La última jornada de guerra en Ucrania ha vuelto a estar protagonizada por las reuniones y declaraciones que se han ido produciendo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, desde la petición por parte de Zelenski de un «ejército europeo» a las explicaciones de Kellogg a propósito del papel que los europeos o la propia Ucrania tendrán en las futuras conversaciones de paz. Además de esto, se ha producido una reunión del G7 en la que se ha acordado que el levantamiento de las sanciones a Rusia irá ligado a los avances en las negociaciones, Zelenski ha anunciado que no ha firmado el acuerdo de minerales con los EEUU porque todavía no recoge los intereses de su país y desde la Unión Europea se ha anunciado que en breve se darán a conocer nuevas iniciativas relacionadas con la defensa europea, como que en cuestión de horas los líderes de varios Estados miembros se reunirán en París a instancias de Emmanuel Macron.
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Según los datos del Ministerio de Defensa de Ucrania, durante la última jornada de guerra las Fuerzas Armadas rusas habrían lanzado sobre el territorio del país un total de 143 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) de los que las defensas aéreas habrían derribado 95 mientras que 46 más habrían sido apartados de su rumbo o neutralizados por otros medios o bien como consecuencia de fallos técnicos.
La misma institución, además, ha publicado datos relativos a la pasada semana, cifrando los derribos conseguidos por las defensas antiaéreas en 6 misiles balísticos Iskander-M, 1 misil de crucero Kh-101, 1 misil de crucero de lanzamiento aéreo cuyo modelo no se ha especificado, 479 drones Shahed, 255 drones de reconocimiento de distintos tipo y 110 drones de otras categorías. Además, según Zelenski, durante la semana Rusia habría lanzado también cerca de 1.220 bombas de lanzamiento aéreo.
Dicho esto, como prácticamente ocurre en todas las jornadas, las defensas ucranianas han estado activas en regiones como la de Kiev. En cuanto a los impactos, el más grave se ha registrado en Mykolaiv, en donde ha sido alcanzada infraestructura energética y eléctrica, lo que habría dejado a 46.000 personas sin calefacción. Además, un civil habría resultado herido como consecuencia de dicho ataque. Por otra parte, dos personas murieron en un bombardeo en Bilytske, localidad ubicada en la región de Donetsk. Además, las Fuerzas Armadas rusas han vuelto a hacer uso de un buen número de bombas planeadoras.
En el caso de Rusia, drones ucranianos habrían atacado una planta de producción de maquinaria en Smolensko, provocando un incendio en las instalaciones. Más allá de esto, no se han reportado incidentes, salvo la muerte de una mujer al parecer por el impacto de un dron táctico en la región de Bélgorod, algo que ha denunciado el gobernador regional. El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, ha hablado sobre el supuesto derribo de «derribaron dos cohetes de lanzamiento múltiple HIMARS de fabricación estadounidense y 50 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija por parte de sus sistemas antiaéreos.

En lo relativo a los combates y los movimientos, siguen las dinámicas de jornadas anteriores, con combates de pequeña entidad en la mayor parte de los sectores, y una concentración de esfuerzos por parte de Rusia en el de Kurajove.
Así las cosas, comenzando por el sector de Kursk, se ha vuelto a hablar de enfrentamientos y mínimos avances rusos en el área de Sverdlikovo. Las ganancias rusas en la última semana, en cualquier caso, han sido muy limitadas, recuperando en el mejor de los casos una decena de kilómetros cuadrados, lo que es una cifra nimia.
En cuanto a Kupiansk, muy recientemente han comenzado a aparecer informaciones relativas a un ataque ucraniano al noreste de dicha ciudad, en dirección a los bosques entre Kalynove y Sinkiv’ka.
Pasando al sector de Toretsk, en donde la situación también permanece estable, en las últimas horas las tropas rusas habrían logrado avances muy leves en Scherbynivka, inmediatamente al oeste de los dos grandes «terrikons» en cuyas inmediaciones todavía conservan las AFU posiciones.
Cambiando hacia el sector de Pokrovsk, allí apenas se ha hablado de movimientos rusos al este del cruce de caminos, nuevamente entre Vodiane Druhe y Berezivka. En cualquier caso, siguen siendo progresos que se miden en líneas de árboles y que no suponen cambios relevantes. Además, las tropas rusas intentan avanzar hacia Zvirove y Pischane (recientemente retomada por las AFU) antecediendo los ataques con intensos bombardeos.
Diferente es la situación en Kurajove, pues allí el Ejército ruso está demostrando mucho mayor interés en expulsar a los ucranianos de un saliente que, por lo demás, parece insostenible incluso aunque se produzca un alto el fuego en cuestión de semanas. Así las cosas, lo más relevante de las últimas horas es que el Ejército ruso ha alcanzado Ulakly, entrando en algunas construcciones al sureste de esta población, lo que deja en una complicadísima situación a las tropas ucranianas al este de la misma.
