Al amparo de las celebraciones por el 80º aniversario del desembarco de Normandía, a las que han acudido entre otros Biden y Zelenski, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado que su país venderá aviones de combate Mirage 2000-5 a Ucrania, sin especificar el número. Además, ha propuesto formar a 4.500 militares ucranianos, aumentando así la implicación gala en la guerra, que ha sido respondida en parte por Moscú con la detención de un ciudadano francés en Moscú que prestaba trabajo en una ONG suiza. Todo en una jornada en la que desde los Estados Unidos han anunciado un nuevo paquete de ayuda militar por valor de 225 millones de dólares al tiempo que Biden ha vuelto a descartar el empleo de armamento estadounidense contra objetivos en el interior de Rusia o contra su capital, si bien ha reafirmado su compromiso con su aliado asegurando que «no nos retiraremos de Ucrania».
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La escalada entre una Francia que parece dispuesta a liderar el esfuerzo europeo frente a Rusia y una Rusia que entiende este hecho, pero es consciente de que su verdadero rival está al otro lado del Atlántico -al ser los Estados Unidos el garante último de la disuasión por parte de Occidente-, ha seguido subiendo peldaños en las últimas horas. Si por una parte Macron, quien ha presidido los actos conmemorativos por el 80º aniversario del desembarco de Normandía, ha anunciado la provisión -a futuros y sin especificar ni la cantidad, ni las condiciones- de aviones de combate Mirage 2000-5 y ha planteado la posibilidad de entrenar hasta a 4.500 uniformados ucranianos, desde el Kremlin han respondido, al menos parcialmente, con la detención de un ciudadano galo que trabajaba para una ONG suiza.
En el primer caso, Macron ha desvelado que su país está trabajando en una coalición que permitirá entregar no solo cazas Mirage a Ucrania, sino también proporcionar el apoyo logístico necesario para que estos puedan mantenerse en servicio con la Fuerza Aérea ucraniana y, por supuesto, el entrenamiento necesario para que los pilotos de este país puedan volarlo. No ha despejado sin embargo las dudas respecto a cómo se solucionarán algunos flecos, desde la financiación -se habla de una venta y no de una donación- hasta el número de aparatos, ya que los inventarios de la Fuerza Aérea francesa son limitados. Sí ha definido plazos, pues ha hablado de un plazo de «cinco o seis meses», de forma que «a final de año tendrán esos aviones».
En el segundo, lo que el presidente galo plantea es la formación de 4.500 militares ucranianos, a lo que se sumaría la entrega de material para equiparlos, abundando así en los programas que ya están en marcha en este sentido. Eso sí, ha vuelto a dejar abierta la posibilidad de que el entrenamiento se lleve a cabo en la propia Ucrania, declarando que “el suelo ucraniano es soberano: no se trata de ir a entrenar a la zona de combate. Pero, en un momento en que Ucrania tiene un desafío, debemos responder a él, como lo hemos hecho siempre».
Como respuesta provisional no tanto frente a estos anuncios, como seguramente por la detención de varios supuestos agitadores rusos en París, así como del supuesto terrorista ruso apresado hace unas horas también en la capital gala, en Moscú han detenido a Laurent Vinatier -asesor de la ONG suiza dedicada a la mediación Centre for Humanitarian Dialogue-, de 48 años y experto en el espacio post-soviético que es investigador asociado en el Instituto Thomas More y que ha publicado en el pasado en diversos think tanks y organizaciones como el Instituto Delors, entre otros.
Más allá de la cara más pública de este enfrentamiento entre franceses y rusos, lo que más sigue preocupando ahora mismo es aquello que no se ve, incluyendo el auge de las amenazas híbridas, que se está produciendo de diversas formas. Dicho lo cual, y aunque generalmente pase más inadvertido, en ocasiones como en la última jornada llega a degenerar incluso en una escalada verbal entre embajadas, con los franceses buscando combatir la desinformación propagada por los diplomáticos rusos a propósito de sus acciones en diversas partes de África. Ahora bien, es una campaña que en realidad viene de tiempo atrás –y que buscaba en origen combatir la desinformación propagada por Wagner Group– pero que ahora ha llegado a nuevos niveles, con intercambios directos a través de las redes sociales.
Cambiando de tercio, en las últimas horas también ha sido noticia, aunque en un orden de cosas muy diferente, el ataque del que habláramos ayer contra las instalaciones de refino rusas en la localidad de Novoshakhtinsk. El caso aquí es que el ataque ucraniano fue una vez más exitoso, a pesar de que parte de las estructuras afectadas por la acción de los drones estaban en principio protegidas contra estos con protecciones pasivas, como mallas metálicas.
