Ucrania ha lanzado en las últimas horas un nuevo intento sobre Robotyne, en el eje de Orijiv, que según algunos da inicio a una nueva fase en la ofensiva. Al mismo tiempo, las tropas rusas continúan presionando al norte del frente, en Svatove. Muy lejos de allí, el ministro de Defensa de la Federación de Rusia, Serguéi Shoigú, ha visitado Corea del Norte, en un encuentro que servirá para reforzar la cooperación militar y, según algunas fuentes, también para aumentar los envíos de municiones norcoreanas a Rusia. Desde Bruselas, mientras tanto, aseguran estar casi listos para garantizar las exportaciones ucranianas de grano a través del territorio de los Estados miembros, a la espera de que mañana se reúnan el Consejo de la OTAN y Ucrania, para tratar sobre la seguridad en el Mar Negro.
En el informe de ayer hablamos sobre cómo para los Estados Unidos, y al menos hasta que la campaña electoral «apriete», la guerra de Ucrania era una carga «cómoda» de llevar, en tanto por una cantidad irrisoria se estaba logrando erosionar la posición internacional y el poder militar ruso a niveles nunca vistos. Desde entonces, varios de nuestros lectores nos han interrogado acerca de si una guerra por delegación que favorece a los Estados Unidos (aunque no sólo, véase Turquía, China o India), no sería totalmente contraproducente para los europeos, una cuestión de difícil respuesta a falta de estudios serios por el momento que permitan valorar el impacto económico o político país por país, pero sobre la que merece la pena hacer al menos algunos apuntes.
Antes de comenzar, no obstante, hay que dejar claro -una vez más- que en contra de lo que muchos creen los Estados Unidos no han provocado esta guerra. Esta hipótesis, defendida a capa y espada desde el bando prorruso carece de lógica en tanto, en el contexto inmediatamente anterior a la invasión, era contraria a los intereses de Washington. Recordemos que este país estaba buscando la forma de implicarse menos en el Viejo Continente para concentrar fuerzas y recursos en Indo-Pacífico, delegando en sus aliados europeos la disuasión sobre Rusia. Precisamente en la incapacidad de cumplir con esto, unida a otros factores estructurales, encontramos la ventana de oportunidad que Rusia aprovechó para lanzar su invasión.
Dicho esto, y una vez Rusia comenzó con la invasión, no se puede menos que reconocer que desde Washington han sabido capitalizar la nueva situación haciendo que esta favorezca a sus intereses, que pasan entre otros por: 1) debilitar a Rusia, pero no tanto como para que sea incapaz de asegurar cierta estabilidad en su entorno; 2) mantenerse como una nación indispensable para sus aliados europeos (lo que implica un equilibrio entre la necesaria capacidad de estos de auto-defenderse y la posibilidad de que se conviertan en un competidor estratégico); 3) revitalizar y consolidar la OTAN; 4) exportar sus hidrocarburos; 5) afianzar las ventas de su industria de defensa y, en un futuro; 6) participar de la reconstrucción.
Así las cosas, y volviendo sobre la cuestión de si la guerra perjudica a los europeos, en primer lugar encontramos un problema de definición, pues cuando se habla de «europeos», no está del todo claro si es en referencia a todos los europeos -algo imposible, pues Rusia es en muchos sentidos una potencia europea-; a los Estados miembros de la UE; a los socios europeos de la OTAN o si hablamos de un concepto ad hoc y, por lo tanto, poco serio. No olvidemos que en el Viejo Continente conviven toda una amalgama de actores, muchos de ellos con intereses totalmente enfrentados incluso en relación con la guerra de Ucrania, como demuestran los casos de Hungría o el de Bielorrusia.
En segundo lugar, y al hilo de lo anterior, no se puede obviar que también hay países europeos que, por diversas razones, han salido beneficiados de la guerra. El ejemplo más evidente es el de Noruega, convertido en un elemento clave al proveer de gas a buena parte del continente en sustitución de Rusia, lo que le ha otorgado pingües beneficios. Curioso es también el caso de una España que, a pesar de las carestías soportadas por su población, se ha transformado en un hub energético fundamental y que sigue negociando con el gas importado de Rusia.
