Guerra de Ucrania – Día 1065

La última jornada de guerra en Ucrania ha estado protagonizada por las declaraciones de Donald Trump, quien estaría negociando con países como Arabia Saudí para lograr aumentos de producción que provoquen una caída en los precios del crudo que podría ser letal para la economía rusa. Eso sí, las dificultades para lograr en tiempo y forma los objetivos del norteamericano no deben ser minusvaloradas. Más allá de esto, mientras la situación en Velika Novosilka se degrada rápidamente, incluyendo un posible embolsamiento al sur de la localidad y los ataques a larga distancia continúan produciendo numerosos daños tanto en ucrania como en Rusia, la jornada ha sido testigo de nuevos encuentros y declaraciones, la mayor parte de ellas procedentes de los asistentes al Foro Económico Mundial, celebrado en Davos.

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La palabra de la última jornada es «petróleo», en tanto que Trump estaría en negociaciones con distintos países, incluyendo los miembros de la OPEP, para que aumenten la producción de crudo inundando así el mercado, provocando de paso un derrumbe de los precios que podría ser la puntilla para una economía rusa ya muy tensionada. Así, según las declaraciones del nuevo inquilino de la Casa Blanca: «Voy a pedirle a Arabia Saudita y a la OPEP que bajen el precio del petróleo. Tienen que hacerlo. Francamente, me sorprende que no lo hayan hecho antes de las elecciones».

Según Trump, quien hizo el anuncio en el Foro Económico de Davos «En este momento el precio es lo suficientemente alto como para que esa guerra continúe. […] Hay que reducir el precio del petróleo, eso pondría fin a esa guerra. Podría acabarse con esa guerra». Además, el norteamericano volvió al mismo tiempo a mostrarse dispuesto a una reunión con Putin. Sigue por lo tanto con la táctica del «palo y la zanahoria» de la que hablábamos ayer, aunque por el momento enfocada en el aspecto económico, seguramente con la esperanza de que sea suficiente para sentar a Rusia a la mesa, sin tener que pasar a medidas más drásticas (lo que obligaría por ejemplo a continuar financiando a Ucrania y suministrando material militar, algo que difícilmente gustaría a buena parte de sus votantes).

La idea de fondo (que Ucrania apoya plenamente, pues es el complemento perfecto a su estrategia de atacar con armas de largo alcance a la infraestructura de producción rusa) es que, si se consigue rebajar el precio del crudo por debajo de los 50 dólares el barril, las finanzas públicas rusas se verían tan afectadas que continuar con el esfuerzo bélico sería imposible. Sin embargo, a pesar de las expectativas creadas, la implementación de un plan de esta naturaleza es más difícil de lo que parece. Al menos de forma que sea tan amenazante para Rusia como para que acepte a corto plazo poner fin a la guerra, sabiendo que Putin tiene incentivos en estos momentos para continuarla tanto de política interna, como puramente militares ya que en unos meses (a sabiendas del ingente número de pérdidas que ello supone) podrían culminar la toma del Dombás.

Para empezar, es extremadamente difícil expulsar al petróleo ruso del mercado mundial sin provocar por el camino una crisis económica. No es imposible -y de hecho ya en los 80 las finanzas soviéticas se vieron muy afectadas por la caída en los precios del crudo, lo que contribuyó a su colapso final– pero hundir el mercado implicaría introducir en él parte de las reservas estratégicas estadounidenses, conseguir que los países árabes u otros como los iberoamericanos «bombeasen» crudo como locos y, en cualquier caso, a falta de más detalles llevaría tiempo. Los principales escollos: por una parte que depende de terceros como los países árabes y que no está claro que tengan un nivel de reservas suficientes como para saturar el mercado a muy corto plazo. Y es que, al fin y al cabo, es el tiempo el elemento más importante, ya que si la medida logra efectos, digamos, a entre seis y doce meses vista, Rusia no tendrá ningún incentivo real para sentarse a negociar antes de agotar ese margen; tiempo en el que seguirá intentando lograr avances.