En relación con esto, y como sabemos, los sistemas de redes y barreras físicas han sido ampliamente utilizados en Ucrania por ambos bandos para proteger carros de combate, obuses y vehículos blindados. Es más, recientemente incluso hemos visto este tipo de soluciones para intentar proteger desde triciclos a furgonetas. Pero también se han empleado, aunque tenga mucha menos publicidad, para proteger infraestructuras críticas como depósitos de combustible y refinerías de los ataques con drones, demostrando cierta efectividad, al igual que en el caso de las protecciones vehiculares.
En este sentido, ante la imposibilidad de contar con medios C-UAS suficientes –pese a experimentarse con soluciones cada vez más baratas-, el despliegue de redes metálicas o mallas de protección alrededor de las instalaciones ha sido una de las principales medidas adoptadas. Estas barreras tienen como objetivo derribar los drones más pequeños y lentos mediante el impacto contra las redes al intentar atacar los objetivos protegidos. En algunos casos, las redes también buscan provocar la detonación prematura de las cargas explosivas que puedan llevar los drones kamikazes antes de alcanzar su objetivo.
En cuanto a su efectividad, estas redes han demostrado ser razonablemente eficaces contra drones comerciales pequeños y de vuelo lento que son utilizados con fines de ataque. Sin embargo, tienen limitaciones evidentes contra modelos más rápidos, ágiles y maniobrables, o bien pesados, que pueden evadir o atravesar las barreras. En cualquier caso, ha sido una de las opciones preferidas por Rusia, que la ha extendido a las refinerías y depósitos de petróleo de algunas de las regiones fronterizas y que se pueden ver en instalaciones cada vez más al interior del país, buscando hacer frente a ataques que se producen a distancias crecientes.
Siguiendo con los ataques a larga distancia, pero en esta ocasión en las últimas 24 horas, desde Ucrania han asegurado haber sido víctimas de un nuevo ataque masivo por parte de Rusia, consistente en el lanzamiento de hasta 53 vehículos no tripulados tipo Shahed-131/136 (Gera-1/2), así como de 5 misiles de crucero Kh-101/555, de los que afirman haber derribado 48 y 5 respectivamente. Las defensas antiaéreas habrían estado activas sobre Odesa, en donde se han registrado explosiones, así como sobre Bila Tserkva, en el centro del país, o en Chuhuiv, entre otros. Por el momento no ha trascendido ninguna evaluación de daños, más allá de un centro comercial alcanzado en Jersón y de los problemas de suministro eléctrico, que han vuelto a generalizarse en el país desde el pasado fin de semana, siendo significativo en este aspecto que Ukrenergo no actualice desde abril la información sobre capacidad de generación, tema que tocamos ayer.
En el caso contrario tenemos que la ciudad de Lugansk, bajo control ruso, ha vuelto a ser objeto de ataques ucranianos. El parte ministerial, en su caso, ha sido bastante comedido en sus cifras en la última jornada, hablando de cómo supuestamente «Los sistemas de defensa aérea derribaron 48 vehículos aéreos no tripulados ucranianos, un misil antibuque Neptune y siete misiles HIMARS y Alder de fabricación estadounidense». Eso sí, ni una referencia al probable hundimiento de un remolcador ruso Proyecto 498 Saturn en Crimea.
Más allá de esto, las novedades son relativamente escasas, a pesar de que los combates continúan siendo intensos en buena parte del frente. Así, comenzando por el norte del mismo, las tropas rusas habrían logrado avanzar en las inmediaciones de Vovchansk, aunque con ganancias menores. Además de allí, se sigue luchando también más al sur, tanto en el sector de Kupiansk, en torno a Ivaninka, como en el de Siversk, concretamente en Bilohorivka, aunque las líneas permanecen prácticamente estáticas a pesar de ligeros avances rusos.
Los enfrentamientos principales siguen, dicho esto, produciéndose en dos puntos. En primer lugar, en el sector de Bakhmut, en donde son cada vez más los puntos en los que el Ejército ruso ha logrado alcanzar el canal de agua dulce, si bien todavía no está del todo claro cómo se producirá el cruce, pues podría terminar en desastre si no se ejecuta correctamente, como ha ocurrido en otras ocasiones en las que han tenido que enfrentar vías acuáticas. Ahora bien, después de los últimos avances en Kalinina, un contraataque ucraniano habría logrado expulsar a las tropas rusas de esta pequeña localidad.