En tercer lugar está el tema de lo que se considera o no un beneficio, pues hay países como los Bálticos o Polonia que priman su seguridad por encima del crecimiento económico y para los que una Rusia militarmente más incapaz de amenazar sus fronteras supone exactamente eso, un beneficio. Por otra parte, en términos de poder puro, ganarán ascendente sobre la propia Ucrania, a la vez que lo están haciendo también dentro tanto de la Unión Europea como de la OTAN. Incluso considerando los propios intereses «europeos» -en este caso entendidos como los de la Unión Europea-, la guerra ha hecho más por impulsar la «Europa de la defensa» que todos los esfuerzos de los Estados miembros en las dos décadas previas.
En cuarto lugar, nunca debemos obviar que la afirmación de que la guerra (aquí suele añadirse, sin mucha base lo de «provocada por los Estados Unidos») perjudica a los europeos, sometidos a los Estados Unidos, es exactamente el discurso defendido por un Kremlin. Parte de sus tácticas de guerra informativa encaminadas a dividir a los aliados de uno y otro lado del Atlántico al explotar las tensiones surgidas a raíz de la guerra, intentando agudizar las desavenencias y, en última instancia, que se abandone el apoyo a Ucrania de forma que Rusia pueda obtener algunos de sus objetivos iniciales, ahora algo harto difícil. No es un discurso al azar y no es replicado de forma generalizada en Europa Occidental, sino por parte de grupúsculos concretos asociados a tendencias políticas específicas, en extremos opuestos del arco ideológico, pero con elementos en común, como el anti-atlantismo y las conexiones con Rusia.
En resumen, por más que la relación de ideas «Estados Unidos provocó la guerra sacrificando sin escrúpulos a la «carne de cañón» ucraniana => Rusia «picó» y salió debilitada en inicio => La Unión Europea se empobrece y termina sometida a los EE. UU.», por más que atractiva, no es cierta. Una proposición a la que siempre se unen -lo que nos dice de donde viene-, otra más, «inevitable»: los europeos serían más fuertes rompiendo con EE. UU. y «recuperando» su relación con Rusia, pues este país terminará por imponerse y es el único que puede asegurar la libertad y dignidad europeas tras una guerra que solo se está alargando porque se le suministran armas a Ucrania.
Claro está, dicha secuencia «lógica» obvia tanto lo ya explicado, como la responsabilidad rusa, como el hecho fundamental de que muchos Estados europeos ni quieren ni querrán, bajo ningún concepto, tener una relación estrecha por Rusia que solo puede ser, aquí sí, de vasallaje, como la historia demuestra a su entender.
Respecto a otros como España, que por su lejanía del frente y por tener otras urgencias y preocupaciones, juzgan la situación de forma más equidistante, incluso siendo atlantistas, el juego es diferente al de los bálticos o al de Polonia. Un juego que, como el de todos los estados -y sin olvidar la simpatía por Ucrania y la voluntad de prestar apoyo-, va de maximizar los intereses propios, mostrando en público una unión sin fisuras respecto a la propia Ucrania y nuestros aliados, a la vez que se intenta aprovechar el conflicto, en lo posible, para mejorar su posición a futuros.
Pasando ya a lo ocurrido sobre el terreno, en la que ha sido una jornada particularmente intensa, tenemos en primer lugar una nueva oleada de misiles rusos, compuesta por hasta 36 misiles Kh-101, 3 misiles Kalibr y 4 misiles Kh-47, de los que habrían sido derribados 33, 3 y 0 respectivamente según los ucranianos. Los restantes habrían logrado alcanzar objetivos en localidades como Zhytomyr o Khmelnitsky. Los ucranianos, a su vez, habrían dejado sin luz la localidad de Evpatoria (en su día escribimos sobre este lugar), tras un ataque con drones sobre Crimea, alguno de los cuales habría sido derribado.
