A horas de que se cumplan los 1.000 días de guerra, y mientras las Fuerzas Armadas ucranianas se defienden de la mejor manera posible, intentando maximizar el desgaste de un Ejército ruso que se mantiene a la ofensiva en prácticamente todo el frente, la desunión, falta de criterio y de objetivos claros en el seno de Occidente sigue constatándose una jornada más. Así, aunque en la Unión Europea los Estados Miembros han logrado recientemente ampliar las sanciones contra Irán, el siguiente tramo de ayuda militar a Ucrania continúa bloqueado debido a la posición de Hungría. Por otra parte, si bien Estados Unidos, Francia y Reino Unido han concedido a Ucrania permiso para utilizar con limitaciones el armamento proporcionado contra territorio ruso, Italia se ha manifestado en contra, manteniendo su posición. Además de todo esto, se está celebrando la cumbre del G20, con participación rusa, en la que se ha aprobado una declaración dando la bienvenida «a todas las iniciativas relevantes y constructivas en favor de una paz justa», en una fórmula de compromiso que sin embargo no contenta a ninguno.
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Son cada vez más los analistas que piensan que la guerra de Ucrania está llegando a su fin. El evidente sobreesfuerzo de una Rusia que está asumiendo un número de bajas atroz para lograr alcanzar algunos de sus objetivos en esta fase de la guerra (principalmente hacerse con una zona de seguridad alrededor de la ciudad de Donetsk y fijar la frontera en el área entre Kupiansk y Kreminna en el río Oskil), los enormes problemas ucranianos para mantener las posiciones actuales mientras lidia, como decía el propio Zelenski, con la necesidad de equilibrar el esfuerzo bélico y la estabilidad de la sociedad son argumentos que apoyan esta idea.
Más allá del campo de batalla, en el terreno internacional, tanto la victoria electoral de Donald Trump, como la llamada del canciller alemán Olaf Scholz al presidente ruso, Vladímir Putin o declaraciones como la aprobada en la reciente cumbre del G20 (con participación rusa incluida) dando la bienvenida «a todas las iniciativas relevantes y constructivas en favor de una paz justa», son también algunos de los indicios que apuntan en esta dirección (a pesar de ser apenas un gesto y muy insuficiente), lo mismo que los contactos cada vez más constantes con China, entre otros.
Sin embargo, en ningún momento parece que nadie esté abordando los temas clave que deberán ser resueltos si se pretende de verdad que tras un alto el fuego el continente viva una paz estable, lo que hace más que posible que una vez recompuestas sus fuerzas armadas, en el plazo de tres o cinco años los ucranianos se encuentren en una situación parecida a la de enero de 2022 o, en el peor de los casos, que otros estados europeos puedan estar en una situación parecida, incluso a pesar del Art. 5 o del Tratado del Atlántico Norte o del Art. 42.7 del TUE.
Decimos esto, porque aunque hay contactos constantes entre diversas capitales europeas y entre estas y Bruselas o Washington (cada uno de ellos con sus propios intereses y aproximación al problema ucraniano), por el momento los aliados de Ucrania no han logrado plasmar en ningún documento cuál es el resultado que ellos esperan de la guerra y cuáles son tanto el escenario óptimo como los subóptimos que se plantean y que esperan conseguir.
Es decir, que se están construyendo los escenarios probablemente al revés de como se debería, permitiendo a Ucrania (y dando a este país una vez más, falsas esperanzas) que elabore un «Plan para la Victoria de Ucrania» o que recoja en un documento el «Plan de Paz» de Zelenski» (que data de otoño de 2022, no lo olvidemos) para luego tener que iniciar largos esfuerzos diplomáticos por intentar «vender» su contenido a cada uno de sus aliados por separado, consiguiendo adhesiones y apoyos parciales y ninguna garantía.
