Los Estados Unidos presionan a Ucrania para que flexibilice su postura respecto a negociar con Rusia, mientras desde Kiev plantean la posibilidad de evacuar la ciudad si llega a producirse una situación de apagón total. Al mismo tiempo, Rusia y Ucrania intercambian acusaciones sobre la presa de Nova Kakhovka, se sigue combatiendo en la zona de Pavlivka y Vuhledar, en donde habría quedado laminada la 155ª brigada de infantería naval rusa.
La última jornada de guerra en Ucrania, más allá de lo acaecido en el campo de batalla, ha estado en buena parte protagonizado por la actividad en los despachos. Sin duda, las noticias más interesantes para el devenir del conflicto tienen que ver con las presiones por parte de los Estados Unidos a Ucrania para que se avenga a entablar negociaciones con Rusia. Ahora bien, toca matizar.
Según los medios estadounidenses, esto podría ser un intento no de buscar una salida negociada a la guerra -al menos no a corto plazo-, sino de cambiar la imagen de Ucrania ante la comunidad internacional y, especialmente, ante una parte de sus socios que critica la postura intransigente de Kiev y la negativa a mantener conversaciones mientras Putin continúe en el Kremlin.
Aun así, está claro que existe cierto hartazgo entre parte de la clase política estadounidense respecto a la guerra. Lo vimos a propósito de la carta publicada -aunque posteriormente se retractaran- por los progresistas del Partido Demócrata. Se ve también entre parte del Partido Republicano, en el cual según el Wall Street Journal hasta el 48 por ciento de sus miembros creen que los Estados Unidos están haciendo demasiado por apoyar a Ucrania, frente al 6 por ciento que lo pensaba en marzo de este año. Ahora bien, este porcentaje se reduce al 30% de la población general, entre la que también ha caído del 61 al 17 por ciento el porcentaje de quienes creen que no se hace lo suficiente para ayudar al país.
Es decir, que el cansancio de guerra existe, y se ve acentuado durante el periodo electoral dado que es explotado políticamente y copa titulares, pero difícilmente los Estados Unidos dejarán, con estos porcentajes en la mano, de ayudar a Ucrania. Más bien estarían buscando la forma de encontrar un equilibrio entre la ayuda que se ofrece, la percepción de Ucrania entre el resto de aliados y la necesidad como en todo conflicto de trazar una estrategia de salida, algo que hemos venido explicando en diversos informes, pues Ucrania sigue sin aclarar aspectos clave de su estrategia, más allá de la intención de recuperar todo el territorio tomado por Rusia, algo que se antoja imposible.
Respecto a la ayuda, recordemos que no se han agotado los fondos presidenciales y que se trabaja en una nueva partida para el próximo año que podría superar a la de 2022 –aprobada en mayo-, lo que garantizaría el apoyo a medio y largo plazo.
Del lado ruso, a nivel político la estrategia de intentar congelar el conflicto sigue sobre la mesa como hemos venido diciendo, es lógica, consistente y podría estar funcionando, pues para Rusia mantener el pasillo terrestre a Crimea y las zonas que ya controlan en el Donbás sería una victoria. No total, ni mucho menos, pero sí «vendible» a la población y una salida digna, aunque no solucione sus problemas de seguridad y aunque las sanciones vayan a seguir perjudicando su economía o incluso aunque algunas de sus mejores bazas internacionales, como las exportaciones de armamento, se resientan en el futuro.
Dentro de esta estrategia, es fundamental como hemos explicado varias veces el continuar atacando la infraestructura ucraniana relacionada con la energía, ahora que el invierno está ya cerca. En Kiev es quizá en donde más problemas relacionados con la electricidad se están sufriendo, hasta el punto de que según algunas fuentes se estarían trabajando en planes de evacuación si el «apagón total» fuese inevitable.
Eso sí, desde las autoridades locales niegan que haya razones para pensar en ello a pesar de que desde el 10 de octubre se hayan registrado más de 300 ataques contra las centrales eléctricas ucranianas. Ataques que continúan y que en estos momentos son la mejor baza rusa para doblegar a Ucrania en vista de la situación sobre el terreno.
Comenzando por el norte, hoy se han registrado ataques rusos tanto hacia Volokhivka, al noreste de Járkov, en lo que sería un ataque de diversión desde la frontera con Rusia, como en dirección a Terny y sobre Bilohorivka, más al sur. Ucrania sigue sin lograr nuevos avances tampoco en el eje Kreminna-Svatove, con la movilidad dificultada por el barro -de ahí la imagen de cabecera-, centrándose al parecer en atacar los segundos y terceros escalones. Esto incluiría los bombardeos sobre Bélgorod, como el que hoy se ha registrado en la localidad de Grayvoron.
En dirección a Bakhmut hoy los ataques han afectado a Berestove, Yakelivka, Bakhmuts’ke, Odradivka y desde Gorlóvka a la estación de tren al noroeste de la ciudad. Con todo, la situación sigue inmutable, salvo por el enorme desgaste acumulado por milicianos y operativos de Wagner. Sin embargo, en este último caso Prigozhin (no dejéis de ver este vídeo) no cesa en su empeño de reclutar, hasta el punto de que va a abrir nuevos centros de entrenamiento en Bélgorod y Kursk, para preparar a sus futuros combatientes.
