Guerra de Ucrania – Día 1064

Durante las últimas horas se ha seguido hablando de la necesidad de enviar tropas de paz a Ucrania, tanto europeas como estadounidenses. El presidente Trump, que sigue sacudiendo la política norteamericana a golpe de decreto presidencial, ha lanzado además en las redes sociales mensajes a Putin a propósito de un futuro encuentro utilizando para ello su particular estilo, a medio camino entre la amenaza y el recurso a lo sentimental. Todo en una jornada en la que mientras en el Báltico la Royal Navy sigue el rastro del buque espía ruso «Yantar», los ataques contra la red energética ucraniana han continuado y los combates, igualmente, han seguido produciéndose a lo largo y ancho del frente.

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En las últimas horas se ha seguido hablando con profusión del envío de tropas a Ucrania, abriéndose desde Alemania su ministra de Exteriores Annalena Baerbock o desde España el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez a la posibilidad de participar en una misión de mantenimiento de la paz. Así, la primera comentaba en una entrevista concedida a Frankfurter Allgemeine que estaba examinando «los diferentes elementos de un mantenimiento de la paz estable con los principales socios europeos y Ucrania», mientras que el segundo declaraba que «Es pronto para responder, pero España está siempre comprometida con sus aliados».

Durante la misma jornada, desde Davos Zelenski intentaba implicar a los Estados Unidos en la misma misión, dejando claro en este caso en una entrevista con el medio Bloomberg que a su juicio «no se puede llevar a cabo una misión de paz sin Estados Unidos. Aunque algunos de nuestros amigos europeos así lo crean, no, no es posible. Nadie se arriesgará sin Estados Unidos».

Más o menos al mismo tiempo que esto sucedía, en Bruselas la Alta Representante y Vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, hablaba ante el selecto grupo de asistentes a la Conferencia Anual de la Agencia Europea de Defensa, celebrada en Bruselas (y en la que estuvimos presentes) del tipo de amenaza que supone Rusia, intentando marcar una prioridad que a países como España no termina de encajar pues debe tener un ojo puesto por ejemplo en el «Flanco Sur», pero que en términos generales es compartida por la mayor parte de los Estados miembros.

Quizá lo más sorprendente -pues decir que Rusia es la mayor amenaza a la que se enfrenta la Unión Europea no deja de ser hasta cierto punto de perogrullo- es que la Estonia dijo sin ambages que «El presidente Trump tiene razón al decir que no gastamos lo suficiente. Es hora de invertir. Rusia es una amenaza existencial. La educación y sanidad están en peligro si no invertimos en defensa». La cuestión no es tanto, en cualquier caso, si hay que gastar más o menos en defensa (pues es obvio que sí), sino cómo y enfocándose en qué. Y es que en el mismo evento también hablaron académicos como Sven Biscop -quien ha escrito en nuestras páginas en más de una ocasión- poniendo en tela de juicio herramientas como los «Battlegroups» y, en conjunto, la idea de una UE como actor independiente en materia de defensa.

No porque no sea una objetivo deseable (difícilmente se puede ser más proeuropeo que el profesor Biscop) sino porque no es en las condiciones actuales y dadas las divisiones, un objetivo racional. De hecho, apenas unas horas antes, en la presentación también en Bruselas del último Cuaderno de Estrategia del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el propio Biscop, al igual que la profesora Natividad Fernández Sola y varios ponentes más, hablaron sobre la dificultad que tiene en estos momentos incluso el conformar un «pilar europeo» dentro de la OTAN. Dificultad que tiene que ver con las divisiones internas, las muy diferentes capacidades de unos Estados miembros y otros, la mayor o menor cercanía con los Estados Unidos y varios factores más.

