Según Putin, su país nunca ha renunciado a establecer conversaciones de paz con Ucrania. Es más, considera necesario acabar con esta «tragedia». Palabras que difícilmente pueden calar en el agredido, país que ha logrado arrancar a sus aliados la formación de una coalición de defensa aérea en el marco de la reunión de Ramstein, que acaba de recibir un nuevo tramo de ayuda de 1.500 millones de euros por parte de la UE y que ha visto cómo el comisario de Mercado Interior aseguraba que los Veintisiete producirán hasta 1,4 millones de proyectiles de artillería el próximo año.
Según la estación fría va llegando, ya con temperaturas de entre -3 y -8 grados centígrados en algunos sectores del frente –tema tocado recientemente por el propio Zelenski-, comenzamos a revivir situaciones que a todos nos resultan familiares, como un redoblamiento en los esfuerzos rusos por entablar negociaciones. Esto, que puede parecer positivo -aunque solo lo sería bajo condiciones muy específicas-, es algo que ya ocurriera hace un año, aunque en aquel caso Putin lo único que buscaba era ganar tiempo para revertir una situación muy desfavorable.
De hecho, lo consiguió, aunque no hubo rastro alguno de negociaciones, al menos que trascendieran públicamente. Al final, la estrategia impuesta por Surovikin (que explicaremos en detalle en nuestro tercer libro, ya en preimpresión), consistente en combinar la movilización, la construcción de defensas fijas, la reactivación de la industria, los ataques estratégicos mediante misiles y drones, el uso de Wagner Group en el área de Bakhmut, la amenaza de escalada y el engaño, permitió dar la vuelta a la guerra, mientras los diplomáticos rusos hablaban una y otra vez sobre la necesidad de negociar «reconociendo la situación sobre el terreno».
Transcurrido un año de aquello, la situación es francamente diferente en algunos aspectos, pero no tanto en otros. En primer lugar, Ucrania ha perdido casi por completo el impulso y la iniciativa, después de la fallida ofensiva estival. Rusia, aunque se mantiene al ataque en buena parte del frente, tampoco parece en disposición de romper las defensas ucranianas ni de lograr éxitos que vayan mucho más allá del nivel táctico. La guerra está, como sabemos, estancada.
Por otra parte, a diferencia de lo que ocurría hace alrededor de un año, la situación ucraniana en términos diplomáticos y de lo que puede esperar en cuanto a ayuda por parte de sus aliados es mucho peor que 365 días atrás. En primer lugar, por la situación interna de alguno de sus principales socios, como los Estados Unidos –a la espera de que se resuelva la situación creada tras las recientes elecciones en los Países Bajos-. En segundo lugar, porque el bloque de los Veintisiete, a pesar de que se acaba de aprobar un nuevo tramo de ayuda, está más dividido que entonces. En tercer lugar, porque no hay tanto margen para la nueva ayuda: los inventarios están vacíos y nadie se plantea la escalada, a través de la entrega de armamento más contundente. En cuarto lugar porque las esperanzas puestas en la llegada de aparatos como los F-16, por importantes que sean, han menguado notablemente, aceptándose que su contribución será limitada, si es que llegan a entrar en combate.
Desde Moscú, mientras se niegan a decretar una nueva movilización como piden desde los sectores más radicales, susceptible de dar un cambio al curso del conflicto, continúan hablando de la necesidad de negociar –significativo que Putin se haya referido a la guerra como una «tragedia» siendo él el máximo responsable, tanto por lanzarla, como por los fallos de planificación iniciales-, a la vez que esgrimen la amenaza de un conflicto más largo (invierno mediante) y utilizan su maquinaria propagandística para tratar de hacer mella en sus oponentes en todos los planes.
Es cierto que su economía ha soportado con nota las numerosas sanciones impuestas y que la estabilidad del régimen parece asegurada después de que Putin afianzara la vertical del poder con la muerte de Prigozhin, la salida de Surovikin y el paso a un incómodo segundo plano de Kadírov. También que su industria de defensa produce más que hace un año y que podrían haber guardado armas stand-off suficientes como para lanzar una contundente campaña de ataques estratégicos contra la infraestructura ucraniana en los próximos meses.
Sin embargo no lo es menos que no siempre podrá mantener el nivel de gasto militar en el que se espera incurra el próximo año –por más que se prepare para una guerra larga-, que las sanciones tienen un efecto, aunque no sea todo el esperado, que las movilizaciones encubiertas tienen un límite, pues el nivel de desgaste sigue siendo elevado y las fuentes de las que obtienen sus reclutas no son infinitas (aunque el indulto siga siendo una buena motivación), que hay cierta oposición a que se realicen nuevas movilizaciones oficiales y que la ventana de oportunidad, ahora abierta de par en par, podría cerrarse por diferentes razones.
