a lo sumo, con un puñado de prisioneros, ya que los ucranianos confían en los drones para la defensa de estas zonas, estando como hemos visto en alguna ocasión las trincheras prácticamente vacías de personal. Los avances han sido reconocidos incluso por las fuentes ucranianas, con lo que cabe pensar que son sólidos.
Por último, en el sector de Kurajove continúan los enfrentamientos tanto en Bahatyr, posición fuerte ucraniana, como en Odradne, desde donde los rusos intentan amenazar la cercana Komar, situada al oeste. En el primer caso, además, los rusos están intentando rodear Bahatyr, aprovechando los avances hacia la segunda de las localidades citadas, para alcanzar el río Vovcha, que los ucranianos deben atravesar también para comunicar Bahatyr con Oleksíivka.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
A nivel internacional y diplomático las noticias un día más han sido escasas, sin que se hayan dado pasos adicionales en las negociaciones entre Ucrania y Rusia más allá de cumplir con la fórmula de 1.000 por 1.000 prisioneros.
Ha sido el presidente Zelenski quien ha confirmado en primer lugar que se ha finalizado el intercambio de prisioneros acordado en Estambul el pasado 16 de mayo. Con la tercera y última fase, 303 defensores ucranianos han regresado a sus hogares, incluidos 70 soldados hechos prisioneros en Mariúpol.
Desde el Ministerio de Defensa ruso también confirmaban la mayor precisando que los liberados se encuentran en Bielorrusia para recibir asistencia médica y psicológica, y, posteriormente serán trasladados a Rusia para recibir tratamiento y rehabilitación en instituciones médicas del Ministerio.
Conviene, por tanto, detenerse tras este intercambio para ofrecer algunas cifras totales. De un lado, en el caso de Ucrania un total de 5.757 ciudadanos ucranianos han sido liberados desde el inicio de la invasión a gran escala como parte de intercambios entre ambos bandos o mediante negociaciones, y otros 536 han sido repatriados al margen de los intercambios.
En el caso de Rusia, al menos 4.492 prisioneros rusos han sido devueltos mediante 39 intercambios, incluidos los 1.000 liberados durante los últimos tres días.
Por otro lado, el presidente Zelenski insistía un día más en que “Sin una presión realmente fuerte sobre el liderazgo ruso, esta brutalidad no podrá detenerse”, subrayando las sanciones ayudarán y que “la determinación importa ahora” en referencia a la determinación de EE. UU., de los países europeos y de todos aquellos que buscan la paz.
En paralelo, desde el Ministerio de Exteriores denunciaban los ataques en un comunicado en el que también solicitan a sus socios la imposición de sanciones adicionales contra las empresas militares e industriales rusas, el sector energético, todos los bancos rusos y el Banco Central ruso, pero también ayuda para reforzar la defensa aérea ucraniana a través del envío de Patriots, IRIS-T, NASAMS, etc.
De hecho, en Ucrania sí han presentado tres nuevos paquetes de sanciones. Como aclaraba Zelenski, el primero está dirigido contra individuos rusos involucrados en la financiación de actividades terroristas rusas, manipulaciones financieras y esquemas de elusión de las sanciones. El segundo paquete tiene por objetivo a los propagandistas y, el tercero, aplicaría a los miembros de los “grupos mafiosos rusos” que han ayudado significativamente a establecer el régimen de Putin y “todavía están asociados con él”. Asimismo, Zelenski afirma que están preparando nuevas decisiones sobre sanciones.

Desde EE. UU. el presidente Trump ha reaccionado a los últimos ataques rusos en Ucrania, -algo que no le gusta en absoluto– afirmando que siempre ha tenido una muy buena relación con Putin, “pero le pasó algo. Se volvió completamente loco” al estar “matando a mucha gente innecesariamente, y no me refiero solo a soldados”, así como que cualquier intento de conquistar todo el territorio ucraniano conduciría a la “caída” de Rusia.
No obstante, Trump también ha tenido palabras para el presidente Zelenski, a quien ha criticado por “no hacerle ningún favor a su país al hablar como lo hace”. Según el mandatario estadounidense, “todo lo que dice causa problemas, no me gusta, y más vale que pare”.
Desde Alemania, el ministro de Exteriores Johann Wadephul también ha criticado a Rusia al considerar que Putin “viola los derechos humanos, es una afrenta, incluso para el presidente estadounidense Donald Trump, que tanto hizo para llevar a Putin a la mesa de negociaciones”. En consecuencia, defiende que Putin “no está interesado en la paz” y que “quiere continuar esta guerra” al tiempo que aboga por la imposición de sanciones adicionales a nivel de la UE.
Precisamente la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, publicaba en X que los últimos ataques “demuestran una vez más la determinación de Rusia de provocar más sufrimiento y aniquilación de Ucrania”, dando el pésame a las familias de las víctimas y apelando por ejercer “la mayor presión internacional sobre Rusia para detener esta guerra”.
Cambiando de tercio, el ministro de Defensa de Países Bajos, Ruben Brekelmans, anunció que durante la próxima jornada enviarán a Ucrania el último F-16 prometido, por lo que habrán cumplido con el suministro de 24 aviones de combate en total.
Sin embargo, este no ha sido el único anuncio realizado por Brekelmans, ya que ha confirmado durante la misma entrevista que se espera que el presidente Trump asista a la cumbre de la OTAN en La Haya del 24 al 26 de junio. Además, ha señalado que el presidente Zelenski acudirá en representación de Ucrania, si bien no se atreve a afirmar si habrá una reunión de alto nivel entre ambos presidentes durante la cumbre.
Pasando a otras cuestiones y para concluir, el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Ucrania, Oleh Ivashchenko, comentaba en una entrevista que han confirmado datos sobre 20 fábricas rusas que estarían recibiendo productos químicos especiales, pólvora y componentes procedentes de China.
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