Eso sí, también más o menos a la vez, el canciller alemán Olaf Scholz y el presidente francés, Emmanuel Macron, intentaban ofrecer una muestra de unidad y entendimiento en las redes sociales que, sin embargo, en los años que han coincidido juntos no han sabido materializar en ningún momento, habiendo reinado la división en el eje francoalemán; tradicionalmente el que ha hecho que la UE en su conjunto avanzara (se esté o no de acuerdo con la dirección del avance). Desgraciadamente para ambos -que enfrentan además importantes crisis internas- y como explicaba de forma quizá un tanto polémica el coronel (r) Enrique Fojón en nuestras páginas hace unas horas (la de ayer fue una jornada intensa en todos los sentidos), el mundo ha cambiado, por más que en la UE no quieran verlo. Y el nuevo mundo, aunque no se va a acabar ni nada parecido, promete ser más descarnado, impredecible y peligroso que el anterior, algo para lo que como conjunto, estamos muy lejos de estar preparados (y no sólo en el terreno militar).

Pasando a la actualidad militar, la última jornada nos ha dejado, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, el lanzamiento de hasta 99 drones de largo alcance tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) sobre el país. Afirman los ucranianos haber derribado 65 de ellos, mientras que los medios de guerra electrónica habrían logrado supuestamente derribar de su rumbo otros 30 aparatos enemigos. Las defensas antiaéreas, dicho esto, han estado activas por ejemplo sobre la región de Zaporiyia.

Precisamente, en la ciudad de Zaporiyia, aunque no ha sido recogido en el informe oficial, se ha hablado del impacto de un misil ruso que, como consecuencia de la explosión, habría dejado un saldo de un muerto y al menos 24 heridos. Además, la ciudad de Mykolaiv ha sido blanco de ataques, en este caso al parecer con drones, sufriendo daños varios edificios residenciales. También se han registrado daños en Kiev. Por último, un civil más ha muerto en Jersón por acción de un dron táctico.

Por otra parte, según la viceprimera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko, Rusia habría atacado en lo que va de guerra hasta 1.200 veces instalaciones relacionadas con el sector energético ucraniano, de tal forma que habrían sido alcanzadas o atacadas «más de 800 ataques se habían dirigido a subestaciones y líneas eléctricas, más de 250 a centrales eléctricas y más de 30 a instalaciones de gas».

Del lado contrario, y a diferencia de jornadas anteriores, no se han registrado ataques de consideración por parte de Ucrania contra objetivos en territorio ruso. Por otra parte, en las últimas horas no hemos conseguido acceder a la web del Ministerio de Defensa de este país ni siquiera a través de un proxy como hacemos habitualmente, con lo que no hemos podido tampoco leer el recuento de drones o misiles derribados que ofrecen a diario.

En cuanto a los combates y los movimientos, las novedades son relativamente escasas y comienzan hoy no por Kursk (aunque se está a la espera de que Corea del Norte pueda enviar más tropas) o Járkov, en donde apenas ha habido cambios, sino por Kupiansk-Svatove-Kreminna, esto es, el sector del Oskil. Allí, por una parte, y sin que esté del todo claro cuáles son las intenciones rusas (más allá de atacar Kupiansk llegado el momento desde el oeste del Oskil o de obligar a las AFU a distraer recursos de otros sectores), las tropas rusas continúan acumulando avances en los alrededores de Dvorichne. Lo mismo que más al sur, a la altura de Kreminna, pues tras tomar Terny y haber avanzado durante las semanas previas al oeste del Zherebets, han seguido ampliando su cabeza de puente en la zona.

El siguiente punto de interés es Toretsk, en donde si bien el Ejército ruso todavía no ha logrado expulsar a los ucranianos del saliente entre Leonidivka y la propia Toretsk, continúan los combates tanto en esta zona como en torno a Krymske, que se ha transformado en un bastión ucraniano que los rusos intentan rendir. Así las cosas, aunque el Ejército ruso ha logrado algunos avances en las zonas residenciales, tanto la mina como el «terrikon» continúan bajo poder ucraniano.

