La esperada visita de Zelenski a la Casa Blanca ha finalizado en un absoluto desastre, al ser interrumpida antes de tiempo tras una discusión ante las cámaras entre el presidente ucraniano por un lado y Trump y Vance por otro. El ucraniano, que posteriormente ha intentado calmar las aguas a través de Twitter, se ha negado además a firmar el acuerdo de minerales y sale de Washington viendo cómo la relación con el que ha sido su principal aliado está en la cuerda floja y, también, cómo desde la Casa Blanca continúan negándose a apoyar con garantías de seguridad cualquier posible acuerdo de salida a la guerra. Mientras tanto, desde la Unión Europea han apoyado prácticamente en masa a Zelenski con mensajes en las redes sociales, constatando una división entre ambos lados del Atlántico que supera con creces a la de los años 2003 o 2016.
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Las últimas horas han sido demenciales, debido al número de noticias, tuits y declaraciones de todo tipo, aunque intentaremos ofrecer a nuestros lectores un análisis de la situación lo más detallado y desapasionado posible, con las lógicas limitaciones que nos impone el formato de estos informes. De hecho, prescindiremos de la parte militar en el informe de hoy (los cambios no han sido tantos, a decir verdad, y los incluiremos en el próximo informe) pues se ha ido a casi las 4.000 palabras, para centrarnos en el análisis de lo ocurrido en la Casa Blanca y en todo lo que ha ocurrido en las horas siguientes, durante esta jornada 1.101ª de guerra en Ucrania.
Como sin duda la mayoría de nuestros lectores ya sabrán, la reunión que Zelenski y Trump debían mantener en la Casa Blanca ha terminado de forma inesperada tras enzarzarse el ucraniano y el vicepresidente estadounidense, JD Vance, en una discusión en la que también ha tomado parte Trump y que ha servido para constatar las diferencias entre ucranianos y estadounidenses a propósito de las negociaciones. Todo ello aliñado además con cuestiones de fondo relevantes que van desde el acuerdo de minerales a la interpretación que en la Casa Blanca hacen de Putin, de Rusia y de las intenciones del Kremlin o del propio papel en el mundo de los Estados Unidos, entre otros.
Lo primero que hay que tener en cuenta, para entender bien la situación, es que lo ocurrido en la Casa Blanca (y por tanto, en este informe), tiene muy poco que ver con cuestiones morales, por lo que conviene dejar este factor a un lado, por mucho que sea difícil para muchos no identificarse con un Zelenski humillado públicamente, en lo que ha sido un espectáculo sin parangón histórico. Dicho lo cual consideramos, en consecuencia, que los cientos de noticias en diarios o hilos en redes sociales como X culpando a unos y otros y basando los análisis por encima de todo en las simpatías hacia la Administración Trump, hacia Ucrania como país agredido, o hacia Zelenski en tanto que líder de una nación que lleva tres años resistiendo a Rusia, tienen muy poco sustento y deben ser obviados, debiendo fijarnos exclusivamente en los hechos.
En segundo lugar que, tal y como venimos defendiendo desde el primer día, Rusia, independientemente de que en la Administración Trump puedan entender que es un país con el que negociar con normalidad y con el que podría funcionar el «business as usual» (en un contexto en el que Washington necesita paz en Europa y Oriente Medio para centrarse en Indo-Pacífico), no es un socio fiable. Simple y llanamente tiene demasiados incentivos para no respetar a medio y largo plazo ningún acuerdo de paz, prestándose a él sólo mientras se reorganiza y reconstituye sus fuerzas y a la espera de los cambios políticos que puedan producirse en Europa o Estados Unidos. Al fin y al cabo, la Federación Rusa es hoy un país que verdaderamente cree estar inmerso en una guerra existencial con Occidente y que aunque acceda a un alto el fuego, seguirá presionando en la Zona Gris hasta que pueda conseguir todo lo que quiere, volviendo incluso -si es necesario para ello- a la guerra en el futuro. Algo que como decimos quizá la nueva Administración estadounidense no parece querer entender del todo, pero que desde luego muchos europeos tienen muy presente (los ucranianos los primeros), lo que condiciona su aproximación al problema de las negociaciones y de un hipotético acuerdo de paz.