Además de esto, y para finalizar con la parte de los combates, se ha seguido luchando en el sector de Avdiívka, aunque sin cambios de consideración, así como en el antiguo eje de Orijiv, con nuevos avances rusos en Urozhaine.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza hoy, pues ya hemos hecho alguna referencia a lo ocurrido durante las celebraciones del Día D, por el nuevo paquete de ayuda estadounidense a Ucrania, en este caso por valor de 225 millones de dólares y en el que se incluyen esencialmente municiones de todo tipo, incluyendo aquellas que desde los M142 HIMARS y MLRS 270 permitirían atacar territorio ruso, caso de los misiles ATACMS.
El anuncio, como es lógico, se ha producido coincidiendo con la presencia de Biden en Normandía, en donde se ha reunido como estaba previsto con Zelenski para tratar los detalles del permiso para atacar territorio ruso. Respecto a esto, Biden recientemente ha concedido una entrevista a ABC News en la que decía que no se ha concedido permiso a Ucrania ni para atacar 200 millas en el interior de Rusia, ni tampoco para atacar Moscú. Una de cal y otra de arena, pues casi al mismo tiempo Biden ha asegurado que los Estados Unidos no cesarán en su apoyo a Ucrania, dejando claro que «no nos alejaremos» ni «nos rendiremos ante los matones». Sigue primando pues Biden el control de la escalada, que parece ser el principal interés estadounidense por encima de defender la democracia o prevenir un mayor sufrimiento para Ucrania.
El otro punto de la agenda bilateral entre ucranianos y estadounidenses tenía que ver con la Cumbre de Paz Global, a la que acudirá en representación norteamericana la vicepresidenta del país, Kamala Harris. Como vimos, esta decisión no sentó nada bien en el Gobierno ucraniano, que quiere una representación de primer nivel, encabezada por el propio Biden. Sin embargo, desde las críticas de Zelenski unos días atrás y tras las últimas conversaciones, han rebajado el tono en este sentido considerando ahora que es una «noticia importante» la confirmación de la presencia de Harris en la Cumbre.
No ha sido, en cualquier caso, lo único que ha hecho Zelenski durante su estancia en Normandía -quien ha acudido acompañado de su esposa, Olena Zelenska– en donde ha coincidido con multitud de líderes y representantes de numerosos países, se ha podido reunir con veteranos de la Segunda Guerra Mundial y ha buscado seguir estrechando lazos con una Francia que, como hemos explicado en la primera parte del informe, parece más que dispuesta a ello. Además, también ha hablado con el primer ministro de la India, Narendra Modi, quien se ha impuesto en las elecciones y que dirigirá por tanto un país que tiene muchos ingredientes para ser un actor relevante en cualquier acuerdo de paz.
Pasando a la ayuda internacional -más allá de la estadounidense, que ya hemos tratado-, en las últimas horas Japón ha hecho efectiva la transferencia a Ucrania de un lote de 101 vehículos, incluyendo camiones ligeros, vehículos 4×4 y transportes de orugas que serán utilizados por las AFU.
En otro orden de cosas, el ministro de Exteriores ucraniano, Kuleba, así como también Zelenski, han felicitado a los representantes de Dinamarca, Grecia, Pakistán, Panamá y Somalia, tras ser elegidos como miembros no permanentes del Comité de Seguridad de las Naciones Unidas. Como es lógico, desde Ucrania intentan ganar apoyos dentro de un Comité en el que, en cualquier caso, siguen siendo cinco las naciones con derecho a veto.
Además, la Rada Suprema ucraniana, como no podía ser de otra forma, ha ratificado el acuerdo con la Unión Europea, gracias al cual el país podrá recibir hasta 50.000 millones de euros en los próximos años como parte de la iniciativa Ukraine Facility, en una decisión que ha sido anunciada tanto por el primer ministro, Shmyhal, como por el presidente de la Cámara, Stefanchuk.
Pasando a Rusia, desde este país aseguran estar todavía dispuestos a negociar con Kiev, si bien afirman que deben poder entender «quien tiene el grado requerido de legitimidad» para negociar en nombre de este país, sino el viceministro ruso de Exteriores, Mikhail Galuzin. Lo que Galuzin estaría haciendo, en realidad, es tratar de minar la legitimidad del régimen de Zelenski, haciendo referencia a la ausencia de elecciones parlamentarias y presidenciales, siguiendo así la estela de Putin, quien puso en duda también la legitimidad del Gobierno ucraniano en declaraciones recientes. Y es que, como hemos dicho en alguna ocasión, la mujer del César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo lo que, aplicado al caso ucraniano, implica que cada vez que este país se aparte de los estándares que Occidente defiende, especialmente en cuanto a democracia, será aprovechado por Rusia para potenciar su relato.
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