Cambiando hacia Pokrovsk, la tendencia es la de días anteriores, con combates al suroeste y al este de la ciudad. En el primer caso, tras cruzar en las jornadas pasadas la vía férrea, las tropas rusas parecen seguir bloqueadas tanto en Udachne como en Dymytrove, pese a que ayer se hablaba de avances al norte de dichas posiciones . En el segundo, en esta ocasión la infantería rusa sí ha logrado ganar unos metros en dirección al ya famoso cruce de carreteras y, posiblemente, tomado la aldea de Baranivka.

Más al sur, en Kurajove, han atacado con más fuerza si cabe que en jornadas anteriores la franja de terreno al norte del Vovcha, entre Andríivka al sur y Nadíivka al norte. Los únicos avances confirmados se habrían producido entre Slovianka y Ukrainka, en campo abierto.

En Velika Novosilka, por último, tenemos que la situación continúa agravándose para Ucrania un día más, continuando el asedio contra esta población por tres de los cuatro puntos cardinales. Más allá de esto, se han registrado avances rusos al sur, entre los ríos Mokri Yaly y Shaiytanka, así como fuertes bombardeos en la zona más nororiental de Velika Novosilka, justo en la orilla del río Kashlahach.

Mapa de situación en el sector de Velika Novosilka a 22 de enero de 2025
Mapa de situación en el sector de Velika Novosilka a 22 de enero de 2025. Fuente: @JominiW.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional comienza un día más por Davos (Suiza), pues la delegación ucraniana, encabezada por Zelenski, ha continuado manteniendo reuniones con diversos representantes de otros países, delegados de empresas, etc.

Así las cosas, por ejemplo, Zelenski y su equipo se reunieron con la delegación argentina, comandada por Javier Milei y que, como se ha explicado alguna vez, constituye el mayor apoyo seguramente con el que Ucrania cuenta en el Cono Sur. De ahí, entre otras cosas, que Zelenski invitara al argentino a visitar el país, afirmando que es un «invitado muy esperado». Del mismo modo, Zelenski se reunió con el presidente serbio, Vucic (muy cercano a Rusia), con quien trató sobre «las garantías de seguridad y el camino de ambos países hacia la membresía en la Unión Europea». Cabe decir que la reunión fue cordial y que, a pesar de la particular situación de Serbia, el país ha ayudado a Ucrania en términos financieros y humanitarios, mostrando su apoyo en diversas ocasiones.

Zelenski se vio también con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, hablando ambos sobre las sanciones, la asistencia militar y las garantías de seguridad a Ucrania. Como hemos dicho en la primera parte del informe, el español no se cerró al envío de tropas españolas a Ucrania en el futuro, mostrando en cualquier caso su apoyo a Ucrania (mientras en los diarios estadounidenses se preguntan si Europa enviará realmente tropas a Ucrania).

Situación parecida se dio en el encuentro con el primer ministro de Dinamarca, con quien habló sobre apoyo militar y de quien agradeció que defendiese el principio de no negociar «nada sobre Ucrania sin Ucrania», en un momento en el que todo indica que Rusia sólo entiende como interlocutor válido a los Estados Unidos, lo que deja tanto a Kiev como a Bruselas y a las demás capitales europeas en una incómoda situación.

No fueron los únicos encuentros de Zelenski, quien tuvo también tiempo para verse con el primer ministro sueco, el de Croacia, o el belga, así como con delegados de un buen número de compañías, aprovechando la cita para intentar captar nuevas inversiones para el país. De hecho, como el propio Zelenski explicó: «Nuestra discusión se centró en las inversiones en Ucrania, nuestra industria de defensa, el apoyo a nuestra economía, el avance de sectores clave como la agricultura, la energía y la educación, así como la importancia de mantener la presión sobre Rusia a través de sanciones y preservar la unidad para lograr una paz justa».

Además de esto, miembros de la delegación ucraniana participaron en diversos paneles. Así, ya hemos comentado antes las referencias de la viceprimera ministra ucraniana a los ataques rusos contra la infraestructura energética y eléctrica. Además de esto, por ejemplo Yermak participó en otro panel junto al ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hablando sobre la agresión rusa y el «Plan para la Victoria de Ucrania».