La polémica del día -de la semana, en realidad-, está en Pavlivka, con opiniones muy encontradas entre quienes sostienen que la ofensiva rusa ha sido un auténtico fracaso, con unidades completamente laminadas como la 155ª Brigada de Infantería Naval rusa (que podría haber perdido la mitad de sus vehículos y cientos de hombres) y quienes creen que no es para tanto, ni mucho menos. No obstante, hay que tener en cuenta de dónde procede cada información, siendo algunas de las más negativas extraídas de los propios canales rusos de Telegram.
Aun así, no es menos cierto que por el momento no hay testimonios gráficos suficientes como para corroborar semejante nivel de pérdidas rusas. Pese a ello, tras varios días de intensos combates, Pavlivka sigue en poder ucraniano y se aprecia que el frente pueda derrumbarse. Así las cosas, habrá que esperar para ver si en los próximos días aparecen o no, como ocurrió en Járkov, las pruebas del grado de pérdidas rusas, que por ahora son limitadas.
Respecto a Jersón, hoy hemos vivido un cruce de acusaciones nuevamente en relación con la presa de Nova Kakhovka, mientras Rusia continúa trabajando en la construcción de líneas defensivas al sur del Dniéper. Respecto de los combates, nada se sabe sobre la supuesta reanudación de la ofensiva ucraniana entre Mylove y Borozens’ke, aunque sí se ha registrado un ataque ruso hacia Shcherbaky, en la zona de Vasylivka, en Zaporiyia, que no dejaría de ser testimonial.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
A lo expuesto en la sección anterior, se suma que pese a ser jornada dominical, el presidente Volodímir Zelenski ha hablado con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre la macroayuda financiera para este año y para 2023.
En particular, Von der Leyen le ha informado que esta semana propondrá un paquete financiero sustancia de la UE de hasta 1.500 millones de euros al mes, por un total de hasta 18.000 millones de euros. Según la presidenta esto contribuiría significativamente a cubrir las necesidades financieras de Ucrania para 2023.
Asimismo, han subrayado la importancia para la seguridad alimentaria mundial de continuar con la Iniciativa de Granos y han conversado sobre los planes para expandir las capacidades de exportación a través de los corredores solidarios UE-Ucrania. Por último, han tenido ocasión de discutir el fortalecimiento de las sanciones y oponerse a las acciones de Irán que apoyan la agresión.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania ha agradecido que 17 países de la UE hayan enviado 500 generadores eléctricos a Ucrania a través del Mecanismo de Protección Civil para poder ayudar a afrontar los daños causados por los ataques rusos y mantener el acceso a la electricidad y la calefacción.
De acuerdo con Mikhailo Podolyak, asesor de la presidencia de Ucrania, la Federación Rusa intenta cometer un “genocidio energético”, pero Kiev y Ucrania resistirán. Para ello sostiene que el plan de protección es simple: defensa aérea, protección de las instalaciones de infraestructura y optimización del consumo.
A propósito de la cuestión energética conviene comentar que la central nuclear de Zaporiyia pudo reconectarse ayer por la noche a la red eléctrica. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) ha confirmado que las dos líneas eléctricas externas ya están reestablecidas tras dos días desconectadas. En otras palabras, se reestableció el suministro de energía de 750kV a las seis unidades de la planta y los ocho generadores diésel de emergencia que estaban en funcionamiento se apagaron. Mientras tanto, desde la IAEA continúan los esfuerzos para acordar e implementar una zona de seguridad y protección alrededor de la central.
En el caso de Kiev, la información publicada hoy resulta contradictoria. De un lado, se ha comentado que las autoridades de Kiev estarían planteándose una evacuación civil si se produce un apagón total. De otro, al mismo tiempo, el director del departamento de Seguridad de Kiev ha negado tal afirmación: “El sistema de protección civil debe estar preparado para varias opciones, pero esto no significa que ahora nos estemos preparando para realizar una evacuación”.
Según las autoridades ucranianas las fuerzas rusas han comenzado a “evacuar” forzosamente a los residentes de 6 asentamientos en las zonas ocupadas de Hola Prystan, Oleshky, Kakhovka, Hornostaivka, Velyka Lepetykha y Verkhnii Rohachyk. El Centro Nacional de Resistencia ha señalado que la zona de “evacuación” se define como una sección de 15km al norte del río Dnipró.
Cambiando de tercio, si ayer el gobernador ucraniano de Lugansk, Serhiy Haidai, comentaba que harían falta al menos 10 años para desminar la óblast actualmente ocupada, hoy ha confirmado que también recibirán la ayuda de Croacia. En particular, Zagreb participará en las labores de desminado con especialistas, así como con equipos.
En total, desde el inicio de la invasión Croacia ha asignado más de 40 millones de dólares en ayuda humanitaria y militar, ha acogido a más de 22.000 ucranianos y sus autoridades afirmaron en octubre que estaban listos para tratar y ayudar en la rehabilitación de combatientes heridos.
Por último, en cuanto a los daños sufridos en Ucrania, de un lado, el Ministerio de Sanidad de Ucrania confirma que desde el 24 de febrero Rusia ha dañado más de 1.000 hospitales y destruido 144. De otro, la Cámara de Cuentas declara que los daños de Rusia en el suelo, aire y los bosques ucranianos ascienden a 37.000 millones de dólares.
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