La última jornada de guerra ha estado protagonizada más por la debacle del poder naval ruso, incapaz de acometer sin contratiempos la evacuación de la base naval de Tartus que por los sucesos acaecidos en Ucrania. También por la intensa polémica que afecta al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y al primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, a quien el primero acusa de estar buscando que su país aumente la dependencia respecto de los hidrocarburos rusos por razones personales. Mientras tanto, sobre el frente han seguido produciéndose avances rusos en sectores como el de Toretsk o el de Prokrovsk. Todo en una jornada en la que también ha sido noticia la creciente censura impuesta por el Gobierno y el Ministerio de Defensa de Ucrania sobre medios y cuentas en redes sociales, incluyendo aquellas que son claramente afines a la causa del país.
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La Marina rusa hace aguas. No es ningún secreto, ni siquiera un chiste fácil. Lo ocurrido en las últimas horas, por el contrario, es plenamente representativo del grado de baja operatividad que ha alcanzado la flota de superficie rusa, tanto en el caso de las unidades puramente militares, como en el de aquellas que brindan apoyo permitiendo la proyección del poder ruso en el mundo.
Nos referimos, por supuesto, al hundimiento del carguero MV «Ursa Major», perdido en aguas internacionales entre España y Argelia probablemente tras una explosión en la sala de máquinas, en un incidente que ha dejado dos desaparecidos, mientras que otros catorce miembros de la tripulación han podido ser trasladados a Cartagena gracias al buen hacer del personal de Salvamento Marítimo y la Armada. Ambos servicios han participado en el rescate con el «Clara Campoamor» y el «Serviola», si bien no han podido evitar que el buque ruso termine en el fondo del Mediterráneo.
El hundimiento, además, venía precedido de los problemas de otro carguero ruso que se dirigía también al Mediterráneo, el «Sparta», del que se sabe que ha estado a la deriva frente a las costas de Portugal por un problema mecánico que, al parecer, finalmente ha podido ser reparado al menos temporalmente.
Nada de esto sería demasiado importante, si no fuese por el contexto; Rusia se ha visto obligada a enviar a toda máquina hacia Tartus a varios de sus buques civiles y militares de transporte, de forma que puedan colaborar en la evacuación del material pesado de su hasta ahora base más importante en el exterior. De esta forma, además del malogrado «Ursa Major» (aunque hay fuentes que aseguran que no iba a pasar por Tartus, sino a ir directamente a Vladivostok), se tiene constancia del envío del carguero «Sparta» (el mismo que ha sufrido problemas frente a Portugal) y de dos buques de desembarco, uno de la clase Ivan Gren y otro de la clase Ropucha.

Moscú, que ha sido incapaz de evitar pese a sus intentos de permanecer allí, tener que abandonar Siria (al menos el grueso de sus unidades y a la espera de lo que pueda ocurrir en el futuro), no solo se ha visto privada de una base fundamental como explicamos para proyectar su poder hacia el Mediterráneo, el Índico, África y Oriente Medio, sino que además ha sufrido una nueva humillación al ser incapaz de realizar sin incidentes el tránsito entre los puertos de la Flota del Norte y el Levante Mediterráneo.
Lo ocurrido, que podría considerarse un incidente más, sin demasiada repercusión y hasta cierto punto normal, debe sin embargo ser por fuerza relacionado con; 1) los problemas sufridos recientemente por varios petroleros rusos en el Estrecho de Kerch; 2) el hecho de que tras casi tres años de guerra la Flota del Mar Negro esté prácticamente recluida en la parte oriental de este mar mientras que la Marina de guerra de Ucrania vuelve a navegar la parte occidental con relativa normalidad; 3) los retrasos acumulados en su programa de construcción naval, afectado por las sanciones; 4) la falta de repuestos, consecuencia en parte de lo anterior, y que se deja notar en las bajas tasas de operatividad; 5) la imposibilidad de cruzar los estrechos de los Dardanelos y el Bósforo debido al articulado del Tratado de Montreux y; 6) la pérdida de Tartus, que no podrá, como adelantamos, ser compensada a corto plazo por ninguna otra instalación, sea en Sudán, en Libia, en Argelia o en cualquier otro punto (pese a que Rusia trabaja en ello).
Lo que se constata es, a pesar de que como cada año por estas fechas se hacen espectaculares anuncios de entrada de nuevos buques en servicio por parte de la Marina de guerra rusa (luego, pese a cumplir con el calendario nominalmente, deben seguir en puerto alistándose o terminándose o bien nunca alcanzan la operatividad deseada), salvo por sus capacidades submarinas esta ha dejado en buena medida de existir, al menos como marina de aguas azules. Hay que tener en cuenta que Rusia, desde el año 2000, viene realizando un importante esfuerzo por superar este hándicap, buscando dotarse de unidades capaces de mantener presencia naval oceánica y que, sin embargo, ha fracasado en ello, lo que impacta como es lógico sobre su capacidad a la hora de proyectar su poder militar más allá de sus fronteras. Como quiera que su flota de aviones de transporte estratégico también está afectada y disminuida, esto deja a Rusia fuera en buena medida del tablero internacional, si bien su extensión continúa convirtiendo al país en un actor relevante, aunque solo sea por la posibilidad de seguir interviniendo directamente en su «extranjero cercano».