Por supuesto, los aliados de Ucrania se amparan, para no coger el «toro por los cuernos», en la necesidad de que sea la propia Ucrania la que decida su futuro. Un proceder que no deja de ser una suerte de eufemismo que intenta camuflar la incapacidad de Occidente para ponerse de acuerdo sobre un tema tan relevante e, incluso, para ocultar los beneficios (relativos, pues al final de esto Rusia puede ser un rival más temible que antes de febrero de 2022) de mantener abierta una guerra por delegación como es la guerra de Ucrania.
Como quiera que para Rusia la guerra de Ucrania sigue siendo mucho más relevante que para los aliados de este país y que continúa aprovechándose de los puntos de Schelling, de la posibilidad de escalada, de la amenaza nuclear y subnuclear, del miedo a acciones rusas en la zona gris, de las ventajas que le da la guerra informativa y, en definitiva, de todas y cada una de las herramientas que le permiten camuflar e incluso sublimar su incapacidad militar convencional, en el actual contexto las salidas a la guerra continúan siendo como decíamos bastante oscuras, pasando seguramente por un congelamiento del conflicto que es un «mal menor», pero que será fuente de inestabilidad y que no deja de ser un escenario indeseable para los ucranianos y para Occidente.
La dificultad de que este país pueda entrar en la OTAN a corto o medio plazo, de que la hipotética entrada en la UE sea garantía de seguridad suficiente dadas las carencias militares y desunión de los europeos y el hecho de que nadie haya esbozado, al menos públicamente (y aquí la comunicación es importante) el tipo de fuerzas armadas que se pretende que los ucranianos tengan de aquí a X años, de forma que puedan disuadir a Ucrania por sí mismos llegado el caso (con el plus de los acuerdos de seguridad firmados con más de una veintena de estados como garantía adicional, aunque insuficiente) es quizá lo más escamante de todo.
Así las cosas, y si bien es cierto que Ucrania debe llevar «a cabo una reevaluación honesta y despiadada de su estrategia militar», como dice Mick Ryan, corresponde a sus aliados hacer una «reevaluación» todavía más profunda si cabe de las estrategias de salida a este conflicto, que en ningún caso pueden pasar por un resultado que Rusia pueda considerar una victoria (algo independiente del hecho de que, sea cual sea el resultado, los rusos vayan a intentar vender la idea de una gran victoria sobre Occidente).
Todo lo cual comienza tanto por maximizar el desgaste del Ejército ruso en esta fase (posiblemente final) de la guerra, por permitir a Ucrania ataques más allá de la región de Kursk -especialmente contra la economía rusa- (la decisión estadounidense llega como viene siendo habitual muy tarde al permitir a Rusia seguir implementando medidas preparatorias y es, además, demasiado restrictiva), por sacar adelante como sea nuevos paquetes de sanciones y por negociar rápidamente nuevos instrumentos de apoyo financiero y militar a Ucrania (con la esperanza de no tener que utilizarlos). En definitiva, por dotar a la posición ucraniana del respaldo necesario como para no tener que asumir mayores sacrificios de los ya hechos, al tiempo que se continúa dotando a las AFU de medios para garantizar la estabilidad estratégica, en la que insistimos siempre ya que es, en última instancia, el único elemento que Rusia aceptará como una limitación insuperable a sus ambiciones.
Dicho esto, la guerra continúa su curso, con la dolorosa evaluación de daños causada por el ataque ruso masivo de la pasada jornada. Un ataque que podría marcar el inicio de la tercera campaña de ataques invernales rusa (al Kremlin le interesa ahora presionar más que nunca sobre la economía y la sociedad ucraniana y trasladar los costes a sus aliados). Ataque sobre el que también cabe comentar que ha permitido ver a los equipos de «cazadores de Shaheds» (un gran ejemplo de adaptación militar) y a militares ucranianos armados con MANPADs hacer frente a los misiles y drones rusos, al igual que se ha hecho desde algunos aparatos aéreos o mediante el empleo de sistemas de guerra electrónica (como bien nos ha recordado un lector, en el informe del Ministerio de Defensa de Ucrania se suele recoger el número de Shahed que desvían de su ruta, aunque es complicado demostrarlo por razones obvias).
