Guerra de Ucrania – Día 1055

Jornada marcada por los anuncios diplomáticos, desde la próxima reunión entre los Jefes de Estado y Gobierno de la UE, el secretario general de la OTAN y el primer ministro del Reino Unido, hasta la firma, en cuestión de días, de un acuerdo de «asociación estratégica integral» entre la Federación de Rusia y la República Islámica de Irán. No han sido, sin embargo, las únicas novedades de una jornada en la que Macron y Zelenski han hablado sobre temas como un hipotético despliegue de tropas en Ucrania como garantes de un acuerdo de paz, en la que el Ejército ruso ha continuado avanzando en sectores como Pokrovsk, Kurajove o Velika Novosilka y en la que nuevos ataques a larga distancia en este caso por parte ucraniana han alcanzado varias instalaciones fabriles en regiones rusas como la de Briansk.

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A su particular y desesperante ritmo, desde la Unión Europea continúan trabajando en un «pilar europeo» dentro de la OTAN que, de llevarse a efecto, debería ser algo así como la «cuadratura del círculo» en materia de defensa. Es decir, que no sólo debería contribuir a: 1) incrementar el grado de seguridad de los Veintisiete, al permitir una mayor inversión en este área, crecientes capacidades industriales y, también, puramente militares, sino que además tendría la virtud de; 2) estrechar la relación con los Estados Unidos, al hacer de los Estados miembros de la UE socios más fiables a ojos de Washington (y no free-riders, como se los considera) y 3) permitir una creciente «autonomía estratégica» -dentro de unos límites- en tanto los europeos podrían emplear las nuevas capacidades en persecución de sus intereses dentro de su área de responsabilidad.

La última noticia al respecto tiene que ver con una futura reunión, convocada para apenas unas semanas después de que Trump acceda a la Casa Blanca (en concreto, para el 3 de febrero en el castillo de Limont, cerca de Lieja) y en la que tomarán parte tanto los jefes de Estado y Gobierno de los Veintisiete, como el secretario general de la OTAN como -y aquí lo más interesante-, el primer ministro británico, Keir Starmer. Así lo ha anunciado al menos el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, quien ha afirmado que el debate se centrará en dos temas básicos: 1)»Europa debe asumir una mayor responsabilidad por su propia defensa […]. Debe volverse más resiliente, más eficiente, más autónomo” y; 2) hay un interés común por «cooperar más estrechamente a nivel europeo” en cuestiones de defensa, con el fin de maximizar las economías de escala». Todo ello sin que en ningún momento se pretenda ceder competencias, pues «los Estados miembros siempre serán responsables de sus fuerzas armadas».

Decimos que la participación británica es interesante (e importante), porque pese al Brexit y a los múltiples temas que enfrentan al Gobierno de Su Majestad con los Veintisiete, en los últimos tiempos son cada vez más las razones para el entendimiento y así se está dejando notar. Por una parte, por la evidente amenaza que supone una Rusia enfrentada al Reino Unido desde siglos atrás (recordemos el «Gran Juego», ahora reeditado aunque con variaciones), por otra, porque la participación de la industria británica es fundamental dentro del sector de la defensa europeo, con actores de primer nivel como BAE Systems para los que apenas hay reemplazo posible. Pero es que, además, en las últimas semanas la campaña de ataques lanzada por Elon Musk contra el Ejecutivo de Starmer ha comenzado a dejar claro a muchos británicos (y también a parte de las élites comunitarias y de los Estados miembros) que el giro estadounidense hacia una «tecnoligarquía» de corte libertario y que amenaza con degenerar en una distopía de consecuencias difíciles de imaginar es un peligro para las democracias de una UE que busca nuevas formas de luchar contra el poder de corporaciones con un valor económico superior al PIB de muchos de los Estados miembros.

Esto último, si bien difícilmente alejará a la UE o al Reino Unido de Estados Unidos -ya hemos explicado en informes anteriores que los europeos dependen de su aliado norteamericano en un grado desconocido desde hace décadas para su defensa-, sin duda sí afectará a la forma que tenga la relación entre ambas orillas del Atlántico. En un mundo en el que las grandes potencias están tomando posiciones a un ritmo acelerado (y las declaraciones de Trump a propósito de Groenlandia, de Canadá, pero también de futuros aranceles a productos de este último país o procedentes de la UE, tienen mucho que ver con ello), una Unión Europea en la que muchos de sus líderes -y de sus funcionarios- continúan pensando en términos de un multilateralismo trasnochado tiene todas las de perder, si no cambia radicalmente. Es así no porque el sistema mundial no pueda terminar siendo multilateral (aunque apostamos por un sistema bilateral imperfecto) sino porque no va a estar basado en la legislación internacional y el respeto a esta, sino en un poder puro y duro del que la UE (potencia poco más que en términos legislativos y económicos, y esto último cada vez menos, aunque hay estudios con conclusiones encontradas) todavía carece.

