Trump y Putin se reunirán, probablemente en Arabia Saudí, para buscar un acuerdo que ponga fin a la guerra de Ucrania. El anuncio ha sido el colofón a una jornada en la que los acontecimientos se han precipitado sobremanera. En primer lugar, por la presencia del secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth, en la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, ante cuyos miembros fue meridianamente claro, afirmando que «el baño de sangre debe llegar a su fin» y marcando las líneas maestras de la posición estadounidense respecto a la propia guerra, la seguridad global y el papel que los europeos deben jugar en ella. En segundo lugar, Trump anunció que había hablado con Putin, acordando que los equipos de trabajo estadounidense y ruso comenzarían a trabajar «inmediatamente» en poner fin al conflicto. En tercer lugar, habló con un Zelenski, quien hizo su propio anuncio en redes, aceptando básicamente los pasos dados por el republicano. Finalmente, Trump anunció la citada reunión en el país árabe. Los combates y los ataques con drones, sin embargo, han continuado, a la espera de que las conversaciones puedan traducirse en un alto el fuego que todavía no se ha materializado.
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La pasada jornada ha sido una de las más intensas de los últimos meses. En primer lugar, como ya explicamos en el informe de ayer, tras muchas especulaciones el nuevo secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, finalmente sí acudió a la 26º reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania (Grupo de Ramstein) y, de hecho, fue mucho más allá de lo esperado, pues lejos de limitarse a dar el discurso de apertura, llegó a la cita para dejar clara cuál es la postura estadounidense no sólo respecto a la guerra de Ucrania, sino también en relación con varias cuestiones más relacionadas con la seguridad global.
En segundo lugar, Trump anunció tanto que había mantenido una llamada con Putin y acordado comenzar «inmediatamente» los contactos entre los equipos de negociadores de ambos países, como que había hablado con Zelenski para informarle de lo anterior. Tras esto (que implicaba romper la unidad de los aliados de Ucrania, algo que se esperaba), el propio Zelenski se pronunció en las redes sociales, dejando claro en lo básico que apoyaba los pasos dados por Trump, con quien declaró haber tenido «una conversación larga y detallada» en la que «Discutimos muchos aspectos —diplomáticos, militares y económicos— y el presidente Trump me informó sobre lo que Putin le dijo», concluyendo que «Creemos que la fuerza de Estados Unidos, junto con la de Ucrania y todos nuestros socios, es suficiente para impulsar a Rusia hacia la paz».
Como colofón, Trump anunció que se verá en breve con Putin «probablemente» en Arabia Saudita, país que ha ejercido como otros países musulmanes un papel de mediador desde prácticamente el inicio de la invasión, si bien la fecha está todavía por concretar. Eso sí, los movimientos en solitario de Trump han generado rechazo tanto en el exterior, como en el interior de los Estados Unidos, con varios importantes cargos mostrándose totalmente contrarios a lo que consideran, como Richard Blumenthal, una «rendición y traición». Ahora bien, dada la holgura de la victoria electoral de Trump y su control sobre las cámaras, la oposición podrá hacer, previsiblemente, poco más que levantar la voz.
De todo lo ocurrido ayer, pues de la mayoría no hay más detalles más allá de lo dicho por el propio Trump o por Zelenski, muy crípticos, lo más sustancioso fueron las declaraciones de Hegseth, que sólo pueden interpretarse correctamente en el marco de una guerra por delegación, como la de Ucrania ha sido (al menos para este país) desde sus primeros compases tras la invasión; un conflicto en el cual una vez a la principal potencia patrocinadora se le agotan los recursos o, como en este caso, cambian sus prioridades, aumentan los incentivos para llegar a un acuerdo y centrarse en otros temas que se consideran prioritarios.
