Guerra de Ucrania – Día 1044

La última jornada de guerra en Ucrania, si bien no ha dejado grandes novedades sobre el terreno, ni noticias relativas a ataques masivos con armas de largo alcance, sí ha estado plagada de noticias de interés. Por ejemplo, las relativas al colapso poblacional de este país, del que han huído a causa de la guerra más de diez millones de personas. También las relacionadas con el empleo de drones guiados por fibra óptica, que se cree que podría aumentar drásticamente en fechas próximas. Además, Zelenski y su esposa han ofrecido una larga entrevista en la que han hablado sobre Trump o sobre la convocatoria de elecciones en el país. Todo ello mientras fuera de Ucrania el tema estrella continúa siendo la decisión por parte de Kiev de poner fin al tránsito de gas ruso a través de su territorio y los posibles efectos de esta medida.

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La cuestión demográfica, aunque son pocos los datos oficiales al respecto, continúa marcando en buena medida -o más bien lastrando- las oportunidades ucranianas a la hora de defenderse en esta guerra. Según fuentes de las Naciones Unidas, la población ucraniana habría caído en más de 10 millones de personas desde el inicio de la invasión rusa a gran escala debido a la emigración, sin que por el momento hayan regresado a su país una parte sustancial de los desplazados.

Todo lo cual, a su vez, tiene un impacto no solo sobre el rendimiento militar (hemos hablado largo y tendido sobre los problemas de reclutamiento, la edad media de los militares o la disposición a desertar) sino sobre la capacidad de la economía ucraniana a la hora de sostener el esfuerzo bélico. Es más, las previsiones no hablan de una verdadera recuperación hasta dentro de muchos años…

Lo que es peor, nada indica que el país ofrezca los incentivos necesarios o vaya a ofrecerlos en el futuro próximo para que esta masa de población regrese rápidamente, contribuyendo así a la reconstrucción. Y es que muchos de ellos, a pesar de que en principio la protección de la que se beneficiaban tenía carácter temporal, después de casi tres años han encontrado acomodo y una nueva forma de vida en el extranjero, disfrutando de un nivel adquisitivo mayor que el que tendrían en su país de origen.

Es más, se calcula que apenas han regresado un millón de refugiados a Ucrania, a pesar de que desde hace ya mucho tiempo el frente es perfectamente estable y, al menos las regiones orientales del país pueden desarrollar una vida relativamente normal pese a los ataques rusos con armas de largo alcance. Todo incluso a pesar de que cada vez hay más información sobre cómo regresar al país, así como ayudas públicas, en un esfuerzo por parte de las autoridades ucranianas por favorecer el retorno de una población sin la cual su futuro se verá comprometido.

Como sabemos, y es algo que también está relacionado con el déficit de población, los ucranianos han venido haciendo un notable esfuerzo por suplir la falta de personal con medios técnicos más capaces, siendo uno de los principales los drones tácticos de bajo coste, drones comerciales letalizados o como quieran llamarse. En este caso, las adaptaciones rusas han pasado mayoritariamente por el recurso a la guerra electrónica (aunque se han visto también soluciones de otros tipos, desde el uso de coberturas destinadas a disimular la firma térmica para dificultar la localización a la miríada de protecciones pasivas, desde redes a blindajes más complejos), pues es el que ofrece un mejor resultado en términos de coste-beneficio incluso aunque tiene un impacto sobre las propias fuerzas, ya que en muchos casos no discrimina.

La respuesta, como también sabemos, ha pasado por un desarrollo y difusión acelerado de los drones tipo FPV guiados por fibra óptica, ya que son mucho más resistentes a las contramedidas. Tanto que fuentes rusas creen que en breve las AFU desplegarán decenas de miles de estos ingenios en el frente, tras haber detectado compras masivas por parte ucraniana a proveedores chinos.

La cuestión no es baladí, pues según algunas fuentes hasta el 90% del material ruso destruido lo habría sido por parte de drones del tipo que sean (lo que no se aclara es si en muchos casos este material habría sido alcanzado anteriormente por minas, artillería o armas contracarro y posteriormente neutralizado mediante drones tipo FPV).