Es esto lo que explica en gran medida la ofensiva diplomática rusa: como le ocurriera hace un año a Ucrania, ahora parece tener la oportunidad de cerrar la guerra en una posición favorable (cerrarla, temporalmente, salvo que se garanticen a Ucrania medios de disuasión suficientes, no nos cansamos de insistir sobre esto). Sin embargo, si no se establecen negociaciones y se llega a algún tipo de acuerdo (que de paso le permita seguir reconstituyendo fuerzas), el riesgo es elevado: la situación política internacional podría volver a cambiar, podrían desarrollarse avances técnicos que jueguen en contra de sus intereses, la situación podría influir hasta cierto punto sobre las elecciones de marzo, etc.
Ucrania, como es lógico, se ve obligada a confiar en esto último y redobla también su ofensiva diplomática, aunque en otro sentido: con la intención de garantizarse el apoyo de sus aliados al menos hasta la primavera, a la espera de poder alcanzar una situación más aceptable sobre el terreno. Sin garantías de seguridad claras reflejadas en ningún documento y obligada probablemente a renunciar a una quinta parte de su territorio si se sienta a negociar, los incentivos continúan siendo demasiado pocos, algo comprensible.
Y mientras tanto, los combates y los ataques continúan, por más que las novedades sean escasas. Si bien no se han registrado nuevos ataques sobre territorio ucraniano en las últimas horas, desde el Ministerio de Defensa ruso aseguran haber derribado tres drones de esta nacionalidad sobre Crimea, además de denunciar un ataque desde otro UAS con munición de fragmentación sobre un grupo de periodistas del canal Rossiya-24, en el que uno de los integrantes habría resultado herido.
Más allá de esto, recientemente se han podido ver imágenes de un USV ucraniano «Magura V» varado en Crimea, lo que ha permitido observar de cerca algunas de sus características.
En cuanto a los combates, muy pocas noticias relevantes. La actividad en el sector más septentrional es limitada, con intentos rusos poco decididos por acercarse al Oskil.
En el área de Bakhmut, la única actividad procede del sur de la ciudad, concretamente de Andriívka, así como del área entre esta y Gorlóvka, en donde Ucrania continúa atacando y tomando algunas posiciones hasta ahora bajo control ruso.
De la zona de Avdiívka, en donde se sigue luchando con denuedo, los ucranianos habrían restablecido en parte las líneas en el área de Stepove, al norte. O eso se deduce de las imágenes de los IFV de las AFU abriendo juego contra objetivos rusos. Distinta es la situación al sureste de Avdiívka, en donde son los rusos quienes han ampliado el área bajo su control.
Al sur del país, mientras en las redes sociales se sigue hablando de la ampliación del área de control ucraniano en Krynky, lo único tangible en las últimas horas es la consolidación de posiciones de las AFU al norte de Novoprokopivka, en el eje de Orijiv.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el plano internacional es obligado comenzar por los resultados de la última reunión en formato Ramstein, en la que se ha decidido la formación de una coalición destinada a garantizar a Ucrania el suministro de sistemas defensa antiaéreos y municiones y misiles para los mismos. Ahora bien, quitando las palabras de Zelenski, quien ha dado la bienvenida a la iniciativa, es muy poco lo que se sabe en realidad sobre la formación de esta nueva coalición, anunciada anteriormente por Alemania y en la que este país y Francia asumirán el papel de líderes y sobre el material que podrá suministrar, más allá de las referencias a drones, misiles o equipos de guerra electrónica.
Más tangible es la ayuda europea en forma de fondos para el sostenimiento económico de Ucrania. De hecho, en las últimas horas se ha liberado un nuevo tramo de 1.500 millones de euros que forma parte del total de 18.000 en ayuda macrofinanciera comprometido para este 2023. Según figura en la web de la Comisión Europea:
El pago de hoy se produce después de que la Comisión descubriera el 18 de octubre que Ucrania seguía avanzando satisfactoriamente hacia la aplicación de las condiciones políticas acordadas y cumplía los requisitos de presentación de informes , cuyo objetivo es garantizar el uso transparente y eficiente de los fondos. En particular, Ucrania ha logrado avances importantes para mejorar la estabilidad financiera con la eliminación gradual de los impuestos temporales de emergencia, así como para fortalecer el Estado de derecho, por ejemplo, con el restablecimiento del funcionamiento del Consejo Superior de Justicia y del Consejo Superior de Jueces. Ucrania también ha logrado avances significativos hacia la mejora de su sistema energético con la reestructuración del Operador del Sistema de Transmisión de Gas y hacia la promoción de un mejor clima empresarial».