En Velika Novosilka, por último, el Ejército ruso ha lanzado ataques en dirección a la aldea de Novosilka (no confundir con la anterior), así como al este de Novoocheteruvate, punto que habrían alcanzado desde Novyi Komar.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Es el apartado internacional el que sigue marcando la agenda en relación con la guerra de Ucrania, con los europeos como explicamos en informes anteriores intentando hacer oír su voz (mientras temen lógicamente que Trump llegue a un mal acuerdo) y los ucranianos apoyándose en ellos para tener así más peso frente a unos Estados Unidos a los que a la vez cortejan. Una Ucrania de la que su presidente, Zelenski, habría rechazado firmar por el momento el acuerdo con los EEUU sobre los minerales ucranianos, afirmando que «No he permitido que los ministros firmen el acuerdo porque no está listo. En mi opinión, no nos protege». Y es que, según el presidente ucraniano, antes de firmar nada «Tiene que estar redactado de forma legal, correcta y es una inversión… Si todo esto está relacionado con las garantías de seguridad, todavía no veo esa relación en el documento».
Todo al tiempo que los propios estadounidenses intentan reducir las suspicacias de sus aliados explicando que harán de mediadores entre Rusia y Ucrania y que aunque la UE no participará de las negociaciones (lógico, pues Rusia no ha considerado nunca al bloque un interlocutor válido y seguramente sea una condición impuesta desde Moscú), su voz será escuchada, tal y como ha afirmado Kellogg. Es más, habrían pedido a sus aliados europeos que elaborasen propuestas concretas sobre posibles garantías de seguridad a Ucrania.
Mientras esto ocurría, en las últimas horas han conversado por vía telefónica el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov a instancias del primero. Según la nota de prensa oficial «El Secretario reafirmó el compromiso del Presidente Trump de encontrar una solución al conflicto en Ucrania. Además, hablaron sobre la posibilidad de trabajar juntos en una serie de otros asuntos bilaterales». El Ministerio de Exteriores ruso, por su parte, ha informado de que «Tras la conversación telefónica mantenida el 12 de febrero entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos, los ministros de Asuntos Exteriores acordaron mantener un canal de comunicación para abordar los desafíos acumulados en las relaciones ruso-estadounidenses. Esta iniciativa tiene por objeto eliminar las barreras unilaterales heredadas de la administración anterior, allanando el camino para una cooperación comercial, económica y de inversiones mutuamente beneficiosa», sin dar tampoco más detalles sobre el contenido concreto.
Sobre las conversaciones también se han pronunciado desde la portavocía del Kremlin, afirmando Dmitry Peskov que las conversaciones telefónicas entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos «Envían un mensaje contundente: a partir de ahora intentaremos resolver los problemas a través del diálogo. Y a partir de ahora hablaremos de paz, no de guerra».
En el marco de estas hipotéticas y futuras conversaciones, que como sabemos podrían tener lugar en Arabia Saudí, uno de los temas clave (el anterior mensaje del Ministerio de Exteriores ruso, además, hace una referencia a ello) será el del levantamiento de las sanciones a Rusia. En relación con esto, se ha producido hace unas horas una reunión de los integrantes del G7 en la que los países que forman el grupo han acordado vincular cualquier futura relajación de las sanciones al progreso de las negociaciones de paz y a los «esfuerzos de buena fe» que Rusia demuestre. Al respecto, por cierto, Alice Weidel, candidata a canciller alemana por Alternativa para Alemania, llamó a poner fin inmediatamente a la política de sanciones, afirmando que estaría provocando una parálisis en la economía alemana.
Más allá de lo anterior, cabe comentar a propósito de la UE que a las dos personas que estamos tras estos informes nos llaman recurrentemente desde distintos medios de comunicación para ofrecernos explicar en radio, prensa escrita y televisión lo que las negociaciones y todo lo que se mueve en torno a estas nos depara (ofertas que amablemente declinamos por falta de tiempo y porque el comportamiento de la prensa generalista, siempre en busca del clickbait y huyendo de explicaciones complejas, es deleznable). El caso es que en las últimas horas hemos recibido varias peticiones preguntado a propósito de la «probable» creación, por parte de los Estados miembros de la UE, de un hipotético «Ejército europeo» a petición de Zelenski. Una propuesta, la del ucraniano, que difícilmente nadie se puede tomar en serio en Bruselas, si bien el lunes se reunirán los líderes de varios de los países más importantes del bloque, convocados por Macron, para hablar sobre seguridad europea.
Decimos que nadie se toma la propuesta en serio en primer lugar porque Zelenski está intentando como explicamos, alentar los miedos europeos a Rusia y utilizar a sus aliados del continente y la ansiedad que les embarga en estos momentos, para influir sobre los Estados Unidos. En segundo lugar, y más importante, porque no hay voluntad en los Estados miembros de la UE de progresar en un proyecto semejante, como ha dejado claro por ejemplo el ministro de Exteriores polaco. Así las cosas, aunque sin duda el lunes Macron pedirá como viene haciendo desde que llegara al poder en 2017, una mayor «autonomía estratégica» (que no ha definido), a día de hoy la única forma razonable de articularla pasa por fortalecer el pilar europeo dentro de la OTAN, generando capacidades que puedan ser empleadas en el futuro, de ser necesario, no sólo dentro del marco de la Alianza, sino en los escenarios en los que los europeos las necesiten. No es quizá la mejor opción para tener una voz en el mundo, pero seguramente en vista del estado de las cosas, sí la única factible, dada la incapacidad de los Veintisiete para progresar en materia de defensa, a pesar de todas las iniciativas en marcha.