Respecto a los combates, la situación al norte, en torno a Svatove, ha permanecido casi invariable desde ayer. Las tropas rusas, como explicamos, lograron copar las zonas más bajas en su avance, pero salvar el desnivel a las posiciones ucranianas situadas en las alturas posiblemente sea harina de otro costal, como ocurre habitualmente. Según algunas fuentes, además, si este avance ruso ha sido posible no ha sido tanto porque haya comenzado una ofensiva a gran escala, como porque habrían sabido aprovechar una rotación ucraniana que situó tropas más bisoñas en determinados puntos del frente. Donde sí habrían logrado ciertos avances sería al sur de Dibrova.
En el caso de Bakhmut, prosiguen los avances ucranianos, especialmente al sur de la ciudad, en el área de Klischiívka, en donde los constantes contraataques rusos parecen estar siendo insuficientes para evitar que las AFU progresen hacia Andriívka y hacia la T-0513. La toma de Klischiívka, no obstante, todavía no se ha producido -o al menos, confirmado-, a pesar de los mensajes de pánico durante la jornada de ayer en algunos canales de Telegram rusos.
Al oeste de la ciudad de Donetsk, los únicos combates se han registrado en Avdiívka y Mariínka, sin novedad.
Un día más, es al sur en donde está ocurriendo lo más interesante, hasta el punto de que son varias las fuentes que consideran que podría haber dado comienzo una nueva fase de la ofensiva, con el empeño de las fuerzas que Ucrania mantenía en reserva. Sea o no cierto, sí hay motivos para creer que estamos viendo un esfuerzo diferente de los de las semanas previas, dedicados a una lenta y costosa labor de zapa que ya hemos explicado, después del revés ucraniano inicial. Incluso el Ministerio de Defensa ruso habla de un intento masivo ucraniano, mientras que las cuentas prorrusas no han dejado de dar más y más publicidad a ciertos documentos gráficos de material ucraniano destruido, lo que es indicativo como hemos visto en alguna ocasión, de que necesitan centrar la atención en éxitos concretos del Ejército ruso. Lo que es mejor, como en ocasiones anteriores, han necesitado rescatar imágenes de semanas atrás, para intentar pasarlas por actuales.
Dicho esto, el esfuerzo principal ucraniano se estaría llevando a cabo en el eje de Orijiv, aunque también en el de Velyka Novosilka han continuado combatiendo, y avanzando, tanto en Pryiutne, como al este de Urozhaine. En Robotyne, como decíamos, a falta de confirmación por ahora hay razones para creer que las AFU podrían haber roto la primera línea defensiva rusa, que hasta ahora se les había resistido, logrando avanzar especialmente al este de la localidad.
Sobre lo anterior, algunos apuntes rápidos:
- Si bien los avances se siguen midiendo en centenares de metros en algunos casos, dada la densidad de las defensas rusas y el enorme problema que plantean las minas, no deben minusvalorarse. La lógica indica que, en este escenario, los únicos avances posibles no serán grandes rupturas acorazadas con penetraciones de decenas de kilómetros, sino que serán por el contrario escalonados, intercalándose «saltos» de unos pocos kilómetros si se logra romper una línea, con semanas o incluso meses de parones una vez los ucranianos se topen con la siguiente, viéndose obligados a repetir el proceso de limpieza desde cero. Ahora bien, cuanto más al sur lleguen, más fácil será erosionar la logística rusa y hacer contrabatería y más débil por tanto será la resistencia que encuentren, algo a tener en cuenta.
- La situación rusa no es tan boyante como la actitud y el discurso de Putin hacen ver: 1) No solo la represión intenta continúa, tratando de acallar cualquier voz crítica y mostrando que la fractura en su sociedad es cada vez más profunda; 2) están recurriendo a países como Corea del Norte o Myanmar (Birmania) para abastecerse de munición, lo que implica que ni el paso a una producción de guerra está siendo suficiente; 3) los rumores sobre una nueva movilización -aunque podrían estar utilizándose para influir en futuras negociaciones-, no dejan de crecer, lo que hace pensar que la movilización encubierta que se ha estado llevando a cabo tampoco sería suficiente.