Siguiendo con los Veintisiete, durante la última sesión de debate del pleno parlamentario que se está celebrando estos días, se ha discutido acerca de la producción europea de municiones de artillería y los envíos a Ucrania. En relación con esto, el comisario de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, ha asegurado que para finales de 2024 los Estados miembros estarán en situación de producir a un ritmo de 1,3 o 1,4 millones de proyectiles de 155mm al año. Al mismo tiempo, ha pedido que las empresas y estados den prioridad al suministro a Ucrania, aun a riesgo de desatender los contratos firmados con otros clientes. Eso sí, ni una referencia a las razones que han llevado a la UE a dejar fuera de las iniciativas de producción, como ASAP, a la munición guiada, por ejemplo.
De Estrasburgo pasamos a Polonia, en donde su presidente, Andrzej Duda ha sido claro al pronunciarse a favor de la integración de Ucrania tanto en la Unión Europea como en la OTAN. Según las palabras del político polaco: «Porque nadie comprende tan bien como los polacos el alto precio que pagamos por la libertad y la independencia. Le ayudaremos en su camino hacia la UE y la OTAN, porque queremos verle en nuestra familia europea lo antes posible».
Siguiendo con la ayuda, el ministro de Defensa lituano, Arvydas Anusauskas, ha confirmado recientemente que hasta tres millones de cartuchos de 7.62x51mm han llegado a Ucrania desde su país, munición a la que se unen ropajes invernales para las tropas, así como sistemas de detonación por control remoto.
Mientras tanto, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha amenazado con bloquear toda la ayuda de la Unión Europea a Ucrania, así como la futura adhesión del país al bloque, a menos que los líderes de la UE acuerden revisar toda su estrategia de apoyo a Kiev. Lo ha hecho en una carta enviada al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en la que decía, entre otras cosas, que: «El Consejo Europeo debería hacer un balance de la implementación y eficacia de nuestras políticas actuales hacia Ucrania, incluidos varios programas de asistencia».
En otro orden de cosas, el gobierno de Suiza ha aprobado la exportación de 25 tanques Leopard 2 a Alemania, país que se comprometió a no enviarlos a Ucrania para respetar la neutralidad de la confederación. En septiembre, el Parlamento suizo ya había dado su visto bueno a la venta. En un comunicado de prensa, el Consejo Federal dijo que había “aprobado la solicitud de exportación de 25 carros de combate Leopard 2A4 a Alemania para su compra por parte de la empresa que los fabricó, Rheinmetall Landsysteme GmbH . (…) Un punto que pesó mucho en la decisión: Berlín aseguró a Suiza que los tanques permanecerán en Alemania o en los países miembros de la OTAN o de la UE y se utilizarán para completar su armamento». Como quiera que hecha la ley, hecha la trampa, queda la puerta abierta a que en el futuro sean entregados a Ucrania si este país acceder a la OTAN o a la UE, o bien a que Alemania done algunos de sus carros a este país, quedándose el Heer con los que lleguen de Suiza una vez estos sean actualizados.
Pasando a Ucrania, el primer ministro de este país, Denys Shmyhal, ha declarado hace unas horas que «la confiscación de los activos rusos congelados en Occidente debería convertirse en el principal recurso para la recuperación de Ucrania». Lo ha hecho en referencia a una iniciativa en la que está trabajando el Gobierno del país, encaminada a datar todos y cada uno de los daños causados por la invasión, de forma que posteriormente puedan solicitarse a Rusia las pertinentes compensaciones. Estas, como queda claro en el mensaje de Shmyhal, deberían proceder al menos en parte de los activos rusos incautados o congelados en otros países, algo que sigue presentando dudas legales.
No es la única noticia relevante procedente de Shmyhal, quien ha hablado sobre la capacidad de exportación y manejo de carga de los puertos ucranianos del Danubio, los cuales habrían duplicado la cifra de mercancías gestionada en lo que va de año. Según sus declaraciones: «En 2023, los puertos del Danubio duplicaron con creces su manipulación de carga. Durante el mismo período, el número de barcos que hacen escala en Reni, Izmail y Ust-Dunaisk aumentó un 54% en comparación con el año pasado. Rumania es nuestro socio clave aquí. El país representa el 11% del valor de las exportaciones ucranianas».
Lo mismo ocurre, como es lógico, con los puertos rumanos por los que transitan buena parte de estas mercancías. Así, el puerto rumano de Constanza, en el Mar Negro, envió la cifra récord de 29,4 millones de toneladas métricas de grano en los diez primeros meses de este año, con un 40% de los suministros procedentes de Ucrania.
Cambiando de tema, y para finalizar, dieciséis extranjeros han sido acusados en Polonia de espionaje, preparación de actos de sabotaje y recopilación de información en beneficio de Rusia, según ha anunciado la oficina del coordinador de servicios especiales de este país, desde donde han asegurado que «La acusación ha sido enviada al tribunal». La red de espionaje habría sido desarticulada en marzo y se espera que el juicio comience en las próximas semanas.
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