Por otra parte, el ministro de Exteriores ucraniano, Sybiha, estuvo también activo, viéndose con su homólogo panameño, con el ministro de Exteriores de Jordania, con el de Noruega, con el primer ministro de Albania o incluso con el máximo responsable del famoso MI6 británico, entre otros. En todos los casos se trató de reuniones cortas, de unos pocos minutos por lo general, tocando temas que fueron desde la energía a la seguridad y del apoyo al una «Paz justa» a las iniciativas ucranianas relativas a los alimentos.

De Davos pasamos a Trump (quien continúa sembrando dudas sobre el futuro de la política exterior estadounidense a propósito de multitud de temas), pues como hemos adelantado en la entradilla, el norteamericano ha lanzado a través de las redes sociales un mensaje dirigido directamente a Putin, en el que afirma que es tiempo de «hacer un trato», pues «no deben perderse más vidas», al mismo tiempo que hace referencia a la debilidad de una Rusia para la que la situación «solo puede ir a peor», amenaza con nuevos aranceles y sanciones y hace incluso referencias al pasado, cuando los Estados Unidos y Rusia eran todavía aliados frente al nazismo. Todo para concluir que pueden hacer las cosas «por el camino fácil o por el difícil», muy en la tónica de un Trump que siempre busca negociar desde una posición de fuerza, combinando «palo y zanahoria».

Desde Rusia, sin embargo, a la espera de que se terminen de ultimar los detalles de un hipotético encuentro entre Putin y Trump, no se muestran demasiado optimistas respecto a un posible acuerdo. Al respecto se ha pronunciado el embajador adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, quien ha dicho que «no se trata sólo de poner fin a la guerra» sino que «se trata, ante todo, de abordar las causas profundas de la crisis ucraniana», algo que no deja de ser cierto, por más que Rusia sea el país agresor. Y es que, como hemos repetido hasta la saciedad, no hay salida real al conflicto si no se abordan las razones que llevaron a él, comenzando por el restablecimiento de la estabilidad estratégica y la búsqueda de una nueva arquitectura de seguridad para Europa.

Polyanskiy, en cualquier caso, puso la pelota en el tejado de Trump, afirmando que «[Donald Trump] no es responsable de lo que Estados Unidos ha hecho en Ucrania desde 2014, ni de transformar [Estados Unidos] en un país antirruso, preparándose para una guerra contra nosotros. Pero (…) está en su poder poner fin a esta política dañina».

Ahora bien, no todo el mundo opina de la misma manera. De hecho, recientemente se ha publicado en Foreign Affairs una columna de opinión firmada por Andréi Kolesnikov en la que se afirma que Rusia no pretende en absoluto la paz, sino que tiene muchas razones para mantener la guerra en marcha, ya que de lo contrario su posición interna y el mismo Gobierno ruso se verían amenazados, entre otras razones por una economía que necesita de la guerra para seguir creciendo.

Precisamente de economía ha hablado en las últimas horas el propio Putin, quien ha asegurado que 2024 fue un éxito en términos de crecimiento. Así, según el presidente ruso: «El año pasado fue bastante exitoso para la economía rusa en general. Los indicadores macroeconómicos clave se encuentran en zona positiva gracias a la acción calculada y responsable del gobierno y de la comunidad empresarial».

En otro orden de cosas, y para finalizar, tras ser lanzada una misión de patrulla marítima en el Báltico por parte de varios aliados de la OTAN, dirigida a controlar los movimientos de buques que puedan suponer una amenaza para la infraestructura submarina, tenemos que unidades de la Royal Navy británica han estado siguiendo en las últimas horas al buque espía ruso «Yantar», una de las unidades más conocidas que, para este particular, posee la Marina de guerra rusa y que, según los británicos, «se utiliza para recopilar inteligencia y mapear la infraestructura submarina esencial del Reino Unido».


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