En tercer lugar, que nada de lo anterior cambia ni los equilibrios de fuerzas, ni el hecho de que los Estados Unidos son el único país que realmente puede forzar a Rusia para que detenga su agresión o, en caso contrario, suministrar a Ucrania los medios para que continúe la guerra con ciertas garantías. Los europeos, más allá de las buenas palabras y la posibilidad de aportar fondos, no disponen ni de la capacidad de disuasión (clave de bóveda), ni de los recursos militares suficientes para nutrir a las Fuerzas Armadas ucranianas de la forma en que sería deseable. Es más, por mucho que en las últimas horas hayan sido decenas o cientos los que han abogado (una vez más) por crear un «Ejército Europeo», un «Plan centralizado de Defensa de la UE» y mil cosas más, lo cierto es que ni siquiera el proyecto mejor diseñado y ni aunque este contase con el apoyo firme de los Veintisiete (cosa dudosa) permitiría a los Estados miembros superar en un plazo razonable el diferencial en cuanto a tecnología militar que los separa de los Estados Unidos; lo que permitiría en última instancia esa ansiada «autonomía estratégica». De hecho, hay razones para pensar que la brecha entre ambas orillas del Atlántico continúa y continuará acrecentándose, más que otra cosa.
Explicado todo esto, pasamos a lo sucedido en la Casa Blanca, en donde (por impopular que esta opinión sea), Zelenski se habría pegado un tiro en el pie al presentarse ante Vance y Trump -máxime al estar las cámaras delante-, exigiendo garantías de seguridad y cuestionando a sus interlocutores. Una aproximación errónea que ha terminado con Vance (probablemente el miembro de la Administración Trump más reacio a apoyar a Ucrania) cargando contra Zelenski y alimentando una discusión que finalmente ha zanjado Trump muy a su estilo. Un Trump que ha terminado por dejar claro al ucraniano que no está en posición ni de negociar ni de pedir nada, además de explicar (con un cierto componente de consumo interno omnipresente en su discurso, como cuando hacen referencia a la participación de Zelenski en un mitin demócrata) que él no está «alineado» con nadie, más allá del Mundo y de los propios Estados Unidos. Es más, una vez terminada la tensa reunión, volvió a criticar la actitud negativa de Zelenski y la insistencia del ucraniano en criticar a Putin en lugar de ser más constructivo (lo que a su vez, exacerba las críticas de quienes creen que el mandatario estadounidense baila al son de Putin, algo que en realidad parece poco probable por más que sí pueda estar equivocado sobre las intenciones del ruso).
El asunto aquí es que la conversación ha sido realmente sido muy razonable y calmada durante más de media hora, saltando en última instancia por los aires debido a la torpeza de un Zelenski (y somos conscientes de lo impopular que es decir esto en estos momentos) que no ha sabido lidiar con algunas cuestiones y con su propia impaciencia. Todo lo cual ha provocado que presidente y el vicepresidente estadounidense hayan ido acorralando al ucraniano contentándole en unos términos muy duros; algo que no ha hecho sino alimentar las iras de los partidarios de Zelenski, quien además se encontraba en desventaja, incluyendo no sólo a los de las redes sociales, sino también a muchos políticos del Viejo Continente.
