Durante la última jornada han continuado produciéndose ataques con drones y misiles rusos sobre Ucrania, al tiempo que las tropas del Ejército ruso presionan a las AFU en distintos puntos del frente, desde Kursk hasta Zaporiyia. En el apartado internacional, por su parte, la noticia más importante del día tiene que ver con las reuniones mantenidas por parte de Zelenski con el presidente francés, Emmanuel Macron y con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ante quienes ha presentado su «Plan para la Victoria de Ucrania» y a quienes ha solicitado más ayuda, si bien no se han producido anuncios importantes, como suele ser habitual en estos casos.
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En el informe de ayer, amén de otros temas, dejábamos caer una vez más que la infantería ligera, en detrimento de la infantería mecanizada y de las otras Armas -con la excepción de la artillería, que sigue siendo para Rusia la piedra angular de esta guerra, con el apoyo inestimable y creciente de las bombas planeadoras– está convirtiéndose en la reina del campo de batalla. Es una cuestión de la máxima relevancia y que lleva a algunos a la confusión, pues interpretan que Rusia está al borde del colapso únicamente porque es incapaz de lanzar ataques blindados o porque el número de estos ha caído de forma importante. Sin embargo, esto no es exactamente así.
En primer lugar, y antes de hablar específicamente de la infantería ligera, hemos de dejar claro una vez más que para Ucrania sigue teniendo mucho más sentido atacar en lo posible las cadenas de suministro de munición rusas que a cada uno de sus infantes. Es decir, que es militarmente más rentable y beneficioso dejar a su artillería sin munición (o evitar que sus aviones alcancen la distancia de lanzamiento de las FABs con kit UMPK) que no causar un altísimo número de bajas entre los soldados rusos de a pie, que son tan «fungibles» o más que la propia munición. Al fin y al cabo, la superioridad rusa en términos humanos, a pesar de los problemas de reclutamiento que hemos ido relatando, es enorme y siempre tendrá la baza de nuevas movilizaciones, aspecto en el que Ucrania parece haber llegado cerca de su límite.
Dicho esto, es necesario entender que Rusia no ha pasado a abandonar los BTGs originarios o los intentos blindados porque carezca de medios, sino porque en un campo de batalla totalmente monitorizado, su uso no resulta ni efectivo, ni rentable. Aun así, periódicamente asistimos a intentos de este tipo, en especial cuando deben superar distancias moderadamente amplias en campo abierto, ya que la infantería tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir si cruza a pie campos de cultivo o praderas. Y cada vez que lo hace, como hemos visto en muchas ocasiones, el coste de lanzar asaltos mecanizados es prohibitivo, como han demostrado los casos de Vuhledar, de Maríinka y tantos otros.
Y esto no es algo nuevo, en absoluto. De hecho, hace ya varias décadas que los informes de los analistas de la ONA estadounidense adelantaban lo que iba a suceder, en especial los preparados en su día por Andrew F. Krepinevich Jr. sobre el régimen maduro de la guerra de precisión, esto es, la etapa que debía seguir a la «Revolución en los Asuntos Militares de la Información» que se vivió durante los 80 y 90 en las Fuerzas Armadas estadounidenses. Un tema, por cierto, sobre el que ha vuelto a escribir recientemente en «The Origins of Victory: How Disruptive Military Innovation Determines the Fates of Great Powers».
El caso es que hace ya mucho tiempo que los estadounidenses sabían -y los rusos, que leen atentamente cada paper publicado, también- que las guerras futuras serían escenarios demasiado dolorosos para las fuerzas blindadas, con lo que las opciones reales para avanzar pasaban o bien por la «escalada horizontal», es decir, reclutando a más gente y en lo posible ampliando el campo de batalla o bien por usar las Fuerzas Terrestres de modo que se «garrapateasen» sobre el terreno, aprovechando las zonas más complejas, como bosques o ciudades; algo que estamos viendo cómo Rusia utiliza con cierta maestría, asumiendo eso sí el coste en sangre.