Su intervención, que antecede a su participación en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN y que desgranamos nada más producirse en la red social X, supone para muchos un auténtico baño de realidad y casa con lo que adelantamos unos meses atrás, en relación con el resultado que Ucrania podía esperar del conflicto. Los puntos más relevantes, fueron los siguientes:
- «El baño de sangre debe llegar a su fin»: Hegseth expresaba así el deseo estadounidense de poner punto y final cuanto antes a los combates, algo para lo que han presionado a Ucrania desde la llegada al poder de Trump y que en cualquier caso pueden forzar por distintas vías, incluyendo el fin del apoyo militar y económico.
- «El objetivo de regresar a las fronteras anteriores a 2014 es un poco realista y perseguir esta falsa meta solo aumentará el sufrimiento». Una frase que puede traducirse como que los Estados Unidos aceptan que el Dombás y Crimea, así como muy seguramente el pasillo terrestre, queden en poder de Rusia en lo que será un duro trago para los ucranianos, pero también un resultado estratégicamente más estable y que permite a Rusia una salida digna al conflicto, en tanto puede vender como una victoria la invasión al haber alcanzado parte de sus objetivos.
- EEUU no considera realista el ingreso de Ucrania en la OTAN. No, al menos, en el futuro próximo, pensando en las negociaciones para poner fin a la guerra: Este es uno de los puntos clave, pues en realidad Hegseth no ha cerrado completamente la puerta a una membresía futura, aunque esta podría no materializarse nunca o tardar décadas en hacerlo. Decimos clave, pues aunque Hegseth dijo expresamente que los EEUU no buscaban una reedición de los acuerdos de Minsk, lo cierto es que al dejar posibilidades como esta abiertas, todo adquiere cierto halo de temporalidad que podría provocar que de aquí a un tiempo las cosas volviesen a complicarse si se hacen intentos por integrar a Ucrania en la Alianza. En cualquier caso es una solución de compromiso que no obliga a los Estados Unidos a nada, que contenta a Rusia y que mantiene hasta cierto punto vivas las esperanzas tanto de Ucrania como de algunos de sus aliados europeos de cara a una integración.
- Si llegan a desplegarse fuerzas de paz en Ucrania, no serán fuerzas OTAN y, desde luego, no quedarán cubiertas por el Artículo 5: Es decir, que si Estados miembros de la UE o bien el Reino Unido o cualquier otro actor quieren desplegar tropas en territorio ucraniano como garantes de un acuerdo de paz deberán hacerlo bajo su propia responsabilidad y arriesgándose a sufrir ataques por parte de Rusia sin que esto vaya a generar una respuesta por parte de la Alianza y, desde luego, por parte estadounidense. Una declaración que pone en un brete a líderes como Macron o Starmer, que parecían dispuestos a dar este paso. Por otra parte, hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales: 1) no se pueden enviar tropas a Ucrania sin una estrategia de salida clara. Para dar una mínima garantía de paz, serían necesarias decenas de miles de efectivos, posiblemente por un periodo de años o décadas, lo que supone un coste inasumible que además habría que restar de la inversión -tan necesaria- en recuperación de capacidades; 2) Más allá de la falta de credibilidad militar de los aliados europeos de Ucrania (recordemos que el propio Zelenski admitía que sólo los EEUU pueden proporcionar garantías de seguridad), al no quedar cubiertos por el Art. 5 la opción de enviar tropas se hace mucho menos atractiva lo que, a su vez, limita las posibilidades de que la UE y sus EEMM tengan un papel relevante en cualquier conversación de paz, algo que han exigido en boca de la Alta Representante a través de una declaración, pero que en la práctica no tienen medios para forzar.
- Las tropas estadounidenses no irán a Ucrania y la presencia militar estadounidense no puede formar parte de las garantías de seguridad: Recordemos que, como hemos explicado desde el principio, este es un conflicto por delegación y que en todo momento el control de la escalada ha sido una preocupación principal de los estadounidenses, que ha limitado su grado de implicación (y se ha dejado notar en temas como el permiso a Ucrania para atacar territorio ruso). En este sentido, es totalmente lógico que los EEUU se abstengan de dar cualquier paso que pudiese considerarse escalatorio, como el envío de tropas propias. Además, no está en su interés nacional embarcarse en una misión que como hemos dicho podría requerir el despliegue permanente de decenas de miles de efectivos durante años y sin que haya una estrategia o fecha de salida clara, algo en lo que pesa lógicamente el recuerdo de Afganistán o Irak.