Como curiosidad, al mismo tiempo que adopta una línea más o menos dura contra Rusia, jugando con la amenaza a su economía, parece que con Irán (estrecho aliado de la anterior y que ha firmado un reciente acuerdo de «asociación estratégica») estaría dispuesto a una aproximación algo diferente, buscando un acuerdo nuclear, pero también otro más amplio que sirva para limitar la influencia del país chií en la región. De hecho, aunque se ha llegado a rumorear acerca de un hipotético e inminente ataque, son varios los medios y analistas que se muestran seguros de que no será así. Varios incluso afirman que Trump habría evitado dar apoyo a Netanyahu de cara a lanzar un ataque contra las instalaciones iraníes relacionadas con el programa nuclear. Además, un Irán vapuleado tras los últimos acontecimientos en Siria o Líbano, se habría mostrado también dispuesto a negociar, pues la misma supervivencia del régimen teocrático estaría en juego.

Trump, que ya demostró durante su primer mandato ser bastante reacio a iniciar conflictos bélicos -por sorprendente que a muchos le pueda parecer esto último a sus detractores-, parece que seguirá durante los próximos meses utilizando contra sus rivales (desde Rusia a Irán, pero también la República Popular de China) e incluso contra algunos aliados, la diplomacia coercitiva, aprovechando que los Estados Unidos cuentan con un buen número de palancas de presión sobre unos y otros, desde la guerra comercial a la disminución en el grado de apoyo (algo muy preocupante para aquellos cuya seguridad o desarrollo depende de la ayuda exterior).

Y es que, a colación de esto último, merece la pena recordar que al mismo tiempo que ha amenazado la economía rusa, también ha dejado en suspenso la ayuda a Ucrania (no la militar, pero sí la destinada a reconstrucción o desarrollo), lo que implica presionar a Kiev para que rebaje sus exigencias, en muchos casos todavía de máximos. Al fin y al cabo, por más que Estados Unidos y Ucrania sean aliados, no hay que olvidar cuál es la situación real de la economía y la sociedad ucranianas tras casi tres años de guerra y cómo lo que es una palanca en relación con Rusia (la economía), podría serlo para un Trump (que juega siempre la «carta del loco») también en relación con Kiev.

A la espera de ver cómo se desarrolla la situación anterior, la pasada jornada ha vuelto a dejarnos varias noticias relacionadas con ataques a larga distancia por una y otra parte. Así, desde el Ministerio de Defensa de Ucrania han hablado del supuesto lanzamiento por parte rusa de hasta 92 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) en las últimas horas, de los que afirman haber derribado 57, mientras que 27 más habrían sido desviados de su rumbo.

Por el momento, y a la espera de más datos desde la administración militar de la capital ucraniana, Kiev, han hablado de 2 fallecidos en la ciudad. Además, a lo largo y ancho del país se habrían registrado otras 3 víctimas mortales y más de medio centenar de heridos. La región peor parada ha sido la de Zaporiyia, en donde el número de heridos podría haber llegado a 45 y se habrían utilizado según Zelenski «misiles y drones», por más que esto no haya sido recogido en el informe ucraniano (aunque posiblemente lo incluyan en el de mañana).

Del lado ucraniano también se han registrado distintos ataques contra el interior de Rusia, lo que ha obligado a introducir restricciones en los vuelos a diferentes aeropuertos en distintas regiones del país. Las defensas antiaéreas rusas, además, han estado activas por ejemplo en la región de Moscú, donde aseguran haber derribado un número indeterminado de drones. En total, el Ministerio de Defensa ruso afirma haber logrado derribar un total de 49 drones.

Dicho esto, ha resultado alcanzada una refinería en Riazán, registrándose importantes explosiones e incendios como consecuencia del ataque (54.57666383552741, 39.73898912983359). Además de esto, Ucrania ha logrado alcanzar también las instalaciones que en Briansk (53.25560647643969, 34.32890300678843) posee el segundo mayor productor de componentes microelectrónicos ruso, JSC Gruppa Kremniy El (empresa sometida a sanciones)

En otro orden de cosas, también ha sido noticia una vez más y por desgracia, la ejecución de prisioneros de guerra ucraniana por parte rusa, confirmando la Fiscalía General de Ucrania la ejecución de seis de sus militares en la región de Donetsk. De hecho, en este caso como en tantos otros, las ejecuciones han sido grabadas y forman parte de un vídeo que ha sido distribuido por diferentes redes sociales (contenido sensible).