Y todo esto no lo sabían porque fuese adivinos dotados de una bola de cristal, sino porque atendiendo a los propios desarrollos de los que se beneficiaban las FAS estadounidenses, podían prever que más temprano que tarde sus principales competidores iban a tener «complejos de reconocimiento-fuego» capaces no solo de monitorizar el campo de batalla en toda su extensión, sino también de atacar en cuestión de segundos y con enorme precisión cualquier activo enemigo; algo tanto más fácil cuando se trata de un blindado que de un infante.
Por supuesto, no acertaron al 100 por 100 en algunas de sus predicciones (esto rara vez ocurre), pero sí, en líneas generales, en todo lo relevante. Difícilmente podían adelantar, hace más de veinte años, que la forma de monitorizar el campo de batalla fuese más a nivel operacional y especialmente táctico, mediante drones de pequeño tamaño en este caso, que a niveles de teatro, recurriendo a drones de largo alcance o satélites, así como a aviones de reconocimiento electrónico y demás panoplia. Ahora bien, incluso en estos casos hace tiempo que se sabe que las grandes plataformas, dados los avances a la hora de crear «burbujas» A2/AD, están condenadas o bien a ser sustituidas por otras distribuidas, o bien a operar desde zonas situadas a gran distancia del frente.
Por lo tanto, y aunque sin duda Rusia ha perdido cantidades ingentes de carros de combate y vehículos blindados en lo que va de guerra (si bien sigue manteniendo un copioso parque de muchos de ellos), interpretar que el hecho de recurrir a la infantería para avanzar (a veces montada sobre quads o incluso motocicletas y patinetes y asumiendo grandes pérdidas) es un síntoma de colapso, es un absoluto error.
Si Rusia actúa así, es porque en un campo de batalla sobrevolado por decenas de drones de pequeño y medio tamaño, sus opciones de avanzar parapetándose su infantería en cada obstáculo y montada sobre vehículos muy baratos y poco rentables de atacar cuando deben cruzar algo de terreno abierto, son mucho mayores que de cualquier otra forma.
Con esto no queremos decir que Rusia sea invencible o que esté en una posición desahogada, pero sí pretendemos señalar que hay un error de concepto detrás de ciertos argumentos que se ven a diario en las redes sociales y que son el mismo tipo de error que llevó a no entender el porqué de cambios como los propuestos en su día por Surovikin y cómo éstos iban a dificultar a Ucrania y sus aliados la implementación de la estrategia que a bombo y platillo habían anunciado.
Como quiera que no podemos hablar únicamente de teoría, aunque nos encantaría, toca pasar a la actualidad sobre el terreno, con una Rusia que un día más ha continuado con su campaña de ataques sobre territorio ucraniano, como los que han tenido como objetivo Odesa. Una ciudad en la que son periódicamente alcanzadas las instalaciones portuarias, pero también los depósitos de combustible anexos al puerto y otros objetivos, al tratarse de un nodo de transportes fundamental para Ucrania. En este caso, habrían fallecido cuatro personas y se habrían registrado una decena de heridos. También se han lanzado ataques contra Micolaiv, en donde habría caído un misil Iskander, aunque no se conocen los resultados.
Además, sigue aumentando el número de ataques rusos con bombas planeadoras que, como hemos visto en informes previos, cada vez se emplean más allá del frente, contra ciudades como Járkov, Konstyantinivka, etc. También las advertencias por parte de Ucrania respecto del peligro que supone el sobrevuelo de la central nuclear de Zaporiyia por parte de los misiles rusos, en sus rutas contra objetivos en otras partes de Ucrania, algo que dicen que se produce «a diario».
Según los ucranianos, en total Rusia habría lanzado 2 misiles balísticos Iskander-M, 1 misil Kh-31P, 3 misiles procedentes de un sistema SAM S-300 y 2 misiles de crucero Kh-59/69, así como hasta 62 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/). De todos ellos, las defensas aéreas, según los datos oficiales, apenas habrían derribado 42 de los 62 drones y ningún misil. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, apenas ha trascendido nada sobre los puntos alcanzados, lo que teniendo en cuenta que los misiles suelen emplearse contra infraestructuras relacionadas con la energía, objetivos militares o relacionados con la producción y el mantenimiento de material de guerra, como bien señalaba un lector, impide hacer una valoración precisa de los daños causados.