Por supuesto, nada de esto supone que en el futuro Rusia no pueda recuperarse al menos parcialmente. Pero independientemente de que esto ocurra (si es que llega a ocurrir), lo sucedido, unido a las inmensas pérdidas materiales en Ucrania refuerzan la idea, una vez más, de que el poder convencional ruso está en una situación extrema. Una realidad que hace cada vez más necesario para el país el amenazar continuamente con el empleo de armamento estratégico (no necesariamente nuclear) y, también, que llegue a lanzar algún tipo de ataque en un intento desesperado de recuperar una «estabilidad estratégica» que su invasión de Ucrania ha terminado de dinamitar en lugar de restablecer.

Dejando a un lado la debacle naval rusa, las últimas horas han dejado nuevos ataques rusos y ucranianos a larga distancia. En el primer caso, desde Ucrania han informado del supuesto lanzamiento de hasta 60 drones tipo Sahed-131/136 (Geran-1/2) a pesar de lo explicado ayer sobre el incendio ocurrido en las instalaciones de fabricación de Alabuga. Del total, las AFU habrían logrado según el informe oficial derribar 36 aparatos, perdiéndose 23 más de camino, estando los «cazadores de Shaheds» activos por ejemplo en la región de Kiev y, también, en la de Járkov. No han trascendido informes de destrucción relevante en ningún punto, ni tampoco de víctimas.
Del lado contrario, las Fuerzas Armadas ucranianas han lanzado un ataque con drones sobre el aeródromo militar de Millerovo, situado en la región de Rostov, cerca de la frontera con Ucrania. A la espera de más datos, y a tenor de las imágenes aparecidas en redes sociales, se han producido varias explosiones en las instalaciones.
En cuanto a los combates y los movimientos en la línea de frente, comenzamos por la región de Kursk, en donde Corea del Norte continúa acumulando bajas, como demuestran los vídeos aparecidos en los últimos días, pero muy probablemente lejos de las cifras dadas desde estamentos oficiales ucranianos. Y es que el presidente Zelenski ha hablado de 3.000 bajas norcoreanas en las últimas semanas, incluyendo muertos y heridos, en lo que sería un porcentaje de más del 25% de la fuerza desplegada. La situación, en cualquier caso, se ha mantenido estable en las últimas horas, si bien finalmente las tropas rusas habrían alcanzado Kruglen’koe.
El tema de las cifras ucranianas merece una reflexión, pues en los últimos tiempos, además de estar muy posiblemente hinchadas las cifras de bajas enemigas o de derribos de drones, el Gobierno de Zelenski ha estado haciendo todo lo posible por silenciar a la prensa del país (recordemos lo ocurrido con Ukrainska Pravda) y, en general, a cualquier voz que ofrezca una imagen distinta de la que los estamentos oficiales intentan proyectar. La última víctima de esta política parece ser el canal DeepStateUA, que muchos utilizábamos para confirmar por parte ucraniana algunos de los movimientos sobre el terreno que el Ministerio de Defensa de este país no había reconocido todavía y que parece ser que está condenado a desaparecer.
Volviendo sobre la situación en el frente, en el sector de Kupiansk, por su parte, siguen produciéndose enfrentamientos al sur de Dvorichne, al tiempo que desde el saliente de Pichanne el Ejército ruso ha logrado avanzar en dirección sur, alcanzando la villa de Zahryzove.
En el sector de Chassiv Yar, lo más importante de las últimas horas tiene que ver con posibles avances rusos al norte y oeste de la planta de material refractario, aunque hay que decir que la evaluación de la situación en este sector varía mucho en función de la fuente.
En Toretsk la situación continúa empeorando también para las AFU, entre numerosas quejas relativas a la gestión del personal y de las unidades, de forma que los ucranianos han perdido ya la mayor parte de esta ciudad, después de los progresos de la infantería rusa en los últimos días hacia al noroeste de la misma. Además, hay que tener en cuenta también que al suroeste de Torestk, desde Leonidivka, las tropas rusas habrían llegado también a Novospaske.
En dirección a Pokrovsk, se han registrado leves avances rusos en la orilla sur del río Solona, alcanzando el Ejército de este país Solone y Novovasylivka. Además, al norte de estas dos localidades habrían llegado también a Vovkove.
Sin novedades de Kurajove, cerramos hoy esta parte del informe en Velika Novosilka, en donde las tropas rusas aprietan su cerco por el sur tras avanzar al norte de Makarivka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Comenzamos el apartado internacional hablando de la creciente polémica entre el presidente ucraniano, Zelenski, y el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, quien como sabemos ha visitado recientemente Rusia para hablar con Putin sobre hidrocarburos. Zelenski, dicho esto, ha acusado a Fico de perseguir el beneficio personal (dejando caer que se estaría aprovechando de las relaciones con Putin para enriquecerse), mientras que Ucrania lucharía por su supervivencia.