En cuanto a los ataques de ayer, el número de muertos por ejemplo en Odesa ha crecido hasta las diez personas, a las que se suman según la Fiscalía ucraniana un total de cuarenta y cuatro heridos. En Sumy, por su parte, han sido doce los fallecidos y hasta ochenta los heridos, siendo las dos localidades más castigadas en el aspecto humano por los ataques rusos. Además, mientras se procedía con las tareas de rescate, de evaluación de daños y de reparación por toda Ucrania, Rusia ha continuado lanzando algunos drones, concretamente once según los ucranianos (que afirman haber derribado ocho), así como dos misiles balísticos Iskander-M y un misil de crucero de lanzamiento aéreo Kh-59.
Del lado contrario, y por el momento, no hay noticias de que Ucrania haya comenzado a utilizar los ATACMS contra objetivos en territorio ruso. El ataque más reseñable ha sido, durante la pasada noche, uno llevado a cabo posiblemente con misiles de diseño y fabricación ucraniana contra un depósito de municiones en Karachev, en la región de Bryansk, dejando impresionantes imágenes. Desde el Ministerio de Defensa de Rusia, siguiendo su línea habitual, no han reconocido ningún incidente, sino que se han limitado a hablar del supuesto derribo de «cuatro bombas guiadas Hammer de fabricación francesa, cuatro lanzacohetes múltiples HIMARS de fabricación estadounidense y 106 vehículos aéreos no tripulados».
Pasando ya a los combates y los movimientos, cabe decir antes de nada que durante la última semana Ucrania ha perdido alrededor de 120 kilómetros cuadrados de territorio (algo así como la mitad de la superficie de la ciudad de Ávila), lo que ayuda a poner en contexto los avances rusos reales y lo bien que están logrando defenderse las AFU a pesar de verse obligadas a ceder terreno (su objetivo en estos momentos no es tanto conservarlo como infligir a Rusia el mayor desgaste posible, algo que están logrando pese a las carencias y problemas que arrastran especialmente en cuanto a personal).
Pasando, ahora ya sí, al frente, en el sector de Kursk tenemos que las tropas rusas han seguido lanzando ataques en diversos puntos, cambiando su enfoque en los últimos tiempos, tras fracasar en su intento de lograr un gran embolsamiento desde dos ejes. Así las cosas, en lugar de intentar como hace unas semanas conseguir un cerco largo [Dari’no-Giri] han pasado intentar uno corto y mucho menos ambicioso a través de dos carreteras [Sudzha-Ryls’k/Sudzha-Lgvov] que, todo sea dicho, se están convirtiendo en una auténtica picadora de carne, demostrando una vez más la incapacidad rusa a la hora de lanzar ataques de una mínima profundidad, de ahí en buena medida que opten en la mayor parte de los sectores por asumir pérdidas y por pequeños ataques laterales que permiten vaciar el centro de las líneas a atacar de tropas, para poder así lanzar ataques frontales con su infantería. Además de esto, y mientras frenan a los rusos en ambas vías, las AFU habrían podido lograr algunos avances en Plekhovo, retomando la mayor parte de la localidad.
En la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, a donde se ha dirigido Zelenski para conocer de primera mano la situación en el frente y alentar a las tropas, continúa estrechándose el cerco sobre Kupiansk, con ataques rusos constantes desde todas las direcciones posibles y combates en el norte de esta localidad al tiempo que asegura el control de Vyshneve, al sur del saliente de Pischanne. Además, al sur, en Terny, los rusos habrían prácticamente completado la toma de esta localidad ucraniana.
Cambiando hacia el sector de Chassiv Yar, allí el Ejército ruso ha alcanzado las inmediaciones de la planta de materiales refractarios (48.59265114783819, 37.83347311058511) lanzando un asalto sobre la misma según algunas fuentes.