Y es que, se diga lo que se diga, y aunque no son pocos los que sostienen que la reunión era en realidad una encerrona por parte de los estadounidenses (quienes podrían ser partidarios de la caída de Zelenski y de la celebración de elecciones, como explicamos en su día, jugando además parte de la prensa a su favor), Zelenski debería haber llevado la reunión mejor preparada, del mismo modo que debería haber hecho gala de una mayor estabilidad emocional, sabiendo a quién tenía delante. Algo que incluía tener claro que no debía entrar al trapo ante ninguna provocación, manteniendo en todo momento la calma y utilizando la mano izquierda (de hecho, hasta Lindsey Graham habría advertido a Zelenski antes de la reunión de que no debía caer en la trampa) para lidiar tanto con Trump como especialmente con un Vance mucho más preocupado de la política interna y de ciertos sectores del electorado que de otra cosa. Dicho lo cual, si en algo llevaba razón Trump, es en que Zelenski no está en posición de exigir nada a una Administración muy diferente de la anterior y ante la cual el enfrentamiento, salvo que se sea un experto y se tenga cierto respaldo (a Macron le salió bastante mejor unos días atrás) difícilmente puede dar frutos.
Por otra parte, el tema de las garantías de seguridad, que Zelenski pretende seguir ligando al acuerdo de minerales (que no ha sido firmado), era y es demasiado controvertido. La Administración Biden, en su momento, no ofreció ninguna garantía de seguridad real en el marco del Acuerdo de Seguridad a 10 años firmado en 2024. La Administración Trump, por su parte -y como se desprende del vídeo de la discusión- no parece dispuesta a ofrecer ninguna garantía antes de un acuerdo de alto el fuego (después, Dios dirá, pues tampoco es del todo evidente que quieran poner negro sobre blanco garantías tangibles del tipo de intervenir militarmente en favor de Ucrania, llegado el caso). Por lo tanto, comenzar la conversación hablando del tema más espinoso y con las cámaras delante ha sido un fallo garrafal, pues era un tema para tratar a puerta cerrada.
En resumen, demasiados malentendidos que pudieron y debieron haberse evitado y que ahora complican el acercamiento entre Ucrania y Estados Unidos, ya que en Washington seguramente se perciba más que nunca a Zelenski como un obstáculo para poner fin a la guerra, independientemente de que la razón asista o no al ucraniano. De hecho, el propio Trump ha compartido un mensaje en su red social en el que ha sido muy crítico con un Zelenski que ha sido despachado sin miramientos de la Casa Blanca (se supone que, después de lo ocurrido ante las cámaras, debía comenzar la verdadera reunión. Sin embargo, finalmente Trump ha decidido que esta no debía celebrarse, con lo que se ha comunicado a la delegación ucraniana que debía abandonar el edificio) y ha comenzado a interactuar a través de las redes sociales (la «diplomacia virtual» que puede ser muy adecuada para consumo interno, es siempre un arma de doble filo en estos casos). Además, medios como The Washington Post han publicado que la Administración estadounidense estaría considerando cortar los envíos de ayuda militar a Ucrania, lo que añade un punto de presión adicional sobre Zelenski.
Volviendo sobre las Redes Sociales, estas han constituido el terreno en el que se ha escrito (está escribiendo) la segunda parte de este capítulo. En primer lugar, porque Zelenski ha compartido un mensaje que no está claro si constituye una disculpa (haciendo caso así a Lindsay Graham, quien ha dejado caer que quizá EEUU no pueda volver a hacer negocios con Zelenski o satisfaciendo la exigencia posterior de Marco Rubio) hacia Trump y Vance, o si más bien tira de ironía al recalcar una y otra vez el «agradecimiento» a los EEUU, en lo que sería una contestación a una de las peticiones de Vance durante el tenso encuentro anterior y tendría cierta dosis de recochineo. Decimos esto porque en cuestión de minutos muchos políticos del Viejo Continente han compartido mensajes en la red social X apoyando a Ucrania, tanto desde las instituciones (Von der Leyen, Kallas, Costa) como desde los Estados miembros (Macron, Sánchez… y hasta el posible futuro canciller alemán, Merz); mensajes que Zelenski ha agradecido uno por uno recalcando el «thank you», algo que sin duda será interpretado como una provocación por parte de la Administración Trump.