Del lado contrario, no han trascendido noticias de consideración, más allá del hecho de que el depósito atacado en Feodosia ha seguido ardiendo por cuarto día consecutivo, dejando una vez más espectaculares imágenes. En cualquier caso, desde el Ministerio de Defensa ruso han hablado de ataques masivos, pues aseguran haber derribado en las últimas 24 horas un total de «seis misiles HIMARS de fabricación estadounidense y 205 vehículos aéreos no tripulados», de los cuales 96 habrían sido lanzados contra su territorio y, el resto, según se desprende de la nota de prensa, empleados en las zonas de combate.
En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por el sector de Kursk, tenemos que los combates se han intensificado en torno a Liubomivka, incluyendo un asalto ruso contra esta localidad en el que han tomado parte las VDV y que les ha llevado a lograr ganar algo de terreno en la zona. De hecho, según la fuente habrían provocado una retirada ucraniana hacia el sur, logrando progresar los rusos hacia Zelenkyi Shlyakh.
No hay novedades en Járkov, por lo que pasamos al sector de Kupiansk, en donde el Ejército ruso -que actúa con apoyo de las tropas de la autoproclamada República de Lugansk, aunque no siempre los citemos- ha atacado en dirección a la citada localidad desde varios puntos, por el momento sin conseguir avanzar, si bien hay mappers que hablan de la llegada a la zona norte de Petropavlivka. Además de esto, ya más al sur habría completado la toma de Miasozharivka, al sur de Stel’makhivka. Además, se habla también de avances al norte del saliente de Pischane, en la zona de Tabaivka.
En cuanto al sector de Siversk, después de las afirmaciones y negaciones de los últimos días, tenemos opiniones todavía encontradas, pues algunos dan por buena la toma de Verkh’okam’yans’ke, como vimos, mientras que otros mantienen las líneas en las mismas posiciones que hace una semana, rectificando sus propias informaciones.
Dicho todo esto, el sector del frente más activo sigue siendo el de Pokrovsk-Kurajove. Allí, además de ataques al oeste, contra Lysivka, se han registrado progresos rusos hacia Selydove. Por otra parte, cada vez más fuentes hablan de la retirada ucraniana al este de Zhelanne Pershe, aunque esto es algo que se da por hecho desde hace un tiempo y, si quedaban unidades, estaban haciendo de pantalla, cubriendo la salida del resto de efectivos.
Por último, al sur, continúan los intentos rusos por progresar en dirección norte en el sector de Vuhledar, para lo cual han llevado a cabo en las últimas horas intensos bombardeos sobre posiciones ucranianas en distintos puntos al norte de Vodiane y de Zolota Nyva.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza hoy, como no podía ser de otra manera, con la gira europea de Zelenski, que en las últimas horas le ha llevado a reunirse tanto con el presidente francés, Emmanuel Macron, como con la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni: dos líderes ante los que ha presentado su «Plan para la Victoria de Ucrania» que, entendemos, habría incluido ya al menos algunas de las concisiones que se iban a incluir tras la ronda de consultas iniciada hace unos días con la cúpula militar y política ucraniana.
En el primer caso, el del viaje de Zelenski a Francia, ha servido para presentar ante el mandatario galo tal y como se esperaba, los detalles del «Plan para la Victoria de Ucrania», amén de para agradecer a Francia el apoyo prestado hasta el momento, solicitando de paso más ayuda en el futuro. Aun así, se han tocado otros temas, como la producción conjunta de armamento, que Ucrania pretende ampliar, atrayendo inversiones francesas al país. También, además, se ha hablado sobre el regreso de los niños ucranianos a su país o sobre las negociaciones en el G7 sobre los préstamos a Ucrania. La cita con Macron ha dejado, además, algunas declaraciones interesantes por parte de Zelenski, como las relativas a la imposibilidad de «congelar» el conflicto.
En el caso de Meloni, Zelenski ha calificado la reunión de «muy fructífera», asegurando que durante la misma se ha tratado cada aspecto de su plan y afirmando que la clave de todo pasa por estrechar las relaciones con los aliados más estrechos del país, así como por fortalecer a Ucrania. Además, ha agradecido al país transalpino «la preparación de la Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania, que se celebrará en Italia. Para nosotros es importante que las empresas italianas estén representadas de forma significativa en los proyectos de reconstrucción de Ucrania». Por otra parte, Zelenski ha explicado, a propósito de su encuentro con la italiana, que «Hoy hemos prestado especial atención al aspecto económico de nuestro Plan de Victoria, en particular a las oportunidades económicas especiales en Ucrania y a los recursos críticos que no deben caer bajo el control ruso».