- Es Europa (no sólo la UE, también Reino Unido) la que debe proporcionar a Ucrania más ayuda militar a Ucrania: En su día explicamos en los informes diarios que dados los imperativos estratégicos de EEUU su preocupación está en Indo Pacífico y concretamente en China, con lo que para Washington son los europeos, en consecuencia, los que deben hacerse cargo en mayor medida de su propia seguridad, aceptando un reparto de cargas. Lo que no quiere decir, por más que sea un discurso que se repite una y otra vez, que los Estados Unidos pretendan alejarse o romper la OTAN. De hecho, Hegseth fue muy claro al respecto. Además, a los Estados Unidos les conviene seguir presentes en Europa tanto por su propia seguridad y la de sus aliados, como porque el estado de cosas óptimo para Washington pasa por una UE fuerte en defensa, pero no lo suficiente como para ser un actor más independiente, con una voz propia y un posible competidor estratégico. Es decir, que a los EEUU, al menos hasta cierto punto les interesa una UE con un punto de dependencia.
- «El 2% de inversión en Defensa no es suficiente, Trump pide a Europa que aumente el gasto militar al 5% del PIB»: Esta es una llamada importante de atención a países como España, Italia o Alemania que se han pronunciado recientemente en contra de pasar del 2%. Es más, ha dicho que Polonia es un modelo para el continente, alto y claro. Declaración que además cobra más sentido si tenemos en cuenta que en breve comienza la cumbre de ministros de defensa de la OTAN, en la que desde luego España será blanco de muchas miradas (país que, por cierto, ha respaldado junto al resto del E5 reunido en París -del que no formaba parte- la declaración de la Alta Representante a la que hemos hecho referencia anteriormente). En cualquier caso, los EEUU exigen de sus socios un incremento en el gasto, que no tiene que ser necesariamente de ese 5% de máximos, pero que sí es razonable que pueda ir a cifras del 3-3,5% del PIB en defensa, tanto porque los europeos necesitan ser garantes de la mayor parte de su propia seguridad, para lo cual deben recuperar capacidades, como porque los EEUU obtendrán un beneficio directo de ello, incluso a pesar de los intentos desde la UE para limitar el papel de los terceros Estados dentro del «mercado común de la defensa».
- EEUU no tolerará más las políticas de defensa desiguales de la OTAN que crean dependencia: (Segunda llamada de atención a los freeriders).
- EEUU se enfrenta a amenazas en sus propias fronteras y se centrará en protegerlas: Esto, por la forma en que ha sido expresado, quizá sea más para consumo interno, haciendo un guiño a los aislacionistas. Sin embargo, la preocupación principal seguirá siendo, como hemos dicho Indo Pacífico y ahí dirigirá todos sus esfuerzos tanto militares como económicos (guerra comercial con China).
- «La China comunista es una amenaza para las fronteras estadounidenses y EE UU prioriza este tipo de amenazas». (Ídem).
A la espera de que las conversaciones entre los Estados Unidos y Rusia puedan materializarse en un acuerdo, y que este sea aceptado tanto por Ucrania como por la Unión Europea (serán varios los actores que desde aquí presionarán a Kiev para que intente buscar una posición más fuerte, aunque tienen pocas oportunidades de conseguirlo), todo indica que el resultado para Ucrania será con bastante probabilidad el que adelantamos en septiembre de 2024; alrededor de un 8 sobre 10, en tanto la integración en la UE o un acuerdo de asociación preferente es muy probable, pero no así en la OTAN. Por recordar:
- 0 – Ser un estado controlado por Rusia;
- 2,5 -Continuar siendo un estado tapón en buena medida mediatizado por Rusia;
- 5 – Ser un estado-tapón neutral;
- 7,5 – Continuar siendo un estado-tapón aunque muy cercano a Occidente y con acuerdos preferentes con la UE;
- 10 Ser un estado occidental, con integración en la UE y en la OTAN incluida.