Zelenski, dicho esto, ha hablado también tras la reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, quien como Meloni ha intentado tender puentes y poner en valor los lazos en común, conscientes de que el único que gana con las divisiones es Putin y a la espera de lo que pueda ocurrir el próximo domingo en la cumbre que tendrá lugar en Londres y en la que tomarán parte los británicos, los ucranianos, los turcos y varios líderes europeos, como Francia, Italia, Dinamarca, Alemania y, también, representantes de la UE y de la OTAN.
Por si todo esto fuese poco, tras conocerse que Zelenski había abandonado la Casa Blanca, NBC News publicaba que la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) ha puesto fin a las iniciativas destinadas a ayudar a restaurar la red energética ucraniana. No obstante, y pese a lo que pueda pensarse por lo sucedido hoy en el Despacho Oval, al parecer -e incluso lo afirman medios ucranianos- esta decisión ya se había formalizado con anterioridad a la visita de Zelenski. Lo mismo que la decisión de reducir los ataques por parte del Mando de Ciberdefensa estadounidense contra Rusia, comunicada seguramente por Hegseth a sus subordinados unos días atrás.
Y, además, entre todo este ruido, que conforma una cacofonía difícil de dejar a un lado, Zelenski ha aparecido finalmente ante las cámaras Fox News para dar su punto de vista sobre lo ocurrido. Una entrevista bastante pasional en la que: 1) no se ha disculpado (si bien ha reconocido que lo ocurrido no ha estado bien); 2) ha puesto de manifiesto una y otra vez que Ucrania es el agredido; 3) ha cargado contra Putin (a quien acusa de romper una y otra vez los acuerdos), pidiendo a Trump que no confíe en él; 4) ha afirmado que no puede cambiar la actitud de Ucrania en relación con el presidente ruso mientras Rusia está matando ucranianos; 5) ha recalcado que Ucrania necesita estar en una posición de fuerza en las negociaciones y que para ello necesita garantías de seguridad; 6) ha reiterado que quiere la paz; 7) ha dejado claro que no puede firmar el acuerdo de minerales si no lleva aparejadas las garantías de seguridad (teniendo en cuenta que, además, forma parte de las garantías de infraestructuras); 8) no ha dejado claro si está dispuesto a volver a reunirse con Trump en la Casa Blanca (Trump había dejado previamente abierta la puerta) y; 9) sí ha reconocido que tiene muy difícil obtener un resultado aceptable en la confrontación con Rusia sin el apoyo estadounidense; 10) ha explicado que a su juicio la relación con Trump puede salvarse, pues no es una relación entre dos presidentes, sino entre dos pueblos, finalizando la entrevista con un amago de disculpa.
Además de todo lo anterior, también ha dicho que su dimisión sólo puede decidirla el pueblo ucraniano, ha respondido que no sabe si la cita en la Casa Blanca ha sido o no una encerrona y ha dicho que no están en contra del acuerdo de minerales, afirmando que necesitan más información sobre lo que implica en cuanto a garantías para ucrania y cuáles son los próximos pasos. En última instancia, en lo que ha insistido una y otra vez Zelenski (lo que hace referencia a uno de los primeros puntos de este informe) es en que tanto los ucranianos como los europeos en general quienes saber cuáles son las medidas concretas que los Estados Unidos van a tomar para que Rusia cumpla con el texto de cualquier acuerdo, así como en que no pueden seguir negociando ni firmar nada si no tienen más información al respecto, pues «no quieren sorpresas». Ha dejado pues en el tejado de los estadounidenses la firma del famoso acuerdo, que corresponderá llegado el caso a los ministros de su Gobierno a los que se ha autorizado a tal efecto.