Zelenski, en cualquier caso, no ha viajado solo, sino que lo ha hecho acompañado de un séquito que incluía tanto a su jefe de Oficina, Yermak, como al ministro de Exteriores, Sybiha. Este último, por ejemplo, ha aprovechado la visita a Francia para reunirse con el nuevo ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, con quien ha hablado entre otras cosas sobre la futura visita del diplomático galo a Ucrania.
Siguiendo con la diplomacia ucraniana, el primer ministro, Shmyhal, se ha reunido con el máximo representante de la Organización de Comercio Exterior de Japón, un país que está estableciendo lazos cada vez más sólidos con Ucrania y con el que desde Kiev buscan la forma de crear nuevas oportunidades de negocio. Como consecuencia de la reunión, se ha firmado un memorando de cooperación que, muy seguramente, acarreará en el futuro contratos e inversiones con algunas de las principales empresas niponas.
Cambiando de tercio, el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, ha vuelto a mostrarse contrario a la membresía de Ucrania en la OTAN (recientemente desde Eslovaquia fueron muy claros sobre este tema), asegurando que podría conducir a una gran conflagración. Según sus palabras «Si Ucrania fuera aceptada como miembro de la OTAN en las actuales circunstancias, ello significaría el estallido de una Tercera Guerra Mundial. Siempre hemos defendido que no se debe provocar un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN».
En cuanto a Rusia, tenemos en las últimas horas a Putin llegando a Turkmenistán, en donde ha visitado la Cámara de Comercio e Industria del país, donde se celebra el foro internacional «La interconexión de los tiempos y las civilizaciones: base para la paz y el desarrollo». Allí ha sido recibido por el presidente turcómano, Serdar Berdimuhamedov. Además, en el foro tomarán parte los presidentes de Armenia, Irán, Kazajstán, Kirguistán, Mongolia, Pakistán, Rusia, Uzbekistán y Tayikistán. También un número de representantes de organizaciones internacionales, como la OCS, la CEI o la ONU.
Siguiendo con Rusia, ha sido noticia la muerte en prisión de la periodista ucraniana Victoria Roshchina, detenida por las fuerzas rusas en los territorios ocupados de Ucrania en 2023. Por el momento se desconocen las circunstancias exactas, ya que como ha explicado la ONG Reporteros Sin Fronteras, las «autoridades rusas nunca han proporcionado información sobre su detención, a pesar de las incesantes peticiones de su familia, las autoridades ucranianas y RSF”.
En otro orden de cosas completamente diferente, desde la Unión Europea han aprobado un paquete de apoyo a Moldavia por valor de 1.800 millones de dólares que, según dicen desde las instituciones, permitirá duplicar el tamaño de la economía de este país en el plazo de una década. Se trata de un paso importante, pues la situación en Moldavia está íntimamente ligada a la de Ucrania, se trata de otro Estado que es candidato a la entrada en los todavía Veintisiete y con medidas como esta se pretende por una parte, eliminar la dependencia del país respecto a Rusia y, por otra, «atar» a Moldavia definitivamente a la esfera comunitaria.
Otra noticia interesante de la jornada tiene que ver con la libertad de prensa en Ucrania, pues desde el medio Ukrainska Pravda han denunciado presiones por parte del Gobierno de Zelenski (y no es la primera vez que salta una noticia de este tipo) para «influir en su política editorial». Además, acusan al Ejecutivo de presionar a las empresas para que cesen su relación publicitaria con este medio si no se pliega a las directrices de Kiev.
Cerramos hoy, ya que hablamos de prensa, recomendando un artículo de Peter Pomerantsev, autor que ha escrito títulos imprescindibles y mordaces sobre Rusia, como «La nueva Rusia: nada es verdad y todo es posible en la era de Putin». En este caso, Pomerantsev habla sobre algunas de las debilidades del régimen de Putin y sobre el apoyo real que, según sus investigaciones, tiene el líder ruso entre su propia ciudadanía.
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