En cualquier caso, lo que la guerra de Ucrania sigue constatando es el paso acelerado del paradigma plataforma-céntrico a otro desagregado, en el que los sistemas (adquisición, guiado, lanzadores…) lejos de compartir una misma plataforma, se independicen, en busca de convertirlos en elementos fungibles. Es decir, que cada vez más los elementos destinados a la observación y el reconocimiento y los que tienen como función el ataque, hacer de relé u otras tantas misiones, sean elementos independientes. Una tendencia que solo puede ir a más, dado que nadie puede permitirse perder un conjunto que cuesta millones a manos de un arma de unos pocos cientos de euros. Algo que nos debería hacer reflexionar, en tiempos de programas como el «Armada 2050», sobre la necesidad de replantearse ciertas premisas…

Pasando a la actualidad sobre el terreno, por el momento no se han publicado datos oficiales sobre los últimos ataques rusos a larga distancia contra el suelo ucraniano. Sí se ha sabido que dos personas habrían fallecido en Kiev por acción de los ataques rusos, resultando heridas trece personas más.

Tampoco datos que hagan pensar en ataques ucranianos a larga distancia de importancia sobre el territorio ruso, a pesar de que las defensas antiaéreas han estado activas en la región de Kursk. Lo que sí que hay son noticias relativas a un sabotaje llevado a cabo por el «movimiento militar de ucranianos y tártaros en Crimea» cerca de Staraya Toropa, en la región rusa de Tver, y que habría afectado a una línea férrea utilizada para llevar suministros al frente. Ahora bien, como en muchos otros casos anteriores de este tipo, la acción ha consistido en la quema de equipos que normalmente son rápidamente sustituidos.

En cuanto a los combates y los movimientos -mientras siguen publicándose recuentos relativos a los cambios territoriales en 2024 y mientras desde Ucrania anuncian una evaluación exhaustiva de la forma en que se ha llevado a cabo el mando de las Fuerzas Terrestres (lógico, teniendo en cuenta los múltiples problemas que se han ido registrando)- comenzamos hoy por el sector de Kursk, en donde lo más llamativo de la jornada ha sido un ataque ucraniano contra un puesto de mando de la 810ª Brigada de Infantería de Marina rusa en Ivanovskoe, que habría provocado importantes bajas según los propios canales de Telegram rusos y que habría sido conducido mediante HIMARS.

No hay, más allá de esto, novedades en Kursk, como tampoco en Járkov o en Kupiansk. Sí, a diferencia de otras jornadas, en el sector de Siversk, desde donde ha trascendido que un ataque llevado a cabo por el Ejército ruso a mediados de diciembre en la zona de Verkh’okam’yans’ke habría sido frenado, dejando numerosas pérdidas. Pese a ello, más recientemente las tropas rusas sí habrían logrado avances en la zona, concretamente en Bilohorivka, en donde podría haber tropas rusas en algunas edificaciones de esta población, como se deduce del sobrevuelo de drones ucranianos sobre las mismas.

Pasamos a Toretsk, en donde el Ejército ruso controlaría ya, según algunas fuentes, hasta el 85 por ciento de la ciudad. Así, salvo que se produzcan contraataques ucranianos en los próximos días, la lucha se circunscribe como decíamos ayer a algunos de los «terrikons» o escombreras todavía en poder ucraniano.

En dirección a Pokrovsk, por su parte, la tónica ha sido la de días anteriores, con intentos de avance rusos a lo largo y ancho del sector y algunos progresos adicionales en la zona de Solone, así como hacia Nadíivka, algo más al suroeste, mientras las AFU intentaban frenarlos recurriendo a su artillería y los drones. Todo mientras continúan como veíamos intentando mejorar a gran velocidad su red de defensas estáticas, en un esfuerzo que va mucho más allá del sector de Pokrovsk.

Más complicada es si cabe la situación en torno a Kurajove, pues se habrían registrado nuevos progresos rusos en dirección a Petropavlivka y Slovianka, así como a Andríivka, todo ello al norte del Vovcha, mientras que al sur habría ocurrido lo mismo al sur de la propia Kurajove, un día más.

Situación en el sector de Kurajove a 2 de enero de 2025. Fuente: pouletvolant3.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Las noticias en el ámbito internacional son hoy relativamente escasas. Dicho lo cual, comenzamos por Zelenski, quien ha hablado recientemente sobre dos temas importantes. En primer lugar, nuevamente, sobre Trump, cuya impredecibilidad considera ahora más bien un activo que un problema y en quien confía para buscar una salida a la guerra, afirmando que «puede ser decisivo para poner fin» a la misma. Unas declaraciones que ha hecho en el marco de una amplia entrevista concedida de la mano de su esposa, Olena Zelenska, y en la que, entre otras cosas afirmó creer que Trump «realmente quiere poner fin a esta guerra».