Y mientras lo anterior se concreta, la guerra de Ucrania sigue, hasta cierto punto ajena a los problemas de la UE en tanto que actor internacional. Así, en las últimas horas, aunque los ucranianos no han publicado un recuento oficial de drones o misiles rusos lanzados contra su territorio, sí se han compartido varias alertas de amenazas entrantes en la web del Ministerio de Defensa. Dicho esto, sí ha trascendido que el impacto de un dron en la región de Sumy, concretamente en Putyyl, habría dejado hasta a 185 localidades privadas temporalmente de suministro eléctrico, tras alcanzar infraestructuras críticas. También un ataque, en este caso con un dron táctico en Antonivka, en la región de Jersón, que habría finalizado con un civil herido.

Además, han publicado las cifras de lanzamientos rusos entre el 6 y el 12 de enero, que según los ucranianos ascenderían a 4 misiles de varios tipos, 299 drones de largo alcance tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), 67 drones de reconocimiento y 30 más de otros tipos.

Desde el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, por su parte, han hablado del supuesto derribo de hasta «dos bombas guiadas Hammer de fabricación francesa, seis lanzacohetes múltiples HIMARS de fabricación estadounidense y 83 vehículos aéreos no tripulados». No han hecho referencia, en cualquier caso, al ataque –según algunas fuentes con misiles ATACMS– contra una planta química situada en la localidad de Seltso, en la región de Briansk y que habría provocado un importante incendio. Además, a la espera de más datos, durante la madrugada se habrían producido ataques adicionales contra Engels y Kazán, los cuales también habrían provocado a su vez incendios de consideración.

Pasando a la actualidad sobre el frente, y mientras se especula con que en Ucrania estarían tomando algunas medidas encaminadas a solucionar parte de los errores relativos al personal sobre los que hemos ido hablando en los últimos meses (como la práctica de crear nuevas unidades bisoñas en lugar de reforzar las que tienen experiencia en combate), los enfrentamientos y los pequeños movimientos continúan produciéndose.

No hay, en esta jornada, novedades procedentes de los sectores de Kursk o Járkov, ni tampoco de Kupiansk o de Siversk. Sí de Chassiv Yar, en donde tras tomar la planta de material refractario, las tropas rusas precedidas por bombardeos se han vuelto a lanzar contra las barriadas más al norte de esta población.

Pasando a Toretsk, los cambios son mínimos y nuevamente en favor de Rusia, aunque en términos generales son parte del proceso de «limpieza» y aseguramiento de las áreas urbanas que todavía no obraban bajo su control. Krymske, por el momento continúa bajo control ucraniano según la mayor parte de las fuentes consultadas.

En el caso de Pokrovsk, el Ejército ruso continúa intentando el cerco sobre la ciudad desde el suroeste y noreste, idea que algunas fuentes comienzan a dibujar sobre el mapa, pero que por su amplitud y para hacerse posible requerirá de una cantidad de recursos nada desdeñable y, por supuesto, también de tiempo. Por el momento, las tropas rusas habrían completado la toma de Pischanne (que se suma a la de Zelene, aunque a esta ya habíamos hecho referencia) población situada a 5 kilómetros al suroeste de Pokrovsk, mientras siguen avanzando hacia la vía férrea, que de hecho está ya a su alcance.

En cuanto a Kurajove, se han registrado avances rusos al suroeste desde la zona de la planta térmica, en el extremo occidental de la localidad. Esto indica por una parte que el Ejército ruso estaría intentando superar las defensas de Dachne no sólo desde el norte, sino también desde el sur y, por otra, un posible intento de sortear también las posiciones de las AFU al sur de la propia Kurajove, entre esta y el Sukhi Yali.

En Velika-Novosilka, para finalizar con el repaso de hoy, lo más relevante es la confirmación de la toma completa de Neskuchne por parte rusa, unida a los nuevos avances al norte de la ciudad, cuyo cerco es cada día que pasa más firme.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Comenzamos el apartado internacional, al igual que hemos hecho con el propio informe, con el Reino Unido, toda vez que el ministro de Defensa ucraniano y el secretario de Defensa británico han lanzado un mensaje conjunto en el que anuncian que el Reino Unido se «ha comprometido a intensificar aún más nuestro apoyo a Ucrania a lo largo de 2025 y a mejorar lo que hacemos para apoyarla», si bien no han aportado mucha más información.

La noticia, en cualquier caso, hay que ligarla con las declaraciones que compartimos ayer de los ex secretarios de defensa británicos a propósito de la participación británica en un futuro contingente de paz (o interposición, pues está por ver la forma si es que llega a tomar forma) y, en términos más amplios, en el papel mayor que los británicos quieren tomar en relación con la seguridad europea, del que ya hemos hablado.

Además, se liga también con unas declaraciones recientes de Zelenski, en las que hacía público que ha hablado con el presidente francés, Emmanuel Macron, a propósito no sólo de la situación en el frente, sino también de «pasos prácticos» de cara a desplegar tropas europeas en Ucrania. Así, tras la llamada mantenida con el galo, Zelenski ha afirmado que «Hemos analizado los pasos prácticos para su implementación, su posible expansión y la participación de otros países en este proceso». En cualquier caso, no ha sido el único tema tratado por los dos presidentes, ya que tuvieron tiempo para hablar sobre el apartado industrial, pidiendo además el ucraniano a Macron que «Francia contribuya a financiar la producción nacional de armas y la adquisición de proyectiles de artillería».