Algo que, dicho sea de paso (y a pesar de la frustración de muchos), es en realidad un resultado más que aceptable, pues no hay que perder de vista el hecho de que prácticamente cualquier ucraniano lo habría firmado a 24 de febrero de 2022, cuando la supervivencia del país parecía en serio riesgo.
No olvidemos que Ucrania ganó su guerra, como hemos repetido hasta la saciedad, en los primeros meses tras la invasión y que a partir de ahí, especialmente al lanzar la ofensiva estival de 2023 y aceptar el órdago ruso en Bajmut, sólo ha visto cómo el resultado global empeoraba.
El mayor problema, en cualquier caso, de lo planteado hasta ahora sigue siendo el de la Estabilidad Estratégica, que no se sabe bien cómo va a ser asegurada sin que los EEUU hayan explicado qué garantías de seguridad aportarán y dadas las limitaciones en estos aspectos de una UE que además de haber puesto el grueso del dinero en esta guerra, puede ser remisa a aceptar los dictados de Washington, al igual que en parte Ucrania (de hecho, un mal acuerdo podría crear problemas internos, con elecciones probablemente a la vuelta de la esquina). Las palabras de Trump dejando en el aire que en el futuro Ucrania pudiese ser rusa y centrándose en el beneficio económico para los Estados Unidos no han ayudado desde luego a despejar dudas.
Quedan pues arduas negociaciones por delante, no sólo entre Rusia y EEUU, sino entre Ucrania y Rusia, la UE y Ucrania, la UE y los EEUU y dentro de la propia Ucrania…

Dicho esto, resumimos brevemente por razón de tiempo y espacio lo ocurrido durante la última jornada en el terreno. Por una parte, aunque a la hora de redacción de este informe no hay un recuento oficial, lo cierto es que los ataques rusos sobre el interior de Ucrania empleando armas de largo alcance han continuado. Así, se ha hablado de explosiones en Sumy o de actividad de las defensas antiaéreas en Dnipró, entre otros puntos del país.
Además de esto, también las defensas aéreas bielorrusas han estado activas, en lo que podría ser el derribo de un dron lanzado contra Ucrania y desviado de su rumbo por algún motivo.
Del lado ruso, aunque no se han registrado impactos, el Ministerio de Defensa sí ha hablado en su informe del supuesto derribo de «12 cohetes de lanzamiento múltiple HIMARS de fabricación estadounidense, dos bombas aéreas guiadas Hammer de fabricación francesa y 66 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija.
Por otra parte, y por segunda vez esta semana, se ha impedido la rotación del personal del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania. Además, Rusia y Ucrania se han acusado mutuamente de abrir fuego cerca de donde estaba prevista la rotación.
En cuanto a los combates y los movimientos, cabe decir que a la espera de cómo se desarrollen las negociaciones, es posible incluso que alguno de los bandos o ambos intenten un esfuerzo final por obtener la mejor posición de partida posible. Por supuesto, podría mantenerse la tendencia (de hecho, es más probable) de las últimas semanas, concentrándose los combates cada vez más en puntos como Kurajove e intentando ambas partes no grandes operaciones, sino completar el control de algunas posiciones en disputa (y de paso, por lo que pueda pasar, situarse en una posición lo más favorable posible para retomar las hostilidades).
Comenzamos en cualquier caso por el sector de Kursk, en donde la situación se mantiene estable después de los últimos ataques ucranianos al sureste y rusos al noroeste, que en este caso han llevado al Ejército de este país a ganar unos metros en torno a Sverdlikovo.