En Toretsk, por su parte, tras los últimos avances logrados por las AFU, que habían retomado parte del territorio al sur de la ciudad, en dirección a Zalizne, estos se habrían revertido en las últimas horas con nuevos progresos rusos hacia el sur de los «terrikons».
Como viene siendo habitual desde hace un tiempo, lo más relevante continúa ocurriendo en los sectores de Pokrovsk (a donde también se ha dirigido en las últimas horas Zelenski) y Kurajove. En dirección a la primera de estas ciudades, los avances rusos siguen siendo mínimos, limitándose a la zona al norte de Yurivka, en dirección a Zhovte. En dirección a la segunda de estas localidades, al norte del río Vovcha, el Ejército ruso ha seguido avanzando en Beretsky. Además, al sur del Vovcha, en el curso del Sukhi Yaly, han seguido presionando en dirección a Uspenivka como en días anteriores, estando cada vez más cerca de esta localidad y de forzar la retirada ucraniana de la zona al sureste de la misma tras tomar parte de la vecina Trudove.
Por último, en Zaporiyia, nos encontramos con pequeños avances rusos al este de Rozdol’ne, en lo que se va configurando como una cuña al norte de Velyka Novosilka destinada a amenazar la posesión ucraniana de esta localidad y el control de la carretera que la une con Bahatyr, al norte.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Si en la primera parte hablábamos de la desunión en Occidente, cabe decir que esta es también importante cuando nos referimos únicamente a la Unión Europea. Así, comenzamos la sección internacional desde Bruselas, donde ha tenido lugar el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. Un Consejo en el que pese a que se haya logrado un acuerdo para ampliar y endurecer las sanciones contra Irán -como se explicará más adelante- los Veintisiete no han logrado aprobar el siguiente tramo de ayuda militar de la UE a Ucrania a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (European Peace Facility), que lleva bloqueado más de un año.
En respuesta a esta situación, el ministro de Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, ha criticado a Hungría por seguir bloqueando la ayuda militar de la Unión Europea a Ucrania expresando que le gustaría entender las razones por las que Budapest no quiere ayudar a Kiev, sino al agresor. Además, Sikorski reiteraba que la ayuda sigue bloqueada pese a que se haya creado un mecanismo que permite que los fondos procedentes de Hungría no se destinen a ayuda a Ucrania.
En este Consejo, como viene siendo ya lo habitual, ha participado el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, quien durante su intervención ante sus homólogos ha agradecido el apoyo prestado a Ucrania durante los últimos 1000 días, pero también insistió en la necesidad de que se proporcione ayuda militar y energética adicional de cara al invierno. Asimismo, el ministro de Exteriores destacó la necesidad de que se incremente la inversión en su industria de defensa animando a que otros tomen el ejemplo de Dinamarca como ya ha sido el caso de Suecia y Noruega.
Además, Sybiha ha recalcado que deben mantenerse firmes y no aliviar el aislamiento internacional de Rusia, pero tampoco apaciguar al agresor ni hablar “de Ucrania sin Ucrania”. De la misma forma, tampoco ha dudado en instar a los ministros de la UE a que adopten sanciones más duras contra la “flota en la sombra” rusa y se prive a su maquina militar de los ingresos procedentes del petróleo. A este respecto, cabe destacar que el Grupo de Sanciones Internacional Yermak-McFaul ha publicado un nuevo documento de trabajo titulado “Próximos pasos en materia de sanciones energéticas: herramientas para aumentar la presión sobre Rusia en 2025”.
Sin embargo, esta no fue la única intervención del representante ucraniano, pues posteriormente participó en la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) destacando el precio que Ucrania ha tenido que pagar desde el inicio de la guerra, así como “el precio que el mundo tendrá que pagar si opta por la conciliación”. Sybiha reiteró que la guerra no solo tiene que ver con Ucrania, sino también con la seguridad mundial, y apelando a lograr “la paz a través de la fuerza, no de la debilidad”.