Saltando precisamente a los europeos, poco antes de la comparecencia de Zelenski la italiana Meloni pedía una cumbre urgente EEUU-Europa (en la que tomarían parte los británicos, lógicamente) a través de la cual acercar posiciones, haciendo gala de una intención conciliadora que contrasta con la actitud de los políticos comunitarios, como Von der Leyen o Kallas, quienes querrían aprovechar las divisiones actuales para impulsar los avances en el proyecto europeo, si bien tienen harto complicado triunfar en su propósito con los mimbres demostrados hasta la fecha.
Dicho todo esto, y mientras la tormenta pierde fuerza y unos y otros buscan formas de acercarse (pues los europeos siguen dependiendo, les guste o no, de Estados Unidos para garantizar su seguridad, a la espera de que propuestas como las de Macron relativas a la disuasión nuclear, puedan prosperar), ahora mismo quien parece que podría salir peor parado es Zelenski, pues sin duda muchos tanto dentro como fuera de su país estarán pensando en posibles alternativas (como Zaluzhnyi, Klichkó…) que permitan superar las trabas actuales. Habrá que estar atentos pues a cómo evoluciona la situación en los próximos días, aunque es factible que después del encontronazo veamos gestos de conciliación; gestos que difícilmente podrán ocultar el hecho de que Ucrania está hoy en una posición más débil que ayer, algo que desde Rusia han celebrado con declaraciones como las hechas por parte de Medvedev o de María Zajárova que no pretendían otra cosa que hacer más mella si cabe en la figura de Zelenski.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Tal y como se ha explicado en la sección anterior, durante la jornada de hoy todas las jornadas estaban puestas en Washington con motivo de la reunión prevista entre los presidentes Trump y Zelenski.
Una reunión que finalmente ha sido un completo fracaso, ya que el encuentro ha desembocado en una discusión entre Zelenski, Trump y JD Vance en el Despacho Oval ante los principales medios de comunicación, y, además, ha provocado que no se procediese con la firma del acuerdo de minerales críticos y tierras raras entre EE. UU. y Ucrania tal y como estaba previsto.
En el caso de Zelenski, tras su salida de la Casa Blanca, el presidente ha cancelado su discurso previsto en el Instituto Hudson que precedía a una reunión con el presidente del centro, John Walters. Sin embargo, ha seguido adelante con la entrevista que tenía agendada con la cadena Fox, como hemos visto.
No obstante, pese a que la reunión con el presidente Trump fuese la gran cita de la jornada, cabe destacar que durante su paso por Washington Zelenski ha tenido la oportunidad de reunirse con una delegación bipartidista del Senado para discutir sobre la asistencia militar, las iniciativas legislativas pertinentes, la reunión con Trump, los esfuerzos para lograr una paz justa y duradera, la visión de Ucrania para poner fin a la guerra y la importancia de las garantías de seguridad. Por otro lado, ha mantenido un encuentro con el presidente de la Asociación Evangelística Billy Graham y Samaritan´s Purse, Franklin Graham, para discutir sobre la deportación ilegal y traslado forzoso de menores ucranianos por parte de Rusia.
Mientras que la relación entre Estados Unidos y Ucrania se ha tensado en las últimas horas tal y como se ha explicado en la sección anterior, se han producido algunos avances en la relación entre Washington y Moscú. Apenas 24 horas después de que concluyese la segunda ronda de conversaciones en Estambul, Rusia ha nombrado a Alexander Dachyev como nuevo embajador del país en Estados Unidos con el beneplácito de este último. Precisamente, este nuevo nombramiento puede entenderse como un primer paso que permita posteriormente dar respuesta a la preocupación que el Departamento de Estados Unidos manifestó durante las conversaciones y así lo reflejamos en nuestro anterior informe. Esto es, que se garantice una dotación de personal estable y sostenible en la embajada estadounidense en Moscú.