En cuanto al sector del Oskil, se han registrado ataques rusos en distintos puntos del mismo. Así, a la altura de Kreminna, han cargado en dirección a Budennyy desde Makíivka (ya bajo control ruso) así como desde Terny tanto hacia Yampolivka, al sur, como hacia Kolodiazi, al otro lado del Zherebets.
Apenas se han producido novedades en otros sectores (o ya han sido recogidos en informes anteriores), por lo que pasamos directamente a tratar lo ocurrido tanto en Pokrovsk, como en Kurajove y Velika Novosilka. De esta forma, en el primer caso, en donde ya parece evidente que no habrá intento ruso alguno de asalto, apenas se han producido pequeños movimientos al norte de la vía férrea, con ataques rusos nuevamente al norte de Kotlyne.
En el segundo, que es en donde Rusia se está concentrando en las últimas semanas, las tropas rusas han continuado avanzando en el interior de Andríivka, llegando prácticamente al extremo occidental de la localidad, al tiempo que más al sur avanzaban también en Dachne y al sur de dicha población.
En el tercero y último, han seguido adelante los ataques rusos de los que hablamos ayer, tomando algunas posiciones adicionales al oeste de Vremivka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Dado que en la primera parte del informe hemos tratado holgadamente lo ocurrido ayer en el marco de la Reunión del Grupo de Contacto de Ucrania o los anuncios hechos por Trump, no seguiremos profundizando en ello. Así, comenzamos el apartado internacional por las otras consecuencias de la cumbre de Ramstein, como la nueva y futura ayuda militar a Ucrania anunciada por los Países Bajos y que consistirá en el envío de 25 blindados YPR destinados a tareas de MEDEVAC.
La otra cita importante del día, como ya hemos adelantado, tuvo lugar en París, en donde el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, se reunió con sus homólogos del E5 y Ucrania, a los que esta vez sí se sumó una España que, a diferencia del resto del grupo, es muy remisa a aumentar la inversión en Defensa (si bien desde Alemania, Merz no se ha mostrado precisamente dispuesto a ir más allá del 2%, algo que podría cambiar si se hace con la Cancillería de aquí a unos días). La reunión y su declaración final han sido celebradas desde el Ministerio de Exteriores ucraniano que, como es lógico, intentará pese a las declaraciones de Zelenski apoyarse en sus aliados europeos para así tener unos y otros voz en las negociaciones.
Todo ello a la espera de lo que ocurra en unas horas en el Cuartel General de la OTAN en Zaventem, en la que se antoja como una reunión particularmente tensa…
En otro orden de cosas, pues ha sido una jornada como hemos dicho muy intensa, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos viajó a Kiev para reunirse entre otros con el primer ministro, Shmyhal, con quien habló sobre el endurecimiento de «las sanciones contra Rusia, en particular contra Rosatom y la industria nuclear rusa», «la necesidad de desconectar todos los bancos rusos del sistema SWIFT» y sobre la necesidad de confiscar los «activos rusos congelados y canalizar estos fondos a Ucrania».
Scott Bessent se reunió también con Zelenski antes de que este último hablase con Trump, diciendo sobre la reunión el ucraniano que «Valoramos nuestra relación con Estados Unidos, agradecemos su apoyo para defender nuestra independencia y nos esforzamos por ampliar nuestras capacidades conjuntas, especialmente en materia de seguridad. La seguridad es importante. No se puede permitir que Moscú y sus aliados tomen el control de Ucrania, y eso significa que debemos trabajar juntos, en todo el mundo libre». Y, lo que es más relevante, pues al final la cuestión económica por parte estadounidense y ucraniana se ha revelado fundamental, Zelenski afirmó que «Hemos recibido la propuesta de los Estados Unidos de profundizar nuestra cooperación, hemos debatido hoy el contenido de esas propuestas y estamos trabajando para llegar a un acuerdo sólido. Esperamos haber logrado avances antes de la Conferencia de Seguridad de Munich».