Hablando de Zelenski, ha sido noticia, tras los duros intercambios de los últimos días en redes sociales, la invitación por parte del ucraniano al primer ministro eslovaco, Robert Fico, a visitar Kiev el próximo viernes, para hablar sobre un hipotético restablecimiento del flujo de gas ruso a Eslovaquia. Y es que Robert Fico, en un tono más amable que el de jornadas anteriores, invitó a Zelenski a iniciar «discusiones técnicas» relativas al paso de gas por Ucrania, a lo que Zelenski contestó con un lacónico «Ok. Ven a Kiev el viernes».

También ha estado activo el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, quien además de denunciar el robo de grano ucraniano por parte de Rusia, ha hablado en el canal alemán ARD sobre el final de la guerra, dejando claro que espera más ayuda de este país (incluidos los misiles Taurus), que ven la llegada al poder de Donald Trump en los Estados Unidos como «una oportunidad» y que considera que ha de hacerse todo lo posible para que «la guerra termine rápidamente». Además, el diplomático ha reconocido que «La situación en Donbass es realmente muy difícil, pero estratégicamente Ucrania se mantiene firme» si bien cree que Rusia no ha logrado «ninguno de sus objetivos estratégicos en Ucrania».

Curiosamente, es ni más ni menos que la misma opinión que la del presidente ucraniano saliente, Joe Biden, quien ha dicho en un discurso ante miembros del Departamento de Estado que su país no puede «abandonar a Ucrania», ha puesto en valor el apoyo estadounidense y, además, ha dejado claro que, a su juicio «Ayudamos a los ucranianos a detener a [el presidente ruso Vladimir] Putin. Y tres años después, Putin ha fracasado en todos sus objetivos estratégicos (…) Fracasó gracias a la unidad de la OTAN (…) No podemos rendirnos».

Los Estados Unidos han sido noticia también por otro asunto, y es que tras las últimas sanciones contra la «flota fantasma» rusa, al menos 65 petroleros han anclado en varios lugares, incluso frente a las costas de China y Rusia, cesando así en su actividad. Además, según algunas fuentes, habría veinticinco petroleros más fondeados en varios lugares desde antes de la aprobación de las nuevas sanciones, incluidos puertos iraníes y cerca del Canal de Suez, todo lo cual contribuye a limitar la capacidad rusa de exportar hidrocarburos.

Este último, es un tema en el que que también trabajan en la Oficina del Presidente de Ucrania, por cierto, al igual que en la aprobación de nuevas sanciones contra el sector financiero ruso que, de hecho, han sido anunciadas hace unas horas por el propio Zelenski. En concreto, se han aprobado cambios legales que contemplan sanciones penales para aquellos que intenten evadir las sanciones, y es que según el ucraniano «Las sanciones son una de las herramientas más eficaces para presionar justamente a Rusia y a todos los que están asociados con ella o trabajan para la guerra».

Pasando al tema de la ayuda militar, hace unas horas se ha sabido que Ucrania ha recibido el primero de los 54 obuses autopropulsados sobre ruedas RCH-155, diseñados y producidos por la francoalemana KNDS. Ahora bien, a pesar del anuncio oficial, el primero de los sistemas no será entregado a las AFU directamente, sino que seguirá en Alemania y será utilizado para entrenar al personal ucraniano en su manejo.

Volviendo sobre Irán, este país y Rusia han confirmado que seguirán el mismo camino que Moscú siguiera en el pasado con Pyongyang, anunciando la futura firma de un acuerdo de asociación estratégica integral del que no han dado más detalles, pero que sin duda va mucho más allá de la economía, hacia la defensa, como en el caso norcoreano. Es lógico, en tanto Irán ha sufrido en los últimos meses un auténtico descalabro geopolítico en Oriente Medio (al igual que la propia Rusia, que pierde al menos temporalmente buena parte de su capacidad de ser un actor global al verse obligada a abandonar Latakia). El acuerdo, según se espera, se firmará esta misma semana, coincidiendo con la próxima visita a Rusia del presidente de la República Islámica de Irán, Masoud Pezeshkian, quien llegará al país el 17 de enero.

Finalizamos con Rusia, pues a la espera de que se firme el acuerdo con Irán, es también noticia la próxima comparecencia del ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, quien según los medios oficialistas «resumirá el trabajo del cuerpo diplomático ruso a lo largo de 2024 y revelará las principales orientaciones de la política exterior de Rusia para 2025». Así, «El formato del evento prevé la respuesta a una amplia gama de preguntas de periodistas rusos y extranjeros. Su duración no suele estar limitada: en los últimos dos años, el ministro respondió a las preguntas durante casi tres horas. El moderador del evento será la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova. Las preguntas que no hayan sido respondidas recibirán posteriormente una respuesta por escrito del Ministerio». Se espera, en cierto modo, que el diplomático ruso insista en los discursos habituales, preparando el terreno para la próxima reunión entre Putin y Trump, todavía en fase de preparación, así como de cara a unas hipotéticas conversaciones de alto el fuego.


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