En cuanto a los combates y los movimientos (y mientras en Ucrania se habla de nuevas opciones de reclutamiento que afectarían a jóvenes de entre 18 y 25 años actualmente exentos del servicio) comenzamos un día más por el sector de Kursk, en donde si bien no hay cambios de consideración (más allá de la posible recuperación por parte de las AFU de la villa de Agronom, al este de Sudzha), sí se están registrando combates y bombardeos en distintos puntos.

De Kursk pasamos a las orillas del río Oskil, pues allí un contraataque ucraniano habría logrado retomar algo de terreno en el saliente de Pischanne, concretamente al sur y en dirección a Kruhlyakivka. Eso sí, más al sur, en torno a Terny e Ivanivka continúan produciéndose ataques y pequeños avances rusos a ambos lados del río Zherebets.

Saltando a Chassiv Yar, nos encontramos con nuevos progresos rusos hacia el interior de la localidad, que está siendo castigada por la artillería y las bombas planeadoras rusas.

En el caso de Toretsk, rusos y ucranianos luchan en el saliente entre Leodinivka y la propia Toretsk un día más, con los primeros logrando algunos avances en el sureste del mismo y en dirección a Novospaske y Shcherbynivka y los segundos lanzando contraataques locales en esta última zona.

Pasando ya al sector de Pokrovsk, parece que los propios ucranianos habrían volado el cruce de carreteras en la T0504, al este de la ciudad y objetivo de los rusos desde hace semanas. En cuanto al suroeste de la ciudad, las tropas rusas estarían ya a menos de 4 kilómetros de la frontera con la región de Dnipró, tras sobrepasar por el sur según algunas fuentes la localidad de Udachne, si bien es un extremo por confirmar. Además, prosiguen avanzando al norte de la vía férrea, en torno a Kotlyne.

Cambiando al sector de Kurajove, allí el Ejército ruso sigue empujando al norte del Vovcha, en torno a Ukrainka. Además de esto, continúan bombardeando puntos como las afueras de Dachne, localidad a la que todavía no han conseguido entrar pese a que hace ya semanas que completaron la toma de la vecina Kurajova.

Finalizamos un día más con Velyka Novosilka, toda vez que allí continúan los enfrentamientos, en esta ocasión con avances rusos al este de la ciudad que junto a los intentos desde el extremo opuesto estarían dejando en una situación muy comprometida a las tropas ucranianas al sur del río Shaitanka, según algunos aisladas por completo a estas horas (si bien, como sabemos, es rara la ocasión en la que esta guerra es testigo de un embolsamiento significativo).

Situación general en Ucrania a 23 de enero de 2025
Situación general en Ucrania a 23 de enero de 2025. Fuente: @warmapper.org.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional continúa copado por las novedades que llegan desde Davos, como hemos visto en la primera parte del informe. Más allá de las declaraciones de Trump, ya analizadas, tenemos que el presidente ucraniano, Zelenski, así como su equipo, se han reunido con representantes estadounidenses y también de distintos países europeos. Según el ucraniano, que habló también del asunto de los precios del petróleo: «Estamos coordinando nuestros esfuerzos internacionales: hoy hemos celebrado reuniones pertinentes, en primer lugar, con Estados Unidos y nuestros socios europeos. La paz mediante la fuerza es posible y creemos firmemente en ello. La clave es no bajar el ritmo y mantener la presión sobre Rusia, el único responsable de esta guerra, el que la desea y que prolonga la agresión y la ocupación. Los recursos energéticos, en particular el petróleo, siguen siendo uno de los factores más críticos para la paz y la seguridad real, y Europa debe trabajar más estrechamente con Estados Unidos y otros socios globales en materia de recursos energéticos, no con Rusia».