Además de esto, desde el Ministerio de Exteriores de Ucrania han publicado un duro comunicado en el que critican también la política energética de Eslovaquia, afirmando entre otras cosas que: «La debilidad, la dependencia y la miopía de la política energética del Primer Ministro eslovaco, Robert Fico, suponen una amenaza para toda Europa.
Desde hace muchos años Rusia utiliza la energía como arma. Para Moscú es una palanca política, una herramienta para humillar y amenazar a los Estados soberanos, una fuente de corrupción, dependencia y chantaje en las relaciones con políticos extranjeros.
En este contexto, la tendencia paneuropea es el rechazo del suministro energético ruso, el aumento de la independencia energética, la diversificación de las fuentes de abastecimiento y, en consecuencia, el aumento de la seguridad energética para todas las familias y hogares europeos».
En otro orden de cosas, desde el Gobierno de Ucrania su primer ministro, Denys Shmyhal, ha confirmado en las últimas horas que su país ha recibido una nueva partida de fondos, por valor de 1.100 millones de dólares, como parte del Extended Fund Facility (EFF) del Fondo Monetario Internacional.
Shmyhal, además, ha celebrado la llegada al gobierno de Rumanía de un nuevo primer ministro, Marcel Ciolacu, tras imponerse en las recientes elecciones. No ha sido el único ucraniano que se ha pronunciado sobre los nuevos componentes del gobierno rumano, ya que el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, ha aprovechado en las últimas horas para despedirse a través de las redes de su homóloga rumana, Luminita Odobescu, a quien ha agradecido el apoyo de este país a la causa ucraniana. Odobescu será sustituida en el cargo por Emil Hurezeanu, a quien como es lógico también han dado la bienvenida desde Ucrania.
Pasando a la Unión Europea, el nuevo Comisario de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, ha anunciado que los Veintisiete producirán un total de 2 millones de disparos de artillería durante el próximo 2025. Eso, siempre que se cumplan los plazos previstos, algo que hasta ahora la industria comunitaria no ha logrado hacer. Ahora bien, más allá de los retrasos, juega a favor del bloque que sólo ahora comienzan a verse los efectos de iniciativas como ASAP, que han permitido ya la construcción de nuevas plantas por ejemplo de fabricación de explosivos.
Siguiendo con la UE, tenemos que el Banco Europeo de Inversiones proporcionará a Ucrania fondos por valor de 86 millones de euros destinados a la reconstrucción y mantenimiento de su infraestructura energética y eléctrica.
Pasando a países concretos, en este caso a Italia, se ha publicado recientemente que el Gobierno de Meloni ha aprobado un decreto que permitirá mantener durante 2025 la ayuda militar a Ucrania. El país transalpino, que ha concedido ya una decena de paquetes de ayuda desde que Rusia comenzara la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, seguirá proporcionando así armas, material y equipo al menos durante los próximos 12 meses.
En cuanto a Rusia, lo más relevante de la jornada es el viaje de Vladímir Putin a San Petersburgo, en donde participará en una reunión informal de la Comunidad de Estados Independientes. Putin, además, se reunirá con el presidente de Tayikistán, Emomali Rahmon. Se espera que los líderes discutan áreas clave de cooperación en las esferas política, comercial y económica, técnico-militar, cultural y humanitaria. Se prestará especial atención a los problemas regionales actuales, incluida la situación en Afganistán, según los medios oficialistas rusos.
El mismo tipo de medios que han anunciado la futura visita de Lukashenko tanto a Putin como a Xi Jinping. Lo interesante del asunto, ya que apenas han desvelado nada sobre el contenido de ambas reuniones, es que Lukashenko ha afirmado que el próximo año «será difícil».
Cambiando de tercio, un tribunal ruso ha condenado hace unas horas al ciudadano estadounidense Gene Spector a quince años de prisión en un caso de “espionaje” del que apenas ha trascendido información. Por el momento, se sabe que Spector será confinado“en una colonia penitenciaria de régimen estricto” , según el veredicto del tribunal.
Siguiendo con Rusia, desde este país han acusado a los Estados Unidos, en línea con lo que antes hacían a propósito de sus actividades en Ucrania, de estar aumentando supuestamente sus actividades relacionadas con la guerra biológica en distintas partes de África, como es habitual sin aportar pruebas.
Por último, tenemos que el embajador ruso en Alemania, Sergey Nechayev, ha vuelto a amenazar a este país, afirmando que ninguna acción hostil alemana «quedará sin respuesta». Una frase pronunciada en referencia «tanto al posible uso del Taurus como a los planes para instalar misiles estadounidenses de mediano y corto alcance en suelo alemán».
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