De hecho, desde el Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal, su presidente, Leonid Slutsky, comentaba que este nombramiento “muestra la coherencia” por parte de EE. UU. en la aplicación de los “acuerdos de Riad”. Además, subrayaba que “Moscú y Washington están volviendo al funcionamiento normal de sus misiones diplomáticas”, lo que “es una parte importante del establecimiento de un diálogo”. Así, tampoco ha dudado en señalar que la “guerra diplomática” desatada por el ex presidente Barack Obama en 2014 está llegando a su fin.
Además, y volviendo sobre la reunión en Estambul, se ha tenido noticia de que Rusia ha sugerido a EE. UU. que considere la posibilidad de reestablecer conexiones aéreas directas. No obstante, y por el momento, no se conoce la respuesta inicial que dio el equipo estadounidense durante la reunión, aunque esta noticia ha tenido impacto en el mercado. Así, tras publicarse, las acciones de la aerolínea rusa Aeroflot subieron un 3,8%.
Siguiendo con Rusia, Serguéi Shoigu, ex ministro de Defensa ruso y secretario del Consejo de Seguridad de la Federación, ha sido recibido por el presidente de China, Xi Jinping, en Pekín. Con motivo de la reunión, Xi Jinping ha afirmado que Rusia y China deben mantener una comunicación estrecha a todos los niveles, así como que necesitan “profundizar continuamente la coordinación estratégica y la cooperación práctica y promover el desarrollo común y la revitalización de nuestros países”. Del mismo modo, el líder chino también ha enfatizado la necesidad de la plena implementación del consenso alcanzado por él y Putin, abogando por los principios de buena vecindad inquebrantable, cooperación estratégica integral y colaboración mutuamente beneficiosa.
Por otro lado, ha tenido lugar una reunión entre el viceministro de Defensa ucraniano, Sergiy Boyev, y una delegación de Corea del Sur encabezada por Yoo Yong-won, miembro de la Asamblea Nacional surcoreana, para discutir sobre cuestiones de cooperación bilateral y el intercambio de experiencias. Durante el encuentro, Boyev ha puesto de manifiesto que la industria ucraniana está “ansiosa” por asociarse con el sector de defensa coreano, subrayando que juntos tienen el potencial de mejorar sus tecnologías y acelerar la producción del equipamiento necesario. Yong-won, por su parte, destacó las restricciones legislativas existentes a las exportaciones de armas en la República de Corea y ha propuesto la posibilidad de realizar un seminario conjunto para los fabricantes de defensa ucranianos y coreanos. En particular, Corea estaría interesada en explorar la experiencia de Ucrania en el uso de drones.
Cambiando de tercio, hay novedades respecto de la ayuda para Ucrania, ya que el Ministerio de Defensa ha recibido un segundo lote de equipos por parte de la “Coalición Internacional de IT” en lo que va de 2025. En particular, Países Bajos y Luxemburgo han asumido el importe estipulado en 7,5 millones de euros para financiar la entrega de equipos de servidor y red para centros de datos, estaciones de carga, equipos de comunicación y paneles de visualización de información.
Por otro lado, cabe hacer una referencia al medio ambiente. En las últimas horas Ucrania y Finlandia han discutido acerca de la continuación y expansión de su cooperación en varias áreas, incluida el ámbito clave a día de hoy: la protección del medio ambiente contenida en el punto 8 de la Fórmula de Paz de Zelenski. El objetivo sería el de responsabilizar a Rusia por la destrucción ambiental durante la guerra.
Por último, durante la jornada se han cumplido tres años desde que Ucrania solicitase oficialmente ser miembro de la UE. Sin embargo, hay opiniones divergentes al respecto entre los Veintisiete. De este modo, durante el día de hoy, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, ha mostrado su oposición actual a la adhesión de Ucrania a la UE argumentando que arruinaría a Hungría, tanto a sus agricultores y agricultura en general, y a su economía, y que tampoco tiene ni idea de cómo controlar el crimen que inundará Hungría. No obstante, Orban señaló que no se atreve a decir que esta sea su postura “para siempre y nunca, porque quién sabe lo que nos depara la historia”.
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