Además de Zelenski, ha estado muy activo también su ministro de Exteriores, Sybiha, quien en las últimas horas se ha visto con su homóloga de Estonia, con quien ha hablado sobre la forma de implementar «la paz a través de la fuerza», que es como sabemos la más reciente consigna ucraniana, así como sobre la pertenencia a la OTAN y la UE.

Además, se ha reunido con el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, con quien trató sobre las garantías de seguridad, la situación en el frente, la crisis energética en Moldavia y las posibles vías para ayudar a este país.

Tuvo tiempo el ucraniano, además, para verse también con la responsable de Exteriores de Liechtenstein, Dominique Hasler, con quien habló sobre la iniciativa «Alimentos de Ucrania» y a quien agradeció la ayuda proporcionada por el pequeño país centroeuropeo.

Sybiha, por último, mantuvo un encuentro con el Comisario Europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, hablando sobre «las formas en las que se podía fortalecer la defensa y autosuficiencia ucraniananas».

En otro orden de cosas, pasando a Bruselas, el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución en la que se condenan tanto los crímenes de la era soviética como la manipulación y el revisionismo histórico por parte de Rusia. Un paso que ha sido aplaudido desde Ucrania por parte del presidente de la Rada Suprema del país, Ruslan Stefanchuk.

Casi más interesante, siguiendo con el Parlamento Europeo, fueron las declaraciones del presidente polaco, Donald Tusk, en relación con el gasto en defensa. Polonia, que ostenta la presidencia de turno de la UE es, como sabemos, uno de los Estados miembros que más invierten en defensa en porcentaje del PIB. Dicho lo cual Tusk ha pedido que efectivamente el resto de integrantes de la UE eleven sus porcentajes hasta el 5% exigido en su momento por Trump, pues «La gente no puede asociar la democracia con la falta de fuerza […]. No pregunten a Estados Unidos qué puede hacer por nuestra seguridad, pregúntense ustedes mismos qué podemos hacer nosotros por nuestra seguridad».

Cambiando de tema, para pasar a la ayuda militar, si hace un par de días se anunciaba que Israel habría ofrecido a Ucrania un lote de armas anteriormente perteneciente a Hezbolá, en las últimas horas se ha vuelto a especular con que algunos o al menos parte de los sistemas Patriot PAC-2 dados de baja por Israel (se habló de ello durante el verano) hayan podido ser donados a Ucrania. De hecho, un avión de transporte estratégico C-17 ha viajado recientemente desde la base aérea de Nevatim, en Israel hasta el aeropuerto internacional de Rzeszow, en Polonia, con un cargamento desconocido pero que se sospecha que podría ser la citada ayuda.

Pasando a Rusia, en las últimas horas y al tiempo que se muestran dispuestos a que Putin se siente con Trump, han intensificado su campaña contra Ucrania y la OTAN, hablando por ejemplo la portavoz de Exteriores, María Zajárova, de supuestos esquemas destinados a traficar con órganos a través de Internet y del riesgo que supondría entrar en la Alianza para algunos países, ya que terminarían viendo cómo esta interfiere en su política interna.

Precisamente, a colación de la OTAN y de los nuevos miembros había hablado poco antes su actual secretario general, Mark Rutte, quien desde Davos ha dejado claro que Putin «no tiene derecho a vetar el acceso de ningún Estado» a la Alianza.

También ha hablado Dmitry Medvédev, quien en su caso ha sentenciado que «Rusia responderá con una victoria» a los «ultimátums» de Zelenski.

Por otra parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha dejado caer que Vladimir Putin podría acceder a conceder una entrevista al periodista estadounidense Lex Fridman que permita responder a la recientemente concedida a este mismo periodista por Zelenski, si bien no ha dado plazos.

Además de esto, el 24 de enero se celebrará una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU según la fórmula Arria a petición de Rusia para hablar sobre lo que consideran crímenes de Ucrania contra civiles rusos, que se habrían producido según el comunicado oficial «Fuera del campo de batalla: atrocidades cometidas por las fuerzas armadas ucranianas contra la población civil».


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