Pasando a Rusia, curiosamente las declaraciones desde allí han sido pocas, a pesar de la relevancia de todo lo ocurrido ayer, manteniendo el Kremlin un perfil bajo en todo esto. De esta forma, se ha publicado desde Moscú una escueta nota de prensa en la que se dice que:
«Los líderes también abordaron una posible solución al conflicto en Ucrania. Donald Trump se pronunció a favor de poner fin a las hostilidades lo antes posible y resolver la crisis de forma pacífica. Por su parte, Vladimir Putin destacó la necesidad de eliminar las causas profundas del conflicto y coincidió con Donald Trump en que una solución duradera sólo se puede alcanzar mediante negociaciones pacíficas.
Además, el Presidente de Rusia expresó su apoyo a uno de los argumentos clave del Presidente de Estados Unidos, que era que era hora de que ambos países trabajaran juntos. Durante la conversación también se abordaron cuestiones como la solución de los problemas en Oriente Medio, el programa nuclear de Irán y las relaciones económicas bilaterales entre Rusia y Estados Unidos.
El Presidente de Rusia invitó al Presidente de los Estados Unidos a visitar Moscú y expresó su disposición a recibir a funcionarios visitantes de los Estados Unidos para discutir temas de interés mutuo, incluido un posible arreglo en Ucrania.
Vladimir Putin y Donald Trump acordaron mantener contactos personales en el futuro, lo que implicará en particular reuniones en persona».
Además, se ha pronunciado el portavoz del Gobierno ruso, Peskov, apenas para comentar que «El presidente [Vladimir] Putin mencionó la necesidad de abordar las causas profundas del conflicto y estuvo de acuerdo con [Donald] Trump en que se podría encontrar una solución a largo plazo a través de conversaciones de paz». Además, Peskov dio un detalle curioso: «Fue una llamada telefónica muy larga, duró casi una hora y media».
Por otra parte, en relación con las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia, se ha llegado recientemente a un intercambio de prisioneros, de forma que Washington ha aceptado la liberación del ruso Alexander Vinnik a cambio del estadounidense Marc Fogel, condenado en junio de 2022 a catorce años de prisión por tráfico de cannabis, detenido en Rusia y devuelto a Estados Unidos ayer martes.
Putin, de hecho, habló ayer también con el nuevo líder sirio, asegurándole que su país sigue comprometido, pese al cambio de régimen, con el principio de «unidad, soberanía e integridad territorial del Estado sirio». Además, Putin ofreció a Ahmed al-Sharaa asistencia económica y humanitaria y también cooperación económica. Huelga decir que Putin hará todo lo posible por restablecer las relaciones con este país e intentar así poder volver a utilizar sus bases en Latakia. Algo que no se sabe si podría haber tratado con Trump, pero que no es descabellado pensar que sí, si bien es complicado que la cuestión siria quede ligada a la ucraniana, por más que Putin y Trump hayan hablado en su conversación telefónica sobre Oriente Medio.
Los que sí se han tomado las conversaciones entre Trump y Putin con cierta alegría han sido los mercados, algo que comentamos a modo de curiosidad, pues la bolsa de valores rusa experimentó una lógica y fuerte subida tras conocerse la llamada.
En otro orden de cosas, y antes de concluir nuestro informe, cabe señalar que desde la Marina de guerra alemana se han denunciado posibles actos de sabotaje contra un buque en construcción, sin que esté clara la causa. Además, la fiscalía de Hamburgo y la Oficina Nacional de Policía Criminal dijeron que no proporcionarían ninguna información sobre el caso, con lo que sólo se puede especular con que pueda ser una acción en la Zona Gris como otras sufridas por ejemplo por la industria germana, como las recogidas en su día en relación con Rheinmetall o su CEO.
Cerramos el informe con una noticia positiva, referente al apartado humanitario: la iniciativa BringKidsBackUA ha logrado que dos menores ucranianos más regresen al país desde los territorios ocupados por Rusia, tal y como ha anunciado el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak.
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