De hecho, coincidiendo con la Conferencia de Seguridad de Múnich, se ha producido antes de su clausura una reunión entre la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas y varios ministros de Exteriores de los Estados miembros en la que han debatido a propósito de la situación actual, han corroborado que «Europa se mantiene firmemente unida para apoyar a Ucrania y fortalecer nuestra propia defensa» y han concluido además anunciando que «Pronto presentaremos nuevas iniciativas para llevarlo adelante», si bien no han dado más detalles (a la espera de lo que se hable en la reunión de trabajo de París en las próximas horas).
Seguimos con Zelenski, quien ha anunciado que «Hemos comenzado a trabajar con el equipo del presidente Trump y ya podemos ver que el éxito es alcanzable. En este momento, el mundo está mirando a Estados Unidos como la potencia que tiene la capacidad no sólo de detener la guerra, sino también de ayudar a garantizar la fiabilidad de la paz después de ella». Un anuncio que completó diciendo que «Antes de la Conferencia de Seguridad de Múnich, tuve una buena conversación telefónica con @POTUS y una reunión importante con el vicepresidente Vance y el secretario de Estado Rubio. También esperamos que el general Kellogg visite Ucrania pronto para evaluar más a fondo la situación y explorar vías para las soluciones contundentes del presidente Trump, que pueden ser verdaderamente pacificadoras. Nuestros equipos están trabajando a fondo y en detalle en un acuerdo especial entre nuestros países, que sin duda fortalecerá tanto a Estados Unidos como a Ucrania. Estamos comprometidos a convertirlo en un verdadero éxito, tal como lo acordamos. También tuvimos reuniones productivas con senadores estadounidenses y miembros de la Cámara de Representantes. Por supuesto, veremos más intentos de Putin de engañar al mundo y prolongar la guerra, pero la paz real es posible y debemos lograrla juntos: Ucrania, Estados Unidos y Europa. Se trata de nuestra seguridad compartida. ¡Gracias, América!». Es decir, que a pesar de los recelos respecto a Putin, Zelenski admite que «la paz real es posible»…
Más allá de esto, Zelenski se vio con el todavía canciller germano, Olaf Scholz, tras lo que desde el Gobierno ucraniano se ha publicado una nota de prensa en la que se explica que «El Jefe de Estado agradeció el apoyo de la República Federal de Alemania a Ucrania y destacó que este país es el segundo mayor donante de ayuda. Desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala, la ayuda total ascendió a más de 43 mil millones de euros, lo que representa una gran contribución para salvar vidas», así como que «tema principal de la reunión fue la coordinación de los pasos para lograr una paz justa, esfuerzos conjuntos y la unidad europea. Es importante que los europeos tengan una posición unificada sobre un final justo de la guerra y garantías de seguridad sólidas y fiables. El futuro no sólo de Ucrania sino de Europa depende de ello».
Además, Zelenski se ha reunido con el candidato (y más que probable nuevo canciller alemán) Friedrich Merz, hablando sobre política europea. El ucraniano ha agradecido al alemán «su apoyo y su disposición a defender juntos nuestros intereses comunes». También con el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, con quien discutió sobre la «paz justa» y a quien agradeció «el apoyo esencial de Suecia a nuestro pueblo, incluidos sus esfuerzos por coordinarse con otros aliados para implementar el enfoque de “paz a través de la fuerza».
Cambiando de tercio, el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, se ha visto con su contraparte china, Wang Yi, en una reunión bastante amigable en la que habrían hablado sobre la salida a la guerra, reafirmándose China en el respeto por la integridad territorial ucraniana y compartiendo ambos al parecer la visión de Ucrania sobre el camino hacia una paz «integral, justa y duradera». Por supuesto, esto es lo que ha trascendido hacia el exterior, si bien conviene no olvidar que China, aunque se ha beneficiado vendiendo material a ambos contendientes, ha sido el puntal último de Rusia en esta guerra, permitiendo la supervivencia económica de su aliado.
Además de esto, Sybiha ha mantenido reuniones también con el secretario general de la OSCE, con el ministro de Exteriores de Rumanía o con su homólogo peruano, todas ellas en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich.
En otro orden de cosas, Noruega se ha unido a la «Coalición de drones», tal y como ha anunciado el ministro de Defensa del país, Tore Onshuus Sandvik, en las redes sociales. Así, con la participación del nórdico, son ya 18 los Estados que forman parte de este grupo de trabajo dedicado a la financiación, adquisición, producción y envío a Ucrania de sistemas no tripulados.
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