El ucraniano habló sobre más temas, claro está. Entre ellos sobre las elecciones presidenciales y parlamentarias, retrasadas una y otra vez dado que el país se encuentra en estado de guerra y, por lo tanto, bajo la ley marcial. Según Zelenski, Ucrania no puede violar su propia legislación por más que desde Rusia aprovechen su continuidad en el poder para intentar retratar al gobierno ucraniano como «ilegítimo», algo que desde Moscú han hecho en múltiples ocasiones durante los últimos meses y que desde Kiev rechazan.

Siguiendo con Zelenski, y ahora sí pasando a la diplomacia, este ha tratado en las últimas horas con su ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, acerca de su reciente viaje a Siria y Líbano y de las perspectivas que se abren para Ucrania en Oriente Medio a la luz de los recientes cambios políticos. De esta forma, aunque no han dado demasiada información, sí han asegurado en redes sociales que «Hay acuerdos concretos, áreas de cooperación prometedoras y nuevas oportunidades para el Estado, las empresas y el pueblo ucranianos». Zelenski, además, en su discurso diario ha dicho que «Este año podemos añadir más países a nuestra lista de socios fiables, en particular Siria», mientras que ha mostrado su esperanza en cuanto a las posibilidades que ofrece la renovada relación con Líbano, un país al que por el momento Ucrania exporta productos agrícolas por valor de 400 millones de dólares; cifra que esperan aumentar en los próximos años.

Más interesante si cabe, ha hablado sobre los planes ucranianos a la hora de aumentar su presencia en África y ha dado datos sobre lo que este continente supone para el país, afirmando que: «En 2024, logramos aumentar las exportaciones ucranianas en un 15%, sumando más de 5 mil millones de dólares en comparación con 2023, y las exportaciones totales superaron los 41 mil millones de dólares en el año. Lograr esto durante una guerra a gran escala no es una hazaña fácil. Para 2025, nuestro objetivo es continuar con este crecimiento».

En otro orden de cosas, los medios continúan hablando sobre la decisión ucraniana de no permitir el tránsito de gas ruso a los mercados europeos a través de su territorio, algo que Zelenski calificó de «una de las mayores derrotas de Moscú». Así, algunos hablan sobre cómo se estaría aproximando una «tormenta» a los mercados energéticos del continente -de hecho, la medida ya se ha dejado notar en los precios– si bien su impacto se dejará sentir mucho más en algunos países que en otros, caso de Eslovaquia. No es de extrañar que desde este país hayan amenazado con cortar la ayuda a los refugiados ucranianos que allí residen, como forma de presionar a Kiev. A la espera de ver cómo evolucionan las cifras de exportaciones rusas de gas a Europa (fuentes rusas hablan de una disminución de hasta un 30%), con la implementación de esta medida, eso sí, cabe decir que en 2024 lejos de disminuir el flujo de gas a Europa aumentó un 14% según los datos de Gazprom.

Pasando a Rusia, se ha publicado que Putin llegó casi a duplicar en 2024 el número de viajes al exterior, en relación con el año anterior, pasando de 6 a 11. En concreto, Putin abandonó el territorio ruso para visitar China, Corea del Norte, Vietnam, Uzbekistán, Mongolia, Azerbaiyán y Turkmenistán. Además, viajó dos veces a Kazajstán y Bielorrusia, todo lo cual es perfectamente indicativo de cuáles son sus prioridades y también en quiénes se apoya, pues esta creciente actividad internacional ha tenido mucho que ver con la necesidad de reforzar alianzas y asegurar el comercio.

Cambiando nuevamente de tercio, pero siguiendo también con Putin, cerramos con Foreign Affairs ha publicado una interesante columna escrita por Michael Poznansky y William C. Wohlforth en la que se habla sobre escalada en Ucrania y, más concretamente, sobre las líneas rojas de Putin, que según los autores muchos malinterpretan, incluyendo los que critican el «gradualismo» que ha regido la aproximación de la Casa Blanca a la hora de ayudar a Ucrania.


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