De igual modo, Sybiha tuvo ocasión de reunirse con su homólogo británico, David Lammy, al margen del CSNU. Durante su encuentro han discutido sobre la cooperación en defensa, los ataques de largo alcance, así como el camino de Ucrania para unirse a la OTAN.
A tiempo de redacción de este informe, además, Sybiha ha informado a Ignazio Cassis, su contraparte suiza, sobre el “terrorismo aéreo ruso” y las muertes causadas a civiles, así como los daños al sistema energético y amenazas a la seguridad nuclear. Asimismo, han tenido ocasión de discutir sobre las posibles formas de obtener más ayuda financiera y también para lograr una paz amplia, justa y duradera.
Cambiando de tercio, continúan las reacciones a la autorización de Estados Unidos a Ucrania para que pueda realizar ataques de largo alcance en Rusia tal y como explicamos en nuestro informe anterior. Desde Washington afirman que fue Rusia la que escaló el conflicto en Ucrania mediante el despliegue de tropas norcoreanas; una posición que ha sido respaldada en las últimas horas por el presidente galo, Emmanuel Macron, en unas declaraciones al margen e la Cumbre del G20 en Río. En particular, afirmaba:
“La única potencia que está intensificando este conflicto hoy es Rusia, al involucrar a Corea del Norte de su lado, que es, como sabemos, una potencia muy agresiva que está involucrada en un programa nuclear con misiles de muy largo alcance. Es realmente una ruptura en esta guerra lo que llevó a esta elección por parte de los estadounidenses.”
Sin embargo, hay otros países que siguen manteniéndose en su negativa a que Ucrania ataque territorio ruso con las armas donadas, como es el caso de Italia. Para el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, supone una “escalada de tensión sin precedentes”, pero también la forma que Biden ha empleado “para interrumpir o retrasar completamente las conversaciones de paz”. Por su parte, y en una posición que no dista demasiado de la del líder eslovaco, el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, cree que esta decisión es una “idea muy peligrosa”, ya que eleva el riesgo de que la guerra se intensifique aún más.
Desde Rusia, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, considera que la autorización estadounidense solo podría “echar más leña al fuego” y conduciría a una “situación fundamentalmente nueva en términos de participación de Estados Unidos en este conflicto”.
A colación de Corea del Norte, Kim Jong-Un, se ha reunido con el ministro ruso de Recursos Naturales, Alexander Kozlov, en Pyongyang. Durante su encuentro, el líder juche ha hecho un llamamiento a “promover aún más los intercambios comerciales, económicos, científicos y tecnológicos intergubernamentales” entre Rusia y Corea del Norte. Además, durante la jornada habría llegado una delegación de una academia militar rusa a la capital norcoreana.
Volviendo sobre el G20, el aun presidente estadounidense, Joe Biden, instó a los países del Grupo a apoyar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania tal y como lo hace Estados Unidos. Asimismo, a última hora de la jornada se publicó la Declaración conjunta de la Cumbre en la que la redacción respecto de la guerra en Ucrania “no alcanza las fórmulas que ya habíamos podido obtener” según Macron y en que finalmente se cerró con única referencia a Ucrania y la guerra:
En lo que respecta específicamente a la guerra en Ucrania, al tiempo que recordamos nuestros debates en Nueva Delhi, destacamos el sufrimiento humano y las repercusiones negativas añadidas de la guerra en relación con la seguridad alimentaria y energética mundial, las cadenas de suministro, la estabilidad macrofinanciera, la inflación y el crecimiento. Acogemos con satisfacción todas las iniciativas pertinentes y constructivas que apoyen una paz global, justa y duradera, defendiendo todos los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas para la promoción de relaciones pacíficas, amistosas y de buena vecindad entre las naciones.