- A igualdad de esfuerzo ucraniano -cabe suponer que el país seguirá dispuesto a asumir los mismos sacrificios que hasta ahora y a luchar con la misma obstinación-, sus posibilidades seguirán dependiendo más del apoyo exterior (especialmente estadounidense), que de los medios propios. Esto es importante pues, como hemos repetido en varias ocasiones, y si el conflicto no termina congelándose, la opción más probable pasa por una «victoria frustrada» para los ucranianos, en la que el elemento fundamental seguiría siendo la postura estadounidense respecto al control de la escalada.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
A nivel internacional la actividad -pese a que ha disminuido debido al periodo estival- continúa especialmente activa tras la retirada de Rusia de la Iniciativa de Granos del Mar Negro y las consecuencias que ello acarrea tanto en la región como en la seguridad alimentaria mundial. Asimismo, continúan los preparativos, por ejemplo, para la Cumbre de la Plataforma de Crimea que tendrá lugar en agosto.
Sobre este tema el presidente Zelenski ha dejado claro en su discurso diario que están preparando “una lista de pasos para la desocupación de Crimea” referidos a la seguridad, pero también a los planos económico y social. Así, ha señalado que pueden reintegrar rápidamente a Crimea en el tejido estatal de Ucrania subrayando que “los ocupantes ya deberían considerar que, si bien el puente de Crimea todavía está algo operativo, deberían regresar a casa”. El presidente ucraniano, por tanto, continúa defendiendo que también liberarán Crimea.
Centrándonos en la reunión de alto nivel del día, se ha celebrado la segunda sesión del Consejo OTAN-Ucrania, tras su puesta en marcha en la Cumbre de Vilna, con el propósito de abordar la situación en el Mar Negro tras la retirada de Rusia de la Iniciativa de Granos del Mar Negro. Tras la reunión, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado que han condenado tanto la retirada de Rusia del acuerdo como “su uso cínico del hambre como arma y sus peligrosas acciones en el Mar Negro”. Así las cosas, ha subrayado que la OTAN está unida y que “los aliados continúan dando un paso adelante por Ucrania y aumentar la vigilancia en la región”, reiterando que siguen listos para defender cada centímetro del territorio aliado de cualquier agresión. Sobre este último punto, los aliados han señalado que la nueva área de advertencia de Rusia en el Mar Negro dentro de la zona económica exclusiva de Bulgaria “ha creado nuevos riesgos de error de cálculo y escalada, así como serios impedimentos a la libertad de navegación”.
Por otro lado, los aliados y Ucrania han condenado los recientes ataques con misiles contra Odesa, Nicolaiev y otras ciudades portuarias, incluido el “cínico ataque” contra las instalaciones de almacenamiento de cereal en la ciudad portuaria de Reni, en el Danubio, muy cercana a la frontera con Rumanía.
En paralelo, el jefe del gabinete del presidente Zelenski, Andriy Yermak, ha hablado por teléfono con el asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan, y han enfatizado la importancia de encontrar vías para ayudar a Ucrania a exportar su grano al mercado global y, en particular, a los países del Sur Global. Por otro lado, han continuado las consultas sobre los compromisos de seguridad a largo plazo para Ucrania, así como el proceso de conclusión de acuerdos bilaterales con los estados socios en el marco de la Declaración Conjunta de Apoyo a Ucrania y la implementación de la Fórmula de Paz.
A nivel de la Unión Europea, el Consejo de Agricultura y Pesca ha renovado su compromiso de ayudar a Ucrania a exportar su cereal tras la retirada de Rusia de la Iniciativa, al mismo tiempo que tratan de garantizar “la resiliencia de los mercados agrícolas de la UE y sus agricultores”. En esta línea, los ministros del ramo han pedido que se sigan reforzando los “corredores solidarios” y se exploren nuevas rutas para lograr la exportación de los productos ucranianos.