Sobre los posibles planes de paz, Rusia considera “inaceptable” el propuesto por Turquía en el que se incluiría entre otros, que Ucrania se abstenga de unirse a la OTAN durante al menos 10 años, congelar la actual línea del frente, proporcionar armas a Ucrania y desplegar tropas internacionales en una zona de amortiguación desmilitarizada en el este del país. Un plan que, además, se esperaba que el presidente Erdogan presentase durante las conversaciones del G20.
Por otro lado, también continúan las críticas a la reciente llamada entre el canciller alemán Olaf Scholz y el líder ruso, Vladímir Putin. Para Zelenski, lo que sucede tras las llamadas con Putin es que “Rusia demuestra lo que realmente le importa: la guerra”, considerando que este debe ser el mensaje que se escuche en el G20 y en todas las capitales del mundo. Desde Polonia, el presidente Andrzej Duda, también ha calificado esta llamada como un error y expresa sus dudas acerca de que la conversación fuese acordada con los aliados y así lo expresó en un post en X.
Continuando con Scholz, se espera que el canciller discuta con el presidente chino, Xi Jinping, durante la cumbre del G20 los envíos de bienes de doble uso a Rusia y que se estarían empleando, en particular, para la fabricación de drones.
Sobre este asunto también se ha pronunciado la ministra de Exteriores germana, Annalena Baerbock, señalando que si se confirma el envío de drones chinos a Rusia esto tendrá “consecuencias” por parte de la UE al igual que las está habiendo contra Irán. De hecho, los ministros de Exteriores de la UE han ampliado sus sanciones contra Irán, en lo que también sería un mensaje de advertencia para Pekín.
Más concretamente, la UE ha introducido una prohibición a la exportación, transferencia, suministro o venta desde la UE a Irán de componentes utilizados en el desarrollo y producción de misiles y vehículos aéreos no tripulados. Asimismo, se introduce una prohibición de transacciones que prohíbe cualquier transacción con puertos y esclusas que sean propiedad, operados o controlados por personas y entidades incluidas en la lista (por ejemplo, la de Amirabad y Anzali), o que se utilicen para la transferencia de UAVs o misiles iraníes o tecnología y componentes relacionados a Rusia.
Además, no solo amplió el ámbito de las medidas restrictivas, sino que el Consejo también ha adoptado nuevas sanciones contra una persona y cuatro entidades como la naviera de la República Islámica de Irán (IRISL) y tres navieras rusas (MG Flot, VTS Broker y Arapax) por transportar armas y municiones de fabricación iraní a Rusia.
Sin embargo, la UE no ha sido la única en dar otro paso al frente de las sanciones, sino que desde el otro lado del Canal de la Mancha también se han sumado a esta decisión con base en los compromisos alcanzados por Francia, Alemania y el Reino Unido en el marco de la iniciativa E3. Londres ha anunciado que ha sancionado al aerolínea Iran Air en respuesta a la transferencia por parte del Gobierno iraní de misiles balísticos a Rusia, así como a la naviera iraní IRISL y el carguero ruso Port-Olya-3.
Pasando a la ayuda militar, se espera que Croacia envíe un lote de carros de combate M-84 y vehículos de combate de infantería M-80 valorados en 145 millones de euros. Asimismo, el Ministerio de Defensa croata ha confirmado que la ayuda también incluirá repuestos y munición.
Para concluir, dos noticias de interés. De un lado, en las últimas horas la empresa finlandesa Cinia ha comunicado que el cable submarino finlandés-alemán, C-Lion1, ha sido dañado cerca de la ruta del Nord Stream, si bien las causas del incidente aún se desconocen. En particular, este cable reviste especial importancia al ser el único que llega directamente a Europa central
De otro, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ha anunciado que ha descubierto gas lacrimógeno antidisturbios en muestras de una granada y tierra facilitadas por Ucrania. Esto contravendría la Convención sobre Armas Químicas, algo que ya ha sido denunciado anteriormente por Estados Unidos y Reino Unido.
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