Asimismo, el Consejo ha acordado que la UE siga mejorando la supervisión de los mercados con el fin de poder reaccionar en consecuencia ante cualquier acontecimiento y anticipar posibles crisis.
Mientras tanto en San Petersburgo comienzan a llegar los representantes para la Cumbre Rusia-África, respecto de la cual la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zakharova, ha declarado que la idea principal de esta segunda edición de la cumbre es “la disposición de Rusia para contribuir plenamente al fortalecimiento de la soberanía de los países africanos y proteger el principio de su igualdad soberana”. De igual modo, según Moscú, la Cumbre que durará dos días estará dedicada “al desarrollo de todo el abanico de relaciones con el continente africano, promoción de un modelo de cooperación igualitaria y respetuosa con nuestros socios”.
En vísperas de que dé comienzo la Cumbre, el presidente Putin se ha reunido con el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, a quien le ha trasladado que Rusia aprecia mucho los lazos amistosos que unen desde hace tiempo a ambos países y que están basados en los principios del respeto mutuo y la consideración de los intereses de la otra parte.
Por otro lado, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha conversado por teléfono con el ministro de Exteriores de Pakistán, Bilawal Bhutto Zardari, aunque solo se ha comunicado la agenda en términos generales y ningún resultado concreto si bien han precisado que esta llamada se ha producido a iniciativa de la parte pakistaní. En particular, y como es habitual, el Ministerio de Exteriores ruso ha indicado que “Las partes han mantenido un profundo intercambio de opiniones sobre temas de actualidad relacionados con la colaboración regional y la cooperación bilateral, principalmente en las áreas de comercio, economía y lucha contra el terrorismo. No obstante lo anterior, sí hay que tener en cuenta que esta llamada se produce apenas 6 días después de que el primer ministro de Pakistán recibiese al ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, en Islamabad.
A colación, el ministro Kuleba continúa su gira por África, donde tras visitar Guinea Ecuatorial ha sido recibido por el presidente George Weah en Monrovia, Liberia. Durante su encuentro han acodado avanzar en las relaciones bilaterales entre ambos países y el ministro ucraniano le ha agradecido al presidente del país la solidaridad que Liberia ha mostrado con el pueblo de Ucrania.
También es destacable que el Senado de Italia haya reconocido por 130 votos a favor, 0 en contra y 4 abstenciones el Holodomor de 1932-1933 como genocidio del pueblo ucraniano. Como en ocasiones anteriores, el ministro de Exteriores Kuleba ha señalado que esta decisión supone un importante paso para restaurar la justicia histórica, honrar a millones de víctimas y advierte a las generaciones futuras contra el crimen de genocidio.
De igual modo, hay que remarcar que Moldavia ha decidido expulsar a 45 diplomáticos rusos y personal de la embajada de Rusia por “acciones hostiles” y les ha ordenado que abandonen el país antes del próximo 15 de agosto. Según reza en el comunicado del Ministerio de Exteriores moldavo:
“Esta decisión se produce como resultado de numerosas acciones hostiles hacia la República de Moldavia, que no están relacionadas con el mandato diplomático, así como de los intentos de desestabilizar la situación interna de nuestro país”.
Para concluir, no deja de ser llamativo que el Comité Parlamentario de Política Humanitaria de Ucrania ha rechazado la reciente dimisión del ministro de Cultura del país, Oleksandr Tkachenko, por lo que tendrá que ser votado por la Verkhovna Rada (parlamento de Ucrania). Recordemos que la dimisión encontraba su razón de ser en las discrepancias en el uso de los fondos estatales para proyectos culturales y la importancia de la cultura en tiempos de guerra. Un asunto que el propio Zelenski decidió destacar en uno de sus discursos diarios, pero también debido a los malentendidos habría indicado que se procediese a reemplazar a dicho ministro.
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